Capítulo 33.
—Esto es absurdo.
Christian gruñe de nuevo, mirando el pequeño auto Audi en miniatura que compramos para Ray y que Sawyer conduce con el control remoto. Si, él es el único que se divierte hasta ahora.
—¡Es un Audi! —chilla Luke levantando el control inalámbrico—. Y tiene luces y estéreo de verdad.
Dios mío, cállate.
Bebé Ray sigue con atención a su cochecito dar vueltas por nuestro patio trasero, sus pequeños ojos grises no lo pierden de vista.
—Es demasiado pequeño para que pueda sentarse ahí solo, es un gasto innecesario.
Suspiro, sabiendo que quizás tiene razón. Me dejé llevar por la emoción y compramos algunas cosas que no estaban en la lista, como esa maleta de Louis Vuitton que pretendo usar de pañalera.
—Deja de quejarte y toma esto, —Sawyer le entrega a Christian el control remoto—. Aprende a usarlo ahora para que no uses a tu hijo como muñeco de pruebas.
El chico de los ojos grises hace una mueca cuando examina el control remoto, luego comienza a pulsar los botones de colores haciendo que el auto se mueva adelante, atrás y enciende la música.
—Mierda —lo escucho susurrar—. Esta cosa es más difícil de usar que un auto real.
Ray sigue mirando mientras su padre intenta descifrar el funcionamiento, luciendo de pronto tan joven como es en realidad. Como somos. ¿Quién pensaría que a los 22 años estaría en camino de mi segundo hijo?
—Estaba pensando... —hablo fuerte para atraer la atención de Christian—. Que deberíamos tener una cita.
El auto se detiene de seguir avanzando y las cejas de mi chico se arquean cuando me mira.
—¿Una cita?
—Hemos salido, lo sé, y parece absurdo si lo piensas mucho. Pero me gustaría volver a empezar, sin todas las mentiras y los malentendidos —hago una seña con la cabeza hacia en bebé en mis brazos—. Por nuestros hijos.
Sus labios se presionan en esa fina línea que hace cuando está pensando y que me resulta tan adorable, no como las perfectas máscaras de simpatía que usan los actores.
—Claro, una cita, ¿Por qué no?
—Ustedes definitivamente están locos —se ríe Sawyer, recordándome que el idiota sigue aquí parado junto a nosotros—. ¿Primero tener hijos y luego establecer un noviazgo? Este es un puto guión que vale oro.
—Cállate, Luke. —le gruño—. Ve a conseguir reservaciones en algún restaurante para esta noche, que Christian y yo vamos a salir.
Sé que mamá podría cuidar a Ray sin problema, sabiendo que estoy creando las bases para mi propia familia. Por el momento Christian sigue aquí, también intentando resolver lo que sea que tenemos.
—Te veré más tarde.
Me alejo de ambos hombres y el carrito de juguete para ir a informarle a Carla sobre nuestra salida y de su apreciable ayuda cuidando a su nieto. Luego voy a mi habitación a elegir mi ropa.
Estoy nerviosa.
Mi estómago se retuerce de ansías porque este es el papel más importante de mi vida. Aquí, justo ahora, deseando formar una familia con este chico.
—Respira, Ana, respira... —me recuerdo.
La dulce Rose tomaría lo que Christian ofrece, sin cuestionamientos, solo por permanecer a su lado. Y eso obviamente no funcionó.
¿Pero Ana?, Ana exigiría lo que merece o lo dejaría todo. Y, Dios, es tan difícil ser ambas.
Alguien golpea mi puerta dos veces, no tengo qué mirar para saber que es Luke.
—Banana, te conseguí reservación en Planters Tavern a las 8, ¿Está bien?
—Si.
Su nariz se arruga en ese gesto que hace cuando intenta decirme algo pero no sabe cómo.
—¿Qué?
—Sabes que habrá paparazzis, ¿verdad?
Si.
—Déjalos tomar fotos, Luke. He terminado de esconderme de ellos y de todo el mundo, solo quiero tener una maldita cita con el papá de mis bebés.
Sus dedos golpean la madera de la puerta.
—Ya que lo mencionas... —Carajo, ¿Ahora qué?—. Las fotos de ustedes en Pottery Barn Kids ya están en las noticias y Claire llamó, quiere saber si hace control de daños.
Daños.
Mi hijo no es ningún daño. ¿Soy muy joven para ser madre? ¿Creen que mi carrera está arruinada? Que se jodan.
—No. Dile que no hay ninguna declaración qué hacer, lo que hay es lo que ven y los críticos pueden decir lo que quieran.
Sawyer asiente, luego mira el par de vestidos extendidos sobre mi cama.
—El rojo —señala—. Ese es tu color, Annie.
—Gracias.
Él sonríe y cierra la puerta, dejándome sola de nuevo con mis pensamientos. No solo tengo qué poner las cosas en orden con Christian, también tengo qué saber si puede ajustarse a mi estilo de vida.
Estando un poco atrasada con el tiempo, tomo una ducha rápida para hacerme un peinado y maquillaje sencillo. No sé cómo resultará está noche, pero elijo un conjunto bonito de bragas en caso de que sea necesario.
Ya estoy embarazada, así que ¿Qué más da?
Cuando estoy lista, respiro hondo y tomo mi bolso para bajar las escaleras hasta la sala. Christian ya está ahí, listo, cuando me detengo algunos escalones antes de llegar.
Se gira para mirarme con una bonita sonrisa. Lleva jeans oscuros y una camisa negra con las mangas dobladas hasta los codos, el cabello peinado hacia atrás. Y la pequeña barba lo hace lucir mayor.
—¿Lista? —extiende su mano para que la tome—. Te ves preciosa, Ana.
Le dedico una pequeña sonrisa.
—Gracias.
Luke pone los ojos en blanco, recargado en la puerta de la entrada.
—Su transporte está listo —abre la puerta y la señala—. Señorita Steele, Señor Grey.
Mis padres no están a la vista, pero puedo escuchar el ruido de la televisión de la cocina desde aquí. Ellos cuidarán bien a Raymond mientras volvemos.
Apenas pongo un pie en la entrada, un flash distante brilla seguido de otros cuantos. Incluso cuando nuestro auto sale de la casa, es rodeado de fotógrafos ansiosos por capturar una imagen nuestra.
—¿Siempre es así? ¿Para ti? —pregunta Christian.
—Si —exhalo un suspiro frustrado—. Te acostumbras después de un tiempo.
Si no me dejas de nuevo, quiero decirle. Él parece entender lo difícil que es para mí, aunque no lo diga abiertamente, porque toma mi mano de mi regazo para entrelazar nuestros dedos.
—Lo haré.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro