|El efecto mariposa|
Despertó en la mañana, estando sola en la cama. Era algo extraño. No porque aún siguiera ahí, sino que aún la alarma no sonaba, y su novio parecía que salió antes de tiempo.
Se estiró sin haberse quitado las colchas de encima, y espero a que sonara el celular. También que hubiera algún ruido de fondo que indicará que el departamento no estaba vacío.
Cuando al fin sono la alarma, se digno a salir de la cama, sin dar tantas vueltas. Con la remera que le llegaba hasta la cadera, el cabello en un extraño peinado, y sin calzarse, fue hasta la cocina.
El departamento era nuevo y pequeño, no tuvo que hacer un gran recorrido hasta llegar. Lo que más le inquietaba era el silencio con que la mañana la recibió.
—Oh, ahí estás —dijo sorprendida.
Se acerco, y lo abrazo por lo hombros para poder darle un beso en la mejilla, y ver de cerca la sonrisa en su rostro.
—A veces me asusta un poco lo silencio que puedes llegar a ser —murmuro, cerrando los ojos—, o que despiertes antes de la alarma. ¿Viniste a dormir ayer, o todo fue un sueño?
Marius rio por aquello, alzó los lentes, para poder girar la cabeza y verla sin dañar nada.
—Estos trabajos son eternos —dijo—, les dije que no lo hicieran tan largos, y mira hay algunos de más de tres hojas.
Olivia sonrió, y tomo lo que le estaba enseñando.Ella podía leer los trabajos de sus alumnos con un gran esfuerzo, estos a penas se entendían.
—¿Qué tienen los universitarios con sus letras tan feas? —pregunto tratando de contener la risa.
—Si, creo que este lo escribio mientras corría —respondió—. ¿Desayunamos? Mi café se enfrió hace una hora.
No recibió una respuesta de inmediato. Ella siguió abrazada a su cuello, con los ojos cerrados a punto de caer dormida otra vez, por como Marius acariciaba su brazo. Porque aún en pleno invierno, se sentía cobija.
—Si —murmuro—, será un día muy largo hoy.
—Por eso necesito otro café —dijo, apoyando su cabeza contra la de ella.
—Creo que también tomaré uno — murmuro.
—Oh, si será un largo día.
Desde que se mudaron juntos, hacia ya un par de años, parecía que la rutinas que llevaban por separados les costaba mucho mas, sin importar el tiempo. No era que antes, no hubiesen hecho un día completo en el departamento del otro, ahora estaban (otra vez) en la etapa de no querer volver a separarse. Más aún después de la extraña ruptura que tuvieron.
Una etapa que parecía perdurar en el tiempo.
•
Contra las ganas de no hacer nada, en pleno miércoles, desayunaron, y repasaron lo que harían durante el día.
—No es justo que tú te desocupes a las dos de la tarde —se quejo Marius.
—¿Lo dices en serio? Cada vez que llegas tengo una pila de trabajo que corregir.
—Por eso deberías salir a las cinco —dijo, sosteniendo su lógica.
Olivia rio por aquel comentario lleno de seguridad, y le arrojó un pedazo de pan que justo cayó en la taza de café.
—Que salvaje —exclamo.
—Eso te pasa por decir puras pavadas —dijo, y se puso de pie—. Cuando hoy vuelvas, te voy a ignorar. Haré de cuenta que no estas.
Se encamino al baño, aún debía ver que hacer con el cabello. Antes de llegar fue alcanzada por Marius, arrancándole una risa ruidosa, por las cosquillas que le hacía.
—Que salvaje —exclamo entre risas.
—Tal para cual, linda —dijo, dejando besos a lo largo de sus hombros.
•
En la mañana, salieron al menos unos minutos más tarde que lo normal, y Olivia no pudo hacer nada con su cabello, sin que Marius la volviera a despeinar.
Mi sol: te llevaste todas las ligas, eres una tramposa. Mis adolescente son peores que los tuyos.
Olivia rio por ello, y tras responder el mensaje siguió a la preparatoria.
El día marcho bastante tranquilo, aun no llegaba a esa parte del año donde se atrasaba con las entregas de los reportes solo por estar haciéndole el aguante a sus alumnos. Les quería dar una oportunidad a todos, por mas lentos que fueran.
Se desocupo un poco mas temprano de lo normal, y le dio algo de tiempo para ir a visitar a Hisirdoux que estaba en lo de Circe. Desde que se mudo (tanto él a Francia como ella al nuevo departamento) le costaba organizar los días para verlo a él, a Arabella o a su hermana.
—¿Almuerzas acá? —pregunto.
—No, quiero hacerle una sorpresa a Marius, le llevare el almuerzo —conto con entusiasmo—, y también unas ligas para el cabello.
—No puedo creer que vayas a hacer una sorpresa —dijo Hisirdoux, sonando asombrado.
—Yo solo espero que esto no altere el curso del tiempo —respondió, y dio una risa nerviosa.
Circe se acerco a ella, y la vio fijo, con el ceño fruncido.
—Debes dejar de leer esos libros —le regaño—, eres grande para creer en todo lo que lees.
—Lo siento, no es mi culpa creer en el efecto mariposa —dijo y se encogió de hombros.
—Bueno, entonces no te muevas si todo es efecto mariposa —dijo Hisirdoux—, solo ve, no lo pienses tanto. Menos tu, te hará bien.
Por primera vez en mucho tiempo, Olivia ignoro a sus padres, y también lo que sentía al respecto. No iba a negar que hacer pequeñas acciones que antes no, la asustaba un poco. Porque era cierto que no era de dar sorpresas de la nada, o llevar a cabo algo sin antes pensarlo demasiado.
Por eso, sin dar mas vueltas, y evitar seguir pensado que tan buena idea era ir hasta donde Marius daba clases de historia, fue por algo para almorzar, y con un portal llego a la otra ciudad.
No iba a negar que estaba nerviosa, y de camino al edificio tenía ganas de decirle que iba con el almuerzo. Sin embargo, se contuvo y apuro el paso. Se llevaba algunas miradas, era la primera vez que estaba allí, y aquello no ayudaba estar mas tranquila.
Hasta que al fin lo vio, en la entrada de un aula, hablando con alguien mas, y saludando a cada alumno que pasaba a su lado. No pudo controlar la sonrisa que nacía cada vez que lo veía fuera del departamento, como si fuera la mejor de las casualidad. Y esta creció cuando al fin sus miradas se encontraron.
Marius detuvo la conversación, y se acerco a Olivia a medida que esta también lo hacía.
—Vengo a darte las ligas que me lleve —dijo algo nerviosa.
—¿Solo eso? —pregunto, y se acerco para darle un beso en la mejilla—. Por un instante creí que me querías dar una sorpresa —murmuro sin alejarse.
Olivia estaba segura que él era el único capaz de oír como su corazón enloquecía dentro de su pecho. Y que aun después de tanto tiempo como novios, siguiera teniendo esa magia sobre ella.
—¿Y lo hice? —pregunto por lo bajo.
Sus ojos brillaron con emoción, y si Olivia creía de que él era capaz de oír sus latidos, Marius tenia la creencia de que ella era podía notar cuando su corazón se derretía ante el brillo de su mirada gris.
—Siempre logras hacerlo —respondió—, aunque me digas de que se trata la sorpresa, logras sorprenderme.
Olivia aclaro la garganta, y dio un paso atrás.
—Bueno, me alegro saber que soy capaz de eso —dijo, y dio una sonrisa orgullosa—, pero la sorpresa era otra.
—¿Hay mas? Pensé que tu presencia era la mejor sorpresa —dijo Marius.
—Era un almuerzo, pero si mi presencia es suficiente —dijo coqueta, aunque las mejillas sonrojadas decían algo mas.
Marius rio, y la tomo de la mano para que comenzara a caminar junto a él.
—Eres una caja de sorpresa, ¿Cómo sabias de que iba a tener hambre a esta hora? —pregunto gracioso.
—Tu novia sabe cosas —dijo, y apretó su mano—, lo que tengo de linda tengo de inteligente.
—En ese caso, eres muy muy inteligente —dijo, y le guiño un ojo.
•
En el aula vacía, llevaron a cabo el almuerzo. Aún faltaban algunos minutos para la próxima clase, y no iba a desperdiciarlo yendo a otro lugar para comer.
—Creo que oí a alguien decir que estaba prohibido salir con estudiantes —conto Olivia—, ahí tienes porque no le doy más clases a los universitarios.
—¿Tu saliste con alguno de tus estudiantes? —pregunto tratando de no reír—. Ya sabes, durante tu época universitaria.
—¿Qué? ¡No! —respondió, casi espantada.
Cuando Marius se quebró de la risa, Olivia le dió un suave golpe por la mala broma.
—¿Quieres quedarte? La biblioteca te va a fascinar —pregunto, y tomo su mano—. Luego volvemos juntos, y así presumo a mi novia hermosa.
Olivia se mordió la sonrisa que nacía de solo escucharlo decir aquello. Marius siempre tenía la palabra justa para volverla loca, en cualquier sentido, y ocasión.
Nego con la cabeza, y evitó verlo. No quería en su mirada desilusionada, ni nada por el estilo.
—Suena tentador, pero tengo trabajos que corregir —dijo con pena.
—No te preocupes, esa biblioteca siempre estara para ti, al igual que mis manos, y la ciudad para pasear por ahí —dijo, y beso las delgada manos de la joven bruja.
—Bien, tienes muy merecido el lugar esta aula —sonrió—, hablas muy linda poesía.
—Sera porque tengo mi fuente de inspiración frente a mi —dijo coqueto—, aunque tú no te quedas atrás. Eres la mejor poeta que he leído.
Olivia dió una risilla, y se acerco para darle un fugaz beso en los labios.
—Ahora soy yo la ladrona de besos —dijo, sonriente.
—No voy a negar los hechos —contesto, y le dió otro beso.
Con los segundos pasando en torno a aquel beso, Olivia tuvo que apartarse para evitar que sus pensamientos vuelen más allá de lo que alguna vez imagino lo que podía hacer en un aula.
Estaba segura que serían de esas locuras, que le gustaría hacer alguna vez en la vida.
—¿Qué piensas? Te pusiste colorada —dijo Marius, dando una sonrisa coqueta.
—Debo alejarte de las clases de español —dijo, y se puso de pie—. Iré al baño.
—¿Sabes dónde queda? Te puedo acompañar —le guiño el ojos.
—Ya detente —exclamo tratando de ocultar una sonrisa—. Se supone que no rompo las reglas.
—Si, lo se, pero en algunos casos hace falta dos para romper ciertas reglas.
Olivia le dió la espalda y se alejó de su novio, llevándose un silbido por eso.
•
Camino por los pasillos de aquel viejo edificio, casi vacíos. Lento, los alumnos, docentes, o quienes fueran, se iban metiendo en las aulas. Era una atmósfera que Olivia disfrutaba, y extrañaba.
—Tal vez el año que viene —murmuro viendo por los grandes ventanales.
Tras preguntar dónde estaban los baños, a punto de llegar, sintió una extraña energía salir de algun aula. Se movió hasta allí, casi por inercia, y se encontró con alguien dando la espalda a la entrada. Borrando la pizarra, y cubierto con un aura oscura.
Se detuvo, y frunció el ceño.
—¿Qué, qué haces aquí? —pregunto enojada.
Quien dejó de ser un extraño para la joven bruja, volteo y reprimió la sonrisa que surgía al verla, tan enojada.
—¿No es obvio? —pregunto gracioso.
—No te hagas el chistoso conmigo —gruño Olivia—. Oliver, estás en el mismo lugar que mi novio ¿Qué pretendes?
—Lo siento, debí decirte antes que no eres la reina del mundo —dijo Oliver y se cruzó de brazos—. Debes comenzar a creer en las casualidades.
Fastidiada, lanzo una risa, a la par que negaba con la cabeza. No podía creer nada de lo que le dijera, mucho menos tras saber la verdad de cómo y porqué se conocieron.
—Debo recordarte que contigo no existen casualidades —contesto.
—Ya supéralo —dijo y le dio la espalda.
—¡No puedo! —grito al borde del llanto—, no puedo dejar pasar que te conté mi historia, te abrí mi corazón, y solo lo jodiste todo.
Tomo aire, y creyó que iba a estallar ahí mismo, por las lágrimas, y la magia.
—Es como si hubieses usado todo lo que te enseñe en mi contra —exclamo—. Llore por ti, y me sentí culpable por mucho tiempo.
Dio un fuerte golpe contra el suelo, haciendo que los pupitres tiemblen por la magia que expulso. Tomo una bocanada de aire, y dejo caer unas lágrimas.
—Y ni siquiera puedes verme, porque sabes que tengo razón —hablo con voz temblorosa.
Al no recibir ninguna respuesta, se fue. No iba a quedarse a ver como la ignoraban, mientras sentía que parte de su pasado no lo podía soltar.
Sin ver, choco contra Marius, quien no se lo notaba bien. Había cierta preocupación invadiendo el gris de sus ojos.
—¿Qué paso? —pregunto por lo bajo, y tomo su mano.
—Nada —dio una sonrisa tensa—, no ha pasado nada.
Marius se asomo al aula de donde ella venía, y no vio nada, pero si podía sentir cierta energía pesada en el aire. Aquello no hizo mas que preocuparlo, porque estaba seguro que no se trataba de la magia de Olivia.
—Te espero en casa —dijo ella, y le dio un beso en la mejilla—. No te preocupes, estoy bien.
•
Aunque lo repitiera cientos de veces, no estaba bien. Y odiaba no poder superar esa parte de su pasado, que ya no le dolía como antes, pero si le enojaba que haya sido un engaño.
Mientras se lavaba los dientes, no dejaba de sentir la mirada de su novio, mucho mas punzante que en cualquier otra ocasión. No quería hacerlo, pero lo iba a seguir ignorando, aun sabiendo como podría terminar todo.
Cuando quiso salir del baño, Marius detuvo su paso, poniendo el brazo en medio de la entrada.
—No pienso hacer de cuenta que no paso nada —dijo—, la última vez termino todo mal, y ninguno quiere volver a repetir eso.
Era como si le hubiese leído la mente, el corazón. Claro que no quería volver a despegarse de su lado, si así volviera a pasar, estaba segura de no ver un futuro tras otra ruptura por la misma causa.
—Oliver —murmuro—, el trabaja en la universidad.
—¿Qué? ¿Da cátedra de que? ¿Cómo ser aburrido? —pregunto gracioso—. ¿Qué ocurrió, te hizo, dijo algo?
Olivia rodo los ojos.
—Si, que no soy la reina de nada —dijo con sarcasmo—. Creo que es mi culpa estar molesta con él, y tiene razón con que no supero el pasado.
Lo abrazo, y cerro los ojos para buscar calmarse, y así no llorar por sentirse traicionada, aun después de tanto tiempo.
—Creo que si lo has superado —murmuro él.
—¿Cómo lo sabes? No estoy segura, si aún me molesta —contesto.
Marius se separo para poder verla a la cara, y notar sus ojos brillantes por las lágrimas.
—Creo que a él le molesta mas —dijo, y le sonrió—, tu problema es que no te da la razón.
—Puede ser —sonrió a penas—. ¿Por qué a él le molesta mas?
—Porque te ve a ti en su lugar de trabajo, hermosa, brillante, visitando un novio asombroso —dijo—, que resulta ser el catedrático más guapo de todos, y eso le molesta.
—¿Qué mi novio sea guapo?
—Ademas —dijo dando una risilla—. Le molesta que tú, después de todo, estés bien, estés haciendo lo que amas, con quienes amas. Creo que no te ha superado y eso le molesta.
Olivia sonrió, y se estiró para poder besarlo, y abrazarlo con fuerza. Solo podía pensar en que quizás tenía razón, y eso la mantenía tranquila.
—Ahora hay otro problema —murmuro sin apartarse.
—¿Cuál? —pregunto con cierta curiosidad.
—Que mi novio, es el catedrático más guapo de todo —respondió dando una sonrisa.
—Para equilibrar la balanza de los celos —dijo, conteniendo la risa.
Porque debía admitir que escucharla hacia que su ardiera.
—Escuche en la sala de maestro, de la linda señorita de kinder que llevaba jean negro y blusa rosa —dijo, y aclaro la garganta—. Si me hubieras dejado pasarte por todos lados, sabrían que eras mi novia.
—¿La señorita de Kinder? —pregunto graciosa.
—Cuando te enojas tu voz es como la de una ardilla —dijo Marius.
Olivia rio por ello, y Marius creyó ver qué todo el lugar se iluminó por ello.
—Gracias —dijo, tratando de tomar aire—, por hacerme hablar. No lo iba a hacer.
—Me gusta escucharte hablar —dijo Marius, y le dió un suave beso en los labios.
•
Aunque todos aquellos que escucharon su historia, le dijeron que no lo confrontará, Olivia decidió no hacerles caso.
Esta vez iba a ir de sorpresa a otra persona. Debía ver a Oliver una vez más, de frente. Que él fuera capaz de verla.
Entonces llegó, a minutos de que se fuera del aula.
—¿Sabes qué? —exclamo, y él trago saliva.
—Vamos, habla —exigió.
—Eres el mayor imbécil que conocí alguna vez, y no puedo creer que me haya enamorado de ti —dijo, con voz fuerte, evitando que sonara a la de un roedor.
Inflo las mejillas, y lanzó algo de aire.
—Te perdono —dijo, con un poco más de calma—. Tuviste la culpa, pero no del todo. O al menos eso quiero creer. Eso es lo bueno de aún seguir creyendo en las personas, le ves un lado gentil.
Y sin dejarlo hablar, se fue alejando de él. Dando por hecho, que no lo iba a volver a ver, ni que lo quería volver a ver.
★★★
Hola mis soles ¿Cómo les va? Espero que bien 💅
Después de este capítulo se casan, es días antes de que decidan ir a Italia 😤
Les menti cuando les dije que iba a escribir algo sonso to lover 😤 esto es más bien, atando un par de cabos, amenazar con una pequeña crisis emocional, y más cosas.
¿Qué si sin tontos? Si, miren todas las cosas que se dicen. La verdad es que iba a ser medio intenso en algunas cosas, y ciertamente lo son, pero de esa forma que solo ellos pueden.
Es que, por pura pasión, releyendo algunos capítulos de fanfictioner67 la personalidad de Marius me inspiro 😤
Me faltó una parte de Olivia preguntándole a su amorcito, si tenía a una ex que le costó superar, y él tipo, si, vos *le da un besito* 😤💅😎
Y el resto de los mortales estamos: wey, queremos datos sobre el pasado del chico 😤
En fin sin más que decir ✨ besitos besitos, chau chau ✨
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