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5"Recuerda que soy el amor de tú vida"

Min Suri...

Una vez bajo el último escalón, me dirijo a la sala dónde se encuentran todos... o bueno, casi todos.

_ Buenas tardes... - saludo amablemente, capturando la mirada de los presentes.

_ Hola querida, pensé que no bajarías de esa habitación - habla mi suegra, Lucía.

_ Tenía un poco de dolor de cabeza, pero ya estoy mejor - le hago saber.

_ Por eso Yoongi se llevó a YooRi a pasear, con razón... - habla mi suegro esta vez.

Yo sonrío algo incómoda.

_ Sí, quería salir un rato con su hijo - digo para por fin sentarme en el sofá.

_ Es bueno que pasen tiempo juntos- dice Lucía, para dejar de lado su revista de moda y mirarnos- ¿Te contó tú esposo? - me pregunta, a lo que yo ladeo la cabeza mostrando mi confusión- Tus padres han preparado una fiesta para hoy, en conmemoración a su aniversario- yo suspiro- La prensa estará presente, por lo que su hija debe estar.

_ Claro, este es el momento perfecto para que la prensa vea lo bien que está mi relación con Yoongi- digo con ironía y ella sonríe.

_ Exacto- me dice - Así también ven, lo bien que se llevan ambas familias- yo dejo salir el aire - Por lo tanto, aprovechemos que el pequeño no está y vamos a arreglarnos. - alzo una ceja-

_ ¿Arreglarnos?- mi tono de voz suena algo dudoso

_ Por supuesto. - me responde para levantarse del sofá de color negro- ¿Crees que permitiré que la nuera de los Min salga en las revistas y periódicos toda desaliñada? - indaga enarcando una ceja, en el momento que se para frente a mí-

Yo bajo la mirada por un momento.

El tiempo no me alcanza para salir a arreglarme.

_ No, No. - me niego- Suegra, así estoy bien. - me dispongo a hablar alzando la mirada- Seguro pronto llega YooRi y debo estar en casa... - le recuerdo, ella ladea la cabeza

_ Sabía que dirías eso. - sentenció- Por eso, eh pedido que el equipo venga hasta aquí. - inmediatamente frunci mi entrecejo- Tener un hijo, no significa dejar de atendernos.

Sentencia ella para hacer una seña con la mano, exactamente un movimiento de adelante hacia atrás cómo cuando incitas a alguien, a venir hacia tú persona.

Varias personas aparecieron, caminando por el pasillo con varios utensilios necesarios.

He de decir que estoy totalmente boquiabierta. Esto solo significa una cosa...

Horas sentada...

_ Si no puedes salir de casa... - habla mi suegra, mirándome seria- Entonces te arreglaras en casa e irás esta noche a esa ceremonia, cómo lo que eres. - me le quedo mirando atentamente- La Señora de los Min, esposa de Yoongi, madre del futuro heredero de los Min. - ante sus palabras, no me queda más remedio que quedarme callada. - Muchachos. - mira al equipo encargado de mi persona- Quiero que hagan milagros... - dice con una sonrisa, tomando un mechón de mi cabello maltratado.

(...)

Min Yoongi...

_ Solo me pregunto, ¿qué cojones te pasa Yoongi? - me pregunta el castaño frente a mí, sentado en un fino mueble negro.

Dejo salir el aire para besar la cabecita de mi pequeño, que solo juega con sus deditos de las manos.

- Que no me hables de cojones. - es lo primero que le digo- Respeta para que te respeten. - sentencio con burla.

El comienza a reír para tomar su teléfono en el momento exacto que este suena. Lo desbloquea y lee el mensaje.

Me le quedo mirando mientras acaricio los bracitos de mi hijo y pienso en las palabras de Suri.

- Era Jungkook. - me comunica para apagar su teléfono, despegar la mirada de él y mirarme.

Dejo salir el aire.

- ¿Aún no se hablan? - me pregunta alzando una ceja al ver que ni me inmuto.

- ¿Te hablarías con el hombre que duerme cada noche con la mujer que amas? - le pregunto con ironía.

- Es tu primo. - es su repuesta- Y tú estás casado...

Río con sorna.

- Con una mujer que no amo. - confieso con seriedad.

El sonríe un poco.

- Sabes bien... que Suri siempre ha sido la mujer que has amado.

Ante eso no puedo evitar reír.

- ¿Te escuchas?- pregunto con ironía alzando una ceja- No confundas amor de amistad, con amor de deseo. - le digo.

El sonríe de lado.

