07
Hay un castaño de ojos azules que cada martes y jueves en la mañana venía a mi centro de trabajo y pedía un café cargado con dos cucharadas de azúcar extra y unas cuantas magdalenas.
Hoy había regresado al Starbucks y mi chico también, lo cual hizo que mi día fuera feliz.
Si eso era algo hermoso, escuchar su nombre fue algo que completó mi hermosa mañana.
“Hola, Louis” había escuchado decir a Eleanor alto. Su nombre sin duda era hermoso, encajaba perfectamente con él. Hermosos los dos.
“Hola, Ele” dijo el castaño. Y eso fue lo que hizo que mi día no fuera tan bonito que digamos. Me entraron ¿Celos?.
Oh, chico del Starbucks, ¿Qué me estás haciendo?.
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