
19
Estaba en total shock, ellos habían pasado por tantas cosas en su vida que, aunque le costará creerlo, solo eran inocentes niños que crecieron con el mal dentro de ellos. Sin poder hacer algo al respecto. O eso supuso Sunoo en ese momento.
—Cuando Sunghoon te llevo al cuarto de las pinturas, ¿Viste el autor de estas, no?—Jake acariciaba los hombros de Sunoo, este asintió con su cabeza
—Jungwon era uno de nuestros pequeños hermanos, su habilidad era tener premoniciones acerca de lo que vendría en un futuro, utilizó está habilidad junto a su pasión por el arte y cada obra que él hacía sobre sus visiones nosotros lo sabríamos.—Heeseung se apoyó el la puerta cerrada de la habitación, Sunoo sentía una lágrima resbalar por su mejilla
—Él ganaba dinero a base de retratos y pinturas en el pueblo, incluso llegó a pintar a las monjas y escenas religiosas para el convento antes de aquel día, por eso aquellas pinturas en los pasillos.—Dijo Jongseong sentado al otro costado de Sunoo, este tomaba una de sus manos y las entrelazaban
—Pe-Pero si eso fue hace mucho... ¿Por qué ustedes...?—Fue interrumpido, Sunghoon se paró al frente suyo con sus brazos cruzados
—Podemos morir a base de heridas graves que deje en un estado crítico nuestro físico, si, podemos deformarnos, que nuestros cuerpos crujan y se retuerzan, pero al fin y al cabo, seguimos siendo parte humanos. No podemos morir por mayoría de edad, somos eternos, y eso es una maldición.—Sunghoon soltó un suspiro y comenzó a caminar por la habitación, llegando a la ventana de esta y observando la naturaleza que se contemplaba en un bello paisaje azul
—¿Por qué no solo...?—Nuevamente fue interrumpido, sintió como los ojos de los cutro se tornaban rojos
Jake apretó con fuerza sus hombros, Jongseong sus manos y las miradas pesadas de Sunghoon y Heeseung sobre él lo hacían sentirse aterrado.
—No te atrevas a decir eso nunca más, de lo contrario, no dudaré en arrancarte la puta lengua.—Dijo Jongseong en su oído, el cuerpo de Sunoo tembló ante este cambio repentino de atmósfera
—Tenemos una misión que cumplir, una venganza que tomar... No vamos a descansar hasta que los que nos arrebataron a nuestros hermanos sigan ahí afuera.—Su cuerpo se sentía pesado, Heeseung levantó el rostro de Sunoo con la yema de su dedo
—Así que cariño, no vuelvas a insinuar que debemos suicidarnos.—Finalizó Jake aquella conversación, los ojos de todos volvieron a sus colores naturales
Sunoo comenzó a hiperventilar, tenía razón, no estaba seguro con ellos. Cómo pudo, empujó a Jake y a Jongseong de su lado y comenzó a correr, bajando por las escaleras hasta llegar a la puerta principal, abrió de esta y se dió media vuelta para ver a los cuatro entes con sonrisas burlonas.
—Adelante, muéstranos lo malagradecido que eres, al fin y al cabo si te ven con vida no dudarán en acabarte.—Dijo Sunghoon, este al igual que los demás comenzaron a reír, sus risas resonaron en la cabeza de Sunoo
Este volvió a girar su cuerpo y comenzó a correr despavorido del lugar, se abrió camino entre varias ramas y arbustos, corría sin ningún rumbo, solo quería cerrar sus ojos y fingir que nada estaba pasando.
Sus piernas flaquearon y cayó sobre la tierra con una fina capa de césped en ella. Llevó sus manos a sus ojos y comenzó a llorar en agonía preguntando al destino porqué había sido tan cruel con él.
«Y si yo...» pensó en acabar con su vida, pero una voz en su cabeza comenzó a hablar.
«No seas tonto cariño, aunque te quites la vida, nosotros llevaremos tu cuerpo con nosotros y nunca podrás ser feliz ni en vida ni en muerte.» esa voz tan familiar era la de Jongseong, incluso si no estaba cerca, podía acechar su mente.
Las lágrimas de Kim seguían bajando por sus mejillas, este cayó por completo al suelo y sus ojos comenzaron a cerrarse, estaba cansado, incluso si había tenido unos lindos momentos con aquellos entes malignos, su naturaleza era ser crueles incluso si estos no lo deseban de esa manera.
