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I Need you [Parte II]

La espalda de Kao fue como una especie de imán que le dio una dirección nueva a sus pasos, su vista se enfocó en los hombros de su compañero, que se agitaban con suaves movimientos, llevaba una camisa azul celeste bien planchada, no distinguía ni una arruga a esa distancia y podría apostar, que no existía alguna.

El comedor estaba lleno, Kao estaba sentado en una mesa destinada para cuatro personas, las sillas a sus costados vacías, Up no creyó su buena suerte, podría comer con el muchacho aquel lunes —que al despertar no le pareció prometedor—, solo que, en realidad debió suponer que su fortuna seguía sin mejorar.

—Hey... —Saludó y las siguientes palabras murieron en su boca.

Frente a Kao había un chico pequeño, lo suficiente como para que todo ese tiempo lo cubriera con su cuerpo y le fuera imposible verlo hasta que estuvo demasiado cerca. No había vuelta atrás una vez que el nombrado giró y le sonrió.

—Hey, ¿qué tal estuvieron tus clases? —cuestionó con aquella amabilidad que le hacía sentir una pésima persona por sentirse decepcionado de no encontrarlo solo, ahora debía compartir su compañía con otro chico al que, por cierto, no le habían presentado. Como reconociendo la trayectoria de su mirada, carraspeó—. Up, él es Earth Katsamonnat, los tres tomamos contabilidad financiera, creo que ya debes de conocerlo de vista —mencionó lo último esperando que así fuera más sencillo relacionarse ya que tenían algo en común.

No esperó que aquello pusiera más nervioso a Up, no recordaba a Earth para nada, y al vislumbrarlo en su rostro, el chico le dedicó una considerada sonrisa.

—No nos topamos mucho, seguro no me ha visto, yo sí porque siempre se sienta al frente, apuesto a que tus notas son las mejores —comentó con honestidad. Up era el prototipo viviente de un estudiante modelo—. Y Kao me ha hablado bastante de ti, no podría existir mejor compañero de cuarto para él que tú —dijo con cierto tono irónico.

Poompat estaba demasiado ocupado sintiéndose avergonzado que lo pasó desapercibido.

—Up es asombroso, tiene todo bien ordenado y organizado —añadió y al verle apretar el maletín contra su pecho, ofreció—, siéntate con nosotros, ¿aún no decides que comerás?

Gracias a su pregunta percibió que ambos estaban por terminar de almorzar.

—No... Yo... En realidad, no tengo tanta hambre, estaré en la biblioteca hasta mi próxima clase —se excusó y debió sonar creíble porque nadie intentó detenerlo.

Se apresuró a salir del comedor. No era la primera vez que se topaba a Kao con un amigo, solo que intuía que este chico no era un amigo cualquiera, ni siquiera su reciente conquista, porque sus ligues no pasaban de una noche; porque Noppakao era muy amable, pero distante cuando ya no estaba interesado, y pudo notarlo en su expresión corporal, en sus gestos y hasta en su tono de voz. Earth era especial.

Quería meter la nariz en un libro grueso, repleto de información compleja que le dejara mareado y como si alguien le hubiera sacudido el cerebro, pero era lunes, los profesores normalmente lo llenaban de deberes hasta la mitad de la semana, y además de buscar sobre cierto tema para llegar con noción a su próxima clase relacionada con la mercadotecnia, no tenía nada pendiente, entonces maldijo con el estómago vacío mientras se hacía el tonto entre las estanterías en busca de un libro que en primer lugar no existía.

No quería enfrentarse a la realidad, no quería que su mente vagara al pensamiento de Kao teniendo un novio, un muchacho lindo y tierno que no se parecía en nada a él, quizá en el corte de cabello, pero fuera de eso, podrían fácil ser polos opuestos.

Era absurdo, le desconsolaba la idea de que la persona de la que parecía estarse enamorando Noppakao, no tenía nada que ver con él, era como si lo estuviera rechazando y ni siquiera había tenido la oportunidad de confesarse.

Llegó más tarde de lo previsto a los dormitorios, casi no consiguió entrar por el toque de queda impuesto, pero como era la primera vez que le sucedía, entonces el encargado solo le hizo una mueca y le permitió ingresar.

Podía imaginar a su compañero rasgando las cuerdas de su guitarra, o tumbado en la cama a punto de quedar dormido, al empujar la puerta esperó todo menos que Earth estuviese también allí.

Kao le explicó que el muchacho se estaría quedando con ellos porque su compañero de cuarto había pescado una gripe terrible, y tenía un examen al día siguiente, le preguntó si tenía algún inconveniente, Up deseó poner los ojos en blanco y decirle que sí.

—No hay problema, puedes quedarte todo lo que necesites —respondió en cambio.

Pensó que dormirían juntos, pero Kao tiró al suelo una almohada y una sábana, justo en el centro de la habitación.

El pensamiento de que si bajaba una mano podría tocar los lacios cabellos del chico le arruinó un tanto el sueño, aunque al final consiguió cerrar los ojos y frenar su imaginación.

Los días siguientes fueron muy similares, Earth pasaba bastante tiempo con Kao, pegados el uno al otro como si alguien les hubiese cocido por las caderas, exasperado Up intentaba evitarlos, la biblioteca se convirtió en su mayor refugio y una pequeña cafetería poco concurrida a pesar de estar cerca de la facultad, fue su nueva guarida secreta.

Temía al día en que Noppakao lo abordara de frente y le dijera: "Estoy saliendo con Earth, hacemos una linda pareja, ¿verdad?".

Al menos la presencia del más pequeño le hizo dejar en segundo plano sus fantasías sexuales con su compañero de cuarto. Pero no dejaba de agobiarle que sus pensamientos giraran en torno a Kao.

Y debía parar, lo sabía, y el día que se quedó solo en la habitación con Earth, fue como si el propio chico se lo confirmara con sus palabras. Noppakao había salido, él estaba sobre la cama con audífonos cuando su compañero se marchó, de un instante a otro supo que el amigo inseparable de este estaba a su lado, se quitó un auricular, una sonrisa brillante se extendió en la cara del adverso.

—Vamos a ver una película, Kao fue a conseguir palomitas, ¿te gustaría unírtenos? —ofreció con naturalidad, como si hicieran aquello todo el tiempo.

Up frenó a tiempo una mueca, no quería ser la tercera rueda, no le gustaba esa sensación fuera de lugar cuando estaba con ellos, esa complicidad y años de convivencia parecía que les había hecho desarrollar un lenguaje exclusivo. Y no había sido Kao quien lo invitó.

—Yo estoy...

Los ojos de Earth bajaron a su regazo, donde una libreta descansaba, unos garabatos plasmados allí, como evidencia de que no estaba haciendo algo importante.

—Es una película con drama psicológico, nada por lo que asustarse o nada demasiado empalagoso —dijo como para convencerlo.

No tenía idea que poco le importaba el género del filme.

—¡Mi ropa sucia! Que torpe, olvidé que debo ir a la lavandería —respondió de golpe haciendo amago de levantarse.

—Tengo la sensación de que no te agrado —liberó con brutal honestidad y fue más efectivo que tomarle por la muñeca para impedir que se alejara.

Up abrió la boca para contradecirlo, pero debía admitir que no había hecho más que mantenerse alejado del chico, al menos, todo lo posible considerando que casi vivían bajo el mismo techo, coexistiendo en las mismas cuatro paredes.

—Eso... Sí me agradas, es solo que no he tenido la oportunidad de conocerte muy bien —admitió como acorralado, o como si lo hubieran pillado haciendo algo desagradable.

El chico ladeó la cabeza y se llevó una mano a la barbilla, en una postura que delataba concentración, y si no muriera de celos, le habría resultado adorable.

—No es nada que no se pueda arreglar —expulsó tras unos largos segundos, y como decidido se subió del todo al colchón, cruzando las piernas para no ocupar más espacio del que parecía razonable—. Hazme una pregunta, la que tú quieras y te responderé con sinceridad.

Up realmente lo consideró, había mucho de Earth que desconocía, pero las palabras escapando de sus labios fueron mucho más rápidas que su raciocinio.

—¿Cómo se conocieron, tú y Kao? —Quizá se estaba delatando con aquello, pero también podía interpretarse como simple curiosidad por la persona con la que compartía habitación.

Pareció gustarle su pregunta, porque liberó un silbido extraño de satisfacción.

—Fue la cosa más bonita del mundo, en el jardín de niños, imagínate —suspiró con cierto aire soñador que le pareció sospechoso—. Yo me negaba a jugar porque mis padres me habían comprado ropa nueva para mi primer día de clases, miraba al resto de niños con cierta envidia, pero no me atrevía a arruinar mi apariencia, entonces Kao que jugaba con todos, se separó para sentarse junto a mí, me invitó a los columpios y yo accedí pensando que no podía ser tan desastroso ahí, al final no me atrevía a bajar los pies por el lodo que se había formado, así que sin saberlo ni preguntar, Kao se puso detrás de mí y me empujó con suavidad. Desde ese día nos volvimos inseparables, y aunque no es algo de lo qué sentirse orgulloso, sé que desde el instante en que nos conocimos, Kao me ha estado cuidando.

Up sonrió, sí, el chico encajaba perfecto con esa anécdota, como todo un príncipe considerado, solo que ahora lo tenía claro, él nunca sería el receptor de todo ese afecto y preocupación. No era especial y la mayoría del tiempo era muy torpe.

—Eso es lindo —admitió con una sensación opresiva en el pecho.

De repente fue muy consciente que no tenía una especie de obsesión por follar con Kao, sino que se había enamorado, o al menos eso comenzaba a creer.

—Entonces, ¿alguna otra pregunta? —interrumpió Earth sus pensamientos de forma abrupta, recordándole que no estaba solo y que era él su chico especial.

Negó con cabeza con su mejor expresión de encontrarse con normalidad, saltó de la cama y reunió la mayor cantidad de ropa posible, algunas prendas ni siquiera las había usado, pero consiguió llenar una bolsa y se excusó diciendo que estaba por quedarse sin nada limpio que ponerse al día siguiente y que lo mejor era apresurarse a la lavandería.

En el pasillo se topó a Kao, abrazaba tres bolsas de palomitas y cuando pasó a su lado solo le ofreció un saludo con la cabeza, no se detuvo a explicarle, no quería hacerlo, y más bien comprendía que no podría sin que la voz saliera rota.

Esa noche la pasó en la cafetería, gastando la batería de su celular hasta que quedó muerta y fingió que la pared con fotografías de desconocidos era bastante interesante.

El sábado por la tarde tuvo una reunión con su club, estarían participando en un evento a finales de diciembre, y debían comenzar a organizarse para que todo saliera perfecto. A Up le emocionó que lo consideraran en un papel principal, así que con el ánimo unos decibeles más arriba de lo normal, llegó a su habitación.

Kao estaba abrazando a Earth, se quedó pasmado los primeros tres segundos. Esta vez no había una prenda en el pomo, y aunque no estaban haciendo nada malo, tuvo la impresión de que irrumpió en una escena íntima y que no era más que un intruso. Dio un paso atrás y cerró la puerta, el ruido resonó con más fuerza de la que creyó que empleó.

No tenía ganas de perder el tiempo en otro lado, no quería caminar, así que en un peldaño de las escaleras de emergencia se dejó caer y con la cabeza apoyada en la pared liberó un largo suspiro.

Perdió la noción del tiempo, tan solo de un instante a otro sintió a Kao a su lado.

—No tenías que irte —dijo con suavidad, como a punto de disculparse.

