Quinta Parte
Después de otra semana dándole la medicina, Ruri se curó completamente de la neumonía.
Kohaku le contó todo a Senku a través de sus sueños compartidos, con lágrimas en los ojos mientras le relataba cómo su padre incluso abrazó a Chrome por los hombros y le pidió disculpas por no haber confiado en él.
Una semana más pasó y Kohaku le contó que Chrome había convencido a Kaseki de ayudarlo en las artesanías y ya estaban preparando envases de vidrio para los experimentos que Senku le había explicado antes de irse.
—Yo no entiendo mucho de eso, pero Chrome está muy entusiasmado y Kaseki coopera bastante con él, más porque Suika también está muy interesada en ayudarlos —Kohaku habló con entusiasmo sentada en su cama en el sueño compartido de hoy—. Hemos intentado hacer que Kinro acepte los lentes, pero aún no quiere aceptar que ve borroso. —Suspiró resignada.
—Chrome puede comprarlo con una lanza dorada, supongo. —Rió entre dientes—. Te describiré el proceso y es muy importante que se lo digas bien, palabra por palabra, y sobre todo que le adviertas que deben tener cuidado con no inhalar el humo que desprenda la mezcla o morirán. ¿Lista? —Kohaku tragó saliva, pero asintió decidida.
Senku tuvo que repetir las instrucciones varias veces y hacerla recitar todo en voz alta aún más veces para estar seguro de que lo diría bien, pero finalmente decidió que estaba lista para pasarle el mensaje a Chrome.
Al día siguiente Kohaku le dijo que Kinro no había querido aceptar que le gustaba la lanza, pero que seguramente ya estaban más cerca de convencerlo de que la ciencia de Chrome era fiable.
—Pero no sé si estemos cerca de convencer a mi padre. —Suspiró con pesar—. Sigue hablando de la organización de la Gran Batalla... Y Magma siempre está ofreciendo sus mejores presas de caza a él para quedar bien. —Escupió al suelo—. Me da náuseas, ¡nunca lo dejaré ganar! Pero no sé si pueda lograr que Chrome sea el ganador. —Pareció deprimirse.
—Solo tenemos que seguir comprando a tu padre con trucos científicos, aún me queda mucho bajo la manga. —Senku rió despreocupado de la vida.
—¿Y se supone que yo tendré que decirle cómo hacer todo a Chrome? —Kohaku empezó a lloriquear de solo pensarlo.
—Supongo que con proyectos más grandes este método de pasar la palabra no servirá de mucho. —Se llevó un dedo a la barbilla, pensativo—. Tú nunca te interesaste por la Academia Científica en tus sueños ¿no?
—No. ¿Por qué?
—Voy a enseñarte a leer. —Sonrió ladinamente—. Llevará tiempo pero será un método mucho más fiable. Será mejor comenzar ahora. —Buscó uno de sus libros más sencillos en los estantes de su habitación.
—¡¿Ahora mismo?!
Luego de una semana intentando enseñarle a leer, Kohaku avanzó muy poco, sobre todo porque tenían muy contado el tiempo para esos sueños compartidos y ella aprovechaba cada oportunidad para distraerlo con besos. Así que Senku decidió que esta estrategia era ineficiente.
—En un par de semanas mi viejo volverá a Estados Unidos por asuntos con la NASA, por dos semanas, así que volveré a tu mundo y le enseñaré a leer a Chrome, volveré a decir que viajaré por motivos de investigación. Por mientras quiero que tú le vayas enseñando lo poco que lograste aprender, para aprovechar el tiempo al máximo. Me parece lo más factible para enseñarle lo que sé de forma rápida.
—Entiendo. —Ella frunció el ceño levemente—. ¿Aún te preocupa ya no poder cruzar a través del árbol?
—Es solo una posibilidad que debemos considerar. —Hurgó en su oído con indiferencia—. Ya pasaron tres semanas desde la última vez que utilizamos el árbol, por lo que sabemos podríamos ir ahora mismo y descubrir que ya no sirve para nada.
—Ja, necesitas ser más optimista. —Sonrió con confianza—. Muy bien, entonces, me esforzaré por ayudar a Chrome en todo lo que pueda. La cosecha está marchando bien y mi padre está muy agradecido, es todo gracias a ti, Senku. —Le sonrió suavemente, acercándose a él para besarlo.
Últimamente habían estado muy ocupados discutiendo planes, centrados en la lectura y hablando, así que este era el primer beso que se daban en días, y Senku se sorprendió por lo mucho que había extrañado la sensación.
Por mucho que los criticará, las hormonas y el atrofio del cerebro por el afecto romántico tenían sus ventajas. Y él aprovechó la naturalidad con la que su cuerpo se dejaba llevar por las sensaciones placenteras hasta que su alarma sonó.
Ya estaba acostumbrado a este punto, así que solo se puso en pie y se preparó para ir a la escuela.
El chismoso de su padre le había ido con el chisme a Yuzuriha de que ahora Senku tenía novia, le había dicho su nombre y también le mostró la foto, a lo que su amiga no dudó en compartir la información con su novio Taiju y con Tsukasa también, y los tres preguntaban constantemente por ella, aunque tenía el presentimiento de que Tsukasa solo lo hacía para fastidiarlo.
—¿Cuándo volverá a visitarte, Senku-kun? ¡Realmente me muero de ganas de conocer a la chica que logró conquistarte! ¡Kohaku-chan debe ser grandiosa! —Yuzuriha no dejaba de mirarlo con ojos brillantes desde que se enteró.
—¡¿Acaso es tan inteligente como tú, Senku?! —Taiju aún no podía creerlo.
—No. —Intentó sofocar su risa—. Es más del tipo... atlético. —Comió un bocado de su almuerzo despreocupadamente.
—¿Practica algún deporte en específico? —inquirió Tsukasa con interés.
—Eh... No realmente... Le gusta el kendo... —O al menos las katanas—. Pero es de un pueblo pequeño que se quedó varios años atrás en el avance tecnológico. —Como unos dos millones de años atrás—. Sus escuelas no son como las nuestras. Ella es atlética porque siempre cuido de sí misma y de su familia. —Su mirada se ablandó al pensar en todo lo que ella tuvo que pasar para que lograra salvar a su hermana.
—Aw. —Yuzuriha pareció a punto de desmayarse, con corazones en los ojos—. ¡Es tan lindo verte enamorado, Senku-kun!
—Suficiente, me largo.
Pasaron dos semanas y llegó el día en el que Byakuya debería volver a Estados Unidos por un tiempo, y de paso acompañaría a Lillian de regreso.
Ambos estuvieron tristes de no despedirse de Kohaku, pero Senku invento la excusa de que no tenía celular por el momento (lo que en realidad era cierto) y pudo librarse de ellos sin tantas preguntas, aunque como su padre sabía que volvería a viajar por una investigación el muy descarado le dio una caja de condones con un guiño, antes de correr al avión junto con Lillian que lo regañaba entre risas.
Les dijo a sus amigos que iría de viaje otra vez, pero ellos estaban convencidos de que en realidad iría con su novia (lo cual era cierto pero no lo admitiría), y Yuzuriha lo obligó a llevarle a Kohaku un regalo de su parte.
La escuela ya estaba resignada a sus actitudes así que no pusieron peros aunque estuvieran cerca de los exámenes finales.
Kohaku volvió a poner la excusa de ir a cazar y Senku tuvo que volver a llevar pesadas bolsas de carne, aunque esta vez al menos podría divertirse con ellas de forma científica, ya que iba a enseñarle a Chrome cómo conservar por más tiempo los alimentos, aunque aún faltaba bastante para el invierno... o eso pensó hasta que Kohaku lo jaló a su realidad y se dio cuenta de que ahora el árbol se encontraba desprovisto de hojas en su realidad.
—¿Estamos en... otoño aquí? —preguntó incrédulo mientras caminaban a la aldea, ahora con Kohaku cargando todas sus cosas.
—Sí. Ruri-nee dice que es el mes de Noviembre. —Senku se quedó con la boca abierta.
—En mi realidad estamos en Junio... Demonios, están más cerca de invierno de lo que pensé. Aunque por suerte deberían llegar a cosechar el trigo a tiempo.
Era extraño... Aunque no tenía razones para creer que así fuera, igual lo sorprendió saber que ellos estaban en una época del año diferente a la de su realidad.
Su investigación no había rendido frutos en semanas de búsqueda, así que Senku la pospuso y empezó a concentrarse en formas de ayudar a la aldea, Kohaku y Chrome, sobre todo a este último que estaba hambriento de conocimiento que quizás no estaría mucho tiempo disponible para que aprendiera.
Apenas llegaron a la aldea, sin embargo, su atención se vio captada por Suika, que había estado esperándolos. Ella saltó a saludarlo apenas lo vio y Senku sonrió suavemente.
Era realmente extraño... En su sueño ya consideraba a este mundo su hogar y a estas personas su familia, pero ahora solo podía visitarlos de vez en cuando, y ellos apenas lo conocían.
Sí... era una sensación muy rara.
Cuando se reunió con Chrome él y Kohaku empezaron a discutir si sería buena idea o no contarle la verdad a Kaseki, pero a Senku su pequeña discusión le valió tres rábanos y fue directo a presentarse con el artesano.
Kaseki no entendió bien quién era o sus intenciones, pero apenas Senku empezó a mostrarle planos la actitud del hombre cambió y dejó que Senku lo matara trabajando solo para poder hacer las figuras complejas que le mostraba como un reto para sí mismo.
Mientras Kaseki trabajaba con ayuda de Kohaku y Suika, Senku se encargó de enseñarle a Chrome a leer.
Él no entendía mucho al principio, pero era mejor que Kohaku y con más ánimos de aprender, sin duda alguna.
Fueron dos semanas bastante ocupadas. En medio de enseñar a Chrome a leer, trabajar con Kaseki, pasar tiempo con Suika y planear todo por adelantado pensando en el bien de la Aldea por si no podía regresar, apenas tenía tiempo de estar con Kohaku, que también estaba bastante ocupada ya que Senku la tenía yendo y viniendo de un lado a otro buscando materiales que Chrome no tenía, y hasta la hizo viajar muchos kilómetros solo para ir a buscar cabras y enseñar a Chrome a criarlas para obtener sus beneficios como la leche y carne, además luego de eso la hizo cazar jabalíes para enseñarles más sobre ganadería, idea que Chrome presentó ante Kokuyo como suya y él quedó aún más encantado por su habilidad, y más cuando llegó con la técnica de envasado para preservar comida, ya que el invierno estaba cerca.
Como Senku estaba cerca de la aldea trabajando con Chrome, Kohaku, Suika y Kaseki, varias veces tuvo que esconderse cuando otros aldeanos se acercaban, en especial Ginro el chismoso y Magma que a veces se acercaba a ver con mala cara a Chrome. Pero aún con sus mejores esfuerzos, algunos aldeanos llegaron a ver algo y empezó a correrse el rumor de un "fantasma cabeza de lechuga con ropa rara" cerca del lugar de trabajo de Chrome.
Esta vez, cuando llegó el momento de irse, decidieron intentar algo diferente y les pidieron a Suika y Chrome que los acompañaran al árbol.
En los pocos momentos a solas que tuvieron durante esas ajetreadas semanas, luego de interrumpir otra acalorada sesión de besos que casi llega muy lejos, Senku y Kohaku hablaron sobre que sería maravilloso poder mostrarle a otros aldeanos el mundo moderno, así que decidieron llevar a Suika y Chrome con ellos, contarles la verdad de dónde venía Senku e intentar llevarlos.
Durante el transcurso del viaje Suika estuvo felizmente tomada de la mano de Kohaku, escuchando con mucha curiosidad la conversación de conocimientos científicos de Chrome y Senku. Aunque luego tanto ella como Chrome se quedaron con las mandíbulas por el piso al escuchar que podían cruzar a otra realidad a través de un árbol.
—Eso no suena muy científico... —Chrome miró receloso a Senku.
—¡Suika cree que es increíble! —La pequeña estaba emocionada por lo que le contaron.
Senku y Kohaku prefirieron mostrarles en vez de seguir explicando, dejándolos una vez más casi desmayados de sorpresa al verlos desaparecer al llegar al árbol cuando Senku la jaló para su lado. Y luego aún más cuando Kohaku lo jaló de regreso a su lado.
—Ahora viene lo interesante. —Senku sonrió extasiado—. Veamos si ustedes pueden cruzar.
Senku les pidió posar su mano en el árbol al mismo tiempo que él y Kohaku y... Senku volvió a su mundo, solo siendo capaz de ver a Kohaku, pero a nadie más.
Ella volvió a jalarlo a su mundo y entonces se le ocurrió probar otra cosa.
—Probaremos con Suika, Kohaku, cárgala y yo te traeré a mi mundo.
—¡Muy bien! ¡¿Lista, Suika?!
—¡Lista!
Kohaku tomó en brazos a la niña y ambos posaron su mano en el árbol, pero una vez más Senku no pudo ver a nadie más que Kohaku al estar en su mundo.
—¿Segura que la tienes en brazos? —preguntó incrédulo.
—¡Claro que sí, aquí está conmigo!
—Bien... Voy a probar a traerte a mi mundo... —Tomó su brazo libre y la jaló a su lado.
Kohaku llegó sin Suika al lado de Senku, mientras que en el otro lado Chrome se quedó con la boca abierta al ver a Kohaku desparecer y Suika caer al suelo con un brinco por la altura a la que Kohaku la estaba cargando.
Esto los sorprendió mucho y Senku le dio su celular a Chrome para que grabara lo sucedido otra vez, aunque Kohaku tuvo que darle un coscorrón para que no se distrajera con la tecnología y colaborará con ellos.
Lo intentaron varias veces con Suika y una vez intentando jalar a Chrome sujetado por Kohaku del brazo, pero nada funcionó.
—Bueno, esto es diez billones por ciento emocionante. —Senku al final acabó riendo de todo el asunto—. Esto me dará más material para mis investigación. Pero por ahora creo que lo mejor es que los tres regresen a la aldea.
—Tiene razón. —Kohaku suspiró con pesar—. Iba a ir con Senku pero prefiero asegurarme de que ustedes estén a salvo, además aún tenemos mucho trabajo que hacer.
—Ow... Pero volverás a visitarnos pronto, ¿verdad? —Suika miró suplicante a Senku.
—Denme un mes hasta mis vacaciones de verano y quizás pueda quedarme más tiempo. —Acarició la cabeza de Suika, o más bien la sandía, y se despidió de Kohaku y Chrome con un asentimiento.
Al regresar a su mundo solo pudo suspirar.
Realmente no entendía nada de este fenómeno que les estaba pasando a Kohaku y él, solo le quedaba seguir investigando.
.
Cuando soñó con Senku esa noche, Kohaku no perdió el tiempo y se le colgó del cuello, besándolo con ahínco.
—Wow. —Cuando se separaron, él alzó una ceja, divertido—. ¿Ya tanto me extrañas, leona?
—Ja, no es eso. Solo que esto es lo que quería hacer para despedirte hoy... aunque claro que no podría delante de Suika y Chrome. —Sonrió traviesamente contra su boca.
—No me habría molestado. —Rió, antes de esta vez ser él el que se inclinará a besarla.
Pronto el beso subió de intensidad, sus lenguas comenzaron a envolverse y sus manos descendieron, las de ella jugando con el borde de su camisa y las de él metiéndose directamente bajo su vestido.
Nunca querían llegar muy lejos, sobre todo no en sus sueños compartidos por lo raros que se sentían al despertar, pero esta vez se permitieron avanzar un poco más y Kohaku lo empujó a la cama y se sentó en su regazo. Y las sensaciones se volvieron casi irresistiblemente placenteras, y ella empezó a abrir su camisa... y entonces él desapareció bajo sus manos como casi siempre y ella despertó molesta en su cama junto a la de su hermana.
Bufó, con el rostro muy rojo.
Si había algo que agradecía, era que la mayoría de las veces sus sueños compartidos eran en la habitación de Senku. Y que su hermana durmiera más que ella y no alcanzara a verla con el rostro enrojecido y humeante.
Sin embargo, Ruri aún así sospechaba que podría estar enamorada, y varias veces le había hecho la pregunta de si le gustaba algún muchacho en la Aldea.
Ja, a veces se sentía tentada de decirle que su novio era el protagonista de la historia número cien, y tal vez pedirle consejo de qué hacer respecto a su dilema de si este noviazgo era buena idea o no, porque Senku no dejaba de espantarla con que podrían dejar de verse en cualquier momento.
Pero ella no quería creer eso... No quería pensar en eso.
Suspiró y decidió comenzar su rutina mañanera del día. ¡Hoy habría mucho trabajo por hacer!
Gracias a las indicaciones de Senku, Chrome estaba cambiando mucho a la aldea y aunque todos estaban extrañados y sorprendidos al ver los resultados cada vez se animaban más a ayudar a Chrome, y más desde que Kokuyo se puso más de su parte al salvar la vida de Ruri. Ahora confiaba en los métodos de Chrome y en que le serían de mucha ayuda para el invierno.
Pasaron dos semanas y recogieron lo sembrado poco antes de la primera nevada una semana después.
Apenas la nieve comenzó y los alimentos comenzaron a escasear, su padre y todos vieron lo realmente útil que era el método de envasado de Chrome para conservar alimentos. Había comida para todos, todos los días, y algunos se conmovieron hasta las lágrimas por la felicidad de pensar que nadie tendría que morir de hambre si seguían así.
Kokuyo estaba muy agradecido, y ya no ponía tan mala cara al ver a Ruri pasar más y más tiempo con Chrome, aunque Turquoise seguía poniéndoles difícil el estar a solas.
Cuando se cumplió un mes desde que Senku se había marchado, él le dijo a través de un sueño compartido que finalmente ya había terminado la escuela y podían volver a reunirse, pero primero quería invitarla a estar al menos una semana en su mundo.
Kohaku puso la excusa de que iría a buscar materiales para Chrome y partió hacia el árbol una vez más, emocionada por poder ver a Senku en algo más que sus limitados sueños compartidos que últimamente le parecían más y más cortos, totalmente insuficientes para ellos que apenas estaban acostumbrándose a esto de tener una relación sentimental.
Lo suyo sin duda no era una relación normal, pero eso de alguna forma la hacía más especial para Kohaku, que no pudo dejar de sonreír todo su camino hasta el árbol.
Senku había estado diciendo que había posibilidades de que no funcionara, pero Kohaku no lo escuchó. ¡Estaba segura de que iban a lograr encontrarse de nuevo!
Y así fue.
Se quedó apoyada en el árbol solo unos diez minutos antes de que Senku apareciera frente a sus ojos.
Él le dio un cambio de ropa, un vestido mucho más ligero, y Kohaku se cambió rápidamente y le pidió de inmediato que la lleve a su realidad porque hacía demasiado frío, y al ir hacia el mundo moderno de inmediato la invadió un gran calor.
—Lo siento por eso, aquí es verano. Toma esto. —Le dio un refresco de cola con mucho hielo que la alivio de inmediato—. Ahora podemos ir por helado, sería lo más parecido a una cita normal que tendremos. —Rió divertido ante su propia broma.
—¿Qué es helado?
—Algo que te encantará al diez billones por ciento. —La jaló de la muñeca para sacarla fuera de la escuela.
Compraron su helado y a Kohaku le encantó demasiado, y Senku (que sorprendentemente era un novio muy atento) le compró varios sabores para que probara.
Mientras comían y se paseaban por las calles él le contó que como eran vacaciones la escuela estaba cerrada la mayor parte del tiempo y tuvo que hacer una copia de las llaves y hackear las cámaras de seguridad para tener acceso al árbol, pero que no fue tan complicado de todas formas y podrían ir y venir sin problemas.
Ella no entendía mucho de lo que decía, pero le gustaba escucharlo hablar.
Después del paseo llegaron a su departamento y Senku le contó que Byakuya no estaría allí durante el fin de semana.
—Está en Japón pero se quedará en la sede de la JAXA debido a que tiene mucho trabajo, pero el lunes volverá y ya no podremos librarnos de él, por desgracia.
—A mí me gusta convivir con tu padre —dijo Kohaku con una sonrisa radiante.
—Dices eso porque no tienes que lidiar con él todos los días. —Senku solo se rió—. ¿Quieres ver mi anime favorito?
—¿Animal qué?
Doraemon fue muy difícil de entender para Kohaku, Senku tuvo que pausar varias veces para explicarle los detalles más irrelevantes o más complicados, y sobre todo explicarle que no todo tenía que tener sentido cuando el objetivo era simplemente entretener, pero después de casi una hora empezó a disfrutar mucho de los capítulos, y no dejó de quejarse cuando Senku le dijo que quería salir para almorzar.
Las quejas se acallaron cuando le dijo que irían a su restaurante de ramen favorito y ahí sí se marchó felizmente con él a comer fuera de casa.
Kohaku siempre fue de comer mucho, y ahora que estaban en invierno y la comida escaseaba en su mundo le encantaba poder comer a gusto, y Senku estaba dispuesto a pagar todo.
—Eres de las novias que salen caro ¿eh? —murmuró divertido mientras volvían a su casa, ahora comiendo helado.
—¿A qué te refieres? —Lo miró curiosa.
—Bueno, era una broma, pero aquí hay que ser más cuidadosos con el dinero.
—¿Por qué? —Ladeó la cabeza.
—En tu mundo puedes cazar, pescar, tomar frutas de los árboles, beber agua de los ríos y hacer tu propia ropa, aquí no, todo tienes que comprarlo. Así que estamos constantemente gastando dinero día a día.
—Suena como el mundo soñado de Ryusui...
Senku se carcajeó, tomando su mano para caminar más rápido hacia el departamento, entrelazando sus dedos.
—Créeme, ese idiota siempre querrá más.
Volvieron a ver Doraemon hasta que Kohaku se quejó de que hacía demasiado calor. Senku le dijo que se diera un baño y él fue a preparar un futon para dormir.
Cuando Kohaku regresó a la habitación, Senku casi se atraganta al ver que estaba vestida solo con su ropa interior, secando su cabello con una toalla.
—Tengo demasiado calor. Y el agua estaba muy caliente.
—Bienvenida al mundo con calentamiento global. —Rió un poco para ya no sentirse tan tenso, aunque en vano—. Te dije cómo regular la temperatura del agua la última vez que viniste...
—Pero no te entendí cómo se enfría, solo cómo se hace más caliente. —Hizo pucheros—. No importa, ahora me siento bastante fresca. —Ató su cabello y se lanzó a su cama.
Él no le quitó la vista de encima por un buen rato, hasta que suspiró y se puso en pie.
—Iré a darme una ducha rápida.
Cuando volvió, vio a Kohaku aún despierta, mirando por la ventana. Ella volteó a verlo de inmediato, y no disimuló para nada quedarse viéndolo fijamente de arriba a abajo al verlo desnudo de la cintura para arriba y con el cabello húmedo y caído... Honestamente, se le estaban pasando muchas cosas pervertidas por la mente.
Carraspeó y sonrió nerviosamente cuando él la miró con confusión, apartando la mirada hacia la ventana otra vez.
No pudo concentrarse, menos cuando él se acercó para sentarse en su futon. Casi no lo había besado en todo el día... y no pudo contenerse y se bajó de la cama para sentarse frente a él en el futon, besándolo casi desesperadamente.
Él se sorprendió, y hasta lo escuchó murmurar algo de que "la ducha fría no sirvió para nada", antes de que empezara a corresponderle con entusiasmo, llevando sus manos a sus piernas sin pensarlo dos veces.
Ya hacía bastante calor antes, pero al estarse besándose y tocándose el uno al otro un buen rato la temperatura aumentó aún más y Kohaku de un momento a otro se desnudó por completo, dejando a Senku con la boca abierta. Sin embargo, él pronto empezó a tocarla de forma mucho más íntima, de forma que Kohaku tuvo que cubrir su boca por temor a ser escuchada mientras la acariciaba y de forma que la dejó queriendo más, tanto que pronto empezó a intentar desnudarlo también, pero él la detuvo.
—Kohaku, si estás viendo a dónde va esto, ¿verdad? —preguntó muy serio, con su voz ronca y los ojos oscurecidos, pero aún así ella tragó saliva y se esforzó en hablarle con seriedad.
—Lo sé... Lo siento. —Se dejó llevar demasiado—. Quiero seguir, pero... e-es cierto que no estamos casados y no quisiera embarazarme y... —Se mordió el labio, abrazándose a él cuando de repente se sintió muy avergonzada por la situación.
—Bueno... Técnicamente hay formas de evitar un embarazo. Y no me importa esa tradición pero si a ti sí o si te sientes incómoda podemos...
—¿Hay una forma? —Lo interrumpió, muy interesada.
Senku le explicó qué eran los condones y cómo funcionaban, y Kohaku, apenas se enteró de que él si tenía de esas cosas allí, volvió a tirársele encima.
—Espera, leona, maldita sea... —Se apartó de ella jadeando, con una mala mirada—. ¿Estás segura? Esto no es un juego...
—Ja, ya lo sé, Senku. —Sonrió suavemente, apoyando su frente contra la suya—. Pero quiero esto. Estoy enamorada de ti, y quiero... quiero hacer el amor contigo. —Su rostro enrojeció por completo, pero sus palabras eran sinceras y él la observó con ojos suaves, antes de ponerse en pie y llevarla a la cama, recostandola allí con él encima de ella.
—Eres una leona bastante decidida, ¿eh? —Rió en voz baja contra su oído—. Muy bien... yo también quiero esto, desde hace mucho tiempo... —Sus labios volvieron a fundirse en un beso.
Esa noche, los dos olvidaron por completo que eran de mundos distintos, no podría importarles en lo más mínimo. Sea la realidad de él o la de ella, o bien la realidad con el que tanto soñaron, les daba igual.
Tal vez él no perteneciera al mundo de Kohaku. Tal vez ella no perteneciera al mundo de Senku. Pero ellos pertenecían juntos, en cualquier lugar y en cualquier época.
Así lo sintieron.
.
Senku tuvo el mejor fin de semana de su vida, pero las cosas buenas siempre tenían un final, y su felicidad y privacidad acabó cuando Byakuya regresó a la casa.
Para colmo, los encontró en la peor situación posible.
Era lunes por la mañana, Kohaku se había despertado con todas las intenciones de no soltarlo desde el amanecer e incluso cuando él la dejó recuperando el aliento para escaparse a desayunar porque demonios que hacer el amor cansaba, ella lo persiguió a los pocos minutos, vestida solo con una de sus camisas (él solo traía un pantalón), lo lanzó al sofá y alzó otro condón en su mano, diciendo que podían desayunar después... Y fue entonces que Byakuya entró gritando lo mucho que había extrañado a su hijito.
Los tres se congelaron en sus sitios unos buenos e incómodos dos minutos.
—¡Lo siento! —Finalmente Kohaku fue la primera en reaccionar, hizo una reverencia y huyó a encerrarse en la habitación de Senku.
Él solo pudo suspirar profundamente, sintiendo su migraña aumentar a medida que la sonrisa de su padre se agrandaba.
—¡MI HIJO YA NO ES VIRGEN! —gritó con todas sus fuerzas, aún en la puerta de su departamento, que por cierto estaba abierta todavía, dejando que todo el edificio y quizás todo Tokio se enterara.
Cuando corrió a abrazarlo gritando que estaba orgulloso, Senku lo alejó de una patada y corrió al baño solo porque estaba seguro de que Kohaku estaba muriendo de vergüenza en su habitación y no le abriría en un buen rato.
El resto de la semana su padre buscaba todas las noches una excusa para dejarles el departamento solo para ellos, pero nunca sin hacer sus estúpidas bromas mata-pasiones.
Aún así la vergüenza solo les duró una noche y a la siguiente volvieron a aprovechar la caja de condones... Claro ignorando el regalo que su padre le había hecho el tercer día, "condones de sabores" el muy viejo asqueroso...
Bien, lo admitía, la usaron una vez porque bueno... Kohaku era una chica curiosa.
Como sea, el viejo seguía siendo un pesado. Siempre estaba haciendo sus comentarios de entrometido y chismoso, ya estaba pidiéndole nietos a Kohaku y planeando una boda, y lo peor de todo era que le fue con el chisme a Lillian... y a Yuzuriha.
Lillian estaba en Estados Unidos, aunque si lo llamó para felicitarlos y avergonzarlos, pero Yuzuriha llegó corriendo con Taiju al departamento, queriendo conocer a la novia de su amigo.
—¡Eres tan bonita! —La observó con ojos brillantes—. ¡Tienes que decirme cómo enamoraste a Senku-kun, él siempre pareció desinteresado de estas cosas! —Tomó sus manos y la llevó al sofá para comenzar a interrogarla.
A pesar de todo, Kohaku estaba feliz de reencontrarse con sus amigos, aunque para ellos no fuera un reencuentro, y habló animadamente con ellos durante esa tarde.
Al día siguiente Yuzuriha también logró arrastrar a Tsukasa y Mirai a conocer a Kohaku, que tenía un gran respeto por él y mucho cariño por la pequeña.
Tsukasa, sin embargo, era bastante peligroso. Al hablar con Kohaku se dio cuenta de que había algo extraño en ella, que no entendía cosas que para una persona normal del siglo XXI deberían ser obvias. Senku le dio una excusa barata de en la isla de la que venía Kohaku no estaban muy avanzados tecnológicamente y echó a sus amigos de la casa.
Lamentablemente, estaba bastante seguro de que Tsukasa haría preguntas tarde o temprano.
Cuando llegó el siguiente fin de semana le avisó a su padre que pasaría un par de semanas de sus vacaciones en casa de Kohaku y él no puso ningún pero, solo pidió que lo llamara constantemente.
Por supuesto que Senku no podría llamarlo desde el mundo de piedra, pero afortunadamente para él su padre ya sabía que nunca lo llamaba a menos que fuera absolutamente necesario, así que no tendría por qué sospechar.
Después de empacar sus cosas y comprar más cosas para llevar, Senku se escabulló con Kohaku en la escuela y se pasaron a la otra realidad.
De inmediato fue golpeado por una ola de frío intensa, a lo que rápidamente se puso uno de los abrigos que trajo con él mientras que Kohaku se cambiaba en su presencia, ya sin importarle que la viera.
Estuvo temblando un buen rato antes de que su cuerpo se acostumbrará más a la temperatura, con ayuda de guantes, bufandas y un par de medias extra.
Esperaba no enfermarse o tendría que volver a su mundo antes de tiempo.
Llegaron a la aldea al día siguiente y Suika y Chrome los recibieron con mucho entusiasmo, Chrome por aprender más y Suika porque era una niña adorable.
Desgraciadamente en esa realidad no podían actuar como si estuviera de vacaciones, tenían mucho trabajo que hacer.
—Esto comprara definitivamente a Kokuyo, diez billones por ciento seguro. —Rió malvadamente, tendiendo planos en la choza científica del ex hechicero—. Haremos estufas para todas y cada una de las casas. ¡Luego de esto no hay forma de que no te acepte como jefe de la Aldea y esposo de Ruri! ¡Sería un idiota si no accede!
—Kokuyo puede ser muy terco, no lo subestimes —murmuró Chrome, ni de cerca tan entusiasmado como él.
No obstante, cuando empezó a mostrarle la ciencia detrás de las estufas y todos los beneficios que podría traer, se emocionó más y quiso comenzar el proyecto de inmediato. Y casi se desmaya de emoción cuando Senku le enseñó las linternas que había traído de su mundo.
Primero usaron los materiales que Chrome ya tenía a mano para hacer picos y palas de metal y luego pusieron en marcha el plan.
Mientras Senku permanecía oculto, trabajando en escribir sus instrucciones para Chrome, este organizó una gran excursión para buscar materiales para las estufas con los más fuertes de la aldea, incluyendo a Kohaku y llevando a Magma obligado por Kokuyo.
Senku se quedó solo por unos días mientras Kohaku trabajaba, solo contando con la compañía de Suika a la que también empezó a enseñarle a leer.
