Una aclaración, todo lo que pasa en esta historia es solo ficción.  

Narra Bill (32 años)...

Estaba saliendo de la sala de profesores, con un café en mano y libros en la otra, me dirigía al salón donde me tocaba dar clase, mis alumnos aun seguían almorzando, por lo que esperaba que el salón se encontrara vació.

Era básicamente mi rutina de todos los días, dar clases, regresar a casa, corregir tareas y exámenes, hacer la cena, dormir y levantarme al día siguiente a repetir todo otra vez. Mi vida era bastante monótona, pero antes no lo era, es mas, estaba satisfecho con el estilo de vida que llevaba, me gustaba y sigue gustando enseñar francés, y cuando empece en este instituto era fantástico, ya que los directores hacían que el ambiente laboral fuera muy bueno. Pero les surgieron problemas familiares de fuerza mayor, y tuvieron que dejarlo a cargo de la hermana de la antigua subdirectora, Amber Smith (nombre inventado).

En meses destruyo todo lo que los anteriores directores habían logrado, mis compañeros y yo nos sentíamos tensos por los cambios que había hecho ella, ya que nos afectaba a nosotros y a los alumnos, básicamente el instituto se había vuelto una prisión, ¿que pasa? el método de enseñanza que aplicábamos con los alumnos no era tan exigente como el que se nos esta obligando a aplicar, si antes me demoraba dos horas en preparar una clase, ahora me tomaba el doble de tiempo, lo cual hizo que los alumnos empezaran a bajar su rendimiento. Este no es el único problema, teníamos una política de cero bullying en el instituto, el cual la nueva subdirectora dejo de seguir, haciendo que este fuera en aumento desde su llegada, los que se suponen "populares" son los principales bullies, y no podemos hacer nada ya que la subdirectora no escucha reclamos.

Se supone que las ultimas decisiones las toma el director del instituto, pero lamentablemente, el único medio de comunicación que tenemos con el, es a través de la subdirectora, pero esta no le hace llegar nada, todas las decisiones las toma ella. Ya han pasado tres años desde que llego, tres años desde que mi vida decayó por segunda vez, la primera fue cuando tenia 17 años.

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Flashback...

Había salido corriendo del instituto, me importo poco los llamados de mi profesor, o que seguridad tratara de detenerme, solo quería largarme a mi hogar. Las lagrimas nublaban mi vista, pero eso no me detuvo, solo seguí mi camino. Aun tenia pequeños flashbacks de lo que paso, las fotografías pegadas en todas partes, las miradas de asco, las risas burlonas, pero sobretodo, las palabras de quien se suponía, era el amor de mi vida.

Resulta que todo lo que habíamos vivido juntos era solo para cumplir una apuesta con sus amigos. Y ahí me tenían, con el corazón partido, siendo la.burla de todos en el instituto.

—¡Bill!— escuche un grito a mis espaldas, pero no quería voltear, solo seguí corriendo —¡Bill detente!— 

—¡Déjame en paz!— pero sentí que me tomaba fuerte del brazo.

—¡No les hagas caso!¡Todos son unos idiotas!— grito Adam, el chico que me tomo del brazo y mejor amigo.

—¡¿Como esperas que los ignore?! ¡Tom me engaño! ¡Me humillo frente a todo el instituto! ¡Se burlo de todo el amor que le di!— sentía que me moría.

—No quisiera decírtelo pero...—

—Si lo se, me dijiste un montón de veces que todo era mentira ¡Jode lo se! ¡Y me arrepiento de no haberte hecho caso!— estaba a punto de caer al suelo y echarme a llorar mas fuerte, pero Adam me abrazo.

—Tranquilo Bill, todo estará bien, cuentas conmigo para todo, no dejare que nadie te moleste en el instituto— yo solo seguí llorando en su hombro, mientras el me consolaba.

Luego de todo esto por fin llegue a mi casa, esperando no llamar la atención de mis padres e ir a mi cuarto, pero para mi desgracia, ellos me estaban esperando detrás de la puerta de entrada.

—¿Qué significa esto Bill?— mi padre tenia en sus manos las mismas fotos que estaban pegadas en el instituto.

—¿Quien les...— fui interrumpido por una cachetada por parte de mi madre.

—¡¿Como pudiste Bill?! ¡Nosotros no te educamos así!— 

—Mamá lo...— 

—¡Cállate! Eres una decepción, no aceptaremos un maricón en esta casa— sentencio mi padre.

—¿Que quieren decir?— pregunte con miedo.

—Lárgate de esta casa, no queremos volver a verte— en cuanto escuche eso me quede helado.

—P-pero, no me pueden hacer esto— 

—¡Claro que podemos! ¡En esta casa no tendré un hijo enfermo!— 

—N-no tengo a donde ir, por favor— pero en ese momento mi padre me agarro del brazo y me saco de la casa, para luego cerrarme la puerta en la cara.

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Después de que mis padres me votaron de casa estuve viviendo en la calle por dos años, hasta que pude conseguir un trabajo como personal de limpieza, estuve ahorrado por cuatro años hasta que pude comprarme mi propia casa, pude terminar el instituto y tener una carrera como educador.

Estuve casado con un hombre llamado Jared, pero un año después de que la nueva subdirectora llegara me divorcie de el, ya que lo descubrí siéndome infiel en nuestra habitación. Lo corrí de mi casa e inmediatamente le pedí el divorcio, la verdad es que su infidelidad no me dolió tanto, ya que no lo amaba realmente.

En ese mismo periodo de tiempo empece a recibir mensajes de un desconocido, al principio solo eran saludos ocasionales y preguntas de como me encontraba o como me había ido en el día, pero luego sus mensajes empezaron a llegar diariamente, siendo peticiones de una reunión entre ambos, pero su insistencia era tanta que empezó a asustarme. Un día encontré en la puerta de mi casa una rosa con una nota que tenia escrito su nombre de usuario del correo, no me explicaba como había dado con mi dirección, desde ese momento no he podido vivir tranquilo.

Pero bueno, volviendo a lo que estaba haciendo, estaba caminando al salón donde me tocaba dar clase, eran mis alumnos de primer año, era el grupo menos complicado que tenia, ya que los de segundo y tercer año son los que no prestan mucha atención. Llegue al salón, y no estaba vació como esperaba, mi alumno Andrew Biersack se encontraba sentado en su lugar.

—Buenos días Andy— salude mientras dejaba mi café y los libros en mi escritorio, pero no recibí respuesta de su parte, alce la vista para verlo, estaba muy concentrado escribiendo en su cuaderno que no se dio cuenta de mi presencia. Pude ver, aun con su mirada gacha, que estaban saliendo lagrimas de sus ojos—Andy— lo volví a llamar, pero no respondió—Andy, ¿estas bien?— ahora si alzo su mirada hacia mi.

—S-si profesor— dijo con la voz rota.

—Entonces ¿por que estas llorando?— parecía que no se había dado cuenta de que había empezado a llorar, solo atino a limpiarse la cara.

—No se preocupe, no es nada—

—Como no, si algo te esta sucediendo puedes decirme—

—Lo se profesor, pero enserio, estoy bien— aunque sabia que estaba mintiendo, decidí no insistir mas, en algún momento se sentirá listo para hablar.

—Bueno, pero ya sabes que me puedes decir lo que sea—

Poco a poco el salón se fue llenando, e inicie mi clase. Tengo que admitir que Andy me recuerda mucho a mi cuando tenia su edad, y me da miedo que le pase lo mismo que a mi, pero al menos se que tiene una hermana que lo adora.

El día acabo, me quede en el salón acomodando mis libros para poder regresar a mi hogar, en eso entraron dos de mis alumnos de segundo año, de los pocos que si atienden a mi clase, Gerard Way y Frank Iero.

—Buenas tardes profesor Kaulitz— saludaron ambos al mismo tiempo.

—Hola chicos— les devolví el saludo.

—¿Podemos hacerle una pregunta? O mas bien, una petición— fue Gerard el que hablo.

—¿En que los puedo ayudar?—

—¿A oído hablar del club glee?—

"En el club Glee solo se encuentran los rechazados del instituto, los raritos que necesitan sentirse especiales al pertenecer a algo como ese club, no seria sorpresa que uno o varios sean hallados muertos algún día"  es todo lo que he oído decir a los demás alumnos sobre ese club, incluso cuando los antiguos directores estaban en la escuela, haciendo que el club prácticamente fuera un fantasma en la escuela.

—Si, he oído de el, pero ¿a que se debe la pregunta?—

—Mire, Frank y yo no queremos que el club se quede en el olvido, y queremos revivirlo, pero necesitamos que un profesor este a cargo de el, y queríamos saber si usted podría dirigirlo—

—No lo se chicos, no tengo nada de experiencia en música, y sabes que preparar mis clases toma mucho tiempo—

—Por favor profesor, es nuestra única opción, ya muchos profesores nos rechazaron esa petición—

Lo pensé por varios minutos mientras ambos me miraban, no estaba seguro de hacerme cargo de un club, que por ahora parecía tener solo dos miembros, y que también seria difícil que mas alumnos tuvieran interés en entrar en el. Pero en eso se me ocurrió una idea, tal vez ese club pueda ser un medio de ayuda para ciertas personas que la necesitan.

—Lo haré—

—Muchas gracias, profesor, le juro que no se va a arrepentir—me dice Gerard.

-No es nada Gerard- se que confía plenamente en mi para esto —Pero no me lo tomen a mal, necesitamos mas miembros, dos no son suficientes—

—Frank y yo ayudaremos con eso- él sonríe mientras camina alrededor del salón —Aun no me lo creo, reviviremos el club—

—No sera fácil, pero tampoco es imposible, solo hay que tener paciencia—

Esa noche me voy a dormir con la idea de que empezare a dirigir un club Glee completamente distinto.

Pero de lo que no era consciente, era de las trabas que yo y mis chicos tendríamos en el camino.

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Holiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, perdón por no haber publicado ayer, pero me sentía muy cansada y no pude publicar el capitulo, pero aquí lo tienen, espero les este gustando como va la historia, cualquier sugerencia me la ponen en los comentarios.

Moon.