Capítulo 18.
¿Qué se supone que significa eso?
Él no puede venir a mi departamento a gritar, especialmente cuando le pedí que se quedara y se negó.
—¡Esto es ropa! —señalo la camisa de Luke—. ¡Llevo sostén y bragas!
Jimmy carraspea un poco, haciendo que Christian lo mire con los ojos entrecerrados. Carajo, Luke, más vale que tu idea funcione.
—Bueno, deberías estar vestida de forma adecuada, Rose. ¿Dónde están tus pantalones?
—En la habitación, supongo.
De nuevo me mira con ojos furiosos, presionando sus labios fuerte y lo escucho resoplar.
—¿Eso es tuyo? —toca la camisa, que me queda enorme y me cubre.
—Es prestada, mi ropa se mojó.
Vuelve a echar otro vistazo y gira sobre sus talones hasta la habitación principal que ya conoce, de la primera vez que estuvo aquí. Y como sé que busca, espero aún sobre la barra.
—¿Dónde está? —gruñe—. Ese imbécil, ¿Dónde está?
—¿Te refieres a Luke?
Esperando su momento, Sawyer sale del pasillo de la zona de empleados con su traje oscuro y lentes, en su posición de descanso.
—Señor Grey.
Christian lo mira, gira para mirarme y vuelve a centrarse en Luke. Apenas soy consciente que Trevor obligó a la odiosa Elena a sentarse en un sofá y quedarse callada.
Gracias por eso.
—¿Qué carajos está pasando? —se pasa las manos por el cabello y voltea para mirarme—. ¡Dijiste que era tu guardaespaldas!
—¡Y lo es! —yo también grito—. ¿Crees que lo tengo cerca por bonito?
Rayos, debí elegir mejor mis palabras.
Por un momento parece que Christian va a atacar a Luke, así que me bajo de la barra haciendo que la camisa suba por mis muslos y revele el short diminuto que llevo.
—¿Dónde está Raymond? ¿Y por qué tu departamento está lleno de estos fulanos?
Celoso luce adorable, me encanta. Concéntrate, Ana, que el padre de tu bebé no se convierta en homicida.
—Ray está arriba, en su habitación.
—¿Solo?
—No, tonto. Su niñero está con él.
Las cejas de Christian se elevan en su frente y sé que la sorpresa no es positiva. Mira las escaleras que llevan al piso de arriba antes de subirlas.
—¿Dejaste a mi hijo con otro de estos fulanos? —grita mientras sigue subiendo—. ¿En qué carajos pensabas?
—Se lo dije. —añade la estúpida rubia. ¿Le dijo, qué?
Sé lo que Christian encontrará cuando llegue a la habitación de Raymond: un lugar acogedor con pintura celeste y juguetes, además de a Jason.
—¡Rose! ¡Anastasia! —me grita desde el piso de arriba—. ¡Dile que voy a tomar a mi hijo!
Quiero reír, de verdad quiero hacerlo pero Sawyer me hace una seña para que resista un poco más. Escucho de nuevo los pasos antes de que mi bebé y su papá aparezcan en la escalera.
—¡Ese hombre no sabe nada de bebés! —sigue gritando—. ¿En qué agencia lo contrataste?
Jason baja las escaleras detrás de él y no puede ocultar su expresión seria de guardaespaldas. Dios, espero que esto funcione.
—¿Por qué tienes a todos estos hombres aquí? —los señala y vuelve a sujetar a Ray.
—Los necesito para que me ayuden con el bebé, Christian. ¡Es muy difícil hacerlo todo yo sola!
Jimmy, Trevor, Luke y Jason permanecen en silencio mirando a Christian, esperando mis instrucciones y siendo espectadores de mi drama personal.
—No los quiero cerca de mi hijo —insiste.
—Es la ayuda que puedo obtener.
—Vuelve a Bellevue conmigo.
Oh.
—Quédate en Escala conmigo.
Sus ojos se entrecierran mientras me mira. Echan un vistazo a Luke, luego a su amiga rubia y finalmente asiente.
—Bien.
—¿Bien, qué?
—Tu ganas, me mudaré aquí para ayudar a cuidar a Raymond. —¡Yei!—. Traeré mis cosas de la casa de mis padres y trabajaré desde aquí.
—Como te parezca mejor, Christian.
Se acerca despacio y besa la cabecita de Ray antes de dejarlo en mis brazos.
—Iré a alistar todo, y a dejar a Elena en su casa —la señala con la cabeza—. Estaré aquí mañana temprano.
—Claro.
Nadie se ha movido de su lugar esperando a que Christian y la bruja se vayan, la señora Jones esperando en el pasillo para llevar a Ray a su baño.
—Vamos, Elena.
Trevor escolta a la rubia al ascensor y ambos entran ahí. Inmediatamente todos se relajan.
—Mierda, banana, creí que no lo lograrías. —ríe Luke.
—¡Fue tu idea! —chillo, dándole a Gail el bebé—. Mejor que todo saliera bien o tu culo estaría desempleado.
—Pero hey, funcionó.
Jimmy y Trevor se ríen, alejándose por el pasillo de empleados mientras Gail vuelve a subir con Ray y Jason acompañándola.
—¿De dónde dijiste que salió él? —lo señalo antes de que desaparezca en el piso de arriba.
—Pedí al mejor guardaespaldas de la empresa de seguridad, lo recomendaron. —Luke toma uno de los bocadillos de quejó Jimmy sobre la barra—. Entonces, ¿El señor Grey se une a la familia?
—Si. ¡Y me alegro tanto! Esa rubia no me agrada nada porque se quiere robar a mi... Bueno, al papá de mi bebé.
Sawyer pone los ojos en blanco.
—Ya lo has dicho muchas veces, banana. Y te sugiero que jamás le digas al chico de todo esto —su dedo señala alrededor.
—No sé de qué hablas, Luke. Mi personal de New York está ahora en Seattle, y tenemos ahora a Gail y a Jason. Cada uno de ustedes es indispensable.
—Claro —golpea la barra y se endereza—. Ayudaré a los chicos a instalarse.
Es mi turno de mirarlo, pero me guardo mis comentarios porque la idea de Luke funcionó. Poner celoso a Christian realmente dió resultados.
—Por cierto, Annie —se detiene en la sala para mirarme—. Me debes una camisa nueva.
Agh.
—La agregaré a tu pago.
Quiero ser optimista y pesar que Christian y yo podríamos compartir la habitación frente a Ray para estar más cerca de él, ya que Gail tiene la de un lado. Y los chicos duermen todos en el piso de abajo.
Tal vez debería darle un empujoncito.
Subo las escaleras hasta la habitación de mi bebé para hablar con mi nueva ama de llaves.
—Señora Jones, ¿Podría cerrar las otras dos habitaciones de invitados? —Su confusión es obvia—. El señor Grey se quedará en mi habitación, así que esas no serán necesarias.
Espero.
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