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Capitulo 1: Un amor incipiente


Hola mis queridos lectores, supongo que la mayoría de los que entren aqui, son lectores de obsequio para un alfa, si no, no hay problema, la historia se puede leer independiente, aunque es un spin off, what it, de obsequio. Estaban planeados siete capítulos, pero los extendimos a 9, ya que abarcara dos historias, la de Howard y Dalerian y la de Tony y Steve, más adelante. Espero que la disfruten.

Este fic estará ilustrado con dibujos y viñetas de personajes. 

En primer lugar por y para mi dibujante KSRJngDarius

y en segundo lugar, por que ustedes lo pidieron 


01ItzelOtaku

Momo14-chan

 alerockja

angelector98

Ryuk2894

Zuzana-hada-rabiosa


Howard Stark


Capítulo 1

Un amor incipiente

Howard Stark era un omega que se odiaba a sí mismo, se despreciaba precisamente por su condición, pero eso era debido al trato y aleccionamiento que siempre le había dado su padre, Gregory Stark, un alfa que creía en la supremacía de la casta y para quien todos los omegas, eran seres inferiores con el único propósito de servirles y satisfacerles como muñecos sexuales, especialmente, si eran varones, las chicas omegas, podían llegar a considerarse un poco más apreciables que los chicos y aun así, no eran lo suficiente dignas de estar con un alfa.

Año tras año decía sus ideas a su hijo, quien realmente lamentaba su condición, diariamente recibía malos tratos por ello, desde palabras mordaces y humillantes hasta pasar frio y hambre o ser relegado a un pequeño y alejado cobertizo que le servía de estancia, solo podía estar en la mansión por algunas horas y en ocasiones especiales. Se había acostumbrado a eso, se dijo que no importaba y se concentró en simplemente soñar, los sueños eran lo único que no le podían quitar. Soñaba con un alfa que lo quisiera, en sus sueños, su alfa sería muy fuerte como para retar a su padre y llevárselo con él, su alfa también sería muy guapo y muy amable, lo querría, le mostraría que el amor existía. Su alfa soñado, incluso lo consideraría digno de casarse con él y de llevarlo al dormitorio y al fin tendría un cuarto de verdad, y sería uno bonito, porque su alfa tendría buen gusto.

Por supuesto era un niño inteligente, sabía que los sueños y la realidad, no eran lo mismo, sabía que su destino real, dadas las circunstancias, estaba solo entre dos opciones, morir a causa del maltrato, los golpes y condiciones precarias en que vivía, o peor aún, vivir y ser vendido o regalado en secreto a algún alfa que su padre eligiera, un alfa que solo le usaría y desecharía o incluso quizá asesinara, sin que le importase a nadie, porque los omegas chicos especialmente, no le importaban a nadie. Ni a sus padres, se lo habían hecho ver muchas veces. Quizá su madre hubiera querido ayudar e interceder por él, pero era demasiado débil y cada que decía algo a su favor era golpeada. El mismo le pidió que se detuviera, que no le defendiese y que se mantuviera a salvo, era lo único que podía hacer por ella, le había pedido perdón por nacer omega y hacerla cargar con vergüenza. Ella le abrazo y lloro con él. Esa noche, Gregory les descubrió y los golpeo a ambos, pensó que moriría, pero no fue así, ella su madre, Donna, una beta demasiado débil que parecía omega, había estado más grave aún, pero fue la última vez que lo defendió. Había muerto poco después y él se sintió culpable por eso. Así que, aunque sabía su realidad, solo rezaba por morir e ir con su madre a dónde quiera que fueran los muertos, y en su fuero interno se permitía cada noche soñar con su alfa imaginado. Ese alfa de ensueño que lo amaría, que le daría hijos y le cuidaría con amor. Un sueño guajiro, los alfas no eran así, eran pura maldad, en su mente estaba claro una realidad, las castas eran diferentes, los alfas eran demonios crueles y autoritarios y ay de él, deseaba ser uno.

Los betas que eran los únicos buenos, los dignos, según él y los omegas que eran seres asquerosos y de poca o nula valía. Los seres como él. Sentía odio y asco por sí mismo. Era triste, pero como decía el dicho, el oprimido a menudo sueña con ser el opresor.

A pesar de sus condiciones de vida, era un chico sumamente listo, un genio como su padre, lástima que la genialidad de Gregory, no le llegase al corazón. De hecho, él era aún más genial que él. Se intuía que su madre también lo había sido, pero como en su caso, un cumulo de sumisión y educación represiva le había opacado como le estaba sucediendo a él. Tenía memoria fotográfica y una gran imaginación. Memorizaba cualquier cosa con solo leerla o escucharla. Iba a la escuela solo porque a Gregory le importaba mucho el qué dirán, así pues, aunque en casa era tratado como escoria por ser omega, el hombre se cuidaba de guardar las apariencias por su beneficio. Razón por la cual, le registro como alfa cuando nació. Una fuerte suma de dinero sirvió para mantener callados a los tipos del registro.

Con su genialidad Gregory había desarrollado un producto que ocultaba el aroma real de su hijo y lo potenciaba con un disfraz. Cosa que podría engañar a cualquier otro alfa u omega, a menos claro que se tratase de un prime, quien seguramente tendría sospechas, pero los prime eran tan escasos, era cosa de uno en un millón, realmente no había un gran riesgo. Lo enviaba a la escuela a una educación básica. Un omega no merecía nada más, y solo lo hacía porque se suponía que tenía un hijo alfa y sería raro que no estudiase. Pretextaba que en casa recibía una educación superior de tutores y privados y que el curso escolar público, era por cuestión de socializar y conocer a las clases bajas y sencillas. Viles mentiras. Howard absorbía como esponja todo conocimiento, a menudo escapaba de sus clases y entraba a clases superiores de oyente. Muchas veces los maestros lo permitían porque les gustaba la genialidad del chico, otras por su apellido y nada más.

Por supuesto su padre nunca se enteró de esto.

Él solía poner todo en el conocimiento, eso y sus fantasías eran su único escape a una vida de infierno. A menudo tenía que usar ropa demasiado cubierta y maquillaje para cubrirse los moretones. Se dio cuenta que él, era dos personas, Howard Stark un pobre y odiado omega y Howard Stark un falso alfa con una gran inteligencia.

Esperaba que las mentiras de su padre le sirvieran como seguro de vida y no ser regalado por allí a algún alfa que lo usara. Si se suponía que era alfa y debía mantener el secreto, entonces, quizá estuviera a salvo.

Eso había creído, pero en nada estuvo de caer en manos de un alfa poco escrupuloso que hubiera arruinado su vida, Gregory le había confiado la verdad a su socio Obadiah Stane, el hombre casi le había convencido de entregárselo, le había dicho que falsificarían la muerte de Howard para los medios, su hijo alfa habría muerto, y entonces él ya sin identidad, seria vendido al hombre para su diversión.

Y de hecho fue otro incidente el que lo saco de su destino de mierda. La asociación de su padre con Carrington Meyer, un alfa poderoso en los negocios que se alió con él. Este hombre había visitado a Gregory en su casa en compañía de su hija María, y la chiquilla curiosa exploro la zona y se encontró con Howard, hablaron toda la tarde. Después la niña presento al chico a su padre y este creyó que era un alfa. Entonces Gregory no tuvo más opción que seguir fingiendo y las condiciones de vida de Howard mejoraron, poco, pero lo hicieron y aunque aún pensaba en realizar aquel trato, Howard estaba siempre pegado con María, así que organizar un accidente ficticio no sería cosa fácil.

De momento había pensado en posponer el trato, cosa que no agrado nada a Stane, pero que sin embargo entendió y acordaron solo eso, posponerlo de momento, porque las inversiones de Carrington eran demasiado importantes y no se iban a arriesgar y notaron que el hombre se desvivía por su pequeña y haría lo que ella quisiera. Sin Howard, María podía pedir que se anularan los tratos y Mayer lo haría. No escucharía sus consejeros, él solo escuchaba a esa beta mocosa que era la niña de sus ojos.

Maria Meyer


Y entonces Howard conto la verdad a María dejándola impactada.

─Mary, sabes te contaré un secreto. Soy un omega.

─Claaaaroo, y yo soy la reina de Inglaterra.

─ ¿Victoria o Elizabeth? No, lo digo en serio María, papa lo oculta porque se avergüenza de mí.

─Pero, ¿qué hay de malo en ser un omega?

─Todo al parecer, los omegas son basura, en especial los omegas chicos, yo soy basura. Entiendo si ya no quieres ser mi amiga.

─No Howard, tú eres un chico muy lindo y especial, hermoso y talentoso, siempre seré tu amiga.

El joven le sonrió y la aferro en un abrazo. En primera instancia a María le había gustado Howard, ella dudaba de si realmente era un omega o no. Pero decidió que lo apoyaría fuese como fuese. Un poco mas tarde se dio cuenta que el chico si era un omega y aunque siempre lo quiso su cariño se volvió mas fraternal y no del tipo romántico.