Pero cuando no estaba con Suika, Senku se concentraba en las instrucciones para Chrome.
A pesar de todo, le daba rabia no poder ayudar más en este mundo de piedra donde él nunca pudo revivir. Sabía que su padre dejó muchas cosas para ayudarlo en su meta, y odiaba la idea de que los aldeanos quizás nunca lo sabrían, que el platino en la isla nunca sería descubierto, que todo el sacrificio de su padre de esta época sería en vano...
Aunque en su realidad su padre fuera un payaso y Senku lo tratara normalmente, rechazando su excesivo afecto y negándose a decirle las cosas que lo molestaban, aún así agradecía cada día en el que tenía a su padre allí con él.
Y no podía dejar de pensar en que no podía simplemente permitir que todo eso fuera en vano.
Así que, más que instrucciones científicas, estaba dejando en manos de Chrome un plan para intentar resucitar al menos la civilización de Japón. Aunque eso sería increíblemente complicado, dejaría en manos de Chrome y la aldea Ishigami la decisión de si querían seguir la voluntad de los fundadores, sus antepasados. Ellos decidirían si querían recusitar a la civilización moderna o no.
Al menos ese era el plan, pero aún estaba bastante incompleto, tenía que pensar más todo lo que quería dejarle a Chrome y no sabía si le alcanzaría el tiempo.
De todos modos prefería trabajar en esto, llevaba semanas haciéndolo, ya que la investigación sobre qué demonios estaba pasando con él y Kohaku no había avanzado en nada, aunque aún no se rendía en buscarle una explicación científica. Debía haberla...
Cuando Kohaku regresó de la excursión para buscar materiales, Chrome se puso a trabajar con Kaseki y los otros fortachones de la aldea en hacer las estufas, y Kohaku, cuando no ayudaba en eso, pasaba tiempo con Senku en una pequeña cabaña que habían construido en solo unos días especialmente para que pudieran tener un poco de privacidad.
Desgraciadamente eran interrumpidos constantemente por Chrome y Suika, y Kohaku ni siquiera podía dormir allí porque su familia haría preguntas, pero aún así encontraban momentos para estar juntos cada que podían.
Luego de casi dos semanas, cada casa en la aldea tuvo su estufa y todos los aldeanos estuvieron muy agradecidos con Chrome, mientras que Kokuyo ya no lo veía mal en lo absoluto, hasta lo trababa como a un hijo, según Kohaku.
Senku estaba complacido de que su plan estuviera funcionando. Necesitaba que Chrome fuera el jefe para que hiciera prosperar a la aldea y algún día pudieran llevar a cabo su plan de restaurar Japón si así lo querían.
Todo marchaba a la perfección... excepto por el hecho de que el idiota de Chrome daba aún más asco que Senku en cuestiones románticas.
—¡Vamos, tienes que pedirle matrimonio a Ruri-nee! —Kohaku ya llevaba unos buenos quince minutos gritándole para que saliera de su choza—. ¡Mi padre no te lo va a negar!
—¡Cállate! ¡S-solo no creo que este sea el momento!
—¡Pues yo creo que estás siendo un maldito cobarde!
Luego de otros quince minutos intentando convencer a Chrome, Kohaku se marchó pisoteando de allí, a lo que Senku la siguió rascando su oído con el meñique. No estaba muy interesado en el drama amoroso de Chrome y Ruri pero sería beneficioso para sus planes y sabía que era importante para Kohaku.
Fueron a su pequeña cabaña privada mucho más alejada de la aldea y él decidió sacarle el mal humor en la cama, logrando efectivamente que se calmara y dejara de lado su frustración con su futuro cuñado.
—Siempre ha sido un despistado con ella, pero sabes que está enamorado de tu hermana, tarde o temprano cederá.
—Siempre estábamos ocupados en el sueño, siempre había algo que hacer, y aquí también pero al menos no estamos apresurados por algún evento que necesite nuestra atención inmediata como pelear contra Tsukasa o salvarlo... —Dejó de abrazarse a su pecho para sentarse con rostro pensativo, con la sábana apenas cubriendo su pecho—. Ahora puede confesarle a Ruri-nee sus sentimientos y estar con ella, pero sigue siendo un idiota. —Bufó—. Me preguntó cuánto se habrá tardado en esa realidad que soñamos... —Miró pensativa al techo, antes de mirar de reojo a Senku—. Ahora que lo pienso, nosotros tampoco teníamos tiempo para nada de esto... —Los señaló curvando el dedo índice hacia él y luego hacia ella—. Y no sé tú pero yo ya estaba enamorada de ti en esa realidad. —Rió divertida—. ¿Crees que habríamos podido estar juntos allí alguna vez?
—Bueno, yo no era indiferente a tus sentimientos, pero no tenía tiempo para pensar en eso. —Encogió los hombros—. Pero supongo que después de restaurar la civilización estaría mucho más dispuesto. —Rió entre dientes—. Bueno, eso si no te me lanzas encima antes, supongo que nunca lo sabremos.
—Yo te habría esperado todo lo que hiciera falta. —Volvió a recostarse en su pecho, con una sonrisa suave.
Senku simplemente sonrió y cerró los ojos para dormir al menos una siesta antes de que ambos tuvieran que volver a trabajar.
El mundo de piedra siempre daría trabajo, sin ninguna duda.
.
Después de casi un mes quedándose en la realidad de Kohaku, Senku decidió que ya era tiempo de regresar al mundo moderno.
Como Kohaku esta vez solo lo acompañaría en el viaje, sin ir a su mundo, Suika insistió en ir a acompañarlo también.
Antes de irse, Senku le dejo unas cuantas instrucciones extras a Chrome sobre ciertos inventos científicos que podrían serles útiles, y también le dijo que no fuera ineficiente y declarará sus sentimientos a Ruri.
—Tengo un nuevo proyecto para ti, pero solo te lo daré cuando seas el jefe —dijo obviamente para presionarlo, haciendo que se tensara con nerviosismo—. ¡Más te vale ya serlo para la próxima vez que venga! —exclamó ya dando la vuelta para marcharse.
Kohaku y Suika lo siguieron, y estuvieron conversando alegremente todo el camino.
Acamparon, y, apenas la pequeña se durmió, Senku y Kohaku tuvieron su despedida en ese momento, besándose con ganas antes de apartarse y dormir lado a lado en distintos sacos de dormir.
Al día siguiente llegaron al árbol y Suika entristeció, preguntándole a Senku si iba a volver pronto.
—Lo intentaré, pero no te preocupes, le avisaré a Kohaku cuando pueda volver. —Acarició su cabeza con una sonrisa suave—. Por mientras ayuden a Chrome en lo que puedan, tienen un largo camino por recorrer en la ciencia.
—¡Sí, muy bien, Suika quiere ser útil! —Volvió a sonreír emocionada.
Luego de despedirse de Suika, Senku simplemente asintió con la cabeza hacia Kohaku y planeaba irse solo con eso, pero ella rodó los ojos y alcanzó a darle un rápido abrazo por la espalda que lo dejó riendo antes de que tocara el árbol y desapareciera.
Luego de eso Kohaku decidió cargar a Suika en su espalda y volver trotando a la aldea, tardando solo unas once horas debido a que tomó algunos descansos, lo que les permitió llegar justo al atardecer.
Kohaku se reunió con Chrome en su choza, encontrandolo pensativo.
—¿Y a ti qué te pasa? —Lo miró curiosa.
—Estaba pensando... —Tragó saliva—. Que creo que ya... ya es hora de que hable con Ruri. —Tomó aire—. Primero le preguntaré a ella si... si quiere estar conmigo, y luego solo entonces hablaré con su padre.
Kohaku lo miró incrédula.
—¿Estás bromeando? Te he dicho muchas veces que le gustas a mi hermana. —Se llevó la palma de su mano a la frente.
—¡¿Pero alguna vez ella te lo ha dicho directamente?!
—¡No, pero aún así es obvio!
Chrome no quiso escucharla y acordó que mañana hablaría con Ruri primero, Kohaku de todos modos se contentó con eso y le pidió que al menos intentara ser un poco romántico ya que estarían solo los dos, aunque la verdad lo dudaba mucho.
Esa noche se encontró con Senku en su sueño y de inmediato brincó a besarlo, aunque desgraciadamente la alarma lo despertó antes de que pudieran llegar a más dentro del sueño, cosa que honestamente le daba bastante curiosidad.
A la mañana siguiente, mientras preparaba un desayuno para Suika, vio a Chrome partir hacia la choza de su hermana y sonrió emocionada.
¡Parecía que finalmente esos dos iban a estar juntos!
Terminó de desayunar con Suika y la dejó con Kaseki para ir a casa de su hermana muy emocionada, aunque pronto su sonrisa disminuyó al escuchar gritos provenientes de la torre de la sacerdotisa. Gritos de su padre muy enojado.
Oh, mierda.
Rápidamente corrió hasta allí, entrando y encontrándose con su hermana delante de Chrome, que estaba intercambiando gritos con su padre muy furioso.
—¡Ya no me importa tu opinión, Kokuyo! ¡Ruri me dijo que sí y eso es todo lo que necesito!
Oh, vaya... pareciera que Chrome finalmente se puso los pantalones y ya no sería un cobarde delante de Kokuyo.
Kohaku estaba muy orgullosa de él.
—¡El puesto de jefe solo puede ganarse a través de la Gran Batalla, frente a los dioses! ¡Eso es algo que tú nunca podrías lograr, Chrome! ¡Nunca serás el más fuerte de la aldea así que nunca serás el líder!
—¡Eso no es cierto, papá! —exclamó Ruri con lágrimas en los ojos—. ¡Han habido ocasiones en las que la sacerdotisa se ha casado con quien ella quería sin necesidad de la Gran Batalla! ¡Mamá me lo dijo! Aunque no es tan común, no es imposible.
—¡Ruri, tú no te metas en esto!
Kohaku decidió intervenir.
—¡Ja, le dices que no se meta a la principal involucrada! ¡No sé porqué me sorprende de ti, padre! —Se puso delante de Ruri con una postura defensiva.
—¡Esto no te incumbe en lo absoluto, Kohaku!
—¡Incluso si eso es cierto, no me importa! ¡Aparte de pensar como líder, intenta pensar como padre también! ¡Si celebras la Gran Batalla voy a patearle el culo a Magma todas las veces que sean necesarias! ¡Él no es el más fuerte, yo lo soy! ¡El solo tiene más músculo! ¡Y nunca podría ser un mejor líder que Chrome! Si quieres que alguien como Magma sea líder, no solo condenarías a la aldea, ¡también a Ruri-nee! Finalmente está sana ¿y tú quieres hacerla miserable? ¿De verdad es lo que quieres? —Lo miró ferozmente.
Su padre le mantuvo la mirada, pero había cierta duda en sus ojos duros.
—Esto no se trata de lo que yo quiera, Kohaku. Y tu hermana lo sabe muy bien. Ella debe casarse solo a través de la Gran Batalla, con el ganador, el más fuerte. Las costumbres así lo dictan.
—¡Las costumbres no han hecho nada por esta Aldea ni por Ruri! ¡Si fuera por las costumbres tú intentarías hacerme aprender las cien historias mientras Ruri-nee se muere en el piso! ¡Si fuera por las costumbres Magma no dejaría hacer nada a Chrome por mejorar las vidas de los aldeanos como lo ha estado haciendo porque es un idiota y lo sabes! ¡Las costumbres nos condenarían! Pero tú puedes salvarnos. —Lo miró con ojos aguados—. Por favor, papá. Deja a Ruri-nee vivir su vida como ella quiere. Déjala ser feliz.
La mirada de su padre se ablandó al escuchar su voz quebrada, pero volvió a endurecerse al mirar a Chrome... sin embargo, al ver los ojos suplicantes de Ruri, toda la ira y las dudas fueron desvaneciéndose de sus ojos y él los cerró, soltando un gran suspiro y relajando su postura.
—Chrome... Realmente has hecho mucho por esta aldea, más de lo que yo habría podido hacer... —Lo miró fijamente—. Y sé que mi hija te ama... Por eso, si ella desea casarse contigo, con gusto te declararé el jefe de esta Aldea ese mismo día.
Ruri jadeo felizmente y corrió a abrazar a su padre, mientras que Kohaku sonrió inmensamente, volteando a ver a Chrome que también sonreía aliviado y feliz.
Por fin Chrome y Ruri iban a estar juntos.
¡Tenía que contarle esto a Senku apenas lo viera en su sueño compartido! ¡Estaba segura de que se alegraría mucho por ellos!
—Chrome... —Una voz grave y llena de odio los congeló a todos en su sitio. Voltearon, viendo a Magma en la entrada, con varioas aldeanos detrás de él. Seguramente tantos gritos atrajo la atención de la Aldea... Y era obvio que Magma había escuchado todo lo que acababan de decir—. Lo sabía... ¡Sabía que esa hechicería barata era para robarme el puesto de jefe, BASTARDO! —Corrió hacia él con su lanza en mano.
La distancia entre la entrada de la choza y el lugar en el que Chrome estaba parado era muy corta, así que Kohaku tuvo que reaccionar rápido y voltear para intentar salvar a Chrome, pero en ese momento una roca impactó contra su cabeza, en su frente, y sangre corrió hasta su ojo, cegando su visión. Alcanzó a ver que fue la asquerosa cucaracha de Mantle quien le lanzó la piedra para ayudar a su maldito y adorado Magma, ¡pero no dejaría que se salieran con la suya!
La lanza ya estaba dirigiéndose a la garganta de Chrome, y Kohaku intentó patearla con todas sus fuerzas, pero no fue suficiente... y la lanza logró atravesarla, cerca del estómago.
—¡Kohaku!
Magma gruñó de frustración y quiso atacar a Chrome otra vez, pero en ese momento Kokuyo se lanzó a golpearlo y Jasper y otros dos aldeanos lo ayudaron, sosteniendo a Magma para que Kokuyo pudiera darle otro par de golpes que finalmente lo dejaron inconsciente.
Al ver a Magma caer, Mantle salió corriendo.
—¡Vayan tras él! —mandó Kokuyo con furia, antes de voltearse a ver a Kohaku con desesperación en sus ojos—. Hija...
Ella estaba sujetando su estómago, jadeando dolorosamente, con la sangre escapándose a velocidades alarmantes.
No era idiota, ese fue un golpe mortal. No había forma de que sobreviviera a esto...
—¡Maldición! ¡Necesitamos vendarla! —gritó Chrome mientras se concentraba en ayudarla a hacer presión sobre la herida. Ruri trajo ropa vieja y rápidamente la cortaron y las envolvieron al rededor de su estómago, frenando un poco la perdida de sangre.
—Esto es inútil... —Turquoise la miró con lágrimas en los ojos—. No sobrevivirá a algo así... —Sollozó con pesar.
Kohaku apenas podía escuchar a las personas a su alrededor, todo se estaba volviendo borroso.
Se sentía muy débil y cansada...
—No... No sobrevivirá... —murmuró Chrome—. No en este mundo... No con nuestro nivel de ciencia... Pero aún hay una forma de salvarla.
—¿De qué hablas? ¡¿Cómo?! —inquirió su padre, desesperado.
—¡Llamen a Kinro de inmediato! —pidió Chrome y de inmediato se oyeron pasos correr fuera de la choza—. ¡Kokuyo, necesito que confíen en mí! ¡Debo llevarme a Kohaku a un sitio donde podrán salvarla!
—¡¿De qué estás hablando?! ¡¿Qué lugar es ese?!
—¡Confía en mí, Kokuyo! ¡Tal vez tarde varios días o incluso semanas, pero si la llevó a ese lugar ella vivirá!
Kohaku escuchó que siguieron hablando, pero ya no podía entender qué decían.
De un momento a otro, sintió que la cargaban y empezaban a correr con ella a cuestas, pero no podía ver nada, su vista estaba completamente desenfocada y pronto sus ojos se cerraron.
Estaba al borde de la inconsciencia, pero de un momento a otro la voz de Chrome le llegó, desesperada y suplicante.
—¡Por favor aguanta, Kohaku! ¡Aguanta a que te llevemos con Senku, por favor!
—Senku... —susurró, intentando abrir los ojos, pero sin éxito—. Senku...
—¡No sé cómo se comuniquen ustedes dos, pero tienes que llamarlo! —La voz de Chrome volvió a sonar lejana—. ¡Tiene que estar ahí! ¡Y no mueras, Kohaku, por favor! ¡Por favor no...!... —Él siguió hablando, pero ella ya no lo escuchaba.
¿Morir? Claro que no quería morir.
Quería ver a Senku otra vez...
Senku...
.
Senku...
Senku se congeló a medio camino de entrar a su habitación, llamando la atención de su padre.
—¿Hijo? ¿Pasa algo?
Él sacudió la cabeza, llevándose una mano a la frente.
—No... no te preocupes. —Entró a su habitación y se sentó en su escritorio, frotando sus sienes.
Qué extraño... Podría jurar que escuchó la voz de Kohaku en su mente.
Se vieron hace menos de dos horas, en su sueño compartido, y tan solo ayer regresó de haber estado casi un mes con ella, ¿acaso ya lo estaba afectando el no verla?
Negó con la cabeza y se decidió a seguir escribiendo sus instrucciones para Chrome, para el plan de restaurar la civilización aún sin él en el mundo de piedra.
De verdad que era muy complicado. Detallaba los diferentes métodos para hacer fórmula de despetrificación, y las personas a las que podría ser de ayuda revivir, pero no es como que supiera dónde podrían encontrar a estas personas con diez billones por ciento de certeza. Preparó un mapa del Japón de esa época por sus recuerdos del sueño, y la forma en la que podrían leer coordenadas, todo explicado con sencillez para Chrome y para las personas que quisieran seguir con su plan, que era tan complicado y que además requeriría que la aldea estuviera mucho más avanzada técnicamente.
Así que aparte del libro con su plan ahora estaba escribiendo uno de cómo avanzar la tecnología en la aldea. Cómo hacer mejores casas, lo que incluía la creación de cemento, estructuras metálicas, o bien quedarse en simples cabañas, pero también cómo crear un sistema de tuberías, cómo hacer electricidad y brindar luz a las casas. También les detalló dónde encontrar petróleo y sus diversos usos, aunque eso era increíblemente complicado por sí solo, así que explicaría algunos usos esenciales y luego, si le daba el tiempo, haría un libro aparte para el uso de petróleo como combustible o gas.
Antes de poder aspirar a restaurar Japón, procuraría que la Aldea avanzara técnicamente y tuvieran conocimientos suficientes para que la gente moderna no pudiera intentar aprovecharse de ellos. Y eso tal vez tomara décadas y décadas. Quizás Chrome en algún momento tuviera que pasar el plan a sus hijos o a quien le tuviera la confianza suficiente. O quizás no quisieran hacerlo, pero debía intentarlo.
La decisión sería de la aldea, Senku simplemente quería dejarles las herramientas para que pudieran lograrlo sí así lo querían ellos. Porque no podía quedarse de brazos cruzados sabiendo que ellos eran mucho más que un sueño. Ellos eran personas reales, al igual que todas las estatuas esperando a ser revividas en esa realidad. Por eso debía al menos intentarlo.
Debía...
Senku...
Sus pensamientos se detuvieron y él cerró los ojos.
Senku...
La escuchaba. Claramente escuchaba a Kohaku. Como si estuvieran en sus sueños compartidos.
¿Por qué? ¿Acaso esto era lo que pasaba cuando ella estaba dormida y él no? ¿Estaba tomando una siesta o algo así? ¿O acaso quería decirle algo?
Decidió que esto era muy extraño y se lanzó a su cama para intentar dormir y ver si era cierto que ella lo llamaba dormida.
Intento dormir, pero no podía dejar de pensar en lo extraño que era esto. Mierda, no podía dormir así.
Bufó, levantándose de la cama y meditando la idea de tomar pastillas para dormir, pero acabó descartando la idea y volvió a intentar dormir esta vez escuchando música tranquila con su celular.
Nada.
Como odiaba su mala suerte.
Estuvo unas buenas horas tirado en su cama, intentando dormir, sin éxito.
Decidió leer algo aburrido para intentar dormirse, yendo a parar a una de las novelas obligatorias de leer para la escuela. Una de romance estúpido sobre un príncipe y una duquesa.
La leyó entera y no se durmió, pero si acabó fastidiado y bostezando. Y media hora después ya casi estaba durmiendose pero su padre entró a su habitación gritando que ya estaba listo el almuerzo.
—¡Maldita sea, viejo!
—¿Qué? —Él pareció confundido.
Senku decidió ir a comer y luego ya se le quitó el sueño así que siguió trabajando en escribir sus instrucciones. De todos modos no volvió a escuchar la voz de Kohaku así que quizás ya había despertado de la siesta o su intento de comunicarse con el. Ya en la noche le preguntaría qué diablos fue eso.
No obstante, mientras las horas pasaban, empezó a sentirse inquieto.
Cerraba los ojos y sentía como si alguien lo observara. Y al estar largo rato con los ojos cerrados, casi podía sentir un toque cálido en su rostro.
Algo no estaba bien.
No podía quitarse de la cabeza que Kohaku quizás lo necesitaba, quizás estaba intentando comunicarse con él de alguna forma.
Le dijo a Byakuya que no cenaría y volvió a intentar quedarse dormido.
