Capítulo final | Para siempre 。
"Dios, no puedo creer que no nos hayan contado nada." Dahyun refunfuñó, cruzándose de brazos, formando un berrinche, como toda una niña pequeña.
"¡Lo sé!" Jihyo le siguió, ofendida.
"Ya, ya. Lo siento, pero fue algo que sólo pasó" sonrió. "Al fin sé que mi bebé sí me corresponde." sonrió más, y Jihyo hizo una mueca por lo boba que se veía de aquella manera.
"¿Y desde cuándo son novias? Al menos dame detalles, Myoui Mina." ordenó Dahyun, fingiendo estar molesta.
"¿Ah? Oh... um, nosotras t-todavia no... quiero decir-" sudor frío instalándose en todo su cuerpo.
"¡No me digas que aún no son novias!" Jihyo gritó, sorprendida.
Mina tragó saliva, negando con la cabeza, viendo a Dahyun haciéndose un facepalm y a Jihyo ir hacia la pared más cercana para fingir golpearse contra esta.
"Que desesperación me generan. Tendré canas antes de lo previsto." Dahyun se horrorizó, moviéndose de un lado a otro mientras agitaba sus manos.
"Yo ya las tengo desde hace meses, cuando se hacían llamar mejores amigas. Mira." Jihyo señaló y, evidentemente, un pelo blanco destacaba en su perfecto cabello rojizo.
Dahyun carcajeó inevitablemente.
"¡Oh, oh, ahí tienes otro-"
"Bueno, ¿pueden parar? No vine a decirles esto por nada. Necesito ayuda." Mina interrumpió, haciendo un puchero y frunciendo el ceño a la vez, cruzándose de brazos.
"Ya, está bien, ¿qué necesitas, gruñoncita?" cuestionó Dahyun, frunciendo sus labios y juntando sus cejas, haciéndola ver extremadamente tierna.
Jihyo se acercó a ambas, dispuesta a escuchar lo que la pelinegra quería.
"Yo... quiero pedirle a Nay que sea mi novia" paró unos segundos, viendo a los ojos a Dahyun y luego a Jihyo "hoy mismo." escuchó a sus amigas suspirar. "O sea, en serio" asintió. "quiero que sea mi novia ahora, ya, right now, y para siempre." sus manos se movían nerviosas, ella misma se veía extremadamente nerviosa.
¿Y si a Nay no le gustaba lo que tenía planeado? Miles de escenas donde todo fracasaba llegaron a su mente.
"Yo no quiero que me rechace." Mina dijo al aire, imaginándose aquellas horribles situaciones.
"Y no lo hará" obvió Jihyo, volviendo a Mina a la realidad. "Es decir, incluso si le pides ser su novia casualmente viendo una serie en el sofá te dirá que sí y te dará muchos besos en la cara." relató lo que en su mente Nayeon hubiese hecho si aquello pasaba así.
"En efecto, mi estimada." asintió la rubia, pasando uno de sus brazos por encima del cuello de su mejor amiga, es decir, Jihyo. "Y entonces, ¿qué quieres que hagamos? ¿En qué quieres que te ayudemos?" sonrió con emoción, esperando a que Myoui hablara.
"Pues..."
━━━ 🎀 ━━━
Nayeon se encontraba cómodamente acostada en su linda cama de colores pasteles. Sí, era muy fan de esos claros y suaves tonos. Le agradaba verlos, por lo que decidió comprarse sábanas de aquellos colores tan combinables con su propia personalidad.
Rió vago, recordando cómo habían pasado el receso con Tzuyu la semana pasada. La verdad, por una parte, se sentía mal, su nueva amiguita -como ella le llamaba- había querido llamar su atención de distintas formas mientras ella se encontraba sentado en las piernas de Mina. Nayeon no era tonta, sabía que le había atraído a Tzuyu, pero su completo corazón estaba concentrado en tan solo una personita, y esa era quien estaba ahora misma yendo hacia su casa, pero eso Nay no lo sabía y tampoco tenía que saberlo aún.
Sus piernas estaban estiradas, flotando en el aire, mientras sus manos levantaban a su osito de peluche favorito; un koala. Le gustaban mucho, y se puso realmente triste cuando habían anunciado que estaban funcionalmente extintos. Tanto que Mina había tenido que ir a su casa a consolarla con muchos besos, abrazos y mimos.
Volviendo al tema, Nayeon estaba muy feliz en ese momento, recordando cómo Mina no dejaba de darle besitos en el cuello, en las mejillas, en los labios ¡en los labios! y en la comisura de los labios mientras ella hablaba con Chou. Bueno, al menos Tzuyu dejaría de intentar algo con ella, no quería tener que rechazarle.
Bajó al koala que tenía de peluche y lo abrazó con mucha fuerza mientras bajaba a la vez sus piernas, moviéndolas ansiosas ante el recuerdo que vagaba por su mente hacía muchos minutos.
La puerta fue tocada, pero Nay estaba demasiado en su mundo como para darle importancia.
"Mi linda Mimi Unnie." susurró con una sonrisa, mirando los cuadros en la repisa de en frente, donde en la mayoría aparecían ellos dos juntitas.
La puerta fue tocada otra vez, y recordó que sus padres no estaban en casa.
"¡Oh!" dejó su peluchito a un lado y bajó corriendo hacia la planta baja. "¡Lo siento!" gritó para quien sea que estuviese afuera la escuchara, ahora se sentía mal por hacer esperar a aquel ser detrás de la puerta.
Una vez abierta la puerta, estaba preparada para dar una extensa biblia de por qué había tardado tanto en abrir, pero la sonrisa de su linda Unnie la llevó a otro mundo, quedando embobada.
"Hola, bebé." Mina saludó, sus mejillas sonrojadas por una razón que Nayeon no comprendió, y no pudo pensar mucho en el porqué ante un genuino ladrido que se escuchó.
Nayeon automáticamente bajó la mirada, encontrándose con un peludo amigo de pelos blancos quien tenía la lengua hacia fuera, moviendo su cola de lado a lado.
Otro ladrido. A Nay le brillaron los ojos.
Nayeon se acuclilló, sacándole la correa y levantando con mucho cuidado al canino tan bonito que por alguna razón desconocida estaba allí.
"¿Y él quién es, Mimi?" cuestionó, viendo al perrito con los ojos brillantes cuan perlas preciosas. "¿Adoptaste un perrito?" preguntó, su sonrisa cada vez se ensanchaba más. Abrazó al animal sin mucha fuerza, emocionada. "Es muy lindo." asintió mientras lo mecía de un lado a otro, viendo a este, queriendo lamerle el rostro. Rió suave al igual que Mina.
"Sí, es muy lindo" Mina asintió, apretando entre sus manos las flores que llevaba, sin llegar a romperlas ni hacerles daño. Nayeon no las había notado, ya que toda su atención estaba en la hermosa criatura entre sus brazos. Tragó saliva, completamente dispuesto a animarse. Dahyun y Jihyo tenían razón, ¿no? Ellas se amaban y la castaña le diría que sí sea cual sea la forma de la propuesta. "Y, en realidad... e-ese perrito, lo adopté p-para ti..." vio a Nayeon levantar la mirada rápidamente, sus ojitos volviéndose acuosos. "Yo... yo quiero que lo cuides t-tú, lo traje... lo traje para ti." dijo, viendo la primera lágrima de Nayeon descender por su mejilla.
"¿En serio?" Nayeon cuestionó, y cuando vio a Mina asentir no pudo evitar soltar más lágrimas, viendo al canino entre sus brazos otra vez, quien le observaba con la lengua hacia fuera, y ante la cercanía no dudó en lamerle la naricita, haciendo reír a Nayeon.
"Yo también..." habló de nuevo, captando la total atención de Nay otra vez "también quería pedirte algo." casi susurró, tragando saliva y viendo a los ojos a su hermosa Nayeon.
Im asintió, a sabiendas de lo que vendría, apenas ahora notaba las lindas flores que la azabache llevaba entre las manos. Dejó al perrito en el suelo, sosteniendo del antebrazo a Mina y jalando de ella para que entrara. Cerró la puerta, no quería que el canino se escapara, aunque esta tampoco parecía querer hacerlo, pues se escuchaban sus patitas golpear contra el suelo; estaba trotando por toda la casa.
"Dime, Unnie." casi susurró, de igual manera, sus mejillas empezando a tomar un color rojito, precioso ante los ojos de Mina.
"A decir verdad..." empezó la azabache, "tenía planeado hacer esto desde hace mucho, incluso antes de que supiésemos que estábamos correspondidas la uno a la otra. Bueno, porque, ya sabes... me gustas hace muchísimo tiempo." afirmó, viendo las mejillas de Nay sonrojarse, ahora sí, con intensidad. "Cada vez me gustas más, y a veces eso me preocupa porque no sé si es posible amar tanto a alguien como yo te amo a ti." vio al perrito pasar entre ellas, yendo hacia la cocina. Ambas rieron suavemente al verlo. Mina decidió seguir. "Me tienes muy enamorada, Nayeon, supongo que lo sabes mejor que nadie y-"
"Yo también estoy muy enamorado de ti, Unnie." interrumpió, asintiendo a sus palabras y viendo las mejillas sonrojadas de la azabache, quien se acercó y agarró sus manos, dándole las lindas flores, viéndole con un brillo en los ojos, aquel que solo aparecía cuando miraba a Nayeon. "Y a veces también me asusta lo que siento por ti" susurró, "no estoy segura si se puede amar así a una persona, con tal intensidad, Unnie, ¿es normal?"
"Súper normal" asintió Mina con una sonrisa, "las dos sentimos lo mismo, bebé." la sonrisa de Nay deslumbró, y escucharon otra vez las patitas del cachorro; rieron. "Quiero estar junto a ti para siempre, Nay, quiero estar a tu lado y acompañarte en todo lo que hagas, siempre siempre" afirmó. "Y no importa si la vida no quiere que estemos juntas, igual yo permaneceré a tu lado, sea como sea, aun si te quieres casar y no es conmigo, estaré contigo sosteniéndote cuando lo necesites y viéndote sonreír como tanto me gusta que lo hagas. Siempre voy a estar contigo. No lo dudes, por favor." pidió, sus ojitos cristalizándose. Nayeon ya estaba con las lágrimas deslizándose por sus mejillas.
"Yo-"
"Espera, bebé, déjame terminar" pidió otra vez, acariciando las mejillas de la menor. "Quiero que seas mi novia, Nay, mientras la vida nos lo permita, quiero que estemos juntas mucho, mucho tiempo como pareja. Quiero besarte, más de lo que ya lo hago, y presentarnos ante todos como novias. Quiero...- ¿Sabes? Acabo de darme cuenta de que las cosas que quiero hacer ya las hacíamos de por sí, incluso antes de saber que nos correspondíamos."
Nayeon rió entre lágrimas al igual que Mina. Eso era verdad.
"Diría que quisiera despertar contigo todas las mañanas, ver tu carita adormilada en mi pecho, pero es algo que igualmente pasaría si no fuésemos novias." rió, besando la frente de Nay.
"Tienes razón, Mimi." Nayeon asintió.
"Igual quiero hacerlo. Quiero que seas mi novia. Venir a verte todos los días, incluso luego de clases. Darte muchos besos, muchos abrazos, muchos mimos, decirle al fin a tu madre suegra y a tu padre suegrito. Quiero hacer muchas cosas contigo, Nayeon. Claro que, si tú me lo permites" sonrió, besando ahora la naricita roja de la menor. "¿Entonces? ¿Quieres ser mi novia, amor?" preguntó, sintiendo un sinfín de emociones en el estómago y, principalmente, en el corazón, el cual estaba latiendo desenfrenado. Nayeon no sabía si podía estar mucho más tiempo sin largarse a llorar de emoción y alegría.
"Ni siquiera deberías de cuestionar algo tan obvio, Mimi Unnie" rió. "Claro que quiero, bebé linda." abultó sus labios, demostrando la ternura que Mina le proporcionaba.
Rieron al mismo tiempo, y Nay no esperó mucho para rodear con sus brazos el cuello de Mina para proceder a besar sus labios. Mina tampoco esperó para rodear la cinturita de la menor. Un beso lento, con cariño, mucho, mucho amor de por medio.
Escucharon al perrito ladrar mientras sus patitas trotaban, sintiendo al canino en sus pies segundos después. Ambas sonrieron en medio del beso. Separándose, llevaron sus miradas hacia bajo, y efectivamente, el animal estaba acomodado en sus pies, ya que estos estaban muy cerca de los contrarios.
"Entonces" Nayeon comenzó, bajando sus manos del cuello de Mina, bajando hasta tener al perrito entre sus brazos nuevamente. Se enderezó, meciendo al cachorro mientras le decía algo inaudible a oídos de Mina. Nayeon rió, tan tiernamente que la azabache también lo hizo, "mamá Mimi" la adorable voz hizo a Mina querer llorar, "nuestro nuevo hijito quiere saber qué nombre le pondremos." sonrió.
Mina jamás creyó poder estar tan feliz en toda su vida. Siempre se preguntó, ¿será que había hecho algo demasiado bueno como para tener en su vida a Im Nayeon? No lo sabía, pero le agradecía completamente a la Mina de su vida pasada.
Estaban realmente muy, muy enamoradas, pese a sus cortas edades, no podían imaginar una vida sin la otra.
Se amaban con locura y quedaba demostrado con huella en cada uno de sus actos. La felicidad que se transmitían una a la otra cuando estaban juntas, sin dudas, era algo que cualquier ser humano querría para su vida.
Ellas se amarían para siempre, porque así el destino, la vida y ellas misma querían.
Le enseñarían al mundo lo que el amor es.
Ellas podrían, siempre y cuando estén juntas, amándose.
Ese sentimiento perduraría en ambos corazones.
Y para siempre.
FIN. ♡
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