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𝐬𝐢𝐱𝐭𝐞𝐞𝐧: 𝐩𝐨𝐠𝐮𝐞 𝐟𝐨𝐫 𝐥𝐢𝐟𝐞

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Si algo era cierto, es que los rumores corrían rápido. La trágica y presunta muerte de Sarah y John B, junto con la acusación de que él había asesinado cruelmente a Peterkin, no era un secreto para nadie. Los kooks estaban ansiosos por hablar del tema y aprovechar cada oportunidad para despreciar aún más a los del otro lado de la isla.

─Me alegra que esté muerto ─dijo Kelce, mientras Audrey le lanzaba una mala mirada─ ¿Qué? ¿No era un asesino?

─Tuvo su merecido ─agregó una de las chicas.

─ Les ahorró el costo de un juicio y se irá al infierno por lo que le hizo a la Sheriff Peterkin ─añadió justo cuando JJ se acercaba a su mesa.

Audrey miró a su novio, quien parecía irritado por todos los comentarios que provenían de diferentes mesas. Ella le sonrió ligeramente, intentando tranquilizarlo.

─Chicos, aún están investigando ─intervino Topper.

─Sí, y no sé por qué ─se quejó otra chica del grupo.

─Tal vez porque no hay evidencia que incrimine a John B ─sugirió Audrey, con una sonrisa falsa mientras su novio le servía agua.

─Es obvio que es culpable. Deja de defenderlo ─espetó Kelce.

─¡Cállense! ─exclamó finalmente JJ.

─Oye... ─intentó decir Topper.

─Basta, Topp ─negó el pogue, visiblemente molesto.

─JJ, no es el momento ─dijo el Thornton, lanzando una mirada de advertencia a su hermana.

─No estábamos hablando contigo, pogue ─aclaró Kelce.

Audrey se levantó y tomó uno de los brazos de JJ, tratando de calmarlo. Él, sin embargo, tomó su vaso de agua y empezó a golpearlo suavemente con un tenedor.

─¿Pueden prestarme atención, por favor?

─J... ─comenzó a decir Audrey con una mueca, cuando todos comenzaron a observar.

─¡Tengo un anuncio que hacer! ─informó JJ, alzando la voz─ ¡Mi mejor amigo, John B, no mató a la Sheriff Peterkin!

─¡Rafe Cameron le disparó y la mató a sangre fría! ─reveló el rubio, dejando a todos los presentes sorprendidos─ ¡Eso fue lo que pasó!

Audrey observó a su hermano, quien simplemente desvió la mirada y bebió de su refresco, por lo que bufó frustrada. No importaba cuántas veces le había contado lo que ocurrió aquella tarde; Topper parecía no confiar en ella.

Tal vez era porque Rafe era uno de sus mejores amigos, o quizás porque creía imposible que su madre estuviera involucrada con Ward en la búsqueda del oro. O, simplemente, porque ya no le quedaba ninguna confianza en su hermana debido a sus nuevas amistades.

─Wow... ─murmuró el moreno, negando con la cabeza.

─¿Es tan difícil de creer, Kelce? ─cuestionó JJ.

─Sería una locura creer eso. Siempre es culpa de los kooks y nunca de los pogues ─respondió él, levantándose molesto.

─Kelce, detente ─pidió Audrey al ver que se paraba frente a su novio.

Sin pensarlo, el Maybank tomó la jarra de agua que estaba a su lado y la lanzó en la cara de Kelce, provocando que todos los presentes lo miraran sorprendidos.

─¿Es en serio? ─preguntó el moreno, furioso, antes de empujar a JJ, quien rápidamente lo tomó por la camiseta.

─¡Chicos, deténganse! ─gritó Audrey mientras Topper intentaba separar a su amigo.

─Kelce, basta ─dijo Topper, para luego mirar al rubio─ Y tú, te dije que no era el momento...

─Maybank ─dijo el dueño del lugar, interviniendo justo cuando JJ soltaba al kook.

─Lo sé, Raz. Estoy despedido ─aseguró JJ, entregándole el delantal.

─Raz... ─intentó decir Audrey, mirando al dueño con preocupación.

─Está bien, princesa ─dijo JJ con una sonrisa falsa─ Ya no hay nada para mí aquí.