—No quería interrumpir —murmuró despegando su cabeza de la pared, mechones de pelo quedaron apuntando en la dirección incorrecta.

Noppakao sonrió.

—No ibas a interrumpir nada, solo estaba consolando a mi amigo de infancia... —respondió utilizando un tono bastante medido, como si temiera que lo malinterpretara.

No tenía idea de que Up lo había estado malinterpretando todo el tiempo, pero que fuera su amigo de infancia hasta sumaba puntos para que fuera el objeto de su amor. Las historias de amigos que se conocen desde pequeños y terminan enamorándose en la universidad eran muy populares.

—De igual forma, pensé que necesitaban espacio. —Se abrazó a sí mismo, en un acto inconsciente de protección.

—Escucha... ¿Te gustaría ir por un helado? —ofreció como si no fuera demasiado tarde y como si el clima un tanto frío se prestara para ello.

Poompat quería regresar a la habitación y tirarse en la cama, retorcerse en su miseria, pero parecía que aquello debería esperar.

—Sí —dijo disimulando que ponerse de pie no le resultó toda una hazaña.

Fue raro caminar juntos, tenía bastante tiempo que no lo hacían, no con Earth ocupando la atención de Kao mientras Up se quedaba unos pasos por detrás, con los audífonos puestos. No podía odiar al chico, era divertido y de cierta forma adorable, quizá hasta podrían llegar a ser buenos amigos si no sintiera que gracias a él su vida universitaria fuese una pesadilla, aunque no era su culpa al cien por ciento, la mayoría la tenía él mismo por ilusionarse con su compañero de cuarto.

—Disculpa por meter a Earth a nuestra habitación, entiendo si estás molesto, y prometo que regresará a la suya, o nos iremos a otra parte —expulsó mientras esperaban su turno para ser atendidos.

No le pareció justo que tuvieran esa conversación allí.

—Puede quedarse todo lo que quiera... —rebatió sin pretender sonar cansado, pero lo hizo.

—Sé que en este momento estás muy enfocado en tus estudios, y admiro eso de ti, lo último que deseo es molestarte.

Sí, Up era estudioso, le gustaba hacer los deberes e investigar por su cuenta, adelantarse en algunas ocasiones, o prepararse, pero lo que estaba haciendo en los últimos días era más bien evadir la realidad refugiándose en las materias que llevaba, y de las que no conseguía concentrarse del todo, si su mente estuviese más despejada, podría invertir menos tiempo estudiando y aprender lo mismo.

Un chico con una bonita sonrisa fue el que los atendió, no quería ser paranoico, pero tuvo la impresión de que a Kao le dio una bola de nieve más grande de lo normal.

Se sentaron en una de las bancas que había repartidas en la plaza, para cuando llegaron ya habían comenzado a mordisquear el cono. Up se aseguró de dejar una distancia prudente entre ellos, nada que le hiciera sospechar que prefería mantenerse alejado, pero sí con los centímetros necesarios para que al moverse no se toparan sus rodillas o muslos.

—Extrañaba pasar tiempo contigo, solo los dos —soltó en uno de los incómodos silencios que les envolvían.

Si hubiera estado comiendo algo más sólido, se habría atragantado.

¿Cómo es que decía aquello cuando siempre estuvo tan bien acompañado? O quizá no había un trasfondo importante en sus palabras y era solo él queriendo un poco de Kao.

—Somos compañeros de cuarto, pasamos todas las noches juntos —dijo para aplastar la esperanza que ya brotaba en él, solo que demasiado tarde se percató que sus palabras podrían ser mal interpretadas.

La risa de Kao no fue sutil, nunca lo era cuando se trataba de Poompat.

—No lo sé, Up, creo que todas las noches... Con las clases y los proyectos... Ni siendo los jóvenes sanos que somos... Podríamos... —Estalló de nuevo en una risa estridente.

Las mejillas del estudiante de comunicación se tiñeron de rojo.

—No me refería a eso —rebatió muriendo de vergüenza, porque con otra persona podría seguir la corriente, pero con Kao, tal como estaban sus sentimientos, era imposible que se riera y bromeara con facilidad.

—Aunque... Lo intentaría —pronunció lo último con suavidad, bastante serio para antes estar riendo mientras se apretaba el estómago.

—¿Cómo? —preguntó bastante seguro que no había escuchado bien.

Kao se levantó mirándose las manos que le habían quedado pegajosas por el helado, sugirió que antes de regresar pasaran al baño.

Una vez que llegaron al más cercano, ambos se fueron directo al lavabo, el ruido del agua cayendo desplazó el silencio por ellos. No había nadie más, la plaza era enorme, pero la zona en la que estaban era la menos transitada.

—Up, tú, sabes que puedes decirme cualquier cosa —murmuró consiguiendo que lo mirara de reojo, iba a responder, pero la distancia que se interponía entre ellos desapareció, Kao se pegó a su espalda, rodeándolo con sus brazos por la espalda—. Si Earth no te agrada o si yo no te agrado...

—¡Me agradas! —dijo demasiado rápido, luego volvió a arrepentirse, por reaccionar así.

El abrazo se volvió más fuerte, Kao descansó su barbilla en su hombro y le miró a través del espejo.

—Entonces, ¿Earth no te agrada?

Y ahí estaba, no quería que lo interrogara, porque de qué manera podría decirle que su persona especial no era del todo grata para él.

—No es eso, no lo conozco del todo. —Faltó agregar que no moría por hacerlo.

—Me ha dicho que ha intentado acercarse a ti y siempre huyes. —Le resultó difícil de procesar sus palabras y acciones.

Podía entender que deseaba que Earth le agradara a todos sus amigos, pero entonces, por qué de repente sintió que ya no se trataba solo del chico.

Pese a que la posición que antes habían mantenido en aquella fiesta era casi idéntica a la actual, esta ocasión la sentía diferente. Era más una especie de consuelo, podría fácil deducir que era para él, pero Kao le miraba con aquel matiz triste y confuso.

—Lo siento, seré más atento —dijo al no soportar verle así.

Podía hacerlo, por Kao, lo intentaría, aunque ardiera en celos y cada vez fuese peor frenar su mente que divagaba con ideas tontas.

—No necesitas forzarte, es totalmente mi culpa —murmuró aflojando los brazos, e inclinando la cabeza al lado contrario de su mejilla.

Up sabía que no era así, si fuera un compañero de habitación normal, en primer lugar, nunca se habría enamorado, y todo el drama de permanecer todo el tiempo posible en otros sitios en lugar del cuarto que compartían, no existiría.

Sin embargo, no le salían las palabras, cuando más las necesitaba, se aglomeraban en su garganta hasta formar un nudo, era tan injusto.

—Volvamos a los dormitorios —sentenció con suavidad, los brazos regresaron a sus costados.

Los ensayos del club comenzaron a finales del mes, y en general el ambiente en la facultad se volvió muy activo, todos iban de un lado a otro, revoloteando como hojas en una tormenta. A Up le pareció interesante la actuación, lo sintió como una forma de decir y hacer todo lo que no se atrevía, fue hasta liberador.

Y ahí conoció a Aoey, era lo opuesto a él, divertido, extrovertido, y muy atrevido. La primera vez que habló con él, creyó que lo detestó, que lo consideró aburrido y que seguro pasaría de él. Sin embargo, al día siguiente, en cada receso que tenían para practicar el libreto o tomar un respiro, ahí estaba Aoey, pidiéndole que le ayudara o llevándole una botella de agua en un gesto que le tomó por completo desprevenido.

Una semana después, el muchacho fue directo y le pidió una cita. No le pidió que fuera su novio ni una especie de amigo con beneficios, entonces, no encontró una razón válida para negarse. Solo saldrían por allí y con seguridad Aoey se sentiría decepcionado de su personalidad y lo ignoraría en el club lo que restaba del semestre. Tenía curiosidad, sobre todo, quería saber qué es lo que se sentía salir con un chico en un plan que no fuera amistad, que es lo que estuvo experimentando toda su vida, y deseaba tener un pretexto para olvidar, aunque sea un minuto, a Kao. Y Aoey era lindo, poseía un aura elegante en cada gesto, cada que lo veía, le recordaba a un felino desplazándose por una habitación, era un par de centímetros más alto que él, de figura esbelta y un tono de voz suave, y era extraño, pero le gustaba como sus rasgos se distorsionaban en expresiones bastante diversas, desde disgusto hasta cuando intentaba ser encantador.

Entonces cinco días después se encontraron en un restaurante que, en su opinión, le pareció muy ostentoso para dos estudiantes universitarios que pagaban más de matrícula que de gastos personales y alimentos en un mes. Pero Aoey lucía muy cómodo en ese ambiente, con su camisa de seda y pantalón de vestir, ambos de color negro. Sus temas de conversación al inicio no parecían capturar el interés y morían con demasiada facilidad, pero al centrarse en las clases y la actuación, de repente, se encontraron hablando apasionadamente. Up bebió un poco, disfrutó cuando el muchacho le enseñó a degustar un buen vino, quizá su paladar refinado con cerveza común no estaba a la altura, pero le gustó observar al adverso, la forma en que tomó la copa entre sus dedos por el tallo y dio el primer sorbo, le hizo sonrojar.

De regreso a los dormitorios Aoey lo llevó en su auto, tras el volante lucía concentrado y se encontró admirando esa nueva faceta descubierta.

—Te puedo acompañar hasta la puerta —dijo no cómo una pregunta, bajando del vehículo al mismo tiempo que Up.

—Está bien, no tienes que hacerlo —rebatió nervioso en parte porque no es como si pudiera invitarlo a pasar cuando sabía que Kao podría estar allí.

—¿Y perderme la oportunidad de caminar contigo de la mano? Ni loco. —Puso los ojos en blanco y extendió la mano en su dirección.

Sintió que sus mejillas ardían, se estaba acostumbrado al coqueteo nada sutil del adverso, pero tomarle la mano, era algo nuevo. Sin emitir palabra entrelazó los dedos con el chico y lo guió todo el trayecto hasta su piso.

La palma le sudaba un poco, sentía que el corazón golpeaba con fuerza contra su pecho, y cualquier intento de conversación fracasaba porque estaba más concentrado en el ligero calor que desprendía Aoey que en sus palabras.

Sintió un tirón y giró para mirarle, estaban a unas puertas de llegar a la suya. El muchacho se acercó lo suficiente como para que captara su intención, y a pesar de su naturaleza impulsiva, le tomó la mejilla y le observó cómo esperando su autorización para seguir adelante.

¿Quería besar a Aoey? No estaba tan seguro, le gustaba, era cierto, pero...

Su problema era que pensaba demasiado, que le daba la libertad a su mente para perderse en historias que se inventaba de la nada, quizá era momento de cambiar aquello, de desconectarse. Tomó la iniciativa y selló los labios de Aoey con los suyos, eran suaves, firmes y en un instante se encontraron correspondiendo con entusiasmo. No lo había notado, pero al tenerle tan cerca, pudo descubrir que olía muy bien y que, al llevar las manos a su nuca, sus cabellos contra sus dedos se sentían maravillosos. Aoey besaba bien, acoplándose con lentitud, pero de forma placentera, no era explosivo como le pasó con Kao, no sentía que su estómago reventaría y liberaría millones de mariposas, pero no estaba mal.

Escuchó que abrían una puerta, seguían en el pasillo, podía ser cualquiera, y no es que le importara que lo atraparan besando un chico, solo que el toque de queda estaba por terminar y el muchacho se metería en problemas si no se marchaba, con cuidado le empujó para separarse, le vio agitado, con las mejillas encendidas y la vista un tanto desenfocada. Le iba a explicar sobre las normas de los dormitorios hasta que un par de pasos dirigiéndose en su dirección le robaron la atención.

Era Kao que pasó de largo sin decir nada, como si no le hubiera visto, detrás de él Earth que sí le miró. Quizá estaba alucinando, porque le pareció encontrar cierto reproche, como si hubiera hecho algo horrible y Earth hubiera descubierto la escena del crimen. Pero no le dijo nada, corrió para alcanzar a Noppakao y los perdió de vista.

Al día siguiente despertó con un mensaje de buenos días por parte de Aoey, y la cama frente a la suya vacía. Creyó que era bueno, así no tenía que ver a Kao después de salir con alguien más cuando en realidad, deseaba que fuera él su cita.

No había resaca porque no se emborrachó, aunque sí le dolía la cabeza, una punzada constante contra sus sienes.

Era domingo y tenía que encargarse de estudiar para dos exámenes, así que se levantó ignorando las quejas de su cuerpo que le rogaban que permaneciera en la cama unos minutos más.

Media hora después estaba en su escritorio con dos libros abiertos y haciendo apuntes con una caligrafía descuidada, el ruido de la puerta al azotarse le hizo brincar en el asiento. Al girar vio a Kao hurgar en su armario.

—Buenos días —dijo tras decidirse si fingir que no lo había escuchado entrar o actuar como una persona normal lo haría en aquella situación.

—Hey, ¿qué tal? —replicó sin mirarlo y sin dejar de hacer lo suyo.

No podía verle el rostro, pero por su tono de voz, dedujo que estaba molesto.

—¿Hoy tampoco dormirás aquí? —cuestionó al percatarse que tomaba los pantalones que usaba de pijama.

—No, puedes traer a tu novio sin preocupaciones —respondió por fin dando media vuelta para encararlo.

—No es mi novio —emitió ofendido de que llegara a esa absurda conclusión. Era un lío de emociones que ni él mismo podía desenredar para que Kao, con solo un vistazo rápido a su vida, concluyera qué es lo que sucedía.

—O tu amante, lo que sea, tú entiendes —contraatacó y unos instantes después pareció arrepentirse por su actitud.

Se llevó las manos a la cara con frustración y ahogó un grito, terminó por sentarse en el borde de su cama, frente a él.

—¿Todo bien? —Intentó al verle más calmado, pero quizá prefería verle enojado a la expresión que ahora teñía sus facciones.

—Aoey es... Una buena persona, supongo... —Murmuró como lo haría si no tuviera otra opción más que admitirlo.

—¿Lo conoces? —No estaba al tanto de ello, y no recordaba que el chico lo mencionara antes.

—Tomamos tres clases juntos, no lo llamaría un amigo, pero algunas veces nuestro círculo social coincide. Como ahora —completó desconsolado.

Up seguía sin captar del todo de donde surgía aquel disgusto, si Kao estaba interesado en Earth, ¿por qué parecía que Aoey también le importaba?

—No tenemos una relación de ningún tipo, tan solo tuvimos una cita y... No sé qué sucederá a partir de ahora —explicó. No tenía ninguna razón para hacerlo, su compañero de cuarto jamás le informaba sobre sus conquistas y lo que sentía por otras personas, pero Up quería decirle, decirle que lo estaba intentando con Aoey, aunque en realidad estaba enamorado de él.

—No tenía idea de que también te interesaban los chicos, creí que eras... Si hubiera sabido antes quizá... —Negó con la cabeza varias veces—. Me alegra que hayas encontrado una persona que te haga olvidar un poco la universidad, porque parece que vives para ello.

Up rió, avergonzado de que se creara una idea equivocada de él y, por otra parte, para disfrazar el descenso de la comisura de sus labios.

—Es probable que no funcione, Aoey es muy diferente a mí —pronunció incómodo, pero no podía detenerse, era la oportunidad perfecta para saber qué estaba pensando Kao.

—Si te gusta funcionará, no importa si son opuestos, puede que sean más compatibles de lo que te imaginas —dijo distante, un tanto ausente. Sabía la forma de traerlo de regreso.

—Cómo Earth y tú —mencionó ignorando el tirón doloroso en su pecho.

Tal como predijo la expresión de Kao cambió, mas no era el gesto que esperaba.

—Earth tiene pareja, solo es un amigo para mí —replicó con los ojos bien abiertos.

No se iba a emocionar por lo escuchado, quizá le lastimaba admitir que estaba enamorado de su mejor amigo que, al parecer, no le correspondía. Tal vez por ello se acostaba con desconocidos, quizá era esa la razón por la que no podía tener una relación estable y andaba por el mundo follando con cuanta chica y chico se cruzara por su camino.

—Ugh —balbuceó desviando la mirada.

No le tenía el nivel de confianza necesario como para confesarle la verdad, y era lo mejor, no podría mantener una expresión indiferente si comenzaba a decirle cuánto amaba a Earth y lo mucho que lo deseaba.

—Estoy hablando en serio —enunció en un tono más firme que le tomó por sorpresa.

—Sí, lo sé, está bien —dijo para tranquilizarlo.

Estaba bastante claro que detestaba la idea de que Up estuviese enterado de su secreto.

—No, no me crees. —Se levantó de la cama de un salto y llegó hasta el escritorio de Poompat, donde había comenzado a hojear los libros sin prestarles verdadera atención—. Te estoy diciendo la verdad.

—Okey —murmuró con el ceño fruncido, fingiendo que se concentraba en un párrafo bastante corto que ni siquiera parecía ser importante, y lo sabría si en realidad lo estuviera leyendo, pero sus ojos bailaban de un lado a otro.

—No, de verdad, Earth es mi mejor amigo, no hay nada más —insistió arrebatándole el libro de las manos.

Up lo observó.

—¿Tanto te importa que lo sepa? ¿Crees que se lo diré a él o alguien más? —pronunció molesto. El poco tiempo que tenían de conocerse, creyó que por lo menos le había demostrado que no era una persona de chismes.

—Quiero ver que se lo digas a Earth, se reirá tanto de ti por llegar a esa conclusión —contestó divertido.

—Genial, nunca planeé decir nada en primer lugar —rebatió con sarcasmo.

—No se trata de eso, solo quiero que tengas bien claro que no veo ni veré jamás a Earth de esa forma —expulsó regresando de nuevo a su actitud seria.

—¿Y por qué es importante que lo tenga claro? —dijo con incredulidad, presionándolo justo como él lo estaba haciendo.

Noppakao suavizó su mirada, apretó los labios en una fina línea y observó en dirección a la ventana. Up al levantarse, había hecho un nudo en las cortinas para que los rayos del sol tuvieran vía libre en la habitación.

—Ahora que lo sé, que no eres completamente heterosexual, porque el día que te conocí mencionaste a tus ex novias, y creí que no había forma de que alguien como tú se fijara en un hombre... Es importante que lo sepas, que no me gusta Earth, porque la persona que me gustas eres tú.

No se quedó para obtener una respuesta, ni tuvo el valor de ver su rostro para comprobar su reacción. Poompat seguía tan inalcanzable como la primera vez que lo conoció.


Continuará...

N/A: ¡Holaaaa!

Sé que ha pasado algo de tiempo, pero el trabajo y las obligaciones consumen mi vida entera y cada vez es más difícil encontrar tiempo libre para escribir, pero nada es imposible y aquí ando xD

La próxima actualización será en Ao3, de la otra historia, así que estén pendientes ;) 

Me encantará leer su opinión sobre esta historia, ¿les está gustando? ¿Es muy predecible? Los leo 👀 

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