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17

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- hola ¿puedo pasar? - le pregunté a Petunia, mientras tocaba de la puerta de su habitación y, básicamente si entrando, por lo cual, me puso los ojos en blanco.

- ya entraste. - Ella se queda leyendo de su revista de modas y opto por irme a sentar a un lado suyo en la cama. - ¿qué necesitas, Lily?

- bueno, estaba pensando en que podríamos ir juntas a comprar los regalos de navidad. - ni siquiera me volteo a ver. - en la noche llega toda la familia y podríamos aprovechar eso, ya que estamos solas y...

- Vernon me ha cancelado y no vendrá para navidad. - me sentí mal y bien al mismo tiempo. Mal por ella, porque se nota que está muy enamorada de ese idiota. Lo he conocido y no me agrada para nada pero admito que la hace feliz y solo quisiera que estuviera de esa manera ahora. Pero estoy feliz porque... nunca antes se ha desahogado conmigo. Esto es nuevo para mi. ¿Un regalo de navidad?

- ¿por? - me voltea a ver molesta. - no es por curiosa, solo porque quiero entender mejor la situación.

- no tengo idea, si el nunca hace nada en navidad con su familia. No le cuesta nada venir a verme pero parece ser que el trabajo le importa más ahora. - se cruza de brazos y hasta gruñe. - odio esto.

- bueno um... ¿y por qué no vas tú a visitarlo? Estoy segura de que mamá y papá lo entenderían y tú estarías feliz y...

- más bien, tú serías la feliz. - la miré con confusión. - poder tener toda la atención para ti. Pero claro, eso nunca ha sido problema para la chica dorada y perfecta. La bruja.

- Petunia, yo no quiero eso. - me reí pero creo que eso fue lo suficiente como para que ella se enojara y decidiera irse. Se pone de pie y toma de  su bolso para ya irse de una vez. - vamos, no puedes enojarte con cada cosa que digo.

- no es lo que dices, es como lo dices. - la seguí por las escaleras. - pareciera que hasta disfrutaras de que esté sufriendo en estos momentos.

- para nada. - tomé de su mano para detenerla pero de igual manera abrió la puerta y nos detuvimos justamente enfrente. - escucha, tal vez sea algo bueno el que no venga Vernon, así podríamos ser solo tú y yo. Como los viejos tiempos ¿no te gustaría eso? - vi como se relajó si rostro y eso era bueno, lo estaba pensando. Cuando veo que esta por contestarme, nos vemos interrumpidas por...

- ¿Sirius? - no podía creer que se encontrara en la entrada de mi casa con su maleta y un ramo enorme de flores en mano. - ¿qué haces aquí?

- yo... - el empieza a decir, pero se interrumpe al oír a Petunia reír.

- ¿una navidad sin chicos, eh? - me dice y voltea a ver a Sirius con odio. - adivino, otro raro como tú. 

- solo Lily es rara, yo no. - Sirius ríe y por un segundo, Petunia lo mira, pensando en que lo que dijo fue gracioso pero obviamente no se ríe y se sale de la casa. - okay, si yo creí que tu eras malhumorada, ella te gana.

- ¿por qué estás aquí? más bien ¿cómo sabes dónde vivo? James y los demás deben estarse preguntando donde estas y...

- quería verte. - aun y cuando eso me haga la persona mas feliz de todas, no quita el que no este preocupada de tenerlo aquí. Pasa su mano por mi mejilla. - te extrañé.

- pasando dos semanas en casa de James me lo puedo imaginar pero si siguiéramos en Hogwarts, estarías con todas las chicas posibles y lo sabes. - le retiré lentamente la mano y negué con la cabeza. - mañana es navidad y...

- exacto. - lo miré con confusión y en ese momento, se muestra mi madre con mi padre por lo cual, me hice a un lado de lo mas rápido.

- Lily querida, hazme un favor y ve a buscarme en el supermercado mas fresas para el postre. - asentí con la cabeza pero ni necesario fue ya que mi madre no me vio, sino a Sirius. - oh, hola.

- es un placer conocerlos señor y señora Evans. - Sirius, con su mano libre, les estrecha las manos a ambos y mis padres tan solo le sonríen. - estas son para usted.