- No lo confundas tú y deja de ser una asquerosa plasta de mierda para Suri... - chasqueo la lengua ante la tosquedad de sus palabras- Cuando alguien más llegue y la trate como se merece... la perderás- me dice con sinceridad, alzo los hombros en demostración de que no me importa- Valora a mi prima...

A la mierda.

-¿Se puede perder lo que nunca ha sido realmente tuyo?- pregunto para verlo suspirar.

●●●

Min SuRi.

Cierro mis ojos al sentir la cera caliente en la zona de mis cejas. Mientras eliminan la cutícula de mis uñas.

Alguien más toma mi cabello, para lavarlo y aplicar varios aceites. En un abrir y cerrar de ojos, mi habitación ahora es un salón de belleza.

- ¿Rojo o negro?- escucho a la mujer frente a mí, con mis manos encima de una pequeña mesa.

Sonrío.

Mí hermana y yo siempre solíamos pintarnos las uñas de un color que se viera en complemento el uno con el otro. Yo rojo, ella negro.

Pero ahora toda ha cambiado. Aunque me duela, no quiero recordar el pasado. Es momento de vivir el presente. Y de hacer un cambio.

- Negro...- le respondo para ver a esa mujer de cabello rubio, sonreír. No más rojo en mis uñas.

- Señora Min...- habla el hombre detrás de mí, con mi cabello entre sus manos- ¿Cómo se ha dejado descuidar tanto?- su pregunta hace que sonría.

- Varias cosas...- respondo.

El me mira a través del espejo frente a nosotras.

- Entonces reparemos eso.- propone con una sonrisa- ¿Algunas mechas cobres o doradas?

¿No está mal dar un cambio, verdad?

- Haz con mi cabello lo que crees que combine con mi personalidad.- le doy vía libre.

El sonríe.

- No se diga más. - responde.

○●□

Horas, horas pasaron. Tanto cremas como mascarillas pasaron por mi rostro. Cabello en el suelo, agua por todas partes.

Ya la noche ha caído, mi esposo e hijo no tienen permitido pasar según me ha dicho Leyla. Creo que su madre la ha dicho que tengo un salón de belleza en la habitación. Conociendo a Yoongi, seguro está protestando.

No me preocupo por mi hijo, sé que Yoongi, sus abuelos y Leyla lo atienden como lo que es... un príncipe.

Pero me preocupo por mí, parezco una payasa disfrazada.

Salgo del baño, con mi cuerpo seco. Aplico varias cremas en mi piel, para mirar el hermoso vestido frente a mí, reposando en la cama matrimonial en la que duermo todos los días.

Hoy voy a jugar con mi vida. A engañarme a mí, a las personas que nos rodean. Será el día de disfrazarme de lo que realmente soy... una payasa.

Vuelvo a ver a los ojos a aquel ser que me vendió, por unos millones, por más influencia. Hoy nuevamente me topo con la mirada de la persona que tanto daño me ha hecho desde que llegué al mundo. Porque aunque ahora tenga otro hogar, no tengo más familia que mi hijo... El cuál ni siquiera sé si es realmente mío. Vivo constantemente en una amenaza dónde no puedo abandonar mi infierno, porque me pueden arrebatar a mí pequeño, ese ser que nació de mí.

Soy Suri, Jung Suri. Mi nombre camina por el camino de dos significados.

Armonía de la reparación.

Equilibrio en la reconstrucción.

Siempre he dicho que es la última, porque vuelvo a renacer de cada tragedia. Cada lágrima derramada de mis ojos, poco a poco se vuelve mi fortaleza. Pero las personas que más amo, se vuelven mi perdición... mi ruina.

Aún así, sonrío para encontrar a ese hombre que tantas veces me ha maltratado tanto física como mentalmente.

Soy yo sola contra el mundo.

Comienzo a maquillarme.

Me toca enfrentar mis penurias. Fingir vivir un cuento de hadas cuando en realidad vivo un infierno.

Comienzo peinando mi cabello recogido para dividir las hebras en dos. Hago dos trenzas, una de ellas la hago desde la derecha de mi oreja, hasta la izquierda para simular un cintillo, agregando un toque de magia y brillo. La otra trenza la hago con el cabello restante para recogerla en el medio, haciendo una cebolla elegante y sofisticada.

Termino el peinado recogiendo ambas trenzas y asegurándolas firmemente.

Llorar en silencio como todos los días. Aceptar que estoy casada con la persona que me Asesina cada día, lentamente. Nunca debí posar mis ojos en él. Mi amor solo trajo consecuencias a mi vida, cómo la pérdida de la única persona que más amaba en ese entonces... mi gemela.

Jamás supe de ella. Ni siquiera tengo noción o una visión de como es mi sobrino. Cómo está ella ahora.

