Capítulo 30.
—¿Ambos? —es su primera pregunta cuando nos quedamos solos.
Rayos.
—No tenías qué venir hasta Georgia, Christian —cambio el tema rápidamente—. Mi abogado puede llamar a tu abogado para hacer los arreglos sobre la custodia.
Presiona los labios y sé que mi truco funcionó.
—No es por eso que estoy aquí, Ana.
Mi corazón late más rápido ante la esperanza de recuperarlo, pero Luke tiene razón. Aposté todo y no recibí lo mismo a cambio.
—¿Entonces por qué estás aquí? —pregunto y él se acerca unos pasos más.
—Te fuiste.
Mis cejas se fruncen por la acusación, creo que ambos recordamos cosas diferentes de ese día.
—¿Yo? ¡Tú te fuiste primero! —chillo—. Detrás de Elena, por cierto.
Vuelve a presionar los labios y gira la cabeza a un lado, así que espero en silencio a que él explique primero sus acciones.
—Quería hablar con el señor Lincoln y devolver su dinero, no fui tras Elena. Si lo hubiera hecho, me habría dado cuenta que fue a las noticias a dar la nota de Raymond.
Podría ser, no estoy convencida totalmente.
—Mi papá me prestó el dinero para devolverlo, y cuando vuelvo al departamento ya no estás, ¡Te fuiste con mi hijo!
—¡Debiste decírmelo! ¡Creí que la habías preferido a ella!
Luce ligeramente ofendido, pero no me importa. Estoy cansada de darlo todo por él y que siga pensando que puede ir y venir a su conveniencia.
—Bien, tienes razón, lo siento por eso.
—¡Bien! —chillo de nuevo—. Ahora puedes irte, Christian. Como dije, no pretendo alejar a Ray de ti, solo necesitaba espacio para mí.
Giro para que no vea las lágrimas acumularse en mis ojos, lo guío a la puerta del recibidor pero él no me sigue.
—No me voy a ir, nena.
¿Qué?
—He dicho que necesito espacio, y eso quedó claro cuando atravesé el país.
Una sonrisa forzada se estira en sus labios.
—No voy a irme, no voy a desaparecer de nuevo precisamente por esto. ¿Me voy un par de horas y decides viajar 2,800 kilómetros?
2,882 km., no es que vaya a corregirlo ahora. Apoyo las manos en la cadera para enfatizar mi punto.
—En primer lugar, fueron más de un par de horas. Y puedes volver al hotel en el que estás, hablaremos mañana o después, cuando esté lista.
Cuando encuentre la forma de decirle que será padre otra vez.
—Preferiría quedarme aquí —sus hombros se encogen—. Mía dice que esta casa tiene 12 habitaciones y yo solo ocupo una.
¿Mía dijo? ¿Él preguntó?
—¿Ah, si? ¿Ahora sabes todo de mi y mi familia?
Sus hombros se encogen de nuevo.
—Eso intento, y no pienso irme para que otro tome lo que es mío.
Dios, quiero estar enojada con él pero es imposible cuando es tan adorable. Carajo, Ana, no seas tonta. Trato de mantener mi rostro serio.
—Un poco tarde para eso, Christian. He estado en esta relación desde el principio y nunca pareció interesarte.
Hace un gesto con la boca, ese que hace cuando algo no le parece y cuadra los hombros.
—Una relación que empezó con mentiras, querrás decir. Ni siquiera tus padres saben la verdad, eso quedó claro hace un momento.
Ahora está haciéndome enojar a propósito.
—Pues no tendría qué mentir si conociera tus intenciones, ¡Pero no lo sé! —me quejo, las lágrimas regresando a mis ojos—. Esto es tan confuso, estoy cansada, tengo sueño y quiero volver a mi vida de antes.
La vida diaria es muy complicada, prefiero volver a las películas y a los finales felices que tanto amo. Al menos ahí sé qué esperar.
Supongo que él siente la misma molestia que yo, porque lo escucho suspirar tan fuerte que me distrae.
—Bien, supongo que puedes quedarte en una de las habitaciones de invitados. —apoyo la mano contra mi frente mientras pienso en qué decirles a mis padres.
La verdad sería lo mejor.
—¿Puedo ver a Ray?
—Si, puedes. Necesito hablar con mis padres para que sepan que te quedas. ¿Cuánto tiempo sería eso?
—El tiempo que me tomé convencerte de volver a Seattle —sonríe.
—Eso no va a pasar, Christian —yo también sonrío—. Dejaré que Luke traiga a Ray mientras me ocupo de otras cosas.
Mi amigo estará encantado de saber que Christian se queda por tiempo indefinido. Yupi.
Dejo al chico de los ojos grises en la sala para ir a la cocina con mis padres, Ray y Luke hablando de la porosidad de la madera.
—Hey, buenas noticias —fuerzo una sonrisa en mis labios—. Podrán conocer a Christian ya que quiere quedarse.
Mamá arquea las cejas por la sorpresa, Luke arruga las cejas como sabría que lo haría y papá tiene una expresión en blanco.
—Luke, ¿Llevas a bebé Ray con Christian?
Me dedica una mirada de irritación, pero tiene la amabilidad de quedarse callado. Lo toma de los brazos de mi mamá y sale de la cocina.
—Siéntate —Ordena Ray antes de que pueda hablar.
Obedezco y me siento porque sé que tengo mucho qué explicar.
—Conocí a Christian en California, —¿debería decir que fue solo una noche?—. Nos gustamos y estuvimos juntos, honestamente creí que no volvería a verlo nunca, pero entonces vino bebé Ray.
Mamá está pálida y papá sigue mirándome, así que continúo.
—Cuando Ray nació, sabía que tenía qué decirle pero de nuevo no sabía cómo encontrarlo. —entrelazo los dedos en mi regazo—. Luke tuvo que pedir algunos favores y lo localizó en Seattle.
—Y nos mentiste —se queja papá.
—Lo sé y lo siento. Pero no sabía qué pasaría entre nosotros. Creí que podríamos intentarlo por el bien de Ray, luego las cosas no resultaron como quería.
—Y volviste —mamá por fin decide hablar—. Y estás embarazada de nuevo de este chico.
Eso resume todo.
—Si.
—Annie —papá se pasa las manos por el rostro—. ¿En qué carajos estabas pensando?
De vuelta a todo, la razón de mi actitud de antes y todos mis problemas de ahora.
—Quería ser una chica normal por un día, un solo día. Y Christian me trató justo así. Para él solo soy Rose.
Y ahora ya no estoy segura de querer ser ella.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro