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Segunda Parte

Después de cumplir los quince años, Kohaku empezó a tener extraños sueños. Sueños que nunca pudo comprender ni en lo más mínimo.

Soñó que presenciaba el asesinato de un caballero hechicero que luego la salvó de un árbol aplastándola y la llamó leona mientras acampaban juntos. Soñó unirse a su lucha, llevarlo a su aldea y presentarlo a Chrome. Soñó que él era capaz de salvar la vida de Ruri.

Era un sueño esperanzador, aunque extraño, así que Kohaku simplemente creyó que era otra representación de su anhelo por salvar a su hermana enferma. Pero siguió soñando con ese hechicero que no era un hechicero, sino un científico según sus propias palabras. Soñaba con él todos los días.

Soñó que hacían incontables cosas maravillosas bajo su mando, soñó que participó en la Gran Batalla y la ganó y estuvo casado con su hermana por unos minutos antes de divorciarse. Soñó que logró salvarla junto a él y sus amigos.

A pesar de ser tan extraños, eran sueños realmente maravillosos, y Kohaku hasta anhelaba la hora de dormir para soñar con ese extraño chico... con Senku...

Pero, a medida que sus sueños avanzaron, él dejó de ser un extraño. Todo se sentía tan real y él solo la maravillaba más con cada momento que pasaban juntos, incluso aunque era un rastrero que a veces podía ser una escoria sin escrúpulos, él se volvió una persona realmente invaluable y en la que podía confiar con su vida. Una persona por la cual daría su vida.

Aunque no era una persona realmente... solo una ilusión de su mente. Pero se sentía tan real... y cuando estaba en el sueño ella siempre creía que todo era real y en las situaciones de vida o muerte de verdad temía por su vida y las de sus amigos. La batalla contra Tsukasa y su imperio fue un momento muy intenso y estresante, y todos esos sentimientos se quedaron grabados en su pecho.

Después de algo así, no pudo quedarse tranquila.

¿Todo sería verdad?... ¿Las estatuas realmente serían personas vivas que fueron convertidas en piedra? Según el sueño, Ruri debería tener esa respuesta, pero Kohaku estaba demasiado temerosa de preguntarle... ¿qué tal si no era así? Sería una desilución muy grande y no estaba segura de sí quería lidiar con eso ahora.

¿Qué tal si el sueño era más que eso? Quería creer que era más que solo un sueño, alguna especie de magia o obra del destino... aunque Senku diría que esas cosas eran ilógicas.

Un día, después de que su hermana tuviera un ataque de tos especialmente fuerte, Kohaku decidió que haría una excursión y usó la excusa de que haría un viaje de cacería para justificar su ausencia en la aldea por unos días.

Conocía el camino de memoria gracias a sus sueños, así que abandonó la aldea Ishigami y se fue en dirección a lo que en sus sueños llamaban Tokio.

Por lo que Senku le había contado en sus sueños... el agua milagrosa que despetrificaba estatuas estaba en la cueva de los milagros cercana al imperio de Tsukasa. Y cerca de ahí es donde Senku se había despetrificado...

O sea... que sí iba ahora... ¿tal vez lo encontraría?

Sí era más que un simple sueño, entonces tal vez...

Lo sentía, en el fondo de su corazón sentía que tenía que ser más que un simple sueño. Y por eso viajó decenas de kilómetros hasta Tokio, y gracias a sus sueños no le costó mucho encontrar la cueva.

La observó con los ojos muy abiertos. ¡Era exactamente igual a la de sus sueños!

El corazón comenzó a latirle locamente en su pecho.

¿Había una posibilidad de que en serio todo fuera... real? ¿Senku estaría por allí ahora mismo, sobreviviendo mientras intentaba crear fórmula de despetrificación en lo que esperaba que Taiju se despertara también?

Entró a la cueva, pero por más que buscó no encontró ningún rastro de que un ser humano haya pasado por allí.

Un oscuro presentimiento comenzó a brotar en su pecho mientras retrocedía, saliendo lentamente de la cueva sin dejar de contemplarla. ¿De verdad era la misma o solo quería creer que fuera así?

Tragó saliva, mirando ansiosamente a esas estatuas que rodeaban el exterior de la cueva.

Habían estatuas por todos lados, era algo normal de ver, pero al contemplar estas Kohaku por alguna razón sintió que todo su mundo dependía de lo que vería ahora... y así fue.

Al ver cierta estatua, un brillo de familiaridad inundó sus ojos y su boca cayó abierta en lo que ahogaba una exclamación.

Era... de verdad era...

Una sonrisa temblorosa se extendió en sus labios.

¡De verdad era la estatua de Senku!

Sus ojos se inundaron de lágrimas y corrió hasta él, arrodillándose a su lado.

Semi-enterrada en el suelo y apenas reconocible, pero era su estatua. ¡Era él! ¡Verdaderamente existía!

Extendió sus manos temblorosas hacia él, todavía sin creer que realmente existiera. Apartó los trozos de plantas de su rostro y cavó un poco en la tierra para desenterrarlo, solo para congelarse al darse cuenta de que en verdad no estaba enterrado... al menos no tan profundo como pensó, más bien... él... estaba roto.

La estatua de Senku estaba rota.

Casi la mitad de su cabeza, cuello y hombro habían desaparecido, probablemente fueran algunos de los trozos que estaban esparcidos por allí cerca. Y ¿quién sabe cuántos años... décadas... siglos... o incluso milenios había pasado así?

Su estatua estaba destrozada y con ella la esperanza de Kohaku se quebró. Todas sus ilusiones se desvanecieron con una rafaga de viento que agitó sus cabellos y avivó más el ardor en sus ojos, ardor que pronto dio paso a lágrimas que brotaron imparables junto a sollozos que sacudieron su cuerpo por horas y horas.

Se quedó al lado de esa estatua rota por horas y horas, llorando la pérdida de alguien que ni siquiera estaba segura de sí era la misma persona que veía en sus sueños.

Eran sueños maravillosos, pero no pasarían de ser simples ilusiones ya fueran magia o una maldición.

Senku no era más que un sueño maravilloso... un sueño del que se había enamorado. Pero solo eso... un simple sueño, y una pila de rocas sin vida en sus manos.

Aquella noche se durmió junto la estatua destrozada y volvió a soñar con esa realidad maravillosa donde su hermana estaba sana y Magma ya no era un desgraciado que podría arruinar las vidas de todos en la aldea. Donde Chrome podía hablar con Ruri sin su padre y Turquoise echándolo fuera por ser un hechicero. Un mundo donde no debían temer al invierno ni a la oscuridad... un mundo donde Senku le sonreía de esa forma que le decía que todo estaría bien. Un mundo que no existía.

Volvió a soñar con esa maravillosa realidad llena de esperanza y un futuro alentador.

Y en su sueño pasó todo un año en lo que construían un barco para viajar al otro lado del mundo. Año en el que pasaron maravillosos momentos juntos todos sus amigos, con más inventos científicos increíbles que la dejaron aún más fascinada con Senku, su ciencia y todo lo que él era capaz de lograr.

Y eso solo la hizo llorar más al despertar y ver su estatua hecha pedazos a su lado.

Después de un tiempo, se secó los ojos y decidió construir una pala usando una rama y dándole forma a una piedra para que hiciera el trabajo.

Cavó una tumba y allí enterró los restos de la estatua de Senku. Recordando el cómo se veía la tumba que hicieron Taiju y Yuzuriha en sus sueños, ató dos palos para hacer una cruz y la clavó sobre la tumba.

Se sentó frente a esa tumba por horas, reflexionando si de verdad sus sueños tenían algo de real, lamentándose por no haberse esforzado más en entender la ciencia de Senku y no poder replicar la medicina que había hecho para su hermana, aunque ni siquiera estaba segura de si podría hacerlo sin él. Probablemente fuera imposible de todos modos. Quizás todo sí que fue un simple sueño y ella era una loca soñadora ingenua.

Cayó la noche y durmió junto a la tumba, otra vez volviendo a soñar con Senku y aquel mundo científico donde todo era mejor.

Aunque el sueño de esta vez fue un tanto más estresante. Llegaron a una isla y tuvo que besar a Senku en la mejilla muy cerca de la boca para escapar de una enemiga y luego infiltrarse en un harem, y lo peor fue el maquillaje y que la dejaron sin sus armas. Luego le dieron un arete científico para que le hablaran a distancia y empezaron a darles las peores y más aburridas clases de cómo ser una dama y complacer a un hombre. Luego de eso pudo ir a dormir y despertó una vez más junto a la tumba.

Suspiró temblorosamente, abrazándose a sus rodillas.

¿Por qué tuvo que enamorarse de un sueño? Y un sueño que evidentemente no sentía lo mismo. Un sueño incorrespondido, ¿eso tenía sentido? Probablemente no.

Luego de cazar algo para el desayuno y el almuerzo, Kohaku recordó que se suponía que Taiju también debía estar por ahí y lo buscó solo por las dudas de que si lo ponía en la cueva él pudiera despertar y confirmarle que Senku no era solo un sueño.

Le tomó casi todo el día, pero encontró la estatua de Taiju. O al menos su cabeza... y enterrado a unos metros su cuerpo con un brazo faltante.

Suspirando profundamente, cavó una tumba para él también.

Quería ir a buscar la estatua de Yuzuriha, pero ya era muy tarde así que volvió a dormir junto a las tumbas, decidida a hacer el último intento el día siguiente.

Esa noche tuvo un sueño espantoso. Logró encontrar el tesoro que Senku quería pero a los pocos días Ginro fue llamado por el Cabeza de la isla, ella tuvo una pelea con el guerrero llamado Mozu y luego vio a Ginro ser herido de gravedad. No había forma de salvarlo excepto tal vez con la curación de la despetrificación... Así que Kohaku los llevó a la punta de la torre e hizo que los petrificaran, confiando en que Senku lograría su objetivo y salvarlos también. Después, todo fue negro.

Se despertó jadeando, muy nerviosa y espantada por la terrible situación en la que se quedó en el sueño, aunque luego se relajó pensando que Senku siempre encontraba la forma. Confiaba plenamente en él. Aunque fuera solo un sueño...

Miró a las tumbas y les hizo una profunda reverencia a modo de despedida, antes de abandonar las cercanías de la cueva y seguir su camino.

Sabía que Yuzuriha debería estar petrificada junto a un árbol cerca del río, un gran árbol. Y la verdad no le costó mucho encontrarlo, pero no vio a Yuzuriha en ninguna parte...

Sus esperanzas se desplomaron.

No obstante, al volver a mirar al árbol, destellos de su vida en el mundo de sus sueños comenzaron a correr a través de sus ojos, como si estuviera soñando despierta.

Se frotó los ojos, pero cuando dio un paso más cerca del árbol todo empeoró, los destellos se hicieron más frecuentes y más reales, y ella solo pudo acercarse más al árbol, sintiendo como si algo la atrayese allí.

Se trepó a él, parándose sobre una de las grandes raíces, y estiró su mano lentamente para tocar el tronco, sin saber por qué sentía que algo importante iba a pasar.

Un estremecimiento la recorrió al rozar la punta de sus dedos contra la madera áspera, a lo que rápidamente presionó su palma contra esta y entonces, en un parpadeo, sus ojos se encontraron directamente con los ojos rojos de Senku.

Sus ojos se ampliaron y su boca cayó. Estaba completamente aturdida por la sorpresa de ver a Senku parado frente a ella, con su palma también tocando el árbol.

Él estaba vestido con ropa moderna también. Recordaba que una vez, durante el año que les tomó construir el barco, Yuzuriha hizo modelos de ropa a los que llamó "uniformes escolares". Lo que estaba usando Senku se parecía mucho a esas ropas.

Y él la miraba como si no pudiera creer lo que veía. La miraba con una intensidad que le hizo imposible dudar que fuera real. Su presencia casi la deja sin habla, pero ella se esforzó en decir su nombre, intentando comprobar que fuera real.

-¿Senku...?

Y cuando él habló, su voz terminó de morir en su garganta.

-¿Eres... real?...

Se quedó completamente muda, incapaz de decir nada, incapaz de apartar sus ojos de él y resistiendo las ganas de lanzarse a abrazarlo... aunque su resistencia pronto murió y se lanzó hacia Senku al mismo tiempo que él daba un paso en su dirección, solo para de repente hallarse completamente sola.

Él había desaparecido.

Miró a su alrededor desesperadamente y gritó su nombre una y otra vez, sin obtener respuesta.

¿Qué había sido eso?

Sea lo que sea, estaba segura en su corazón de que fue real, y se recostó con su espalda tocando el árbol, preguntándose sí él regresaría.

.

Senku rápidamente comenzó a retroceder, alejándose de aquel árbol tan extraño.

¿Qué acababa de sucederle? ¿Alucinaciones? ¿Finalmente se volvió loco? ¿Alguien le estaba jugando una broma enfermiza?

Se llevó una mano a la boca y otra al pecho, intentando calmar los ridículamente acelerados latidos de su corazón.

En serio... ¿qué diablos acababa de pasarle?

Tomó una gran bocanada de aire y miró con desconfianza al árbol.

Cuando un gran sentimiento de anhelo por volver a acercarse lo invadió, rápidamente gruñó, negó con la cabeza y se marchó dentro del edificio de la escuela.

¿Qué estaba haciendo? ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué demonios estaba sucediendo?

Decidió ir a la sala de computadora y comenzó a buscar información sobre sueños una vez más, sin importarle que las horas pasaran y que se estuviera perdiendo sus clases.

Investigó hasta que llegó el conserje a echarlo de allí y luego simplemente se fue a casa, intentando ignorar su impulso por ir al estúpido árbol de alcanfor.

Cuando llegó a casa, fue directo a sus computadoras y empezó a buscar más información, hasta que de repente pestañeó y se dio cuenta de que había olvidado algo muy importante.

¡Su padre regresaba del espacio ese mismo día!

Maldición. ¿Ya habría llegado?

Revisó su celular y maldijo peor al ver varias llamadas perdidas.

Sintiéndose culpable, rápidamente lo llamó.

-¡HIJO MÍO! -La voz llorosa de su padre lo tomó por sorpresa. Aunque sabía que iba a escucharlo, aun así-... ¡Papá te ha extrañado mucho! ¡Aunque ahora me dirijo a Estados Unidos, pronto volveré a casa y te llevaré esos regalos científicos que te prometí!

Senku sonrió suavemente, aunque pronto carraspeó y se frotó los ojos antes de reír entre dientes y contestar.

-Ha pasado tiempo, viejo...

Siguieron hablando por un largo rato hasta que Byakuya le dijo que tenía trabajo que hacer y lo llamaría mañana, probablemente. Senku lo despidió y colgó la llamada con un suspiro.

Realmente no había pasado tanto tiempo desde la última vez que habló con su padre, pero su mente estaba tan obsesionada con en esos sueños que de verdad se sentía como si hubieran pasado más de tres mil años desde la última vez que habló con su padre.

Pensó mucho en eso mientras cenaba, luego decidió seguir investigando sobre los sueños en internet hasta que el cansancio fue demasiado y ya no pudo resistir la tentación de irse a la cama.

Sabía que iba a soñar otra vez con ese mundo de piedra, pero estaba demasiado cansado como para preocuparse por eso, así que simplemente cerró los ojos y se durmió a los pocos minutos.

Despertó justo al lado del árbol de alcanfor, perfectamente consciente de que estaba soñando y de que este no era un sueño como los demás, a pesar de que obviamente estaba en el mundo de piedra, iluminado por una fogata.

Miró a todas partes, confundido, hasta que su mirada se posó en Kohaku sentada junto al árbol, mirándolo con la mandíbula desencajada.

¿Pero qué...?...

-¡Senku! -Y de repente ella se le tiró encima, dándole un gran abrazo que lo hizo perder el equilibrio y ambos cayeron sobre el césped, con ella encima de él.

Él estaba a punto de gritarle, pero entonces notó el ligero temblor en sus hombros y al ver mejor su rostro semi oculto en su pecho pudo ver las pequeñas lágrimas asomarse. Y toda ira se desvaneció.

Llevó una mano a su espalda, devolviendo torpemente el abrazo incómodo que le estaba dando hasta que se calmó y se apartó de él para acabar sentados frente a frente sobre el césped.

-Tú... -Hizo una mueca, inseguro de qué decir por un momento, antes de bufar, rascar su oído con el meñique y mirarla con cautela-. Eres Kohaku ¿verdad? -Ella asintió emocionada-. ¿Eres la Kohaku con la que me encontré esta mañana cuando toque el árbol de alcanfor?

-¿Así se llama? Bueno, sí. Sí lo soy. Yo también te vi cuando toque este árbol. -Miró al gran árbol a pocos metros de ellos.

-¿Tú eres la chica de mis sueños?

-¿Eh?...

-Ok, mala manera de formular esa pregunta. Ignórala. ¿Tú eres la misma Kohaku con la que he estado soñando estos días? La que me ha estado ayudando a construir una civilización y toda esa mierda.

Ella ladeó la cabeza, viéndose confundida por un momento, antes de hacer una mueca pensativa y finalmente contestar:

-Yo quería preguntarte eso... Porque he estado soñando contigo desde hace un par de semanas... -Los ojos de Senku se abrieron de par en par-. ¡Y tú hacías cosas maravillosas! Usabas la ciencia y podías hacer cosas increíbles como esa electricidad y la luz, y ramen y algodón de azúcar y el teléfono y ¡curaste a mi hermana! -Su sonrisa se volvió más triste-. En mi sueño... tú lograste curarla... Pero... cuando vine a buscar tu estatua... -Apretó los puños y las lágrimas volvieron a asomarse-. La encontré hecha pedazos... igual a la de Taiju y... y ni siquiera pude encontrar a Yuzuriha pero luego... ¡luego te vi! Y ahora estás aquí y... ¿De verdad eres real? -Lo miró esperanzada.

Él se llevó dos dedos a la barbilla, comenzando a entender qué estaba pasando aquí pero sin poder creerlo. ¡Y es que no tenía ningún tipo de lógica!

Si esto era un producto de su imaginación, su cerebro parecía estar esforzándose de más para volverlo loco.

Por lo que estaba escuchando, parecía ser que los dos eran reales y los dos pertenecían a mundos distintos. Un mundo donde la petrificación nunca ocurrió y un mundo donde su estatua se rompía... y los dos soñaban con el mundo en el que sí lograron conocerse... Y ahora por alguna razón el sueño lo llevó a interactuar conscientemente con ella aún con toda la información que ambos sabían.

Esto... ¡esto no tenía ni un solo puto milímetro de sentido! ¡Iba en contra de cualquier ciencia! ¡Era sencillamente imposible!

-¿Senku? -Su voz llamándolo lo hizo gruñir y concentrarse en lo que tenía delante.

-Sí, soy real... Aunque no sé si tú lo eres. -La miró con desconfianza, pero no pudo evitar reírse al ver su mirada llena de indignación.

-¡Claro que soy real! Para empezar, tú apareciste donde yo estaba durmiendo. ¡En todo caso yo debería dudar de sí tú eres real! -se quejó como una niña, solo haciéndolo reír más.

Era increíble lo rápido que había cambiado su estado de ánimo, se sentía mucho más relajado ahora.

-Pues en ese caso, es muy probable que los dos estemos soñando, ya sabes.

-¿Ah? -Volvió a ladear la cabeza.

-¿No has notado que hay algo raro en este sitio? Como tal vez... ¿esto? -Levantó su mano y le dio un puñetazo al árbol, sin lograr asestar el golpe porque su brazo pasó directamente a través de las raíces.

Ella jadeó ruidosamente.

-Es cierto... -Quiso levantar una roca, sin éxito.

-Lo noté casi de inmediato, me sorprende que tuviera que decírtelo. -Rió entre dientes al ver su gesto malhumorado-. Es extraño, atravesamos los objetos pero podemos caminar y sentarnos sobre la tierra, aparte de que estabas apoyada contra el árbol hace no mucho tiempo. Muy extraño, aunque los sueños tienden a no tener mucha lógica pero eso solo me hace sumarle puntos a la teoría de que nada de esto, incluyéndote, es real.

-O-ok... -Pareció tener dificultades para entenderlo del todo-. Entonces estamos soñando ahora mismo ¿no?...

-Posiblemente.

-¿Y no podemos tocar casi nada? -Él repitió su contestación anterior y ella entrecerró lo ojos, mirándolo de una forma que lo hizo sentir incómodo.

-¿Qué?... -Se tensó cuando ella de repente empezó a gatear hacia él-. ¿Q-qué demonios crees que haces? -Comenzó a retroceder lentamente.

Tal vez debería haberse puesto en pie y decirle que se detenga, pero por alguna razón su cerebro al estar atrapado en esta situación irracional perdió la capacidad de razonar también, así que su espalda acabó chocando contra las raíces y Kohaku llegó hasta él, acercándose tanto que acabó prácticamente sobre él, con sus pechos rozándose.

Él la miró con pánico, mientras que ella solo parecía curiosa.

Levantó una mano lentamente y la posó sobre su mejilla, dándole una larga y muy incómoda caricia que lo hizo estremecerse.

Entonces se alejó sonriendo.

-¡Ja, parece que si puedo tocarte! ¿Tú puedes tocarme, verdad? -Volvió a acercarse para tomar su mano y posarla sobre su torso, justo por encima de su escote.

-¡Kohaku! -Apartó su mano bruscamente-. Por si no lo recuerdas, te lanzaste sobre mí apenas nos vimos, idiota.

Ella pestañeó aturdida, antes de sonrojarse profundamente.

-Oh... claro. -Tosió incómodamente.

Él negó con la cabeza, antes de reír entre dientes.

-Bueno... al menos a este punto me estoy convenciendo más de que existe la posibilidad de que esto sí sea real... al menos en cierto porcentaje, aunque sigue con varios ceros a la izquierda.

-No entiendo nada de lo que dices...

-Solo quiero decir que... -Fue interrumpido por un estridente sonido de timbre.

Abrió los ojos y se sentó en su cama de golpe, antes de mirar furiosamente a su alarma.

Gruñó y se llevó una mano a la mejilla, justo en el lugar en el que Kohaku había posado su mano.

Aunque fuera muy posible que todo sea un simple sueño, aunque se estuviera volviendo loco y por más ilógico que pudiera sonar, todavía podía sentir la calidez de su toque en su rostro... Y rápidamente corrió al baño a echarse agua a la cara para librarse de esa sensación.

Una hora después fue a la escuela sin ganas realmente, investigando todo el tiempo con su celular sin importarle los reclamos de los profesores, de todos modos ellos ya sabían que él podría hacerles un examen y reprobarlos cualquier día.

Tenía un sistema de buscar palabras claves en distintos navegadores de distintos países, aunque no para todos los idiomas, pero si los más relevantes en el mundo de la ciencia. De todos modos la mayoría estaba en inglés. Aun así quizás debería probar otros idiomas menos populares.

Ugh, había mucho dónde buscar, mucho material no fiable y otro que simplemente declaraba la imposibilidad de lo que le estaba pasando. Y ni siquiera estaba del todo seguro de qué buscaba, en realidad.

Por ahora solo veía dos opciones... o esto era una clase de magia... o necesitaba ir a un hospital psiquiátrico.

Apostaba más por la segunda opción, la verdad.

Después de salir de clases, miró fijamente al árbol de alcanfor y el impulso de volver a acercársele volvió a invadirlo con fuerza, pero lo resistió y se fue directo a casa.

Siguió investigando hasta que recibió la llamada de su padre.

-¡Hola, hijo! ¡¿Extrañas a papá?!

-Hola, viejo. -Se frotó las sienes y dejó de lado sus computadoras por un momento-. ¿Cómo has estado?

-¡Bien! Ya he regresado a Estados Unidos y me encontré con un montón de problemas. -Rió afablemente-. Todo el mundo por aquí en la NASA están estresados por un español que los demandó porque no querían devolverle su equipo de investigación de hace treinta años. -Masticó ruidosamente algo antes de volver a hablar-. Pero parece que solo fue un malentendido. El equipo no sirve para nada, solo que el antiguo compañero del español no quiso devolverlo porque según él su ex compañero está "mad as a hatter", o sea loco pero de remate. Porque dice que...

-Sí, sí. ¿Cuándo vuelves? -Bostezó, excesivamente cansado por tanta investigación sin frutos todo el día.

-El próximo mes, pero escucha. El español loco decía que hace treinta años perdió a la mujer de sus sueños y que finalmente tiene oportunidad de recuperarla con la colisión de las dimensiones. -Rió sonoramente-. Quiero decir, pobrecillo, pero entiendo porque le dicen loco. -Siguió riendo-. Aunque ahora la NASA podría despedir al pobre compañero por casi hacerlos enfrentar la demanda por esa tontería.

-Si que te diviertes ¿eh? -Rodó los ojos, pero sonriendo.

-¡Mucho! Vas a amar tus regalos científicos cuando te los lleve. Oh, por cierto, puede ser que lleve una sorpresa extra... -Senku escuchó una risilla de mujer que lo hizo alzar una ceja.

-Espero que no sea un hermano...

-¡¿Qué?! ¡C-claro que no! No digas tonterías, jovencito...

Senku se carcajeó y hablaron otro rato antes de colgar.

Entonces volvió a su investigación hasta que no pudo más del sueño.

Esta vez Kohaku apareció en su habitación, mirando todo con la boca abierta.

-Qué sitio más extraño... -Se sentó en el suelo, mirando a la lámpara que servía como única fuente de iluminación.

-Leona... -Se sentó en su cama y apartó las sábanas, poniéndose en pie para buscar unos pantalones.

-¡No soy una leona! Eres tan molesto como en mis sueños. -Lo miró mal, solo para apartar la mirada rápidamente al verlo solamente en ropa interior.

-¿Qué? -La miró burlonamente-. Ya nos hemos visto en paños menores, solíamos recoger arena de hierro casi a diario cuando apenas nos conocíamos.

-Ya lo sé pero ahora estamos solos y... ¡y cállate! No estoy avergonzada en lo absoluto. -Apartó la mirada orgullosamente.

-Lo que digas. -Volvió a reír.

Prendió la luz principal de su habitación y se sentó en su cama, invitándola a sentarse a su lado. Ella lo hizo y de inmediato volvió a mirar curiosa a todo a su alrededor, mientras él observaba sus reacciones.

Al verla así casi se convenció por completo de que esto no podía ser un sueño... Dudaba que su cerebro fuera capaz de crear algo tan absurdamente fascinante para sus propios sentidos como esa expresión maravillada en el rostro de Kohaku.

Cuando ella volteó a verlo, él carraspeó y apartó la mirada.

-Así que vienes de este mundo... Es increíble. No puedo imaginarme qué maravillas científicas hace ese aparato tan raro. -Señaló su lata de bebida energética a medio tomar.

Senku de inmediato se carcajeó, luchando por calmarse cuando ella le frunció el ceño.

-Lo siento, lo siento. Eso es solo una bebida. No me importaría que la probaras pero... -Pasó su mano a través de la lata.

-Ya veo... ¿Y qué es esa ventana negra? -Señaló la televisión.

Senku perdió el resto de la noche respondiendo sus preguntas lo mejor posible hasta que la alarma de su celular lo devolvió a la realidad.

Mierda, justo cuando creía que iba a hacerla entender qué era el internet...

¿Tal vez si se volvía a dormir podría volver a hablar con ella?

Maldijo, antes de alistarse para ir a la escuela.

A la hora del almuerzo, en vez de poder seguir investigando, fue arrastrado por Tsukasa y sus amigos para ir a almorzar a la azotea.

-Has estado actuando muy extraño, Senku -señaló Tsukasa.

-Estamos preocupados por ti -dijo Yuzuriha.

-¿Sucede algo, Senku? ¡Puedes confiar en nosotros! -exclamó Taiju tan escandalosamente como siempre.

-No me pasa nada... -Rodó los ojos, comiendo su almuerzo sin ganas-. Solo estoy ocupado con... una nueva investigación. -Era técnicamente cierto.

Y es que tenía que comprobar si había aunque sea una pequeña posibilidad de que Kohaku fuera real, que todo lo que había soñado era real, pero sobre todo quería comprobar que ella era de verdad y no un producto de su creciente locura.

Suspiró al pensar en ella y de repente tuvo a Yuzuriha prácticamente en su cara, mirándolo con ojo crítico.

Alzó una ceja y ella jadeó exageradamente, señalándolo.

-¡Ya sé lo que te pasa!

-¿Qué? -Tsukasa y Taiju, al igual que Senku, no tenían ni idea de qué estaba hablando.

-Senku-kun... ¡estás enamorado! -Aplaudió emocionada.

Él se estremeció horrorizado, mientras que Taiju de inmediato gritó incrédulo y Tsukasa solo se llevó una mano a la barbilla, dudando de las palabras de su amiga.

-¿Eso es cierto, Senku?

-¡Por supuesto que no!

-Siendo este tu primer amor es normal que te sientas confundido. -Yuzuriha le palmeó el hombro amablemente-. No te preocupes, ¡te apoyaremos en todo lo que podamos!

-¡Increíble, Senku está enamorado! Esto nunca lo espere. -Taiju sonrió inmensamente-. ¿Cómo se llama ella, Senku? ¡Apuesto que es la chica más bonita en el mundo para ti, como para mí lo es Yuzuriha!

Yuzuriha se enterneció por las palabras de su novio y fue a abrazarlo, dejando a Senku echando humo.

-¿Y bien? -Tsukasa lo miró interrogante-. ¿Cómo se llama la chica?

-¿Tú también? -Rodó los ojos.

-Normalmente no les seguiría el juego, pero te estás tomando esto de forma mucho más personal a lo que creí que lo harías. No sé si es un enamoramiento o solo te sientes atraído hacia ella, pero definitivamente estás pensando en una chica. -Comió tranquilamente el último bocado de su almuerzo-. Así que ¿cómo se llama?

Taiju y Yuzuriha lo miraron expectantes mientras él miraba mal a Tsukasa, hasta que finalmente suspiró y se frotó las sienes.

-No es lo que piensan... -Negó con la cabeza y se puso en pie para luego marcharse.

-¡Te esperaremos hasta que quieras decírnoslo, Senku-kun! -gritó Yuzuriha intentando ser comprensiva, aunque solo lo hizo rechinar los dientes peor.

Qué ridículo... Ni siquiera sabían de lo que estaban hablando...

Y él ni siquiera sabía si Kohaku era real... ¿Cómo podría enamorarse en una situación como esta? No tenía ni un milímetro de lógica.

Qué absurdo... ¿Por qué siquiera perdía el tiempo pensando en esto?

Las posibilidades de que Kohaku fuera real eran tan bajas que resultaban risibles. Estaba loco por siquiera considerar que...

Pasó por el pasillo que daba vista al árbol de alcanfor y destellos de Kohaku empezaron a inundar su mente.

La vio sentada junto al árbol... y le dio la impresión de que estaba esperándolo...

Ya se había acabado la hora del almuerzo, y él se quedó como un idiota mirando al estúpido árbol, viendo una imagen difuminada de Kohaku detrás de sus párpados cada vez que parpadeaba.

Ese árbol lo ponía nervioso... no había olvidado lo que pasó antes pero... ¡es que era ridículo! No podía entender nada de eso... y una parte quería llegar al fondo del misterio y no podía negar que eso lo emocionaba aunque por otro lado... ¿qué tal si todo lo que comprobaría sería que efectivamente estaba demente?

