Capítulo 22.
¿Un punto medio en el que yo sea menos famosa y él menos obstinado?
Imposible.
—¿Banana? —Luke baja el escrito que está leyendo para mirarme—. ¿Ya decidiste sobre esto?
—No.
Acomoda las hojas antes de ponerlas en la mesa, con las otras dos propuestas de trabajo que mi agente Clarice envió ésta mañana. Ni siquiera intenté revisarlos porque mi atención sigue puesta en el diario con las fotos de nuestra última cita.
Dios mío, ¿Qué hago?
—¿Las vas a revisar algún día? —insiste.
—No. Ray aún es muy pequeño y quiero quedarme en casa lo más que pueda. Llama a Clarice y dile que no esto interesada.
Luke gruñe algo tan bajo que no alcanzo a escuchar, pero justo ahora no me importa. Christian está en el estudio ignorándome por lo que supongo de sus escasas interacciones.
Solo presta atención cuando se trata del bebé.
—Carajo, ¿Qué se supone que haga? ¿Cómo resuelvo esto? —chillo.
—Deja de correr detrás del chico —levanta de nuevo el guión para seguir leyendo—. Eres Anastacia Steele, los hombres van detrás de ti, no al revés.
Tonto Luke.
—¿Cómo hacen esto las personas normales? ¿Cómo lidian con la decepción de... Esto? —muevo la mano sobre mi pecho, en la opresión que me incómoda.
—Viven sus vidas, banana. Se arriesgan, ponen ultimátums y esas cosas. Si eso no funciona, se alejan y siguen viviendo.
—Suena triste. No quiero una historia triste, quiero una en la que Christian está tan enamorado que no puede dejarme y quiere estar conmigo todo el tiempo.
Luke pone los ojos en blanco.
—Pedir eso es poco realista. El chico es obstinado y tú estás loca, Annie. Te quiero, pero has actuado en tantas películas románticas que estás confundiendo la realidad con la fantasía. Christian no está pegado a tu cadera.
Debería.
¿Cómo hago eso?
El móvil de Sawyer vibra sobre la mesa, despertando a mi pequeño Ray que duerme en su sillita vibradora.
—Dime —lo escucho responder. Levanto a Ray en mis brazos—. ¿Quién?
Su cabeza gira inmediatamente para mirarme, la incredulidad reflejada en su cara. Eso no puede ser bueno.
—Espera, Trevor. —aparta el teléfono de su boca para hablarme—. La amiguita de tu chico está abajo, quiere subir.
—¿Elena?
¡Esa bruja!
—¿Entonces? ¿La dejo subir?
Debería decir que no y evitar las discusiones, pero justo ahora necesito aclarar un punto o dos con ese buitre rubio que acecha a mi Christian. ¿Cómo se atreve a venir aquí?
—Si, deja que suba. —espero a qué dé la indicación a Trevor, luego me levanto para entregarle a Ray—. Lleva al bebé con la niñera y no avises a Christian... Todavía.
Su ceja juzgadora se arquea, pero toma a mi hijo con cuidado y sube las escaleras. El timbre del ascensor llegando a mi piso suena inmediatamente.
—Señorita Steele. —me saluda Trevor.
Asiento sin mirarlo porque mi atención está puesta en la mujer que sale mirando mi departamento con curiosidad. Idiota. Cómo si no hubiera estado aquí antes.
—Elena.
—Anastacia —se digna a mirarme—. No me canso de admirar este bello lugar.
—Lo sé. ¿Qué haces aquí, Elena?
Sus tacones ruidosos golpean el piso mientras se acerca.
—Estoy de visita.
—Christian está ocupado justo ahora con sus proyectos, dudo mucho que aprecie la interrupción.
Ella sigue caminando, rodeando la sala para acercarse a mi.
—¿Christian está aquí? —sus finas cejas se arquean.
—Por supuesto, es aquí donde debe estar, con su hijo y conmigo. —cruzo los brazos sobre mi pecho—. Somos una familia.
Elena resopla una risita de burla cuando se detiene frente a mi, sus ojos azules fríos como ella mirándome, juzgándome.
—No estoy aquí por Christian, Anastacia...
—¿No?
—No. —su mano sube y pasa de arriba a abajo por mi cabello—. Eres tan hermosa.
¿Qué?
—Elena... —doy un paso atrás pero me alcanza—. Tu cabello es tan suave, como lo imaginé. Y tus ojos tan azules como el agua clara... Perfecta.
—Estas asustándome. —Intento apartar su mano de mi y alejarme, pero toma mi cabello en su puño.
—Jamás podría ser como tú, tan inocente, tan... —su agarre me lastima—. Deslumbrante.
—¡Estás loca! —chillo.
Antes de que pueda apartarme, su otro brazo me rodea y sus labios hacen contacto con los míos. La sorpresa me paraliza.
¿Qué rayos está pasando aquí?
¿Ella me quiere a mi?
Apoyo las manos sobre su pecho y empujo para que me libere.
—¡Maldita loca! ¡No me toques!
—Anastacia —intenta acercarse—. Por favor, escúchame. Christian no te ama como yo te amo.
—¿Qué?
—¡Eres perfecta! Y Christian es un idiota con suerte, ¡Solo eso!
Esto no está pasando, estoy teniendo una pesadilla con la rubia odiosa. Se acerca otro poco y las alarmas de mi cabeza comienzan a sonar muy alto.
—¡Luke! —grito a mi guardaespaldas—. ¡Luke!
Elena toma mis brazos por las muñecas, obligándome a forcejear con ella, sus uñas se clavan en mi piel.
—¡No lo entiendes! —grita y agita mis brazos con fuerza—. Debemos estar juntas, ¡yo te amo! Seremos perfectas juntas.
Vuelvo a respirar cuando Luke aparece rápidamente por la escalera, lanzándose sobre la rubia sin pensarlo y apartándo la de mi.
—Annie, ¿Estás bien? —pregunta mientras la empuja boca abajo.
—Si —las marcas en mis muñecas se tornan rojizas y sensibles—. ¡Sacala de aquí! ¡No quiero volver a verla!
Las lágrimas escurren por mis mejillas sin que pueda detenerlas, sintiendo el coraje de ser atacada en mi propia casa por ésta mujer.
—¡Christian! ¡Christian! —grita—. ¡Ayúdame!
—Cállate, nadie puede salvarte de esto. —Luke la estruja cuando la levanta.
La gira con las manos atadas a la espalda y la empuja hacia un incrédulo Trevor que mira todo desde el pasillo. Ni siquiera noté que estaba ahí.
—¿Elena? —la voz de Christian viene del pasillo de mi estudio—. ¿Estás aquí?
Puedo ver el momento exacto en que sus ojos grises la miran, sometida y arrastrada por Trevor al pasillo para llevarla a la oficina de seguridad.
—¡Libérala! ¡Déjala ir! —se dirige a Trevor, pero Luke se interpone—. Quítate, imbécil.
El jodido Luke lo disfruta porque sonríe.
—Quisiera que lo intentaras, pero deberías atender primero a tu mujer. —me señala con la cabeza.
Christian frunce las cejas pero gira para mirarme, su expresión cambiando al instante cuando nota que acuno mis brazos lastimados.
—¿Ana?
~ • ~
Hola hola 👀
Aquí la Blue tragedias jajaja
Me ausenté un poco... (Un poco, dije 🤨) porque mi hijo estuvo enfermito de vómito.
Jamás había trapeado tanto el piso 😃.
Saludos! ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro