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Parte 6

— Ahora tienes nuevas reglas a seguir. No saldrás de la habitación, ni de la oficina sin mi permiso, si sales solo sera conmigo o Maurice que te acompañe, siempre cargaras a la babosa... ¿A quedado claro?.

— Si papa.

— Bien.. Ahora vamos a dormir.

— Pero, aun es temprano papa.

— Sin peros. 

El niño quedo cabizbajo pero termino aceptando, Blakk asintió mientras volvía a colocarse sus guantes y arreglar sus mangas. Ese mismo día se le dio de alta al menor, claro que el yeso permanecerá por un tiempo haciendo que este no pueda realizar tareas el solo, compro los medicamentos recomendados por el doctor y la lista a seguir; recién había bañado al niño, tenia que ayudarlo pues aparte que no podía mojarse el yeso tardaría demasiado bañándose con una mano, después de bañarlo bien y secarlo le ayudo con su pijama y ahora estaba en su cama. Para su sorpresa el día paso volando y ya era de noche, aun era temprano pero de cierta manera estaba agotado; miro al niño que bocarriba se acomodaba mejor, moviendo con cierta incomodidad el brazo enyesado, tendrá que acostumbrarse.

Se acerco al escritorio donde había una bolsa mediana con pocos medicamentos, saco todos y los organizo sobre la mesita de noche al lado de la cama; mientras leía las etiquetas escucho un gruñido departe del menor, al verlo por el rabillo del ojo lo vio haciendo una mueca.

— ¿Que pasa?. 

— Es que, me pica, esta cosa me molesta. —alzando un poco el brazo enyesado:— ¿No me la puedo quitar?.

— No, no puedes Eli, y tendrás que acostumbrarte.. Y no te rasques. —miro con firmeza al pequeño.

— Oh... ¿Y cuando me lo podre quitar papa?.

— Hmm. —volviendo su atención a los medicamentos:— Si haces exactamente como te indico el doctor, pues en un par de semanas o un mes. —no hizo caso al llanto que soltó el pequeño, después de leer los medicamentos tomo algunas pastillas, por suerte había traído un baso de agua antes:— Hora de tu medicina.

— ¡No!, ¡no quiero medicina!. —negando con brusquedad:— ¡Saben horrible!.

— Oh, ¿en serio?... ¿Entonces te quieres morir?. —contuvo la risa al ver la cara de horror que le hizo el menor:— Si, si no te tomas la medicina te vas a morir y morirás de manera horrible, te va arder el brazo y después todo el cuerpo, sentirás mucho frió y luego no te podrás mover, pero lo peor es que poco a poco dejaras de respirar hasta que te quedes sin aire y mueras asfixiado.

El niño quedo pálido:— ¡¿Lo dices en serio papa?!.

— Me temo que si Eli. La medicina evita que eso te pase.. pero no te puedo obligar a tomarla, te extrañare. —sonrió divertido al ver como el niño quería alcanzar las pastillas que tenia en su mano:— Ja ja, de acuerdo. Una hará que no sientas dolor, calcio y vitaminas D, una para dormir y. —tomando una botella después de darle las pastillas al menor:— Ungüento para los moretones; anda, bebe las pastillas. —entregando el baso de agua.

El pequeño tomo su tiempo bebiendo las pastillas una a una, haciendo mueca de disgusto por ellas. Después de que se tomara las pastillas tomo el baso a la mitad y lo dejo cerca en la mesita de noche, tomando el ungüento se sentó en el borde de la cama y alzo la pijama para exponer el pecho del pequeño, dejándose ver los moretones que aun estaban visibles; ver las manchas enegresidas de nuevo fue... Agrio, mientras lo bañaba el pequeño dejaba salir quejas o se alejaba de la mano que lo tocaba, pues aun es sensible y siente dolor. El mismo sentimiento de auto desprecio volvió en si, mientras abría la botella y tomaba de la pasta mentolada con su dedo, colocando un poco sobre el moretón en su abdomen.

— Ay. —se contrajo el menor ante el tacto.

— ¿Todo bien?.

— Je je, esta fría.

— ¿No te duele?.

— No. —el mayor hizo una mueca pero con cuidado volvió a lo suyo, el pequeño hacia chillidos y movimientos bruscos pero a la vez se reía. Ya terminado dejo la botella sobre el escritorio, estaba dispuesto a irse cuando la mano mas pequeña sujeto la suya:— ¿Puedes contarme una de tus historias papa?.

Alzo las cejas confundido:— ¿Historias?.

— Si, me prometiste que me contarías historias increíbles de bajoterra. —Blakk sabia de sobra que jamas le había prometido nada al menor, por lo que supuso que esa promesa venia de Will antes de su... Accidente.

— Eli, no tengo tiempo para historias. —quería levantarse otra vez pero el pequeño jalo su mano.

— Por favor papa, una historia, aunque sea cortita. —dice en suplica, el menor inflo sus mejillas haciendo un puchero, frunció las cejas y lo miro firme:— Una sola, y prometo que no te molestare mas y me hire a dormir. —al escuchar eso miro al niño muy serio, sus palabras eran tentadoras pero una parte de el sentía que no era del todo cierta:— Por favooor. 

Blakk rodó los ojos mientras dejaba caer sus hombros, un gruñido muy audible salio de sus labios mientras se sentaba sobre la cama, Eli sonrió muy contento, sentándose en la cama por igual, la infierno que siempre estaba cerca del pequeño no le dio importancia pero se posiciono junto a la almohada para estar cómoda.

— ... Una historia, luego te quedaras aquí y a dormir. ¿Quedo claro?. —señalo firme al menor que aun sin dejar de sonreír asintió. Una historia, Eli no sabia ninguna historia, así que cualquiera estaría bien:— .. Supongo que la leyenda de las elementales esta bien. —pensó pero no se dio cuenta que lo dijo en voz alta.

— ¡Si, las elementales!... ¿Que son las elementales?. —Blakk negó con diversion ante la curiosidad del menor.

— Cuenta la leyenda, que hace muchos siglos, antes de que los humanos, trolls, topoides y demás especies surgieran, existían solo 5 babosas. —vio como Eli estaba atento:—Siendo estas la babosa de fuego, la de agua, la de aire, la de tierra y la de energía. De hecho, las demás babosas, como tu infierno, son descendientes de ellas. Después de ellas y gracias a su energías, surgieron otras especies que evolucionaron con el paso del tiempo, hasta lo que somos ahora.

— Valla, ¡eso es increíble!. 

— Si, pero mas increíble es que esta historia se acabo. —levantándose:— Descansa.

— ¡¡Pero espera papa!!. —ignoro las suplicas del niño, ya sabia que no cumpliría del todo su palabra, por lo que no se sorprendió y procuro salir de la habitación:— ¡¿Que paso con las elementales?, ¿aun siguen vivas?, ¿y que pasaría si algo les ocurre?!... ¡¡PAPAAA!!.

Cuando escucho el grito ya había salido de la habitación y cerrado la puerta, este niño si que es algo con que lidiar.




Era de esperar que Eli buscara un lugar donde sentirse seguro, sujetándose de su pantalón con su mano sana se coloco tras sus piernas mientras la infierno gruñía con violencia, tratando de esconderse de la vista del demonio que, viendo como asusto al niño, solo rió a gusto.

— ¿Que pasa?, ¿acaso asuste al pequeño?. —inclinándose con una sonrisa maliciosa:— No te preocupes, no muerdo tan fuerte. 

— Ya basta Nachos. —se sorprendió a si mismo por su voz firme y fuerte al llamar la atención del demonio, este borro su sonrisa burlona para cambiarla por neutralidad, volviendo a enderesarse. Eli aun temblaba, lo podía sentir debido a su agarre fuerte y los gruñidos fuertes de la infierno no ayudaban, intento calmar al menor reposando su mano sobre su cabello, haciendo que lo mire:— Eli, ve a la oficina y quédate con Maurice.

El niño lo miro unos momentos antes de aceptar la orden, caminando rápido hacia la salida que por suerte estaba tras de ellos. Al ver que estaban solos el demonio bufo burlón, el en cambio permaneció indiferente.

— ¿Encontraste algo en la expedición?. —dijo a secas, solo quería ser directo y volver a la oficina y a su papeleo, estar en la sala haciendo nada no era lo suyo.

— Encontré un buen punto de perforación para extraer agua oscura, mis hermanos ya están moviéndose para hacer mas fácil el trabajo... —apenas termino de decir el progreso quedo satisfecho, no tenia que decirle al demonio que volviera al trabajo, por lo que se encamino hacia la salida:— El niño Shane.. ¿Se puede saber que estas haciendo?. —Blakk paro su caminar, aun dándole la espalda lo miro con el ceño fruncido:— Andas de niñera con ese mocoso, lo tienes correteando por la fortaleza como si nada, atendiendo sus heridas, siempre esta contigo, ¿por que no esta encerrado en una celda soltando información valiosa?.

— Nachos, lo que yo haga con ese niño no es de tu incumbencia, lo único que tienes que hacer es servirme. —dijo con frialdad.

— ¿Es que te sientes bien teniendo en tus manos al niño y engañándolo?, ¿hacerle creer lo que se te antoje?... ¿O es que te estas ablandando?. —el demonio bufo:— .. ¿Que tal si me lo dejas a mi?. —pícaro se acerco al castaño:— Lo hare recordar y hablar en un día o mucho menos, sera muy fácil, solo es.. Hacerlo llorar un poco, después de eso, puedes hacer lo que en verdad te plazca con el mocoso. —Blakk ahora si se enfrento al demonio, este aun con una sonrisa de par en par continuo con su propuesta:— No me salgas con formalidades Blakk, es el hijo de Will Shane, el hombre que te a arruinado y causado muchos problemas en tu negocio, compartimos ese odio hacia ese apellido, así que, no me vengas con que no deseas hacerle algo al niño que te complazca.

Blakk apretó los puños y los dientes ante las palabras del pelinegro, haciendo que este también se sorprendiera por el repentino cambio de ambiente:— Dime una cosa Nachos, ¿a que te refieres con eso?.




— ¡¡Papeles noo!!.

— Oh claro que si, y son muchos papeles.

Eli se quejo en voz alta, haciendo rabieta con los pies, Maurice rió ante las quejas del menor mientras organizaba los papeles sobre el escritorio. Eli cumplió con la petición de su padre y fue directamente a la oficina donde yacía el pelirrojo en su respectiva area, este sacaba papeles de diversas carpetas mientras el se coloco a su lado en espera de cualquier cosa, acepto alegre la ayuda que el mas grande le pidió pero se arrepintió cuando dijo que había que organizar el papeleo.

— ¡¡No quiero!!.

— Vamos Eli, dijiste que me ayudarías. —terminando de dividir los papeles, el menor hizo un puchero y le dio la espalda:— ¡Pero si es con el jefe si aceptas!.

— ¡¡Con papa siempre me quejo también!!.

— ¿Me vas ayudar o no?.

Eli gruño pero se acerco al escritorio para ayudar, por lo menos así hace algo, ademas que es la misma rutina que con su padre, el mas grande revisaba las hojas para después pasárselas y que este les ponga el sello. Maurice miro unos momentos al menor mientras este seguía con su tarea, la verdad es que ya hace tiempo se acostumbro a el, pensó que tener a un niño en este lugar no seria buena idea, lo del accidente le hizo creerlo aun mas, pero de cierta manera tener a un niño en este ambiente tan serio es... Relajante.

Siguieron haciendo lo suyo por un tiempo cuando las puertas de la oficina se abrieron, niño y ayudante alzaron la vista de los papeles para ver al castaño entrar; tan solo verlo Maurice se dio cuenta que algo no estaba bien, esa mirada en blanco solo significaba que estaba muy furioso, ademas de ello, estaba un poco desalineado y masajeaba una de sus manos.

— ¡Papa, ¿puedo ir con Maurice a entregar el papeleo?!. —el castaño no hizo caso, siguiendo su camino en silencio:— ¿Papa?. —el menor quedo preocupado cuando este abrió la puerta a su habitación:— ... Maurice.

— Si Eli, también me di cuenta. —el pelirrojo se levanto y rodeo el escritorio:— Pero no te preocupes, ya has visto las rabietas de tu padre. —en un intento de que el menor no se preocupe:— Hire con tu padre para saber que paso, mientras tu sigue con los sellos, no tardare mucho. 

Eli observo como el hombre fue hacia la habitación y entro, después de que entrara se sintió mucho menos preocupado, y la verdad es que ya a visto como se enoja su padre, por lo que no es nuevo. Miro los papeles, observando la pila no tan grande separada por una carpeta, pues estos papeles eran importantes y debían ser entregados después de terminar. Apenas lo pensó bien, tomo la carpeta y se levanto, rodeando el escritorio para salir de la oficina.

— Maurice dijo que estos papeles debían ser dados por los del almacén de babosas, podemos ahorrarle el trabajo y entregarlo ahora mismo mientras el cuida de papa. ¿Tu que opinas Burpy?. —mirando su hombro donde ya hacia siempre la infierno.

Esta gruño con aceptación, así que el menor con mas ganas se encamino por el pasillo fuera de la oficina. Después del accidente su padre a sido mucho mas estricto pero también le a enseñado ciertas areas para que no se pierda, eso si, le a prohibido areas a las cuales no debe entrar por ahora, según el, areas de trabajo en las cuales un niño no debe entrar, para evitar que lo que le paso suceda de nuevo. 

Ya al final del pasillo entro al ascensor, miro el tablero y por suerte el botón al nivel que tenia que ir estaba mas o menos a su altura, llevando la carpeta a su brazo enyesado estiro el sano y presiono el botón. Mientras el ascensor bajaba trato de hacer memoria de lo ocurrido aquella vez, pero apenas lo intentaba le dolía la cabeza, apenas recordaba lo que había hecho aquel día. Daba igual, solo fue un tonto accidente, ahora lo que importaba eran los papeles.

Apenas las puertas del ascensor se abrieron salio y se encamino por el pasillo un tanto desolado, pues los guardias estaban en la estación o en los almacenes de suministros. Apenas doblo la esquina las puertas del almacén estaban a la visto y semi abiertas, supuso que los guardias de turno estaban adentro, por lo que fue y abrió las puertas, asombrándose de lo que había. Muchas municiones de color rojo como las que tenia su padre con babosas que gruñían y chillaban, muchas apiladas una sobre otras a un lado, otras separadas.

— Oh wow. —se adentro mas al almacén, acercándose a una de las grandes municiones para ver mejor a las babosas:— Mira Burpy, son como tu. —tomo una de las municiones, no podía ver bien la clase de babosa de su interior, por lo que hizo fuerza con el seguro para poder sacarla, esta lo miro curioso al tenerla en su palma:— Hola pequeña. —acariciando la cabeza de esta que gruño pero acepto la caricia entre gruñidos:— Jiji, eres.. cariñosa.

— ¿Que haces aquí?.

Eli salto de la sorpresa por la repentina voz ronca y pesada, rodeo la munición para estar tras esta, quedando mudo y temblando al ver otra vez al demonio que le mostraba su enojo; no tardo mucho en darse cuenta que estaba desalineado y tenia un golpe en el rostro, a pesar de su piel grisasea, el moretón y el labio partido se veía claramente. El demonio estaba impaciente, por lo que con pasos pesados se acerco hasta el niño, las babosas gruñían con recelo, pero solo eso.

— Te acabo de hacer una pregunta niño. ¡Responde cuanto te hablan!.

El niño tembló ante la voz, quedando cabizbajo y evitando la mirada roja del mas grande— Y-yo vine a.. vine a. —alzando la carpeta:— Traje e-esto, es importante. —antes de darse cuenta la carpeta le fue arrebatada de las manos. Se quería ir pero el pelinegro bloqueaba el camino a la salida, este miro la carpeta unos momentos para después mirarlo con una sonrisa de par en par, tomando la carpeta por los bordes para romperla en dos:— ¡¡NO, ESOS PAPELES SON DE MAURICE!!. —dejando de lado el miedo se inclino ante los papeles rotos, pero antes de que los tomaras las suelas metálicas pisaron los restos.

— ¿Crees que me interesa unos miseros papeles?. —las malvadas en todo el almacén chillaban y gruñían con violencia, incluidas las de sus propias municiones:— ¡¡¿Que les pasa?!!. —ignorando a las malvadas volvió su atención al niño que trataba de mover su pie de los papeles, rió mientras sin problemas sujeto del cuello de la playera al menor, alzandolo a su altura:— Eres tan patético y tan inútil, lo único que te salva es que Blakk se ablando contigo, mocoso. —Eli no dijo nada, al tener el rostro tan tétrico del mas grande muy cerca simplemente empezó a sollozar a lo bajo, esto solo hizo gozar mas al demonio que lo agito un poco:— ¿Que?, ¿te comieron la lengua las babosas?, ¡¡JA JA!!.

El niño grito con fuerza ante el pellizco con las garras, pero por suerte, el disfrute del pelinegro paro cuando la mano que sujetaba del cuello se encendió en una llamarada verde junto a una babosa muy enojada que prosiguió a morderlo, esto hizo que soltara al niño que cayo de espalda contra el suelo, le dolió un poco la caída pero no fue nada. El niño contemplo como el demonio apagaba las llamas en su brazo a la vez que trataba de que la infierno dejara de morderlo, en sus movimientos bruscos cocho con un pilar de municiones llenas de malvadas, estas no le cayeron encima pero el impacto fue tal que las municiones se dañaron dejando en libertad a las malvadas.

Para cuando Nachos apago el fuego y la infierno lo dejo en paz, vio como un lote de malvadas gruñían con sed de sangre cerca del niño.




— En mi opinion, debió golpearlo mas fuerte jefe. 

Maurice termino de atender la herida que tenia en la mano el castaño, quedando satisfecho al ver que quedo bien vendada y atendida. Blakk no dijo nada mientras se colocaba de nuevo sus guantes de lanzador, levantándose de la cama se acerco al espejo de pared en la esquina de la habitación.

— O mejor debió hacer que se tragara una flaturorinka, yo lo hubiera ayudado.. Y estaría encantado de presenciarlo. —el pelirrojo dejo las vendas sobre la mesita de noche junto a la cama, levantándose por igual:— Quiero decir, se que es un monstruo, pero pensé que tendría mas.. Sentido común. —rascándose la cabeza.

— Tu mismo lo dijiste, es un monstruo al fin de cuentas, el sufrimiento ajeno le da placer. —dijo con indiferencia mientras arreglaba cada pequeño desperfecto después de la confrontación.

— Por cierto, los encargos de los cargamentos de babosas están listos.

— ¿Ya los llevaste al almacén de babosas para que sean transportadas?.

— Aun no, Eli y yo estamos terminando de organizar el papeleo, así yo llevo los encargos y el los tramites y gastos.

Blakk volteo para mirar con cierta sorpresa al pelirrojo:— ¿Eli te ayudo con el papeleo?. —caminando hacia la puerta, el otro lo siguió de cerca.

— No quería al principio pero si, me ayudo. Es bueno tener un asistente personal. —dijo en burla; ambos adultos salieron de la habitación, adentrándose a la oficina:— Puede que le enseñe a organizar las cuentas también, para que me sea mas fácil el trabajo.

— Si eso ocurre me temo que tendré que dividir tu sueldo para dárselo a el... Por cierto, ¿donde esta tu asistente?, ¿lo mandaste a la sala o a la habitación?. —el castaño lo había dicho en burla, pero al ver como el pelirrojo casi se le salen los ojos de sus cuencas al ver la oficina vacía lo alerto:— ¿Donde esta Eli?.

— ¡¡Yo lo había dejado aquí!!. —el pelirrojo se acerco al escritorio para ver que estaba vació:— ¡¡Le dije que me esperara, que no tardaría mucho, que siguiera con los sellos!!. —es normal que Maurice entrara en pánico, había perdido al niño y solo fue que lo dejo solo unos minutos.

No hubo tiempo de reprimendas o quejas, ambos salieron a todo dar de la oficina en dirección a la sala de las cámaras de seguridad para ver donde estaba el niño. Apenas salieron del ascensor en el piso intermedio unos pocos guardias al fondo del pasillo se movían alrededor de alguien que gritaba a todo pulmón, ambos adultos se miraron con horror pensando lo peor, por lo que llegaron con los demás guardias para ver con sorpresa la escena al doblar la esquina del pasillo.

— ¡¡QUITENMELAS, QUITENMELAS!!. —Nachos daba vueltas mientras se quitaba las malvadas en demasía que tenia encima, estar mordían o usaban sus habilidades para lastimar al demonio.

Blakk y Maurice se miraron de nuevo, pero esta vez era para aguantar la risa por la escena de tortura que les complacía de ver.

— ¡¡Papa!!. —el castaño miro a sus pies donde el niño se aferro.

— ¡Eli, ¿estas bien?!. —tomando al niño para cargarlo, la infierno estaba posada en su hombro mientras mirada la escena con igual de placer, la sonrisa filosa lo delataba.

— Estoy bien papa. —el niño le sonrió, aferrándose a su camisa. El en cambio suspiro aliviado al verlo sano... Bueno, aun tenia el yeso, pero por lo menos estaba bien.

— Creo que seria bueno volver a la oficina. —opino el pelirrojo mientras miraba al castaño y al niño. Puede que estén disfrutando los gritos del demonio, pero parece ser que al menor no les gusta.

— Tienes razón. —sin mas regresaron por el mismo camino, ya cuando estaban en el ascensor y las puertas fueron cerradas, recordó que Eli había roto una de las reglas que le hizo hace unos días:— ¡¡Estas castigado!!.

— Pero papa.

— ¡¡No, te quedaras en tu cuarto por tres días!!.

— Pero.

— ¡¡A la próxima te voy a amarrar a la cama!!.

— Maurice. —el niño miro en suplica al otro hombre, el pelirrojo, sin embargo, se hizo el sordo, y para colmo le dio la espalda:— No es juuustoo.

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