Arriba Abraham Gandy y Dalerian Gandy.

Abajo Gregory Stark y Howard Stark.

La familia Gandy era importante en el mundo de los cambia formas, Abraham Gandy era el alfa de los tigres y tenía un asiento en el consejo de los cinco grandes. Se preveía que, en un futuro, dicha posición sería ostentada por su hijo Dalerian, un alfa hábil en el combate y la diplomacia. El chico a pesar de ser muy joven era responsable, educado y seguía los lineamientos de su manada al pie de la letra, era el orgullo de su familia, de su clan entero.

Por supuesto había otros tigres con habilidades semejantes, los hijos de los centinelas de su padre no se quedaban atrás. Pero por lo general la posición de líder era hereditaria a no ser que el alfa en turno, no tuviese descendientes o que estos no fueran alfas. No era en si una cuestión de discriminación, pero obviamente el alfa de una manada, debía ser un alfa. Y si el heredero no era un alfa que diese la talla, entonces otro podría ocupar el puesto según las pruebas asignadas y una votación para elegir a los candidatos.

Sin embargo, con Dalerian, no tenían quejas de ningún tipo y con su mejor amigo, Ore, quien ya se estimaba sería el beta en un futuro tampoco.

Abraham, era un hombre de familia, un padre y esposo amoroso, pero de ideas arcaicas, cosa que no terminaba de gustar a su manada, que muchas veces sentía que aún seguía en el medievo, sobre todo en cuestiones de su política interna, por ejemplo, ellos tenían juicios por combate, tenían matrimonios arreglados, adoraban a la luna, aunque no fueran lobos y llamaba luna a su pareja. Es sabido que a los felinos al igual que a los caninos, les gusta la luna, sobre todo la luna llena.

Un lobo le aúlla a la luna, un hombre lobo se transforma con ella, un felino la contempla desde el tejado, se queda absorto en su luz y forma cambiante.

La familia era básicamente patriarcal, tradicionalista y noble, eran pues al puro estilo de la nobleza inglesa e italiana, donde se creía tuvo su origen su clan, también eran sumamente cultos, educados y elegantes.

Dalerian amaba la luna, aunque no tanto como al Catnip, a menudo decía que ellos deberían llamar a sus parejas "Mi Catnip" Y no mi luna. Ore no está de acuerdo, a él no le gustaba el Catnip, no le encontraba lo especial, Prefería la menta Gatera e incluso las hojas de alpiste. Si bien a las aves les gustaban las semillas, a los gatos les gustaban las hojas.

Dalerian soñaba con encontrar a su luna, deseaba encontrar a su destinado, a su soulmate, ese ser creado para él que le complementaria física y emocionalmente, que sería su todo.

No le importaba si era un chico o una chica. Soñaba con un omega, le parecían muy lindos y tiernos, pero si su soulmate era un beta o una alfa le daba igual. Si era hombre o mujer no importaba. Él solo deseaba reconocer a su alma gemela, era más importante el alma que un cuerpo, pero esperaba que su pareja destinada si fuese bonita, o bonito, al menos un poco. Mal gusto no tenía, no era superficial, pero ¿quién no deseaba una pareja hermosa

y sobre la mente, esperaba que fuera listo, culto, por lo menos con deseos de aprender, no le gustaban los cabezas huecas, aunque había ciertos idiotas con suerte y encanto.

Esa noche se arreglaba para ir al parque de diversiones con Ore, su prima Fabela y su hermanita Jezzini, Aunque las chicas eran divertidas y su amigo estaba presente, de pronto se sintió abrumado y sin saber la causa tuvo la necesidad de alejarse y buscar su propio espacio, aunque fuera solo por un momento. Dejo a los otros tres en el juego de tiro al blanco y se dirigió a la rueda de la fortuna, y ¡oh rueda, no sabía que estaba a punto de cambiar su destino.!

En la fila pudo percibir un aroma que le gustó mucho, no estaba seguro de quien provenía, pero le encantaba. Era particularmente agradable, muy fresco y le hacía querer ronronear, era exquisito. Entonces lo detecto, algunos metros adelante estaba el chico. Dejo su lugar en la fila y fue directo a él. Pensó en cómo obtener un sitio al lado del chico. Se pregunto si él iba con algún amigo o amiga, una pareja quizá. Había una linda chica a su lado. Quizá su novia.

─Howard, no estoy segura de subir, me dan miedo las alturas.

