❝El món és ple de perill, i en ell hi ha molts llocs foscos.❞—J.R.R. Tolkien*

|AÑO 2778 T.E.|
────Ered Luin────

El estruendo que ocasionó la violenta abertura de las puertas metálicas de una de las galerías de las Montañas de Hierro, provocó que el pequeño Dwalin soltara por el susto, la muñeca con la que estaba jugando. Una Dís de dieciocho años le hacía compañía, pero cuando el fragor inundó el pasillo y una ola de enanos alborotados y coléricas aparecieron ante sus ojos, arrastró a su primo tras ella de manera seca y sin vacilaciones y su cuerpo se congeló de golpe.

Unos quince enanos sostenían y aperreaban a una criatura de un tamaño mucho más notable que todos ellos. Era un orco, con el infierno incrustado en dos pequeñas orbes que se sacudía brutalmente para librarse de las cadenas que lo encarcelaban.

—HIJO DE PUTA —chillaba un decimosexto enano lleno de ira y dolor, entre los brazos de dos compañeros que lo frenaban—. TE MATARÉ POR LO QUE LE HICISTE A MI MUJER Y A MI HIJA, ESCORIA. PEDAZO DE HIJO DE PUTA. NOS DESTRUISTE LA VIDA.

De repente, el iracundo orco advirtió la presencia de Dís, quién observaba la escena en shock. Y con toda su maldad se precipitó hacia ella sin lograr atraparla, pues otro enano rabioso, Thráin, clavó una espada en el muslo del orco y los otros soldados terminaron de arrastrarlo en una cámara que había frente a los dos jóvenes.

—¿¡Qué coño hacéis aquí, Dís?! —la abucheó su padre dándole un empujón a ella y a Dwalin —¡Largaos de aquí! ¡Esto no es cosa vuestra! FUERA DE MI VISTA.

No esperó a que su hija contestara. Tan rápido como los abroncó, Thráin se adentró en la habitación y cerró la puerta de golpe. Dís, aterrorizada y con un dolor de cabeza terrible al percatarse de lo que estaba pasando, tomó a su primo por la manga y se lo llevó a pasos rápidos por el corredor; quería salir de allí lo más rápido posible.

Pero de repente, el pequeño Dwalin se libró de las garras de la mayor e ignorando los gritos de su prima al ver que se escapaba, trotó por el corredor hasta llegar al portón donde habían encerrado aquel extraño huésped. Muerto de curiosidad por saber por qué los enanos maltrataban violentos a aquella criatura, abrió un poco la puerta y observó la escena.

El orco no llevaba pantalones; de hecho, cuatro enanos lo sostenían por las piernas mientras que Thráin, rápido pero callado, tomaba una daga que le había dado un soldado; esto arrancó una inocente risita a Dwalin; nunca había visto a un orco semidesnudo. Pero lo que ocurrió a continuación fue todo cuanto menos gracioso.

Thráin alzó su arma y mientras le bramaba al orco que «Así no vas a volver a hacerlo nunca más, hijo de puta», hundió la hoja en los genitales de la criatura y los cortó lentamente como si fuera mantequilla. Los chillidos de agonía del monstruo y los gritos de victoria de los enanos, provocaron que Dwalin se aterrara y escapara corriendo sin mirar hacia atrás. No sabía lo que había hecho aquel huésped, pero fuera como fuera no volvería a repetirlo.

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*1. ❝El mundo está lleno de peligro, y en él hay muchos lugares oscuros.❞