014
Hay un castaño de ojos azules que viene -ahora- todos los días en la mañana y en la tarde a mi centro de trabajo y pedía un café cargado con dos cucharadas extras de azúcar y unas cuantas magdalenas o simplemente venía a ver a su novia.
O eso era lo que hacía desde hace unos meses.
Hoy falté porque mi vista está comenzando a fallar más de lo normal.
No quería que esto sucediera. No quiero quedarme completamente ciega. Después que la enfermedad llegue a su punto final, seré solo un estorbo para mi familia.
No podía más con esto así que agarré pluma y papel.
Esto era lo que temía, perder la vista en un abrir y cerrar de ojos. No quería.
Pero al menos algo recordaré y que estoy segura que nunca olvidaré y ese era...
El chico del Starbucks.
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