Okay, admito que creí que eran para mi pero no me quejo.

- me encantan, son preciosas... wow. - era un ramo de peonias, lo que significa que son las flores mas elegantes y caras de la ciudad. Mi madre tiene dos hijas y a las dos las ha llamado como tipo de flores, entonces esta de mas decir lo mucho que le gusto tener en manos las dichosas flores tan especiales y difíciles de comprar. - no debiste molestarte.

- perdona ¿eres...? - mi padre le pregunta.

- Sirius Black, soy... 

- es mi compañero del colegio. - lo interrumpí y puedo sentir de inmediato su mirada pero lo ignoro. - somos amigos y... soy su tutora también.

- oh vaya. - mi padre nunca ha sido un hombre celoso, por lo cual, ni siquiera le importó de esa manera. Tan solo le sonríe, como siempre el hombre mas tierno de todos. Esperaba que en estos momentos no se sintiera mal con lo de su enfermedad.

- también le traje un obsequio de navidad... se que no es hoy pero... ya que en esas estamos. - y le entrega lo que parece ser un reloj nuevo y de lo mas caro. Lo voltee a mirar molesta pero ahora era el quien evitaba el contacto visual.

- no puedo aceptar esto... es demasiado. - esta por devolvérselo pero claro estaba que Sirius no iba a dejarlo.

- por favor acéptelo, no es nada realmente... siento yo que es una pieza que debe encontrarse en una persona admirable como usted y un gran padre de familia que estoy seguro de que merece un detalle en navidad. - le sonreí y mi madre ni se diga, parece que llevaba ojos de corazón.

- muchas gracias, Sirius. De verdad muchas gracias. - mi padre le da un abrazo y en ese momento lo supe, el maldito carisma de Sirius Black, había funcionado con mis padres. No esperaba menos. - ¿quieres pasar?

- solo vino a saludar. - dije.

- realmente... quería preguntarte si podía pasar navidad contigo. - lo vi con asombro. En serio pensé que solo venía a saludar ¿por qué el quisiera pasar navidad con alguien quién ni es su novia? pudiendo estar con sus mejores amigos como todos los años. Él nunca haría algo así por ninguna mujer en su vida. - con ustedes.

- voy a poner tu lugar en la mesa. - mi madre dice con emoción y se voltea para irse. - Lily, no olvides ir por las fresas por favor.

- yo... si. - dije y también vi como mi padre siguió a mi madre a la cocina. Seguramente se fueron a hablar de Sirius y de lo fabuloso que lo encontraron, pero yo seguía con sentimientos revueltos. No supe que hacer o que decirle, entonces salí para irme.

- entonces... ¿te acompaño? - negué con la cabeza. - ¿hablaremos cuando regreses?

- ¿hablar? ¿de qué?

- de nosotros. - alcé las cejas sorprendida. - sabes a lo que me refiero Lils, estoy harto de que estemos mal y...

- ¿realmente te importa? - asiente con la cabeza. - debiste haberme avisado que venías.

- no sabía que vendría hasta esta mañana. - se ríe. 

- ahora Petunia me odia mas de lo normal y es que llegaste en muy mal momento. Estábamos apunto de arreglar las cosas y... - suspiré hondo. - ¿sabes qué? realmente no importa. Ahora vengo, tengo que ir a la tienda.

- pero Lils...

- puedes entrar, mis padres ahí están y ya sabes que te aman. - puede que me haya ido porque quise evitar la confortación de tal tema, si. Pero también porque no quería a Sirius en la casa. No quería que nadie supiera de los problemas actuales en la casa como lo es el dinero o la enfermedad de papá y ahora... ahora esta una de las personas mas importantes para mi en la entrada de mi casa. Esperando pasar la navidad, con nosotros.

...

SIRIUS POV

Admito que pude haber avisado que venía, es solo que como dije... no sabía que vendría. Desde aquel día que hablé con Remus, me limité a esperarme a que regresáramos a clases y mejor ver a Lily en Hogwarts pero vaya que dos semanas se sintieron... eternas. Mas cuando me di cuenta de que querer estar con ella era lo mas nuevo en mis sentimientos o emociones y necesitaba demostrárselo. Ella estaba molesta por mi actitud estos últimos días y quisiera que no fuese así, quisiera arreglar las cosas. Pero no me habla y se va de la nada. Ahora estoy tan solo en su entrada esperando a que llegue cuando veo que en el parque de enfrente, estaba Petunia Evans. 

Se solamente dos cosas sobre esa mujer. La primera, es que le tiene un gran odio a Lily debido a que ella es una bruja y eso no la tiene nada feliz. La segunda, es que es mayor por cinco años lo cual la deja teniendo una edad muy similar a la de mi primera favorita en todo el mundo, Andromeda. Se como convivir con mujeres mayores que yo... espero poder hacerlo esta vez.

Fue por eso que me fui a sentar a un lado de ella, en uno de los columpios donde ella se encontraba fumando. Lo primero que hace, es verme con desprecio y luego me pone los ojos en blanco. 

- ¿me das uno? - creí que no me lo daría pero así fue; hasta me entregó la cajetilla entera para escogerlo y el encendedor. - gracias.

- claramente la perfecta Lily no iba a poder darte un cigarro ella misma. Ya que no fuma. - de inmediato supe que era lo primer que tenía que hacer y era... hacerla sentir entendida.

- Lily no puede ser perfecta si no entiende lo necesario que puede ser a veces un cigarro. - ella voltea a verme por fin y tan solo sonríe al suelo. Es un avance. - y es una persona muy irritante, así que perfecta perfecta, no es.

- si, vaya que es irritante a veces. - ella ríe. - ¿eres su novio?

- no. - hice cara de asco y ella me mira con asombro. - solo somos amigos. - en fin, ella me ha introducido de esa manera, no veo porque cambiar su historia. - tu debes ser la hermana bonita.

- si, claro. - ella ríe y hace una pausa para fumar. - ¿qué llevas ahí?

- ropa... porque si no te molesta... quería pasar navidad con ustedes. - ella hace una mueca. - puedo entender si no lo quieres.

- ¿qué importa lo que yo quiera, no? - esto iba más allá de mi situación aquí, era por algo mas. - mi novio ni siquiera pensó en venirme a ver para navidad o mas bien si pero cancelarme a unas horas de la noche y tu que no eres mas que amigo de Lily, aquí estas.

Oh, ahora entiendo todo y mas el porque en específico hoy estaba así de triste o enojada.

- bueno, tu novio es un idiota. - me voltea a ver de inmediato molesta. - me escuchaste bien, Petunia. No pienso arrepentirme de lo que dije.

- no lo conoces. - tira su cigarrillo para pisarlo y luego se cruza de brazos. - tu no puedes juzgarlo.

- claro que puedo, no me parece correcto que alguien que diga quererte decida cancelarte de ultimo momento en una fecha importante para ti. Al menos dime que se debe a que algo importante ha pasado. - ella niega con la cabeza. - como dije, es un idiota.

- ¿llegas y lo primero que haces es insultar a la persona mas importante en mi vida? 

- no creo que sea la persona mas importante en tu vida. - me puse de pie y le regresé la cajetilla. - ven conmigo.

- no te conozco, me das miedo tengo que admitirlo y no me agradas nada.

- ¿solo por qué tengo magia? - eso la hizo enojar, lo puedo ver en su mirada. - tranquila, no te voy a secuestrar. Pero tengo en mi maleta... - me puse a buscar en la bolsa mas pequeña. - esto.

- ¿qué es eso? 

- toma uno. - le entregué de las pequeñas esferas y ella la mira con confusión. - si quieres lanzarla...

- ¿una pelota? ¿eso es lo que querías que hiciera? ¿qué lanzara una pelota? no entiendo que tiene de... - y ella se asusta una vez que esta explota y se muestra llena de colores. - por Dios ¿qué es esto?

- los compre en... - estaba de mas el mencionarle la tienda de Hogsmeade, así que me lo evité. - en el colegio y son divertidos ¿no crees? - se queda pensando en que decirme y claro, no esperaba menos de una mujer de veintiún años con complejo de señora pero que por lo mismo... debe estar esperando disfrutar de su vida lo mas que pueda. - toma otro.

- es como un fuego artificial... no es nada emocionante.