Cerró los ojos y pudo escuchar la voz de Kohaku tarareando la canción de Lillian. Y a sus oídos obviamente influenciados por sus estupidas hormonas le pareció el sonido más hermoso del puto mundo... un canto de sirena que lo llevó a bajar las escaleras hasta salir al patio de la escuela.

Mientras más se acercaba al árbol, más claramente podía escucharla. Y eso solo lo animó a acercarse más y más.

Extendió una mano hacia el tronco del árbol y la posó sobre este lenta pero firmemente. Y en un parpadeo pudo verla claramente, y ella también lo vio.

-¡Senku! -Sonrió inmensamente y abandonó su posición sentada para acercarse a él, y entonces desapareció de su vista.

Él alzó una ceja.

De pronto ella volvió a aparecer delante de él, con los ojos muy abiertos y una mano apoyada en el árbol.

-Qué raro... Parece que no podemos vernos si no estamos tocando este árbol. -Miró sospechosamente al alcanfor.

-Sí, lo noté. -Entrecerró los ojos-. Extraño... aunque a estas alturas ya no debería sorprenderme. -Volvió a mirar al árbol, dándose cuenta de que ahora veía el árbol de alcanfor gigantesco de tres mil setecientos años en el futuro, y también un profundo bosque en vez de su escuela. Apartó la mano del árbol y este volvió a ser pequeño y su escuela regresó a su sitio-. Diez billones por ciento emocionante. -Rió entre dientes-. ¿Tú qué ves, leona? ¿Ves el bosque o mi escuela? ¿El árbol para ti es pequeño o ridículamente enorme? ¿Notas algo extraño?

-Ahora que lo dices... -Miró a su alrededor-. Veo el árbol mucho más insignificante. Y un edificio extraño. ¿Es tu escuela?

-Qué emocionante. -Se carcajeó emocionado-. Si esto es real y no estoy alucinando convulsionando en el suelo, esto es diez billones por ciento muy emocionante.

Ella ladeó la cabeza.

-¿Qué está pasando? ¿Puedes saberlo con la ciencia?

-No lo sé. -Sonrió con pequeñas gotas de sudor frío deslizándose por su rostro-. Ni siquiera estoy completamente seguro de que seas real...

Kohaku rodó los ojos.

-Ja, para ser tan listo, pareces no ver lo obvio, Senku. Estamos frente a frente sin dormir, esto no es un sueño. ¿Qué más pruebas necesitas?

-Tú no tienes ideas de cuántas leyes científicas se están rompiendo ahora mismo, leona. -Rió por lo bajo, con un toque de nerviosismo-. Esto es incluso más ridículo que la petrificación...

-¿Entonces es brujería, magia o algo así?

-Qué simple es para ti, eh... -Sonrió resignado.

-Parece que esto te molesta mucho... -comentó preocupada mientras se acercaba a él sin despegar su mano del árbol.

-Bueno, el problema es que me parece mucho más probable estar alucinando deseando que seas real en vez de que esto en verdad esté pasando. -Le sonrió tristemente.

Ella lo miró en silencio por un momento, acercándose otro poco.

-Tú... ¿quieres que sea real?

-Bueno, sí. -Hurgó en su oído, aparentando indiferencia-. Serías la prueba irrefutable de que no estoy loco.

Ella hizo una mueca, pero entonces ladeó la cabeza, con gesto pensativo.

-¿Y no puedes probarlo?

-¿Eh?

-¿No puedes probar de alguna forma que soy real?

Senku alzó una ceja, entonces alzó la otra y buscó su celular en su bolsillo.

-Sonríe -pidió mientras la apuntaba con la cámara.

Aunque confundida, ella le regaló una bonita sonrisa y él tomó la foto y rápidamente la mandó a su primer contacto, solo para maldecir al ver que no tenía señal.

Le pidió a Kohaku un minuto y se apartó del árbol. La señal volvió inmediatamente y la foto se envió a su padre, desgraciadamente. Pero bueno, no tenía tiempo para pensar en otra persona a la cual enviarle la foto de lo ansioso que estaba.

Rápidamente su padre vio el mensaje y le envió un audio.

-¡HIJO, qué chica tan linda! ¡¿Es tu novia?! ¡¿Finalmente te has enamorado?! ¡¿Voy a tener nietos antes de morir?! ¡¿Cuál es su nombre?!

Senku soltó todo el aire que había estado conteniendo.

Muy bien... comenzaba a sospechar que no estaba alucinando después de todo...

Se llevó una mano al rostro y rápidamente volvió a tocar el árbol, aunque esta vez con el pie.

Kohaku estaba allí esperando con una mirada curiosa.

-¿Pudiste probarlo?

-Más o menos... -Se pasó una mano por el rostro, antes de ponerse a examinar la foto. En ella veía a Kohaku en el bosque, aunque ella decía estar en el patio de su escuela-... Dame otro minuto.

Volvió a separarse del árbol y se acercó al tacho de basura más cercano. Uso una pluma para mantener su celular en posición y lo dejó allí grabando mientras volvía a acercarse al árbol.

Volvió a encontrarse con Kohaku que lo miró confundida otra vez.

-¿Ya?

-Probar algo es un proceso que lleva tiempo en el ámbito científico, leona. Ten paciencia.

-Bien, bien. -Desapareció una milésima de segundo solo para cambiar su posición y apoyar su espalda contra el árbol-. ¡Y no me digas leona!

-Ya te estabas tardando en quejarte. -Rió entre dientes, antes de terminar de contar treinta segundos-. Ya vuelvo.

Fue a buscar su celular y vio el video, viéndose mirar a la nada y hablar solo por treinta segundos.

Comenzó a preocuparse, pero era hora de comprobar la segunda parte de su teoría.

Regresó con Kohaku y volvió a poner grabar en su celular, esta vez desde la cámara frontal, entonces se lo tendió.

-¿Qué es este extraño instrumento científico brillante? -Lo tomó con ojos brillantes, solo para jadear al verse-. ¡Es como uno de esos espejos! ¿Pero qué son estos misteriosos dibujos pintados alrededor? -Quiso tocarlos, pero Senku rápidamente se lo impidió tomando su muñeca.

-Por favor no toques nada, solo sigue mirándote y retrocede un par de pasos lejos del árbol, luego regresa y apúntalo hacia mí. Y no vayas a romperlo.

-Ok... -Ella desapareció de su vista por un par de segundos y luego volvió a apoyarse en el árbol y lo apuntó con la cámara frontal, a lo que Senku se vio a sí mismo en el patio de su escuela, pero al tomar el celular el escenario cambió al bosque.

Paró el video y lo observó curiosamente, con Kohaku también acercándose para mirar.

-¡El espejo está repitiendo mis acciones! -Sacó un cuchillo con pánico.

-No es un espejo, es un celular. Como el teléfono pero más refinado. Luego te explicaré su funcionamiento, ahora cálmate. -Volvió a reiniciar el video.

Empezaba con él en el bosque, luego al apuntar a Kohaku la vio en el bosque, pero cuando ella lo tomó cambió al patio de su escuela solo un segundo hasta que Kohaku se despegó del árbol, entonces el fondo cambió al bosque otra vez. Luego ella volvió al árbol y estuvo en el patio otra vez, y cuando él lo tomó volvió al bosque.

Era... absurdamente raro.

¿Pero qué demonios?

Esto no le estaba dando ninguna respuesta, ¡esto solo lo estaba confundiendo más!

Kohaku vio su expresión con preocupación.

-¿Todavía no estás convencido?

-Es complicado. -Suspiró, guardando su celular para llevar dos dedos a su barbilla, pensando profundamente.

-¿Senku?...

-Muy bien... Tengo una idea. -Sonrió nerviosamente-. ¿Si te das cuenta que pudiste llevar mi celular a tu mundo, verdad? -Tomó su muñeca.

-Sí... ¿qué con eso?...

-Si puedes llevarte mi celular... Yo podría llevarme algo tuyo... o quizás a ti. -La jaló a su lado mientras soltaba al árbol.

Ambos cayeron al suelo, ella encima de él otra vez.

Gruñó de dolor, pero entonces se encontró cara a cara con una muy confundida Kohaku y de inmediato se sentó, sin importarle que ella acabara sobre su regazo.

-¡¿Senku?! -Se oyó nerviosa y hasta con pánico mientras miraba todo a su alrededor.

Él solo pudo mirarla a ella, preguntándose si esto de verdad estaba pasando o de verdad necesitaba ayuda profesional de inmediato.

Solo había una forma de averiguarlo.

La tomó de la mano y la ayudó a ponerse en pie, preocupándose un poco al verla mirar todo frenéticamente, nerviosamente, como si fuera un animal al que acababan de sacar de su hábitat. Una leona a la que apartaron de su sabana...

Apartó ese pensamiento de su mente y colocó las manos en sus hombros.

-Kohaku, tranquila. -Ella finalmente lo miró y su respiración comenzó a volver a la normalidad-. Tranquila, estaré contigo... No voy a separarme de ti.

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo.

Ella asintió y tomó su mano cuando él soltó sus hombros. En vez de alejarse, Senku entrelazó sus dedos con los de Kohaku.

La guió por lo pasillos de la escuela y se toparon con la secretaria de la directora, que de inmediato miró con desaprobación el pequeño vestido primitivo de Kohaku.

-Jovencita, esa no es forma de vestirse. ¿Dónde está tu uniforme?

Senku bufó al ver a Kohaku fruncir el ceño. Tendría que inventar algo convincente o esto saldría mal.

-Akane-sensei, ella es mi novia -inventó con los dientes apretados-. Se acaba de mudar y en su cultura esta es una vestimenta sagrada, por favor sea comprensiva.

-Oh... -Pareció avergonzada-. Lo siento... ¿Viene a inscribirse? ¿De dónde es?

-Lo siento pero nos están esperando afuera, con permiso.

Salieron de la escuela riéndose.

-Esta ya es la segunda vez que fingimos ser novios para salvarnos de algo -exclamó ella de un humor mucho mejor.

-Siempre funciona. -Rió mientras la llevaba a través de las calles.

Siguieron avanzando sin soltar sus manos, alejándose cada vez más y más del árbol y ya sin sentir posible que esto pudiera ser solo un simple sueño.

Continuará...

Holaaaaaaaaaaaa :D

Después de meses les traigo esta continuación que hace tiempo les debía xP

Y esta historia se puso mucho más rara! xD

Aún así espero que les haya gustado uwu

Probablemente la próxima actualización ya sea el final de este fic!

Muchas gracias a los que comentaron y votaron y a los que siguen esperando esta historia! No olviden que los amo al 10 billones %!

Me despido!

CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

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