─Vamos María, ¿Dónde está tu sentido de aventura? Y no es tan alto, es solo una rueda de la fortuna, no una montaña rusa.

─Aun así me da miedo. No quiero.

─No quiero subir solo.

E hizo un gesto de cachorrito que le resulto adorable. Entonces intervino de inmediato.

─Que tal si te hago compañía en la rueda de la fortuna y dejas que la linda chica descanse un poco y más tarde te reúnes con ella.

Ambos le vieron con asombro, un extraño que se metía dónde no le llamaban. Pero el chico se veía confiable, sonriente y jodidamente hermoso. Solo de verlo y Howard sintió un sacudón. Se le movió el piso, y su estómago se llenó de mariposas. Era un alfa sin duda, un alfa guapísimo y vaya que se le dilato el upite. Maldijo su casta de nuevo, estúpidos alfas, estúpidas feromonas, estúpida naturaleza y malditos pinches omegas calenturientos.

María noto como el chico se lo comía con la mirada, de hecho, noto que ambos chicos se veían con absoluto interés. Se dio cuenta que el recién llegado era un alfa y Howard, bueno ya no estaba segura si era un alfa o en verdad como le confeso era un omega, pero si era un omega eso explicaría todo, su enorme sonrojo y la sonrisa estúpida en su cara, al ver al alfa de ojos azules. Debía reconocer que era muy guapo.

─De acuerdo, vayan juntos, te cedo mi lugar, pero si le haces sentir incomodo de alguna forma, si te propasas, te juro que te castro.

─Esa chica me gusta, tiene carácter. Y no voy a hacerle nada a tu novio ambos somos alfas, ni que lo fuera a manosear.

─Oh no hay problema si lo manoseas, si él quiere dejarte hacerlo, es solo si lo haces contra su voluntad que te la cobraría y anularía cualquier probabilidad de decendencia tuya. Por cierto, no es mi novio, es mi mejor amigo.

Gandy sonrió, la chica era encantadora, como le gustaban, normalmente prefería las chicas así, pero esta vez era el chico y su delicioso aroma a Catnip mezclado con jazmin, quien tenía toda su atención.

─Mi señora, tiene mi palabra, respetare el honor de su alfa.

Howard por primera vez subiría la rueda de la fortuna, tenía solo quince años y acababa de cumplirlos, había ido solo, pero había quedado de encontrarse con María, la chica le dijo que con gusto le acompañaría al parque de diversiones. No se imaginaba que allí conocería a un sensual alfa, solo tres años mayor que él que le movería el tapete, tan fuerte que casi se convertía en alfombra voladora.

¿Te han dicho que tienes los ojos más preciosos del mundo?

Dijo coquetonamente una vez ambos se elevaron en su asiento compartido en la rueda de la fortuna. Él no solía ser así de directo, pero esa noche se sentía distinto.

─ ¿No te han dicho que un alfa no debe coquetear con un alfa?

─ ¿Quién dice? Además, soy un Stark, somos hombres de hierro y hacemos lo que queramos siempre.

─Stark, humm, de esos Stark, poderosos, futuristas, genios y millonarios.

De esos mismos.

Dijo el joven con orgullo. El otro chico le sonrió encantado. Montaron juntos la rueda de la fortuna y otros juegos, algunos estando solos, otros con María y más tarde con Ore, Fabela y Jezzini, la prima y la hermana de Dalerian, las chicas se hicieron amigas de María y esa noche se volvieron amigos y así comenzó todo.

Buscaban pretextos para verse, a veces en grupo con los demás chicos y a veces a solas. Eran solo pequeñas e inofensivas citas, un paseo por el parque, un café, una exposición de arte o de ciencias, una tarde de lectura en alguien club bohemio. Escuchar música clásica o ver vídeos divertidos de gatos, y hablar de ellos mismos, mucho hablar, pero a la par omitiendo cada uno un importante detalle, uno no dijo ser un omega, el otro no dijo ser un cambia formas tigre. Su amistad fue creciendo, sus sentimientos también lo hicieron. 


Espero que les haya gustado. El próximo capitulo se llama Cita perfecta, tendrá mas dibujos tipo manga, y mas cuadros de personajes, donde veremos a la versión adolescente de los chicos que ya conocen, Howard, Maria, Ore, y a quienes no conocen Jezzini y Fabela. 

y descuiden, sigo trabajando en obsequio no la dejare olvidada, pero esa como ya va para el final es un poco mas complejo unir los cabos e ir cerrando todas las situaciones , falta ese enfrentamiento con el jefe final xd. 

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