─¿Qué haces? ─preguntó Topper al ver que su hermana tenía intenciones de seguir al chico.

─¿Si te lo dijera, me creerías? ─cuestionó Audrey, lanzándole una mala mirada antes de salir detrás de su novio.

─¿En serio dejarás que tu hermana siga a esa basura, Topp? ─le preguntó Kelce, incrédulo.

─Hace mucho que ya no tengo control sobre lo que hace Audrey ─espetó él, sentándose nuevamente.

─Cuidado al volver a la corte amigo ─bromea uno de los trabajadores y el pogue se voltea para enseñarles su dedo del medio.

─¡Así es! ¡Largate idiota! ¡No vuelvas nunca! ─apoyan otros meseros mientras lo miran atentamente subir a su moto.

Audrey llegó justo a tiempo para colocar una mano sobre su hombro, haciendo que él se girara a verla.

─¿Qué haces? ─preguntó JJ, confundido.

─¿Realmente pensabas irte sin mí? ─preguntó Audrey, visiblemente ofendida.

El pogue sonrió levemente y le entregó su casco, esperando a que ella subiera a la moto. Una vez que Audrey se aferró a él, JJ aceleró y, "accidentalmente", destrozó el jardín delantero del restaurante al alejarse.

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Era oficial, las vacaciones habían terminado y la escuela estaba de vuelta. No había nada que Audrey pudiera hacer para evitar este momento, y ninguna de sus excusas convencería a su madre para dejarla quedarse en casa.

Y Virginia había dejado eso bastante claro esa mañana.

─Será mejor que te levantes o llegarás tarde a la escuela ─espetó su madre, abriendo las cortinas de la habitación.

La rubia se quejó mientras se cubría la cabeza con la almohada.

─No me siento bien para volver a la escuela ─aseguró la adolescente.

─¿Ah, sí? ¿Estás enferma? ─cuestionó Virginia, quitándole la almohada que cubría su rostro─ Porque si es así, te llevaré al médico.

Audrey le lanzó una mirada molesta a su madre y negó.

─Déjame adivinar, la misma excusa que le diste a tu padre durante todo el verano ─dijo Virginia con una sonrisa falsa─ ¿Sigues sufriendo por la posible muerte de Sarah?

─¿Cómo puedes decirlo así? ─cuestionó la rubia, impactada por la frialdad de su madre.

─¿Y cómo tú puedes usar la posible muerte de tu mejor amiga como un pase de libertad ilimitada? ─replicó su madre, dándole una mirada seria.

─Solo para que lo sepas, yo no soy tu padre y no creo en esas excusas falsas, así que será mejor que te levantes ahora mismo ─finalizó la abogada antes de salir de la habitación.

Audrey apretó los puños, frustrada. Sentía una gran ira hacia su madre, no solo por lo insensible que había sido, sino también porque había estado actuando como si nada hubiera pasado después del incidente en la pista de aterrizaje. Por supuesto, ella no diría una palabra al respecto; eso destruiría a su familia, y no estaba lista para asumir esa responsabilidad.

Definitivamente no podía lidiar con una situación tan grande.

Y si había algo con lo que tampoco podía lidiar, era con la inexistente habilidad de su madre para superar los problemas.

─Te dije que te apuraras. Topper y Abigail ya se fueron a la escuela ─señaló Virginia, molesta, mientras miraba su reloj.

Audrey rodó los ojos y fue a buscar algo de comer al refrigerador. Su madre no había dejado de quejarse ni un solo maldito segundo desde que salió de su habitación, y, para ser honestos, no tenía un tono de voz nada sutil.

─¿Podrías calmarte? ─preguntó la adolescente, deseando que su madre finalmente se callara─ Ya estoy lista y me iré en mi auto, así que deja de quejarte.

─Serías una ingenua si creyeras que realmente te voy a dejar ir sola a la escuela ─indicó la abogada, y su hija la miró con incredulidad─ Yo te llevaré, necesito asegurarme de que entres a clase.

─¿Qué? ─exclamó Audrey, negando rápidamente─ ¡No!

─¿Qué te pasa? ─cuestionó la rubia, molesta─ ¿Acaso ahora pretendes controlarme?

─Has dejado claro que lo necesitas ─señaló su madre con obviedad─ Puede que durante lo que quedó del verano no haya dicho nada, pero ahora que ha comenzado la escuela, y si crees que voy a permitirte echar tu futuro académico a la basura, estás muy equivocada...

─Me aseguraré de que asistas a la escuela, y luego de eso, de que vengas directamente a casa a estudiar. Yo decidiré con quién puedes pasar tu tiempo libre ─agregó Virginia con firmeza.

─Siempre has sido perfeccionista y algo controladora, pero ahora... ─Audrey la miró con decepción─ Ya no te reconozco.

─Ya no sé quién eres, pero lo que sí sé es que no me impedirás salir de esta casa ─aseguró la Thornton, tomando su mochila y caminando rápidamente hacia la puerta.

─¡Audrey! ─gritó su madre, siguiéndola hasta el antejardín.

─Solo déjame en paz ─pidió Audrey justo cuando su padre estacionaba el auto al lado de ella.

─No me provoques, Audrey, porque si decido que no puedes salir, créeme, no volverás a poner un pie fuera en mucho tiempo ─advirtió Virginia, mientras su esposo se acercaba, desconcertado.

─Hazlo, y verás cómo terminan las cosas para ti ─desafió Audrey con una sonrisa falsa.

Virginia la miró, completamente molesta. ¿Cómo era posible que su hija la amenazara con revelar su secreto? ¿Acaso Audrey se había vuelto una completa traidora después de pasar tiempo con ese grupo de pogues?

─¿Qué ocurre, cariño? ─preguntó su padre al llegar junto a ellas.

─Ya sabes, mamá se ha vuelto más loca de lo habitual ─respondió la rubia, fulminando a Virginia con la mirada.

─Audrey ─frunció el ceño su padre ante sus palabras.

─No quiere dejarme ir sola a la escuela, papá ─se quejó la adolescente.

─Está bien, solo vete. Yo me encargaré de tu madre ─la tranquilizó James, dándole un apretón en la mano.

─Gracias ─dijo Audrey con una pequeña sonrisa antes de subir a su jeep y alejarse rápidamente.

─¿La dejaste ir así de fácil después de cómo me habló? ─cuestionó Virginia, incrédula, mirando a su esposo.

─Ya se hacía tarde para la escuela ─respondió él con simplicidad, caminando hacia ella─ ¿Qué pasó entre ustedes dos?

─Lo que pasa es que Audrey ya no tiene ningún tipo de respeto por mí ─se quejó la abogada, cruzándose de brazos─ Y no pienso tolerar más sus caprichos. El verano terminó y necesita reglas.

─Virginia, solo es una adolescente. Está pasando por una situación difícil. Intenta comprenderla un poco ─pidió James con una leve sonrisa, aunque su esposa negó, aún molesta.

─¿Comprenderla? ─respondió Virginia, sarcástica─ Por favor, James, no justifiques sus acciones por el incidente de Sarah. Ya ha pasado un tiempo, es hora de que lo supere.

─Era su mejor amiga. Esto no es fácil para ella ─intervino James─ Ella misma me lo ha dicho...

─Y, por supuesto, tú le crees ─dijo Virginia con una sonrisa falsa─. Audrey te tiene completamente cegado, así puede hacer lo que se le da la gana.

─Eso no es cierto ─negó James, algo molesto por la acusación.

─Cuando veas que tu preciosa hija ha tirado su futuro por la borda, será mejor que sepas que fue tú culpa ─sentenció Virginia, fulminándolo con la mirada.

─Te advertí que ella está arruinando los planes que tenemos para ella, así que cuando sea tarde, serás tú quien tenga que arreglar el desastre en el que estará ─terminó de decir ella antes de entrar furiosa a la casa.

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Estar en la escuela se sentía extraño para Audrey. No tener a Sarah a su lado era como si una especie de pieza le hiciera falta. Habían compartido cada momento juntas desde que eran pequeñas, y ahora que una de ellas no estaba, todo parecía fuera de lugar.

Las clases pasaban desesperadamente lentas para Audrey, y no ayudaba en nada el hecho de que todos comentaran sobre si Sarah había logrado escapar con John B o si, por el contrario, estaba muerta.

─¿Tú qué crees? ─preguntó Scarlett a su lado, en voz baja.

─¿Qué? ─respondió la rubia, confusa, saliendo de sus pensamientos.

─Sobre Sarah. ¿Qué crees que le pasó? ─repitió su amiga, mirándola con curiosidad.

─Ya ha pasado mucho tiempo, es probable que esté muerta ─intervino otra de sus amigas.

─¡Christine! ─la regañó Scarlett, antes de volver su atención a Audrey─ No le hagas caso, Aud. ¿Tú qué piensas?

─Solo espero que esté bien ─respondió Audrey y ambas amigas asintieron.

Aunque la idea de que Sarah estuviera muerta había cruzado por su mente varias veces, Audrey tenía el presentimiento de que no era así. Por alguna razón, prefería pensar que ella y John B habían logrado escapar y que estaban viviendo discretamente en algún lugar lejano.

El teléfono de Audrey sonó, sacándola de sus pensamientos. Sacó el móvil de su bolsillo y vio que JJ le había enviado una foto. Al abrir el mensaje, encontró una imagen de su novio sonriendo, junto a un breve texto deseándole un buen día en clases.

─¿Tu novio pogue? ─susurró Scarlett, observando la foto.

Audrey sonrió, algo tímida, y asintió.

─Es lindo ─comentó Scarlett con una leve sonrisa─ Espero que te trate bien.

─Lo hace. JJ es... ─comenzó a decir la rubia, sin poder evitar sonrojarse─ Es genial.

A pesar de la tristeza que sentía por la situación de Sarah y John B, JJ había hecho todo más fácil para Audrey. Su sentido del humor y su faceta romántica secreta habían hecho que lo que quedaba del verano pasará volando.

Los pogues y Audrey se habían hecho un tatuaje para recordar a sus amigos. Además, una noche, Audrey y JJ, en un arranque de ebriedad y algo de marihuana, se habían hecho un tatuaje juntos, solo por diversión.

La campana sonó, indicando el fin de las clases, y Audrey rápidamente guardó sus cosas antes de dirigirse a su casillero. Mientras caminaba, recibió un mensaje de un número desconocido. Al abrirlo, se llevó una gran sorpresa: una foto de John B y Sarah, ambos vivos y bien.

No perdió tiempo en escribirle a Kie, pidiéndole que se reunieran.

─Lamento la demora ─se disculpó Audrey cuando llegó al pequeño parque donde sus amigos la esperaban.

─Entonces, ¿todos recibimos el mensaje? ─preguntó Pope, incrédulo, mientras miraba su celular.

Audrey se acercó a JJ, le dio un rápido beso, y luego se unió al grupo.

─¿Cómo sabemos que realmente son ellos? ─preguntó la Thornton, frunciendo el ceño.

─Exacto, podría ser algún tipo de broma cruel ─añadió Pope, desconfiado.

─Voy a preguntar ─dijo Kiara, enviando un mensaje al misterioso número.

─¿Y si de verdad son ellos? ─preguntó JJ, algo ansioso.

─Está escribiendo ─informó Kiara, emocionada.

El desconocido preguntaba por JJ, y el rubio respondió al mensaje, seguido de eso pregunta sobre si había arreglado su tabla de surf.

─Es él ─afirmó el Maybank, con una sonrisa emocionado.

JJ abrazó a Pope, quien sonrió incrédulo, mientras Kiara abrazaba a Audrey, que todavía parecía en shock.

─Son ellos ─susurró la morena con una sonrisa.

─Lo sabía, no estaban muertos ─dijo Audrey, sonriendo genuinamente por primera vez en días.

─¡Sí! ─exclamó JJ, entusiasmado.

─Perfil bajo en Nassau ─leyó Audrey el nuevo mensaje con una sonrisa.

─¿Cómo diablos llegaron a las Bahamas? ─preguntó Kiara, sorprendida.

─No se puede matar a un pogue ─aseguró JJ.

─Especialmente a John B ─apoyó Pope, con una sonrisa.

─Definitivamente limpiaremos su nombre ─dijo el rubio, leyendo otro mensaje.

─"Sigan en contacto, pogue para siempre" ─leyó Kiara en voz alta, y todos sonrieron para mirar su tatuaje.

─¡Pogue para siempre! ─exclamó JJ, y los amigos se envolvieron en un abrazo grupal, emocionados por las buenas noticias.

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Luego de una breve celebración con los pogues, Audrey regresaba a casa, solo para encontrarse con la fachada de la mansión de los Cameron completamente vandalizada con la palabra "asesinos" escrita en rojo. Definitivamente, a eso se refería Kiara cuando mencionó que quería hacer una locura esta mañana.

Durante un momento, Audrey apenas pudo procesarlo. Lo que había pasado con Peterkin, Sarah y John B, contrastaba perfectamente con la imagen perfecta de la casa de los Cameron. Eso la hacía sentir una extraña mezcla de satisfacción y culpa.

Parte de ella sabía que Kiara tenía razón al querer hacer una locura; Ward merecía cada maldición que la vida le lanzara. Pero al mismo tiempo, ¿hasta qué punto estaban ellos mismos cruzando líneas? ¿Qué tan lejos podían ir antes de que todo se arruinara para ellos también?

─Por culpa de él, mi hija está muerta ─escuchó Audrey a Ward, mientras disminuye la velocidad del auto.

─Y esos chicos, sus amigos, son parte de su pandilla ─continuaba el señor Cameron─ Necesito que hagas tu trabajo y detengas esta maldita situación...

─Estoy haciendo mi trabajo. Hablaré con ellos ─respondió el sheriff Shoupe, intentando calmarlo.

─Mi familia está siendo atacada, ¡somos las víctimas aquí! Y nos están tratando como criminales. ¿Te parece justo? ─espetó Ward.

Audrey esbozó una sonrisa sarcástica mientras continuaba conduciendo. ¿Cómo podía ser Ward tan hipócrita al considerarse una víctima? ¿Acaso había olvidado lo que realmente ocurrió en la pista de aterrizaje? ¿O lo que su hijo había hecho? ¿Todo el falso escándalo que causó y sigue haciendo para cubrir sus mentiras?

La sonrisa de Audrey se desvaneció rápidamente cuando vio a Rafe en el jardín delantero. Él la observaba con una mirada fija y seria. Audrey le devolvió una mirada de disgusto antes de acelerar hacia su residencia.

─¿Dónde estabas? ─preguntó su madre en cuanto cruzó la puerta─ Llegas una hora tarde.

─Scarlett nos invitó a mí y a las chicas a su casa ─mintió Audrey, encogiéndose de hombros.

─La próxima vez, avísame antes de ir a otro lugar ─respondió Virginia, con cierto tono de desconfianza.

─¿Tampoco puedo salir con ellas? ─cuestionó la rubia, cruzándose de brazos─ Después de todo, son kooks.

─Solo quiero que me lo digas antes ─replicó su madre sin apartar la mirada de su teléfono.

Audrey esbozó una sonrisa maliciosa antes de hablar.

─Tal vez quieras ir a visitar a los Cameron... ─

─¿Qué? ¿Por qué? ─preguntó Virginia, dejando el móvil a un lado para prestarle atención.

─Alguien escribió "asesinos" en la fachada de su casa. Ward está bastante molesto ─respondió Audrey con una inocente sonrisa.

─Tal vez podrías ir a brindarles algo de apoyo, después de todo tú los entiendes ─sugirió la rubia antes de subir a su habitación.

Virginia bufó ante la actitud de su hija y, aunque dudó un momento, finalmente decidió ir a casa de los Cameron. La abogada caminaba lentamente hacia la residencia cuando vio a Shoupe a unos metros, hablando con otros dos oficiales. Les saludó educadamente antes de acercarse más a la entrada.

─Yo sé lo que deberíamos hacer ─escuchó decir a Rafe mientras se acercaba.

─¿Ah, sí? ¿Y qué sugieres que hagamos? ─preguntó Ward, molesto.

─Deberíamos matarlos a todos ─sugirió Rafe con simpleza, dejando a Virginia estática por un momento.

─¿A todos? ¿De quiénes hablas, Rafe? ─preguntó Ward, alarmado por las palabras de su hijo.

─Ya sabes... a todos ─repitió él─ Deberíamos empezar por Audrey. Ella nos delatará tarde o temprano.

Tras soltar esas palabras, Rafe se dirigió hacia la mansión, dejando a su padre desconcertado en la entrada.

Virginia Thornton suspiró, sintiendo que había tenido razón todo este tiempo. Algo estaba profundamente mal con Rafe, y ahora se había convertido en una amenaza no sólo para su plan, sino para su propia familia, especialmente para Audrey.

Todas esas veces en que lo había visto acechando a su hija no eran coincidencia. Él quería deshacerse de ella, silenciarla para siempre, y eso era algo que Virginia no iba a permitir.

Ella aclaró su garganta levemente, llamando la atención de Ward, quien rápidamente la miró, visiblemente estresado.

─¿Podemos hablar? ─preguntó la abogada con seriedad.

─¿Tiene que ser ahora? ─contestó Ward, irritado.

─Es importante, y no te tomará mucho tiempo ─respondió Virginia, avanzando hacia la propiedad.

─¿Es sobre el oro? Porque si es eso, no te preocupes. Está a salvo en las Bahamas ─dijo Ward, intentando evitar el tema.

─No, es sobre tu hijo, Rafe ─aclaró Virginia, alejándose de la entrada.

─¿Qué pasa con él? ─preguntó Ward, pasándose las manos por el cabello, claramente agobiado.

─Lo quiero lejos de Audrey, y lo quiero fuera del plan ─sentenció Virginia con firmeza─ Es evidente que no está bien.

─Espera, espera... ─intentó interrumpir Ward, confundido─ Sé que puede ser impulsivo, pero lo tengo bajo control.

─¿Así como lo controlaste en la pista de aterrizaje? ─cuestionó Virginia, y Ward guardó silencio.

─He sido bastante comprensiva ─continuó ella─ Los he protegido legalmente a ambos, y no tengo problema en seguir haciéndolo.

─Pero alguien debe asegurarse de que el plan se lleve a cabo sin contratiempos, y me parece que tú ya no puedes hacerlo ─añadió con un simpleza.

─¡Yo puedo hacerlo! ─exclamó Ward, molesto por la desconfianza de Virginia─ Me he encargado antes, y lo haré de nuevo. No habrá problemas, Virginia.

─Eso espero ─dijo ella, mirándolo fijamente.

─Pero más importante que el plan, está mi familia ─continuó Virginia, mientras Ward la miraba sin comprender─ Haría cualquier cosa para protegerlos, especialmente a mis hijos.

─Por eso quiero a Rafe lejos de ellos, y especialmente de Audrey ─insistió con seriedad─ Porque lo he visto... cuando la mira, lo hace como un acosador.

─Él solo tiene miedo de que hable ─defendió Ward─ Después de todo, Audrey ya demostró que no es leal a los suyos.

─¿Te enteraste del escándalo que ella y su novio pogue hicieron en el restaurante de Raz? ─cuestionó él.

─Eso no tiene ninguna relevancia con el plan ─respondió Virginia, decepcionada de las acciones de su hija─ Y sobre ese incidente...

─Te aseguro que ella no dirá nada ─afirmó la abogada confiada─ Ha tenido muchas oportunidades para hablar y ha decidido mantenerse en silencio. Créeme, eso no cambiará.

─Así que será mejor que le digas a tu impulsivo hijo que deje de espiarla ─advirtió Virginia, cruzándose de brazos─ Porque si lo vuelvo a ver observándola...

─Tendré que hacer algo que realmente no quiero ─concluyó con una sonrisa falsa.

─Virginia... ─comenzó a decir Ward, sorprendido por su amenaza.

─Buena tarde, Ward. Recuerda quiénes son realmente tus aliados ─dijo la abogada antes de darle una última mirada y marcharse.

Desde el balcón, Rafe había escuchado todo en silencio, sintiendo un profundo enojo. Tal vez no se desharía de Audrey... pero muy pronto le daría una lección a Virginia para que no volviera a cuestionar su papel en el asunto del oro.

Voten y comenten que les pareció esté capítulo, ya que me motiva mucho a actualizar 🤍 ✨

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🐚Por cierto al inicio de la historia les dejé la foto de ambos tatuajes a los que hago referencia en el capítulo, por si quieren verlos.🐚

También quiero decir que la escuela me ha consumido y aún no me ví obx 4, ¿ustedes sí? sí es así díganme que les pareció sin hacer spoiler jajajjfj 🫶🏼

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