Termino de colocarme el vestido rojo como la sangre, que tiene una abertura en la pierna. Empieza desde el muslo, hasta el final del vestido.

Comienzo ponerme los zapatos de tacón. Son negros, con brillos en la parte de atrás. Todo el exterior está descubierto, dejando ver el puente de mis pies y las uñas pintadas de negro.

Doy unos pasos hacia el espejo para detenerme frente a él. Veo mi silueta. Estoy irreconocible.

Ni siquiera en mi adolescencia estuve tan arreglada.

- Ha llegado el momento... Jung Suri.- me digo a mí misma para tomar el labial que descansa encima de la mesa de noche, este es rojo como el vestido.

Lentamente lo aplico en mis labios, hasta verlos adquirir un fuerte rojo. Mis pestañas largas, algo curvadas dejándolas voluminosas con la sombra color cobre descansando en mis párpados, siendo seguida de un delineado impecable, color negro. Son delineados finos, elegantes que resaltan mis ojos.

Sonrío.

- Si hoy soy una mujer feliz, respetada y amada por su esposo, pero totalmente atractiva, deseada por todos... - llevo mis manos a mi vientre plano- ... Hagámoslo realidad...

Porque aún no olvido lo que le confesé a mi esposo esta mañana...

Voy a buscar en alguien más, lo que él se niega a darme. Voy a hacer que te arrepientas esta noche, de no mirarme como una verdadera mujer, tú mujer.

Camino hacia la cama para tomar mi cartera roja, haciendo un lindo juego con mis uñas pintadas de negro. Seguido tomo el abrigo negro de lana, el cuál es largo hasta abajo. Bueno, cubre el vestido.

Comienzo a caminar hacia la puerta, la abro y decido seguir mi camino.

Abajo se escuchan voces, por lo que supongo que todos esperan por mí.

Me detengo en las escaleras, para ver a mi esposo con una camisa negra, Jeans negros, ambas prendas ajustadas a su cuerpo. Un reloj plateado en su muñeca derecha, y unos mocasines rojos.

A juego...

Dejo salir el aire para bajar las escaleras viéndolo de espaldas. Cuando mis tacones comiencen a sentirse en todo el lugar, lo veo voltear para verme. De hecho, todos lo hacen.

Llevo mi mano derecha al barandal, para deslizarla mientras bajo cada escalón. Yoongi se me queda mirando, dándome una mirada curiosa. Puedo ver como no puede apartar la vista, tanto de mis ojos como de mi cuerpo.

Lo sé, mi rostro está maquillado. Por lo que me veo diferente.

Mi cuerpo porta ropa elegante e incluso sensual. Más no puedes verla, gracias al abrigo negro de lana que lo cubre e incluso abroche en la parte de adelante.

- Estás preciosa.- habla mi suegra acercándose a mí en el momento que bajo el último escalón, ignorando la mirada de mí esposo.

- Gracias. - respondo con una mínima sonrisa, para verla portar un bello vestido azul con corte de princesa- Usted también...- ella sonríe.

- Gracias querida- responde- Ahora es momento de ir a esa ceremonia. - comenta para caminar hacia su esposo y tomar su mano.

- Los esperamos en el auto.- dice mi suegro para darnos una rápida mirada y caminar con su esposa hacia la puerta.

Siento su mirada en mí y de una manera u otra, me gusta.

Dejo salir el aire para mirarlo. Sus ojos caen en los míos, mirándome con tanta curiosidad y admiración.

- ¿YuRi se durmió?- le pregunto.

El desvía la mirada para volver a mirarme.

- Hace unos veinte minutos.- responde, decido abrir mi boca para preguntar algo pero el es más rápido- Sí, le di dos besos en la frente.- confirma.

Asiento.

Mi pequeño bebé, no duerme si no le dan dos besitos en cada mejilla.

- Entonces vamos.- le digo de manera cortante.

- Espero que...- me detengo a verle- No lleves una falda con una blusa de juego debajo de ese abrigo. - me dice con burla mirando mi abrigo- Sería ridículo, pero viniendo de tí se puede esperar cualquier cosa.- se burla de mí en mi cara.- No sabes de moda

Sonrío con hipocresía.

- Tienes razón. - respondo- Pero no te preocupes tanto por mí. Preocúpate por dar una buena imagen del impecable esposo que deberías ser, en lugar del esposo ausente con el que convivo todos los días. - le digo con una sonrisa, para ver como se me queda mirando.- Recuerda, ante los demás soy el amor de tú vida...

Su sonrisa está desapareciendo.

- Te espero en el auto... esposito- le digo con una sonrisa para darle la espalda y seguir mi camino...

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