amháin
Aeri y Yizhuo están en ese bazar que a Ning tanto le gusta ir, podría decirse que van una vez a la semana. Y Aeri nunca entiende por qué, si casi siempre está lo mismo y su novia aún así se sorprende al ver las mismas cosas todas las semanas.
—¡Mira, amor!—"Mira: verbo. la palabra que más escucha Uchinaga Aeri cada que va al bazar con su novia." Seguro así dice en el diccionario.—¡Qué lindo peluche! ¿Me lo compras?
—Ning, hemos pasado por esta área y has ignorado este peluche por meses, ¿y ahora quieres que te lo compre? Ni lo-
Yizhuo miró a la mayor con ojos rabiosos que gritaban "Cállate y cómpramelo. ¿A ti que te importa si lo he ignorado por meses? ¡Lo quiero!" y que hicieron que la piel de la nipona se erizara, a veces su novia le daba miedo.
Aeri suspiró—Bien, llévalo.
Yizhuo dió un brinquito de emoción y se paró de puntas para robarle un pico a Uchinaga.
Dios, como Aeri amaba a esa mujer. Parecía tan inocente, pero en la cama se volvía una sumisa total con la mayor. Era lo que más amaba de ella: su manera de seguir órdenes y obedecer a toda costa lo que su mommy o dueña le ordenara, el nombre depende de la situación.
Esa noche sería su ama.
Después de un largo rato, por fin llegaron a las últimas tres áreas del bazar. Yizhuo estaba triste pero Aeri más que feliz de poder salir de ahí.
Lo único que contentaba a Ning era pasar por el área de mascotas y pudieran comprarle un juguete bonito a su perrita, Uchiuchi. Se llamaba así por duplicar el apellido de la mayor, eso le gustaba.
La última hora la pareja se estuvo besando mucho, la mayoría eran picos, pero Uchinaga llegó a darle besos franceses a Yizhuo después de ver mejor el pantalón que su novia llevaba. Se veía tan jodidamente sexy en el...pero Aeri confía en que se vería mejor con el vestido negro con ligas y mallas de red que normalmente la china se ponía para encenderla.
Diablos, ahora quería follarse a Yizhuo.
Entonces pasaron por la sección de mascotas y Aeri no pudo evitar posar toda su atención en esa bonita correa rosada. Luego la tomó y se volvió hacia su novia.
—¿Te gusta?—La miró expectante.
—¡Claro! Y apuesto a que a Uchiuchi le encantará.
—¿Quién dijo que era para la mascota?
Un fuego se encendió en ambas, sabían lo que eso significaba.
—¿Ah...no...?—Aeri negó con la cabeza.—Y, en-entonces... ¿para q-quién es?—Las piernas de Yizhuo comenzaron a temblar y su intimidad a palpitar, apenas y podía hablar.
—Para ti, NingNing.
Mierda, eso fue demasiado.
La menor solo pudo sentir su intimidad empaparse de fluidos, y Uchinaga su polla endurecerse. ¿La novia de Yizhuo la estaba llamando como su perra? De tan solo pensarlo podría obtener un orgasmo.
—Ll-lleva la maldita correa a la caja y págala.—Rogó Ning.
—¿Quieres la correa? Yo pensé que querías tu peluche—La miró con una sonrisa burlona—. Entonces, ¿qué quieres, NingNing? Dile a tu ama lo que quieres.
—Quiero mi correa, la quiero, ama.
—¿Dejarás el peluche, NingNing?
—Lo haré, ama.
—Bien. Vamos a pagarla. Eres una buena chica.—Dijo, dándole un beso apasionado a NingNing para después ir hacia la salida del bazar, donde las cajas estaban.
Pagó la correa y una vez subieron al auto Aeri se la puso a su novia, procurando apretar un poco pero tampoco dejarla sin aire. Después enganchó a NingNing al asiento trasero, inmovilizándola.
