05
Hay un castaño de ojos azules que cada martes y jueves en la mañana venía a mi centro de trabajo y pedía un café cargado con dos cucharadas de azúcar extra y unas cuantas magdalenas.
Pero hoy no había llegado. Lo esperé todo el día, porque pensé que llegaría pero nunca se apareció y eso me dolió.
Extrañé su dosis de martes y jueves. Extrañé sus risas que me alegraban el día.
Más que nada, lo extrañé a él.
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