Cuando por fin aterrizamos con un ligero atraso de 20 minutos, Trevor ya estaba ahí esperándonos. Tomo a Ray en su portabebé y lo llevo al auto mientras Christian y Luke lidian con el equipaje.

—¿Habías estado antes en Nueva York? —pregunto a Christian cuando estamos en la camioneta.

—No.

Responde brevemente y vuelve la vista al frente, donde Trevor y Luke hablan sobre las actualizaciones de seguridad en mi edificio.

Mierda, ha pasado casi un año desde la última vez que estuve aquí y todo parece tan... Extraño.

—Podría llevarte a conocer un poco si quieres. —ofrezco y evito decir que sería una cita.

Él asiente, mirando las luces de las calles mientras Trevor se acerca a mi departamento en Park Avenue. Si creyó que Escala era impresionante, no ha visto nada. Mi condominio en el Upper Eastaside de 4 habitaciones grita lujo con sus pisos de roble blanco y vista a Central Park.

Trevor estaciona en la acera con absoluta tranquilidad, Christian mirando de arriba a abajo el gran edificio.

—¿Vives aquí? —pregunta y asiento con una pequeña sonrisa—. Wow, es... Impresionante.

Lo es.

Por 23 millones de dólares el lugar tiene que ser espectacular.

Entramos todos al ascensor y esperamos a que las puertas se abran en el piso número 33. Planeaba llegar directo a tomar una ducha, pero el olor a comida casera desde la cocina me detiene.

—Huele delicioso —saludo a Jimmy y lo dejo tomar en brazos a Ray.

—¿Cómo está mi muchacho? —le besa la cabeza adormilada y Christian frunce las cejas.

—Cansado y necio —responde Luke, pasando por su lado para tomar una de las copas que ya están servidas—. Oh, ¿Te refieres al bebé?

Ambos ríen, ignorándome cuando voy a la cocina a lavar mis manos para tomar un sándwich y un vaso de agua.

Esto se siente tan familiar, tan cómodo. Hasta que Trevor carraspea y señala a Christian con la cabeza, aún en mi vestíbulo con el ceño fruncido.

—Christian, ven aquí. —le hago una seña con mi mano—. Recuerdas a Jimmy, ¿Verdad?

Mi chico no se mueve, pasa la vista de uno al otro y es entonces que los chicos lo captan. No va a moverse de ahí hasta que todos se hayan ido.

Jimmy es el primero en hablar.

—Estaré aquí temprano para el desayuno, ¿Necesitas algo más?

—No.

Se gira para hablarle a Sawyer, que toma de su copa con grandes tragos.

—Supongo que me llevas a casa—. Le sonríe, Christian analizando todo con esos ojos grises suyos.

—Me quedaré a ayudar a Annie con el bebé. —Sawyer me señala con la barbilla—. Por cierto ¿Recuerdas ese menú que preparabas que era vegano y alto en vitaminas?

Jimmy asiente.

—¿El que usé cuando estaba embarazada? —Dios, no ahora—. Si, ¿Por qué?

Solo hace falta que Luke sonría para que Jimmy y Trevor lo capten, sus cejas arqueándose en su frente.

—¿Es eso verdad? —Trevor balbucea.

Extraño un poco a Gail y a Jason, mi jefe de seguridad y ama de casa de Seattle, son mucho más discretos que sus homólogos de New York.

—Lo es —confirmo. Mi querido Jimmy se acerca para abrazarme fuerte.

—Es genial, nena, estoy tan emocionado.

Me da otro apretón fuerte, luego se mueve para que Trevor estreche mi mano mientras Chris sigue observando todo.

—Entonces yo también los dejo descansar. Hasta mañana, jefa.

Tomo a Ray en mis brazos y los observo salir de mi departamento. Antes de que pueda apartar la mirada, Luke también se dirige a la puerta.

—Me voy, banana. ¿Necesitas algo?

—No. —mis cejas se fruncen en acusación—. Dijiste que te quedarías a ayudar.

Encoge los hombros en un gesto despreocupado.

—Cambié de opinión, voy a casa a dormir en mi cama. Los dejo para que descansen.

Le hace una pequeña seña a Christian antes de pasarle por un lado, luego lo escucho activar la alarma y sale de mi piso con toda la tranquilidad.

Los ojos de Christian siguen moviéndose de un lado a otro, inspeccionando.

—Este lugar se ve genial... Y costoso.

—Gracias.

—¿Alguno de ellos se queda aquí?

Tengo qué recordarme a mi misma sobre ser honesta con él, no más malentendidos.

—A veces Trevor, sobre todo cuando no estoy. Jimmy prefiere ir y venir, y Luke tiene un departamento por aquí cerca.

Puedo ver la confusión en su cara, incluso un poco de disgusto. ¿Qué se supone que haga cuando solo me mira y no me habla?

—Aquí hay cuatro habitaciones y yo solo ocupo la mía. ¿Crees que deberíamos arreglar una para Ray?

—No. —duda por un instante—. Me refiero a que no es el lugar adecuado para un niño, o un par de niños para crecer. Necesitan un lugar grande donde puedan jugar y correr.

—Cierto.

Lo que significa que no estaremos aquí mucho tiempo y podría venderlo para comprar una casa. Tal vez tendré que dejar mi carrera más pronto de lo que pensé.

—No tengo una cuna, así que Ray tendrá que dormir en la cama con nosotros. —asumiendo que también aquí quiera dormir conmigo—. Mañana enviaré a Trevor a resolver el asunto de la cuna.

Me río para aligerar el ambiente, pero Christian frunce más las cejas.

—¿Qué?

—No vas a gastar otra pequeña fortuna en muebles de bebé —se queja.

Dios.

—Bien, no compraré los artículos más caros de la tienda ¿Te parece bien?

Puedo sentir la tensión en ambos y sé que esto no va bien. No puede adaptarse a mi estilo de vida, no pude hacerlo a su situación en casa de sus padres. ¿Cómo se supone que lo logremos?

Mierda.

Tal vez deba replantear todo de nuevo, por el bien de mi familia. Si este trabajo resulta más complicado de lo que pensé, existe una gran posibilidad de que renuncie a mi vida artística porque no hay forma de que renuncie a mi familia. O a mi chico.

Si no soy la humilde Rose o la super estrella Anastasia, ¿Quién carajos soy ahora?