Esta vez solo le tomó una hora que el sueño lo venciera y finalmente logró dormirse.
Despertó y vio a Kohaku sentada contra el árbol de alcanfor, apoyada en él más bien, dormida.
A su lado estaban Chrome y Kinro, ambos jadeando pesadamente, viéndose como si acabaran de llegar allí corriendo con todas sus fuerzas.
—Senku. —Esta vez escuchó a Kohaku claramente—. Te necesito, Senku. Por favor...
—¡Kohaku! —Se acercó a ella, pero no le hizo ningún caso, seguía luciendo dormida.
Y entonces lo notó.
Ella estaba vendada, con su ropa empapada en sangre, pálida y con sangre seca en su frente.
Jadeó horrorizado.
—¡Senku! ¡¿Puedes oírme?! —Su voz resonó en su cabeza, confundiéndolo.
—¡Te oigo! ¡¿Dónde estás?! —Volteó desesperadamente a todas direcciones.
—¡Estoy en tu habitación, viéndote dormir! ¡¿Dónde estás tú?!
—¡Estoy viéndote medio muerta en el árbol de Alcanfor! ¡¿Qué demonios te pasó?! —Intentó tocarla, pero ella no reaccionó, y apenas intentó tocar sus vendas sus manos de repente la atravesaron.
¡¿Qué demonios estaba pasando?!
—¡Magma se volvió loco y trató de matar a Chrome! ¡Yo terminé recibiendo el golpe por él! —Su voz de repente se oía cada vez más lejana—. ¡Estuve viéndote todo este tiempo, intentando decirte que...!... —Su voz se fue apagando hasta el punto de que ya no fue capaz de entenderla.
—¡¿Kohaku?!
¡Mierda, mierda! ¡Esto era terrible!
—¡¿Senku?! —Su voz apenas le llegó, y entonces ya no pudo escucharla más.
Vio a Chrome hablando desesperado con Kinro, que lucía muy confundido, pero no podía escucharlos para nada.
Estaba nevando en su mundo, y la respiración de Kohaku se veía cada vez más inestable.
Gruñó y se abofeteó con fuerza, gritándose que debía despertar.
¡Debía ir con ella!
La respiración de Kohaku se volvió casi imperceptible, y entonces fue como si el sueño lo hubiera expulsado de golpe.
Como si la conexión se hubiera roto...
Estaba despierto, pero aterrorizado.
Rápidamente se levantó, tomó su billetera, las llaves que copió para entrar a la escuela y su celular, y entonces corrió fuera de la casa, ignorando las preguntas de su padre.
Tomó un taxi hacia la escuela y le ofreció el triple de dinero si lo esperaba afuera, a lo que el hombre por suerte accedió.
Corrió a la escuela y la abrió, dirigiéndose rápidamente al patio donde estaba el árbol, ya con una mano extendida, esperando que la conexión aún siguiera allí, esperando aún poder salvarla.
Su mano tocó el árbol... y pudo ver a Kohaku allí, ahora cubierta con el abrigo de Chrome, apenas respirando, ¡pero aún viva!
Jadeó aliviado y se arrodilló a su lado, cargándola con un brazo con todas sus fuerzas, trayéndola a su mundo exitosamente.
No perdió el tiempo y corrió al taxi, sin molestarse en cerrar el edificio de la escuela.
Le pidió inmdiatamente ir al hospital más cercano.
Llamó al hospital por mientras, avisando que iba con una chica en estado de gravedad por una puñalada.
Durante el viaje, escondió el escudo y los cuchillos de Kohaku en el abrigo de Chrome. El vestido de invierno sería difícil de explicar pero le daba igual y esperaba que a los doctores también.
Apenas entró al hospital, se la quitaron de los brazos y la llevaron a urgencias.
Suspiró y se sentó en la sala de espera.
Japón tenía un buen sistema de salud, especialmente en Tokio... Ella debería estar bien.
Tenía que estarlo.
Contuvo sus ganas de entrar para exigir ayudar en lo que sea y decidió contestar a las llamadas de su padre, después de inventar la excusa que le daría, claro.
Le dijo que Kohaku había sufrido un ataque de un ladrón al volver de despedirlo en el aeropuerto de su isla natal y ahora la transfirieron a Tokio porque no tenían los medios para salvarla en su pueblo.
Byakuya quiso hacerle más preguntas e ir con él al hospital, pero Senku le dijo que un doctor le estaba hablando y le colgó diciendo que lo llamaría luego.
Kohaku necesitaba una transfusión de sangre, pero su tipo de sangre era el más común (0) y le consiguieron fácilmente la transfusión.
Al día siguiente le permitieron verla de lejos, ella seguía inconsciente, pero le dijeron que despertaría pronto.
Solo pudo estar en la habitación mientras hablaba con el doctor, luego le pidieron seguir esperando afuera y ya no pudo zafarse de su padre.
Le dijo dónde estaba y claro que insistió en ir con él a esperar a que Kohaku se despertara, llevándole algo de comer también.
Su padre lo conocía muy bien y no le insistió en ir a casa a dormir por ese día, aunque al día siguiente si que lo obligó a ir a descansar un momento a la casa, bañarse, traer más comida y luego volver a dormir aunque sea en la sala de espera. Senku decidió aprovechar la oportunidad para dejar los cuchillos y el escudo y traerle ropa a Kohaku.
Fue en la tarde de ese día que ella despertó.
Senku le pidió a su padre privacidad y él lo respetó.
Senku sabía las medidas de higiene que debía tomar, así que los doctores le permitieron pasar un buen rato con ella.
—Hola. —Se sentó a su lado, sonriendo detrás del cubrebocas.
—Hola... —Ella habló suavemente después de tomar agua—. Este lugar es muy extraño... ¿Y qué tengo en el brazo? —Miró con desconfianza todo a su alrededor.
—No te preocupes, esto es un hospital, estás recibiendo la mejor atención médica que el siglo XXI tiene para ofrecer. —Sujetó con su mano enguantada la mano de Kohaku—. Estabas al borde de la muerte... pero ahora estarás bien —aseguró, aliviado de poder decirle eso.
—Vaya... La ciencia es realmente impresionante. —Lo miró con ojos maravillados—. Pensar que me salvaron de algo así... Es increíble.
—Lo es. Pero tú eres más increíble, resistiendo el viaje desde la aldea hasta Tokio... el frío del invierno, la espera hasta que yo llegue allí y el viaje al hospital. Y aún así despertaste rápido. —Rió por lo bajo, mirándola con fascinación—. Eres toda una leona ¿eh?
—No me llames así —se quejó, aunque sonriendo.
Al poco tiempo volvió a dormirse y los doctores le pidieron retirarse.
Senku quería estar allí para ella a cada momento, pero su padre lo arrastró a la casa a que pudiera tener una noche de sueño decente.
Volvió temprano al hospital a la mañana siguiente y empezó a recibir llamadas de sus amigos, que ya empezaron a preocuparse de que los ignorara tanto.
Tuvo que contarles lo que sucedió y también vinieron al hospital, solo a mostrarle su apoyo.
Querían detalles, pero Senku insistió en que Kohaku no quería hablar de eso y que sería mejor que no la abrumaran.
Fue una semana después que les permitió a sus amigos y a su padre visitarla también.
Kohaku estaba feliz por la compañía, y hasta le preguntó a Tsukasa tanto por Mirai que él trajo a la pequeña a visitarla también, alegando más su estancia en el hospital.
Una semana después, luego de dos semanas internada, le dieron de alta del hospital, pero seguía delicada y les dieron muchas instrucciones para su recuperación.
Kohaku se quedaría en la habitación de Senku recuperándose, lo que levantó preguntas respecto a la familia de la chica.
—Ya llamó a su familia. Estuvieron de acuerdo en que se quede conmigo y la esperaran en casa cuando esté lista para volver —explicó ante las miradas expectantes de su padre y sus amigos.
—¿Y ellos no quieren venir a verla? Si tienen problemas de dinero no tengo ningún problema en...
—Está bien, Byakuya-san. —Kohaku sonrió suavemente—. Mi padre es un hombre muy ocupado y su gente lo necesita, y mi hermana debe permanecer a su lado. Yo estoy más tranquila con ellos en casa.
Byakuya le acarició el cabello paternalmente, con una sonrisa comprensiva.
—Muy bien, entonces. Apenas te recuperes estoy seguro de que te recibirán con mucho cariño en tu casa.
Senku la cuidaba todos los días y todas las noches, cambiando las vendas y gasas, ayudándola a bañarse, dándole las medicinas que el doctor mandó, trayéndole comida en sus horas y agua cada vez que la pidiera, y haciéndole compañía todo el tiempo.
Él ya había empezado las clases otra vez, pero estaba faltando para poder estar con ella, aunque Kohaku no entendía del todo cómo funcionaba eso de la escuela. De todos modos no tenía problemas porque sus notas siempre eran impecables y sus directores y profesores ya estaban resignados con él.
Pasó dos semanas bajo el cuidado de Senku y Byakuya antes de que se sintiera con la suficiente fuerza para pedir volver a casa.
—No creo que sea buena idea. —Senku la miró con preocupación—. Tienes que hacer un largo viaje hasta tu casa. Quédate otra semana.
—Pero mi familia debe estar muy preocupada, y no tengo idea de lo que Chrome pudo decirles. De verdad quiero volver. —Lo miró suplicante.
A Senku se le hacía muy difícil negarle algo cuando ella lo miraba de esa forma.
—Bien... Podemos llevar una silla de ruedas y yo te llevaré mientras el terreno lo permita. Aunque eso me hará más lento, prefiero facilitarte el viaje.
—Pero luego tendrías que volver solo...
—Eso no me molesta, no es que haya depredadores por esa zona.
Convenció a Kohaku de su plan y le dijeron a Byakuya que ella ya quería volver a su casa. Quiso acompañarlos, pero le pusieron excusas tras excusas y lograron que desistiera.
Le advirtió que se quedaría dos días en casa de Kohaku antes de volver y partió muy de madrugada hacia la escuela, un momento en el que no habría nadie, ya que aún tenía las copias de las llaves.
Llegaron al árbol y Kohaku lo jaló a su mundo.
Allí, los dos se quedaron con las bocas abiertas al ver a Chrome y Kinro esperando, acampando cerca del árbol.
—¡Al fin! —Chrome sonrió aliviado, mientras que Kinro seguía sin salir del shock—. ¡Sabía que ibas a salvarla, Senku!
—¿Estuvieron esperando un mes aquí? —preguntó incrédulo.
—Claro, no sabía cuando iban a volver o si necesitarían ayuda. —Chrome tenía un nuevo abrigo visiblemente hecho a las apuradas con piel y pelaje de un jabalí que debieron cazar por la zona—. Bueno, hay leones por aquí pero soy un experto en esconder mi rastro así que no hubo problemas. Y habríamos esperado más tiempo de ser necesario. —Encogió los hombros con una sonrisa despreocupada.
—Estás loco. —Senku rió divertido y agradecido, mientras que Kohaku pareció profundamente conmovida.
—Gracias, realmente eres el hombre perfecto para mi hermana. También muchas gracias a ti, Kinro, me salvaste. Ambos me salvaron.
—Solo hice lo que tenía que hacer. —El mayor asintió.
—Bueno, tú me salvaste la vida a mí. —Chrome sonrió suavemente—. Claro que tenía que devolver el favor.
—Entonces... —Kinro miró a Senku muy seriamente—. Tú eres el que ha estado ayudando a Chrome a mejorar las vidas de todos en la aldea, ¿no es cierto?
—Sí, aunque tú no pareces tener mucha confianza en nosotros. Sigues sin usar los lentes que preparamos para ti.
Kinro suspiró brevemente.
—He visto que eres de fiar, aunque no entiendo de dónde vienes. Usaré los lentes a partir de ahora. —Asintió una vez más—. Sin embargo, me preocupa que Chrome insista tanto en mantenerte en secreto. ¿Hay algo que debería saber?
Senku estaba a punto de decirle toda la verdad sin tapujos, pero Kohaku se le adelantó.
—¡Yo soy la que quiere que sea todo secreto! E-es solo que Senku de hecho es mi novio. Y no creo que mi padre se lo tome bien, así que estoy esperando el momento adecuado para decírselo. E-eso es todo.
—Ya veo. No quiero entrometerme en asuntos familiares ni amorosos. Pueden contar con mi silencio. —Sorprendentemente se creyó la excusa improvisada de Kohaku.
Senku decidió que lo mejor sería que ellos la llevaran a casa y él regresara a su mundo. Les dejó la silla de ruedas para facilitar el viaje y miró a Kohaku una última vez antes de tocar el árbol y regresar a su mundo.
Byakuya se sorprendió mucho de verlo allí pero Senku le explicó que alguien de la familia de Kohaku había ido a buscarla y se encontraron en el aeropuerto y prefirió darle los boletos a su familiar para que regresará con ella a su pueblo.
Decidió ir a la escuela ese día y en la hora del almuerzo sus amigos de inmediato empezaron a interrogarlo por Kohaku, pero al final puso una excusa para todo y se libró de ellos. Pero no pudo librarse cuando Tsukasa quiso acompañarlo al salir de la escuela.
—Entonces... —Lo miró de reojo mientras caminaban—. ¿Piensas decirme qué es lo que estás ocultando respecto a tu novia?
Senku se mantuvo callado por un momento, meditando si decirle o no, antes de reír entre dientes y encoger los hombros.
—Realmente no es asunto tuyo. No creí que fueras del tipo entrometido en las relaciones amorosas de los demás.
—No lo soy, solo no entiendo por qué nos mentirías como nos mientes. —Suspiró—. Te conozco, eres un buen mentiroso cuando quieres, pero no eres un experto manipulador. Y tu novia es demasiado transparente. Aunque no la conozco, puedo ver que mentir la pone nerviosa.
Senku bufó, de repente deseando que el mentalista entrometido de Gen estuviera allí para despistar a Tsukasa.
—Bien, bien, si tengo un secreto, pero no es nada malo. —Hurgó en su oído con aparente indiferencia—. Tal vez algún día te lo diga, pero no tengo intenciones de hacerlo por el momento.
Tsukasa sonrió con resignación.
—Ya veo. Respetaré tu decisión. Y si algún día necesitas que te cubra en algo solo dilo. —Le enseñó el pulgar.
Se despidió de Tsukasa y siguió su camino, y esa noche en su sueño compartido Kohaku le dijo que llegaron rápido a la aldea porque Kinro apresuró el paso y al llegar de alguna forma Chrome convenció a todos de que tardaron tanto en curarla porque necesitaba "plantas milagrosas que crecían en un sitio muy lejano" y que no podían arrancarlas y llevarlas a la aldea porque se morían rápido y necesitaban aplicar una planta por día durante un mes.
—No voy a negarlo, Chrome es muy creativo en sus excusas cuando quiere. —Senku debía admitir que estaba muy impresionado.
—Sí... Pero me estuve preguntando... ¿Cuánto tiempo más deberíamos mantener esto en secreto? Dudo que podamos engañar a todos por siempre...
"Yo dudo que podamos seguir cruzando realidades por siempre", pensó, pero prefirió no decirlo.
—No lo sé. De todos modos por el momento no quiero decir nada.
—Sí, tampoco creo que mi padre se lo tome bien. —Rió nerviosamente—. Aunque sí que es cierto que Chrome y yo queremos decirle al menos a Ruri-nee...
—Hazlo, por mí no hay problema. —Sonrió despreocupadamente, antes de ponerse serio—. ¿Cómo está tu herida?
—Mejor. —Sonrió suavemente—. No te preocupes, estoy tomando todas tus indicaciones, me tomaré las cosas con calma.
—Muy bien. —Suspiró aliviado, antes de besarla.
Kohaku estuvo otras dos semanas en reposo antes de volver a sus entrenamientos y estilo de vida extremo.
En sus sueños compartidos, ella siempre le hablaba de la aldea. De como Magma y Mantle habían sido desterrados, de que Kinro había aceptado los lentes y, la vez que Magma se acercó para atacar a Chrome, Kinro lo derrotó sin problemas y desde entonces Magma ya no volvió a dar problemas. Le dijo que Ruri estaba muy sorprendida por la historia de ambos, y que a diferencia de Chrome y Suika a ella si le había contado todo (Senku esperaba que no las partes más gráficas e íntimas de su relación) y fue un alivio tener a alguien más con quien hablar de eso, lo que le hizo considerar si debería contarle la verdad a Tsukasa o a su padre al menos.
Él también le contaba cosas de su mundo. Aunque ella no entendiera mucho, le contaba de los experimentos que hacía en el club de ciencias, le contaba que a veces veía los programas del mentalista y a ella la hizo muy feliz saber que le iba bien. También investigó bajo su pedido qué tal estaba Ryusui y leyó algunos escándalos de mujeres de ese capitán idiota, pero le dijo a Kohaku las cosas buenas, que él estaba feliz navegando por el mundo y todo eso. También le habló que su padre se mantenía en contacto con Lillian constantemente y que hasta le parecía haber visto cierta "química" entre ellos, y luego se pasó el resto del sueño explicándole el significado de ese dicho y además las bases de la química de verdad.
Así pasó un mes y en el mundo de Kohaku dejó de ser invierno, mientras que en el de Senku ya no estaban muy lejos de esa estación.
Estaban en octubre, de hecho, y eso lo hizo pensar que los sueños comenzaron en abril. Ya habían pasado seis meses desde la primera vez que soñó con Kohaku y desde que ambos cruzaron al mundo del otro por primera vez.
¿Acaso la conexión sería algo permanente? ¿O algo de por vida?
Quería creer que sí... Pero no podía estar seguro, así que siguió trabajando en sus libros para Chrome, que a estas alturas ya sabía leer perfectamente.
Senku y Kohaku también deseaban verse en más que sus sueños compartidos, y cuando Byakuya accedió a volver a trabajar con la NASA por una temporada (aunque Senku sospechaba que era una excusa para ir a ver a Lillian), decidió invitar a Kohaku a venir a su mundo, y ella accedió encantada.
Puso otra vez la excusa de ir a buscar materiales para Chrome y volvió al mundo moderno, donde tenía planeado esta vez ser ella la que se quede un mes.
Senku estaba encantado, ambos estaban encantados. Parecía una asquerosa luna de miel para adolescentes o algo así, aunque a la semana a Kohaku le llamó la atención eso de la escuela y a Senku se le ocurrió falsificar unos papeles para meterla como una estudiante de intercambio unas dos semanas.
Afortunadamente ella ya sabía leer gracias a que Chrome le enseñó a Ruri y por alguna razón su hermana fue la que mejor supo enseñarle a leer y escribir. Y aunque Kohaku no entendía absolutamente nada de lo que enseñaban en primero de preparación supo disimular ser una alumna y se divirtió muchísimo, sobre todo pasando los almuerzos con Tsukasa, Taiju y Yuzuriha. Y además estando con Senku en su club de ciencias, donde él le mostró todos sus experimentos y además su prototipo de cohete espacial, cosa que la dejó con la mandíbula por el suelo y los ojos muy brillantes y emocionados.
Luego de que se le acabaron las dos semanas como estudiante de intercambio, Senku faltó una semana a la escuela para estar con ella y fue otra vez su pequeña luna de miel adolescente en la que solo salían de la cama si era absolutamente necesario y para pasear de vez en cuando.
Senku la llevó a distintos restaurantes para que probara de todo. Hasta decidió llevarla a un observatorio y también al cine.
El observatorio fue su lugar favorito, donde él le mostró diez billones de constelaciones y cosas que la maravillaron. Y el cine fue el lugar que más la divirtió. En un principio el brillo de la pantalla casi la deja ciega, pero luego se quedó con la boca abierta por toda la película, y le pidió volver varias veces a ese lugar a ver más películas.
La billetera de Senku sufría por Kohaku, pero valía la pena.
Cuando se le acabó el mes, Senku le prometió que apenas pudiera él iría a su mundo un mes, quizás para ver aunque sea a lo lejos la boda de Chrome y Ruri que estaban tomándose su tiempo para casarse de una vez.
Cuando Kohaku se fue, de repente el departamento se sintió muy solitario para Senku.
Su padre aún no volvía, y él no podía evitar extrañar bastante a su novia. Aunque sabía que la vería en la noche, aún sentía su falta.
Esa noche, al dormirse, despertó en su habitación con Kohaku sonriéndole, pero cuando quisieron besarse... de repente... se pasaron de largo como si el otro no estuviera allí.
Ambos voltearon, increíblemente sorprendidos y confundidos.
—¡¿Senku?!
—Qué extraño... —Senku se acercó a ella, extendiendo su mano lentamente hasta tocar su mejilla... o intentar tocarla, más bien, porque de nuevo su mano siguió de largo como si ella no estuviera allí.
Kohaku intentó tocarlo también, pero fue en vano.
—¡¿Qué está sucediendo?!
—No lo sé... —Ambos se sentaron frente a frente, mirándose con preocupación—. Estos sueños han sido constantes desde la primera vez que nos vimos en el árbol de alcanfor, desaparecen solo cuando estamos en la misma realidad y la única vez que tuvieron un cambio fue cuando tú estabas agonizando. —Se llevó dos dedos a la barbilla—. Tal vez sea solo cosa de hoy, esperemos a ver qué pasa mañana.
—Muy bien... —Suspiró—. Quería contarte que Ruri-nee ha estado enseñándole a leer a Suika...
Él sonrió suavemente.
—Adelante.
El sueño de esa noche fue corto.
En realidad nunca estaba seguro de cuánto tiempo pasaba en los sueños, pero si había estado teniendo la sensación de que estos se hacían cada vez más y más cortos...
Al día siguiente, tampoco pudieron tocarse.
—¡¿Senku?! —Kohaku estaba muy nerviosa por la situación.
—Esto podría indicar varias cosas... Pero lo más probable que se me viene a la mente es que lo que sea que nos conecte se está haciendo más débil... de alguna forma... —Tensó la mandíbula.
—¡¿Pero por qué?! ¡¿Qué es lo que nos conecta y por qué de repente está haciendo esto?!
—Eso es lo que he querido entender a lo largo de todos estos meses, Kohaku. —Suspiró—. Pero no he podido encontrar nada sólido. No tengo nada, ningún tipo de información, no puedo responder a tus preguntas.
—¡Pero siempre has podido responder a mis preguntas! —Lo miró con desesperación.
—Esta vez no. —Sonrió tristemente.
En ese momento, el sueño terminó.
Al día siguiente, Senku estuvo nervioso todo el tiempo, llamando la atención de sus amigos, pero se negó a decir nada y volvió temprano a casa.
Cuando se durmió, se encontró con Kohaku una vez más, pero esta vez... ella se veía borrosa.
Todo se veía borroso, semi transparente, tenía destellos de su habitación y destellos de la choza de Kohaku.
—¿Qué está pasando, Senku? —Esta vez, Kohaku hizo esa pregunta más para sí misma que para él, a pesar de decir su nombre, porque ambos sabían que él no tenía idea de qué estaba sucediendo.
Ni siquiera le dio tiempo a responderle y el sueño terminó.
Al día siguiente ni siquiera fue a la escuela, buscó desesperadamente por internet información acerca de lo que podría estar pasando con ellos, pero no había nada. ¡Nada!
¿Acaso era simple magia? ¡¿Acaso no había nada que pudiera hacer para entender?!
¡¿Acaso la conexión se rompería y no volvería a ver a Kohaku?!
Cuando se durmió esa noche, soñó que estaba en la choza de Kohaku, la vio dormida allí, a un lado de Ruri, pero ella no parecía consciente de su presencia.
—¡¿Senku?! —Sin embargo, pronto logró escucharla, pero su voz se oía lejana.
—¡Kohaku, esto es grave! —gritó desesperadamente, esperando que ella pudiera escucharlo—. ¡Tienes que ir al árbol! ¡Tenemos que comprobar si aún podemos cruzar!
—¡Iré, Senku! —Suspiró aliviado al escuchar su respuesta—. ¡Iré lo más rápido que pueda!
Él quiso gritar algo más, pero entonces el sueño terminó.
Senku sabía que ella con su velocidad tardaría unas ocho horas o quizás menos en ir desde la aldea hasta Tokio, hasta el árbol de Alcanfor, pero él estaría esperando en el árbol desde antes.
Cargó una mochila con todos los libros que había preparado para Chrome, incluyendo unas cuantas cosas extra que decidió meter a último momento, y ni siquiera estaba seguro de por qué también metió en la mochila uno de los álbumes de fotos de Byakuya que le había regalado recientemente.
Agradeció que fuera sábado y entró a la escuela con su copia de llaves, apoyando la mano en el árbol.
Nada.
Suspiró temblorosamente, recordándose que solo había pasado una hora desde que despertó y era imposible que Kohaku llegará desde la aldea a Tokio en ese periodo de tiempo.
Se sentó con la espalda apoyada en el árbol, cerrando los ojos y contando los segundos.
Ella iba a aparecer, se dijo una y otra vez.
Ella aparecería. Aparecería. Lo haría... Estaba diez billones por ciento seguro de que la vería otra vez.
Las cosas no podían terminar así...
Pasaron las horas y Senku agradeció haber traído una botella de agua. Solo necesitaba eso porque la verdad no tenía hambre. Estaba absurdamente nervioso, sin querer despegarse del árbol ni un solo segundo.
Tres horas... Cuatro horas... Cinco horas...
Kohaku podría llegar en cualquier momento... Y aún podría verla, ¿verdad?
Debía poder verla...
Seis horas...
¿Aún no llegaba, cierto? Ese debía ser el problema.
Se le pasó por la mente que ella podría estar allí, apoyada contra el árbol, preguntándose si era él el que no llegaba cuando la realidad sería que la conexión se rompió para siempre...
Rápidamente sacudió la cabeza y maldijo. ¡Eso no pasaría, con un demonio! ¡El viaje desde la aldea era largo, eso era todo!
Siete horas...
Cerró los ojos, aún apoyado contra el árbol.
Nadie iba a moverlo de allí. La esperaría todo lo que hiciera falta, ella podría llegar en cualquier momento.
Y entonces se verían. Tenían que verse. Debían verse.
No podía acabar aquí...
—Senku...
Abrió los ojos de golpe y miró hacia arriba, viendo a Kohaku jadeando apoyada contra el árbol, con lágrimas en los ojos y una gran sonrisa llena de alivio.
Se levantó inmediatamente, con una mano apoyada en el árbol, y la besó con desesperación, misma que ella correspondió casi llorando, inmensamente aliviada.
Se separaron luego de un largo rato y él lo primero que hizo fue apoyar su pie en el árbol y darle su mochila.
—Arrójala a tu mundo —pidió muy seriamente—. Suelta el árbol un momento y deja la mochila de ese lado.
—Pero... ¿qué tal si ya no puedo volver si lo suelto? —Lo miró asustada, colgando la mochila en su hombro.
Senku apretó los dientes, dándose cuenta de que ella quizás tenía razón... pero...
—Kohaku... No sé si seguiremos siendo capaces de vernos mañana o siquiera dentro de los próximos diez minutos... —Tomó aire—. Por eso... quiero pedirte que vengas conmigo.
—¿Qué? —Ella palideció por completo.
—Ni siquiera sé si aún podemos pasar al mundo del otro, pero prefiero no arriesgarme así que debes venir rápido. —Le tendió su mano—. Ven conmigo.
Kohaku lo miró con sus ojos azules muy abiertos, sorprendidos, temerosos, dudosos... antes de desviar la mirada, mordiéndose el labio.
—Pero... mi familia... —Sus ojos se llenaron de lágrimas—. Mi padre... Mi hermana... Chrome... Suika... —Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas—. No puedo dejarlos...
—Pero... —Se mordió el labio, sin querer sonar como si menospreciara a su familia, porque no lo hacía, ni un poco—. Kohaku, sé que es difícil... pero si no vienes conmigo ahora... tal vez no tengamos otra oportunidad.
Ella sollozó, mirando hacia atrás como si sintiera el peso de toda su vida sobre su espalda.
Entonces, de repente, volteó a verlo con ojos brillantes.
—Senku, tú puedes venir conmigo. —Sonrió emocionada por la idea—. ¡Puedes ayudar a mi Aldea y a revivir a la humanidad! ¡Podemos restaurar la civilización científica tal como querías! ¡Podemos... estar juntos! —Sonrió con ojos llorosos.
Senku la escuchó atentamente y una parte de él quiso decir que sí, pero entonces pensó en su padre... en sus amigos... En todo lo que dejaría atrás.
—Mi padre... en esa realidad él... no está. —Cerró los ojos dolorosamente—. Y si me fuera ahora... Lo dejaría solo... sin saber qué fue de su único hijo...
Abrió los ojos con pesar y se encontró con la mirada llorosa de Kohaku, que lo miraba con comprensión pero también con un profundo dolor casi palpable, con un profundo deseo de tal vez traerlo con ella a la fuerza, y angustia porque jamás le haría algo así.
Él también quería traerla consigo, no quería que las cosas terminaran así. ¡No podía dejar que terminara así!
La amaba.
La quería a su lado.
¡Tenía que tenerla a su lado!
Estiró una mano hacia ella, ofreciéndole sin palabras, por una última vez, venir con él.
—Senku... —Ella volvió a sollozar, negando con la cabeza—. No puedo... —Le estiró su propia mano, pero no para tomar la suya, sino para que él la alcanzará y fuera con ella, a su realidad.
A un mundo de piedra que lo necesitaba... pero para el que requeriría demasiados sacrificios y lastimar a su padre y sus amigos de una forma irreparable.
—No puedo, Kohaku... —Sonrió dolorosamente, sintiendo sus ojos comenzar a arder.
De repente, por un instante, Kohaku desapareció de su vista. Como un parpadeo, aunque él jamás cerró los ojos.
—¡¿Senku?! —Su voz de repente se oía más lejana.
—¡Kohaku!
Con pánico, extendió su mano hacia ella y ella extendió su mano hacia él.
Ninguno sabía si estaban de acuerdo o no respecto a qué mundo escoger, ninguno sabía quién jalaría primero a quién, todo lo que sabían era que necesitaban tocarse, necesitaban estar juntos, ¡no podían terminar de este modo!
Sus manos se dirigieron desesperadamente hacia la del otro, y justo cuando se encontraron... se atravesaron... como si el otro no estuviera allí...
Lo último que vieron, fue la mirada de desesperación en los ojos del otro, las lágrimas escapándose y un llamado desesperado de sus nombres... y entonces la conexión se rompió.
Senku se quedó parado en el patio de su escuela, completamente solo, aún con la mano extendida hacia donde antes estaba Kohaku.
Lentamente, cayó de rodillas en el césped, sintiendo su vista nublada, viendo como las lágrimas caían en las ramas del árbol de alcanfor, árbol del que ya no sentía ninguna clase de conexión.
Ahora era solo un trozo de madera inútil.
Y él perdió su oportunidad.
Perdió a Kohaku para siempre.
Sus dientes crujieron y se llevó las manos al rostro, gruñendo de frustración y desesperación.
¡No, no podía dejar que las cosas acabaran así!
¡Le importaba una mierda que esto fuera magia, fantasía o una puta alucinación! ¡NO iba a dejar que esto se quedará así! ¡No iba a perderla!
No importa cuánto tiempo pudiera tomarle, o si le tomaba la vida entera, iba a verla otra vez. De una forma u otra, diez billones por ciento seguro.
"Juró que te encontraré otra vez, Kohaku".
Fin.
Holaaaaaaaaaaaa :D
Aquí tienen el final de este fic :'D
Salió un capítulo muy largo pero espero que les haya gustado y hayan disfrutado los últimos momentos de esta historia tan especial para mí TTwTT
Fueron cinco capítulos muy intensos pero por fin pude mostrarles el final de la historia! Y aunque los finales siempre me ponen tristes quede satisfecha uwu
Muchas, muchas, muchísimas gracias por todo su apoyo! Por favor no olviden que los amo con todo el kokoro! :3
Bueno... me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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