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- traje comida. - Sirius se muestra en la entrada de mi casa con una caja de cartón en manos. Tan solo lo miro, sin decir nada y ni siquiera haciendo ningún gesto. Realmente no me emocionaba en lo absoluto esta nueva decisión. - también postre.
- el postre es también una comida. - me hace a un lado y pasa a la casa. Aprovecho para cerrar de la puerta y conjurar el hechizo ya que, ya nadie más podría entrar ahora. No iba a dejar que nadie se acercara a Harry. - muchas gracias.
- ¿qué hacemos? Tienes ganas de ver una película o... podemos dibujar, adoras hacerlo. Aunque se que te enfocaste más en la pintura y... - tomé asiento en el sofá de la sala de estar y este tan solo me mira abrir de mi libro. - tampoco tienes que ser grosera.
- bueno, tampoco tienes que fingir que te agrado. - me mira con el ceño fruncido y se sienta enfrente mío en la mesa.
- ¿qué no me agradas? - este se ríe. - ¿qué te pasa Lily? Estás actuando como todo menos como tú.
- no me has visto en cinco años ¿qué te hace creer que todo puede ser igual como lo fue alguna vez? - levanté ambos hombros y este tan solo se me queda mirando. Este se pone de pie y toma de mi tocadiscos. Sabía perfectamente que canción en especifico pondría. Y si, era Love of My Life.
- ¿bailamos? - negué con la cabeza. - vamos, has de hacer esto con James una y otra vez. - no, James no suele bailar. Hace tiempo que no lo veo y pensar en eso, tan solo me hizo sentir más molesta. - Harry está durmiendo, no pasa nada.
- ¿cómo puedo estar feliz cuando se que Harry esta en peligro? - me puse de pie y lo miré molesta. - nunca has tomado nada en serio Sirius, todo siempre es risas y juego contigo. Nunca fuiste una persona responsable por más que lo intentaste y no te importa que esté pasando el peor momento de mi vida y solo quieres bailar. - este me mira tan solo y luego, me empuja el hombro. Pero suficientemente fuerte. - ¿perdona? - lo vuelve a hacer, pero del otro lado. - ¿cual es tu problema?
- tu, parece que eres la Lily mal humorada e irritante que me daba asesorías en un principio. No me gusta esta Lily. Es odiosa... es molesta.
- perdóname, pero es la única que existe en estos momentos. - me toma de la cintura y lo miré con confusión. Toma de mi mano y empieza a bailar conmigo. Hice los ojos hacia atrás al ver que lo logró pero este, tan solo me sonríe. - ¿cómo puedes estar tan feliz en un momento como este? Todo está mal... esta la guerra... estás aquí a fuerzas.
- estoy contigo. - levanta ambos hombros. - siempre me haría feliz tener que convivir contigo, Lils. - mi rostro se relaja y lo miré con los mismos ojos que habitualmente pasa. - eres mi amiga.
Algo que nos diferenciaba a Sirius y a mi, es que yo no puedo verlo solo como un amigo. Nunca pude hacerlo después de todo.
- amo esta canción. - dije para cambiar el tema, y ya más relajada, me dejé llevar y bailé. - me encanta esta canción.
- lo sé, tienes una obsesión con lo triste y desafortunado en el amor. Es extraño eso, jamás logré entenderlo. - estaba por hablar pero este me interrumpe. - si, se que es por tu libro ese pero mi libro favorito es El Perfume y no por eso voy a crear fragancias con escénica humana. - se ríe y yo tan solo puedo pensar en cómo es que sabía lo que yo diría.
- ¿leíste El Perfume? - este asiente con la cabeza. - creí que no te gustaba perder el tiempo con novelas. Eso me dijiste alguna vez.
- he leído más de lo que te puedas imaginar. - olvidé por un momento que seguíamos bailando, pero claro que lo noté cuando acomoda bien su mano en mi espalda baja y me pega más a él. - unos... ¿doce?
- ¿en que momento? - reí.
- creo que desde que terminamos. - alcé las cejas sorprendida. - digo, de alguna manera ocupaba sentirte cerca ¿sabes? - mi corazón se derritió ante tal confesión y no supe cómo actuar. Estaba nerviosa, pero no solo eso, sino que... feliz. Creo que no había estado feliz en un largo tiempo. Y a Sirius Black le tomó tan solo unos minutos, para lograr que pasara de nuevo. - a ti ni te pregunto, obviamente has leído y mucho.
- de maternidad si es que eso aplica.
- ¿cómo te sientes por cierto? No tuve la oportunidad de verte con tu enorme vientre pero... ¿cómo te sientes ahora?
- tríate, preocupada, gorda. - reí de lo incómodo pero era cierto, desde que di a luz, mi cuerpo obviamente no volvió a ser el mismo. No me gustaba la persona que veía frente al espejo. - fea.
- eres todo menos una mujer fea. - negué con la cabeza. - no hace falta que te lo diga, seguramente James te lo dice todos los días. Pero Lily, tú eres una mujer tan preciosa que cansa tener que mirarte. - triste era saber que James no me había dicho nada como eso en meses, casi un año podría decir, pero era más triste tener a mi ex novio enfrente mío diciéndome aquello. Fue por ello que me solté lo más sutilmente de su agarre y dejé de bailar.
- la canción terminó. - cambié el tema y mejor me fui a sentar de nuevo. Si llego a escuchar a Harry llorar, voy a traérmelo pero por ahora, intentaría distraerme lo más que pueda.
- ¿podré invitar a Minna? - voltee a verlo de inmediato. - solo bromeaba, quería ver cómo reaccionabas o al menos si me mirarías esta vez.
- es bastante linda, Sirius. Me alegro de que estés feliz y en una relación. - este tan solo levanta la hombros. - ¿cómo la conociste?
- no estamos saliendo como tal y no, no digo eso como si fuera aún un mujeriego. Es que realmente no buscamos formalizar nada. Tan solo... somos dos personas que se atraen demasiado y... que se quieren.
- suena como a una relación para mi. No se tu pero así es lo que uno siente sobre su pareja.
- si pero a veces el tener una novia como tal es más conflictivo por los celos y todo eso. - como no iba a sentir eso como un ataque directo a lo que fue. - ¿no crees?
- no siempre. - y claro que tenía que regresar el golpe. - James nunca fue celoso. Sigue sin serlo, estas tú aquí conmigo y ni siquiera le importa.
- no tendría porque estar celoso. Somos amigos solamente ¿verdad?
- por supuesto. - bajé de mi libro y lo cerré sobre mis piernas. - amigos que se ven cada dos años.
- te traje un regalo por cierto. - lo ví con confusión, realmente no esperaba nada pero ahora no podía dejar de pensar en aquello. Este se pone de pie y busca de su maletín donde de este, lo primero que saca es un Draco. Y no pude evitar no sonreír ante ello. Era "el" frasco. - ¿qué tal?
- no sabía lo mucho que lo necesitaba hasta que lo ví. - dije con emoción y lo tomé entre mis manos. - muchas gracias, Sirius.
- me preguntaba cuando es que ibas a dejar de lado tu orgullo y me ibas a pedir que te diera un poco de mi acondicionador mágico. - hice una mueca. - pero veo que preferiste el cabello seco y esponjado a tener que volver a hablar conmigo.
- no estabas aquí, Sirius. - hablé por fin con la verdad. - de nuevo, tuviste que irte. De nuevo, no estaba ya más presente. ¿Qué podía hacer al respecto?
- al menos los dos ahora si cumplimos nuestros sueños ¿no crees? Tú el casarte y tener hijos y yo el viajar y conocer el mundo. - "Mi sueño era vivir todo eso contigo." Pensé. - mi sueño era vivir todo eso contigo, claro, pero, de igual manera soy feliz con como todo resultó.
Dijo exactamente lo que pensé. Mierda.
- tienes a Minna ahora.
- y tú a James.
- Gracias por mi regalo, de nuevo, muchas gracias. - cambié el tema, por segunda vez. - me lo pondré en estos momentos.
- ¿te ayudo? - asentí con la cabeza y este se acerca para sentarse a un lado mío y le di la espalda. Empieza a acariciar mi cabello para peinarlo y empezar a untarlo. Claramente sus caricias jamás podrían ser olvidadas pero claro que bien extrañadas y aceptadas en estos momentos.
Era como cerrar los ojos y regresar a la primera vez que me compartió de esto.
FLASHBACK
- no te tengo un regalo que me haya costado tanto como tu dices. - me muestra unas tijeras y un acondicionador. - dices que odias lo esponjado de tu cabello ¿no? yo tengo la solución.
- Sirius ¿qué rayos? - me ataqué de la risa pero este toma de mi mano y me lleva a sentarme en la orilla de la cama, para el colocarse detrás mio y empezar a cepillar de mi cabello. - tu problema es tan solo los cuidados que le das... créeme, parece que tu solo usas champú y ya.
- pues, obviamente. No tengo porque estar gastando en productos de mas.
- ahí esta tu error, pero descuida, me tienes a mi para arreglar aquello. - sonreí y este asoma la cabeza para verme. - de acuerdo, te hice sonreír. Me basta con tener ese regalo de navidad para mi.
***
- esta vez no vas a cortármelo ¿o si? - le preguntando volteando un poco para verlo a los ojos. - prefiero tener mi único atractivo aún.
- no, no te cortaré el cabello. - creo que termina pues, suelta mi cabello y me toma de la mano para voltearme. - igual de hermosa como siempre.
- deja de decirme de esa manera, Sirius. No porque me incomode ni nada por el estilo pero en serio me siento como todo menos hermosa en estos momentos. No he usado algo que no sea ropa holgada este último año, no me maquillo ni hago nada para lucir bien. Esto es lo primero que hago por mi aspecto y es solo porque tú lo hiciste.
- ¿te gustaría arreglarte?
- no veo para que tendría que hacerlo. - reí. - para la cena que tendremos en una hora y luego a dormir.
- si, para la cena. - este se pone de pie y levanté la mirada para verlo. - te invito a cenar.
- creo que eso estaba implícito, obviamente vamos a cenar. Y aquí ya que no podemos salir de la casa.
- no, me refiero a que te invito a una cita. - lo miré molesta. - no significa nada, sabes que tengo novia.
- lo sé. - me sonrojé al saber que el piensa que yo pienso que el me quiere. Es confuso, pero si. - ¿pero una cita?
- arréglate, úsalo como excusa y usa tu más lindo vestido. Tengamos una cena diferente a lo que sería algo normal y finjamos que estamos fuera de esta casa ¿qué te parece?
- no lo sé. No me siento con ánimos de hacer algo que me haga feliz.
- es lo más tonto que he escuchado. No deberías ser infeliz. Harry esta bien... aquí estamos nosotros y nadie más sabe donde es que estás quedándote. Solo yo y no voy a decirle a nadie más. - hice una mueca. - bueno, Peter si sabe donde nos estamos quedando pero dudo que venga.
- okay. - el sonríe. - acepto, si.
- perfecto entonces, déjame cocino. Iré por Harry.
- por Dios Sirius, Harry no sabe cocinar ni tiene porque estar en un lugar tan peligroso como lo es cerca del fuego.
- por un momento olvidé que tú crees en Dioses muggles. - solo es un Dios, solo es uno. - definitivamente olvidaba todo lo que era tener que convivir contigo si es que te soy honesto.
- ¿tan malo era? - rasque mi nuca nerviosa.
- no, nunca lo fue. No importaba si era estudiar hasta la madrugada o pasar la noche en esa habitación en el centro del castillo, nunca fue nada malo. - me sonríe y yo a él. Nos quedamos tan solo así unos segundos, ambos mirándonos sin tener que hablar. El silencio era algo que no incomodaba y que era tan solo un personaje más en la habitación. Lo único nuevo, era el llanto de Harry. - esq es mi señal para ir por mi ahijado y que me acompañe en la cena.
- solo... ten mucho cuidado ¿de acuerdo?
- claro, Lils.
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