—NingNing, no puedes irte a otro lado. Acuéstate y tócate mientras conduzco a casa. Déjala roja y caliente para mi. Tienes prohibido correrte. ¿De acuerdo?
La china solo asintió, pues tenía prohibido hablar. Los perros no hablan.
Aeri arrancó el motor y NingNing se recostó en los asientos traseros. Bajó su pantalón y miró sus bragas, estaban empapadas. Las hizo a un lado y frotó su clítoris con cuatro dedos. Con la otra mano, se penetró con tres dedos y repitió el proceso hasta tocar fondo. Sus gemidos aumentaban de volumen y sonaban cada vez más agudos. Aeri tuvo que subir las ventanas para que nadie escuchara la melodía de su perra, pues esos gemidos eran solo para ella. Estaba tan dura que tubo que bajar su propio pantalón y masturbarse mientras seguía manejando. El auto se llenó de gemidos por parte de ambas chicas.
NingNing estaba a punto de venirse, pero recordó las indicaciones de su ama, no quería hacerla enojar. Cuando Aeri dejó de escuchar los gemidos de su novia, se volvió hacia ella y notó como la pobre estaba intentando regular su respiración y se resistía a tocarse. No pudo resistirse a dejar que se corriera y correrse ella también.
—N-Ning-Ning... Me voy a v-venir... Tú también puedes... Hazlo... Se una buena chica y córrete...
La menor obedeció y siguió penetrándose y frotándose, al igual que Aeri siguió frotando su pene contra la mano que lo envolvía.
—¡Mmh!
—¡Ah~!
Ambas dieron su último grito antes de correrse. Aeri llenó su mano de semen y NingNing la suya de fluidos, pero eso aún no era lo mejor.
Pasaron alrededor de cinco minutos y llegaron a su destino. Aeri desenganchó la correa de la menor y la llevó adentro como un perrito yendo a pasear.
La mayor le quitó la ropa a su mascota, quien estaba sentada en la cama esperando como una buena chica. Después, sacó de su armario el vestido negro que tanto le gustaba, se lo puso a NingNing, se sentó en sus piernas y la besó desesperada, fue un beso fogoso, intenso.
—Mhm~ —Gimió Ning, levantando sus caderas para obtener más contacto con el miembro de Aeri.
—Espera un poco, NingNing. Aún no hemos terminado.
La china decidió esperar, tal vez su novia la recostaría en la cama.
—Ponte en cuatro.
¿Qué?
La menor no esperaba eso. Su cara hizo a Aeri reír.
—Lo que oíste, NingNing ¿O acaso las perras andan en dos patas?
Mierda, tenía razón.
Ning no tuvo de otra. Se bajó de la cama y apoyó sus manos en la alfombra rosada de peluche, al igual que sus rodillas. Esperó paciente.
—Mm...me encanta verte así por mi—dijo al ver a su novia de esa forma. Tomó la correa y tiró de ella, jalando la cabeza de la menor hacia atrás. Después, le robó una nalgada, dejando una marca que no se iría en un largo rato.—Me encantas, NingNing.
Aeri no perdió más tiempo y penetró el culo de su mascota mientras tiraba de la correa. Cuando salía, la soltaba. Cuando entraba, tiraba. Por alguna extraña y psicópata razón, Aeri encontraba increíblemente excitante ahorcar a Ning mientras follaban.
La penetró un par de veces más y después pasó de dar estocadas en el trasero de la menor a dar estocadas en su coño: decidió que quería correrse con ella.
—¡Ah~!—Gritó NingNing. Uchinaga la tomó por sorpresa.
Aeri siguió penetrándola cada vez más fuerte. El sonido de sus cuerpos chocando y los gemidos de ambas eran toda una melodía. En poco tiempo, ambas se corrieron, al mismo tiempo. Terminaron con un abrazo y un beso francés.
—Buena chica.
Esta es la cosa más morbosa que he escrito hasta hoy, ayuda.
Anyways.
¡Gracias por leer!💗
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