- si pero puedes hacer que lo que sale de color sea de la forma que tu quieras con tan solo pensarlo. - le guiñé un ojo y lancé una de las pequeñas esferas pensando en una guitarra y se muestra en efecto en color rojo como dicho fuego artificial. 

- ¿te gusta la música? - ella me pregunta. - mas bien ¿tocas la guitarra?

- llevo poco de aprender realmente. - admití, en mi casa no era un instrumento que se escogiera realmente para mi y por eso apenas este año me digné a aprender en el colegio. - ¿tú?

Me retira una de las otras esferas y al lanzarla, se muestra en forma de piano. En ese momento, supe que podríamos tener mas en común de lo que pensé. Petunia Evans era amargada, pero era una persona agradable. 

... 

LILY POV

Llegué a la casa con las compras que le había prometido a mi mamá y por lo que veo, aun no llegaban los familiares. 

- aquí están, mamá.- le dije mientras se las entregaba. - una pregunta, um... ¿dónde esta Sirius?- mi madre me entrega a probar su chocolate caliente, típico de navidad.

- lleva todo este tiempo con Petunia.- y claro, que me hizo escupirlo. - ¿te encuentras bien?

- ahora vengo. - fingí una sonrisa y subí algo rápido de las escaleras. ¿Escuché bien? ¿por qué estaría con mi hermana? ella debe odiarlo, odia a todo lo que tenga que ver con el mundo mágico. Pero se escuchaba tocar musica desde su habitación y entré abriendo la puerta de golpe. 

- genial, ya llegó nuestra aguafiestas. - Sirius dice y Petunia ríe, lo cual me hizo enojar. - ¿te nos unes?

- ¿qué hacen?

- Sirius me enseña una canción en guitarra y yo le enseño una en piano. - casi me empiezan a llorar los ojos cuando veo que se dirige a mi sin odio y hasta me explica la situación. - es bastante bueno.

- no sabía que tocabas la guitarra. - le dije y este se la quita de encima para dejarla sobre la cama. - que genial.

- ¿vas a preguntarle o...? - ella dice pero Sirius niega con la cabeza. ¿De qué me perdí? - okay, yo... - pone los ojos en blanco y luego me mira, lo cual no se si deba ponerme nerviosa. - ¿te gustaría que... - hace una pausa, parece que hasta decirlo le es difícil. - cuando acabemos de cenar, vayamos a jugar en la nieve con nuestros primos? 

- um...- voltee a ver a Sirius y este no dice nada, tan solo se va al fondo y se queda viendo y tocando del piano de Petunia. - si claro, por supuesto. Si, si, si.

- de acuerdo, bueno... iré a ver a papá. - ella me sonríe y en vez de regresarle la sonrisa, me quedó mas bien en shock con lo que acaba de pasar. Se acerca a donde estoy para salirse de una vez y me susurra al oido. - me agrada tu novio.

- el no es... - pero ni me deja explicarle cuándo deja la habitación. - de acuerdo, dime que hechizo usaste en ella.

- no use ninguno. - Sirius se ríe y se regresa para mostrarse frente mio. - solo hablé con ella.

- ¿cómo? yo nunca puedo.

- si bueno, tu no eres yo. - hice los ojos hacia atrás. - no cuentas con mis encantos, tienes que admitirlo, linda. 

- le agradas. - el asiente con la cabeza. - hiciste que quisiera pasar un rato conmigo. - vuelve a asentir con la cabeza. - hiciste que me hablara bien en mucho tiempo. - decir eso me hizo ahora si, que mis ojos empezaran a llorar.

- oh, lo siento... - lo interrumpo y le doy un abrazo. - entonces... ¿no lo siento? - se dice a si mismo y lo abrazo más aun. 

- gracias. - empieza a acariciarme el cabello. - no tengo idea de que ha pasado pero gracias.

- ¿ya no estás tan molesta de que este aquí? - me separé para verlo y negué con la cabeza. Era mucho el amor que estaba sintiendo por él en estos momentos y no encontraba como explicárselo o mostrárselo. - ¿podemos hablar entonces? 

- si. 


NOTA: la del gif, es como me imagino a Petunia de 21 años. 

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