Lo último que pudo visualizar fue la silueta de un hombre acercándose a él, este lo miraba confundido en el suelo e intentaba llamar la atención de este, lo único que Sunoo pudo ver de aquel misterio hombre era su cabellera dorada, como la suya.
★
Años atrás
La brisa helada golpeaba la ventana del convento, era invierno, Jungwon se encontraba pintando un cuadro mientras sus mayores se encontraban haciendo misiones de la iglesia en otros lugares del país, este quedó a cargo de Riki, incluso si este renegaba la idea de ser cuidado por el mayor.
—¿Hay algún motivo para pintar aquella mujer?—Preguntó con duda, Jungwon sonrió mientras negó con su cabeza
—No la hay... Solo, la veo tanto en mis visiones que me parece muy hermosa.—Jungwon terminó de dar unos últimos detalles al cabello de esta y del bebé en sus manos
—¿En tus visiones?, entonces debe estar relacionado a futuros sucesos, ¿No?—Riki escaneaba la obra por completo, Jungwon era muy cuidadoso en el detalle de sus creaciones
—Si y no... El nombre de la mujer es Kim Dahyun, ante mí se presenta como la salvadora.—Jungwon miró su creación, los ojos de aquella mujer reflejaban esa luz de esperanza que le aseguraba ser su salvación
—¿Salvadora?, no estoy entendiendo nada de eso.—Riki miró con cierto terror la pintura, algunas veces se sentía un ambiente tétrico conociendo algunos trasfondos de las obras de su hermano
—Riki... ¿Puedes confiar en mí?—La mirada felina de Yang mostraba una preocupación, el menor se sintió alterado ante esa mirada y accedió
—¿Es algo relacionado con esa pintura, cierto?—Riki tomó asiento al lado de Yang, acercando una silla durante sus palabras
—Esa mujer lleva siempre ese bebé en sus manos... Riki, no entiendo el porqué, pero hay algo mucho más de lo que yo puedo ver, nosotros no estamos en la línea de tiempo futura, no nos veo, puedo ver aquello que le espera a nuestros hermanos pero, ¿Dónde está nuestro futuro?—Preguntó preocupado, Riki trago en secó mientras que sus ojos se abrían con sorpresa
—¿N-No estamos nosotros?—Preguntó nervioso
—No... Hay algo, mucho peor de lo que ya hemos vivido.—Ambos miraron a la pintura nuevamente
—¿Ese bebé, quién es?—Riki señaló la obra, Jungwon trago saliva y suspiró
—No lo sé... Aquella misteriosa dama aparece en mis visiones y siempre repite una y otra vez lo mismo, he tenido tantos sueños con esta que sus palabras las conozco al derecho y al revés.—Jungwon dejó remojar el pincel en agua, el óleo era un material difícil de limpiar, usualmente terminaba comprando más pinceles
—¿Y qué te dice?—
—“He aquí en mis manos la semilla portadora del mal, de mis entrañas ha nacido el alma perfecta, pura de sangre; un portal entre la oscuridad y la humanidad, he aquí la venganza perfecta, un arma de doble filo que se debe manejar a la perfección. Él será el creador de lo impuro, he aquí, a la luz que fue tomada por la gran oscuridad.”—La mirada de Jungwon estaba perdida, sus ojos se habían oscurecido por completo y sus manos temblaban
—Wo-Wonie...—Llamó nervioso el menor, Jungwon negó con su cabeza y sus ojos volvieron a tener brillo
—Lo siento... No sé que significa, ninguno de nuestros hermanos lo sabe y yo, quería guardarlo para mí mismo, pues hay cosas que no debo rebelar. Ahora que lo sabes, pido que no le cuentes a ninguno de ellos, podrían asustarse o preocuparse.—Jungwon imploró, Riki asintió con la cabeza confundido por la petición
—De mi boca no saldrá nada, espero que puedas resolver el misterio de nuestro futuro incierto.—Riki se levantó de la silla y se dirigió a la puerta de la habitación, Jungwon solía pintar en aquella habitación abandonada
—Todas mis obras se relacionan entre si. Espero que encuentre nuestro destino en ellas.—
★
Tremendo, pero bastante tremendo.
Recuerden que ustedes son libres de corregirme algún error ortográfico.
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