Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2.

— ¡Fuiste impulsiva! ¡Tonta! No puedo crees que hicieras semejante estupidez.

— Lo siento... — Repito por centésima vez. — Solo fue un inocente paseo.

— ¡Pudiste morir! ¡Ser secuestrada! — Sawyer sigue gritando. — ¡Un maldito loco pudo dispararte!

— Nadie me reconoció.

La maquillista ignora los molestos quejidos de Luke y sigue esparciendo el brillo por mi rostro, mi cabello recogido en una elegante trenza sobre mi hombro.

— Te arriesgaste por nada.

— ¡Estoy bien!

Dios, si hubiera sabido que sería un dolor en el culo lo habría llevado conmigo en mi fuga, aunque tuviera que verme con Christian.

— ¿Señorita Steele? ¡Dos minutos! — La asistente del productor nos hace una seña y señala el pasillo.

Es el momento de la entrevista con Elle y lo único en lo que puedo pensar es en lo mucho que debo fingir sonreír cuando Mark está a mi lado. Juro que no vuelvo a trabajar con él.

— Nena — Me llama con su molesta voz. — Te extrañé en la cena, ¿Dónde estuviste?

— En la habitación, así tú y Emily pudieran pelear a gusto. — Palmeo su hombro en un gesto amistoso. — ¿Dónde está ella, por cierto?

— A un lado del escenario esperándonos.

— Querrás decir, vigilando.

— Si, eso.

Su molesta sonrisa se estira cuando nos anuncian y ambos salimos al escenario con las luces sobre nuestros rostros encandilados.

— ¡Bienvenidos! — chilla Ellen. — ¿Cómo va la nueva película?

Mark toma la palabra amando la atención y adoración que recibe. Bastardo egoísta. Pero la realidad es que no me interesa, ni la atención, ni las miradas, la adoración, la adulación... ¡Nada!

Quiero salir de aquí, quiero que ésto acabe.

Mantengo la sonrisa en mi rostro mientras Mark y Ellen siguen hablando, aportando una o dos palabras. Por el rabillo del ojo veo a Luke haciéndome señas para que siga sonriendo, pero lo único que logra es hacerme fruncir el ceño.

— ¿Anastasia? — Ellen me llama, ambos mirándome. — ¿Hay alguien en tu vida amorosa?

— No.

— ¿Nadie? — Sus cejas se arquean.

— Bueno, no.

— Los buenos estamos tomados. — Se ríe Mark y mis ojos se ponen en blanco.

— No tengo prisa.

Vuelvo a la sonrisa forzada y miro al público, esperando que Ellen y Mark retomen el tema de lo que sea que estaban hablando. Un par de minutos más y la entrevista acaba.

— Gracias a Dios. — Suspiro y me alejo, los pasos de Luke sonando detrás de mí.

— ¿Estás bien?

— Estoy cansada.

— Eres la única culpable, no debiste salir y vagar por ahí hasta la madrugada.

— Ya olvídalo, Luke. Mierda, a veces te pareces a Raymond.

— Me contrató para cuidarte. — Me sigue hasta el camerino que me asignaron y cierra la puerta.

— No. Te contraté para cuidarme, no para actuar como mi padre. — Le gruño. — Yo soy quien firma tus cheques, así que trabajas para mí. Ahora largo porque quiero salir de aquí ya y comer una hamburguesa con queso.

No responde, solo asiente y sale de la pequeña habitación. Mi enojo con Luke es momentáneo porque sigue siendo mi mejor amigo y la persona más cercana a mi, incluso con la diferencia de edad.

Me pongo de nuevo los jeans y el suéter blanco dejando a un lado el vestido que me facilitaron para la entrevista y coloco los lentes oscuros.

Cuando abro la puerta, Luke sigue ahí.

— ¿Qué sigue después de esto? ¿Jimmy Fallon?

— Si.

— ¿Y si digo que estoy enferma?

— Tienes un contrato. — Canturrea. — No puedes faltar, Annie.

— Mierda.

Me dedica una mirada acusadora pero tiene la amabilidad de quedarse callado, la tensión de hace unos momentos totalmente superada.

— Mark debería hacer todas las entrevistas, su ego es suficientemente grande para llenar un estudio. — Me río. — Dudo que siquiera me mencione cuando habla.

— Cierto. Él podría ser ambos protagonistas si se lo propone. — Ríe también.

Salimos del estudio por la puerta trasera para evitar a los periodistas y volver al hotel, aliviada de regresar a Nueva York con mi familia.

— Necesito vacaciones.

— Ya dijiste eso... — Luke escribe en su móvil a mi lado.

— ¿Qué haces?

— Busco rastreadores, te estoy implantando uno de una jodida vez.

— ¡Luke! — Golpeo su hombro. — ¡No soy un perro!

— Tienes razón. — Su ceño se frunce mientras sigue mirando la pantalla. — Los perros pueden ser entrenados.

— Imbécil.

Apenas puedo esperar para volver a casa y descansar. Y
lo logro por lo menos tres semanas, antes del siguiente proyecto... Una sesión de fotografía.

— Odio las sesiones de fotos en lugares públicos. — Chillo. — ¡Siento que soy un animal del zoológico!

— Ellos son amables. — Susurra Sawyer. — Les dan de comer, los bañan, las personas los aman. Son como bebés.

— ¿Tú qué sabes de bebés, tonto? ¡Ni siquiera tienes una novia!

— No necesito una novia para tener un bebé, Annie.

— Bueno, dudo mucho que alguna mujer pueda soportar tu mal genio más de unas horas.

Eso sí lo hace mirarme, dejando el sándwich a medio camino de su boca. Su semblante molesto es tan normal que ya tiene arrugas entre las las cejas.

— Lo dice la chica que no tiene ni un pretendiente.

— Porque no quiero, — Le doy una mirada retadora. — Podría salir con Chris Evans si quisiera, ¿Debería llamarlo?

— Si. — Su respuesta me sorprende. — Quiero su autógrafo en mi tarjeta del Capitán América.

— Eres un idiota.

— Soy un coleccionista, que es diferente. — Sonríe. — También me hace falta el de Iron Man y Hulk.

— Olvídalo, ¡eres un tonto!

Manoteo frente a él para que suelte el maldito sandwich, provocando su enojo porque ahora también está hambriento.

— Ese era mi almuerzo, Steele.

— Lo sé, lo siento. Pero lo merecías. ¿Por qué no traes otro y me traes un batido? Se me antoja uno de fresas con mucha...

Mi mano sube rápidamente para cubrir mi boca, la sensación extraña en mi estómago. Ni siquiera puedo decir las palabras porque las náuseas me lo impiden.

— ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? — Se acerca con preocupación. — Estás pálida.

— Quiero vomitar.

Sawyer retrocede dos pasos.

— Traeré agua fría, tal vez comiste algo en mal estado.

— Si, podría ser. Date prisa.

Me alejo del fotógrafo y sus asistentes hasta un rincón apartado de la plaza en la que estamos, un espacio custodiado por el departamento de policía.

¿Qué está mal conmigo?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro