"No. Ella no quería cargarme en su espalda." Nayeon abultó su labio inferior, mirando a la pantalla de su celular. Estaban grabando una insta stories mientras caminaban por la acera hacia una cafetería donde ir a desayunar.

"En mi defensa; son las nueve de la mañana, estoy muy cansada y aunque eres demasiado pequeña y liviana, ayer salí a un bar y el cuerpo me pesa." Comentó mientras bostezaba y se inclinaba a la altura de Nayeon, observando a la pantalla. Anteriormente, se veía solo parte de su hombro.

"Si me decías antes, no te invitaba a desayunar para que pudieses descansar." Nayeon se quejó, mirando a la azabache por encima de su hombro.

"¿Y dejarte ir sola? No, deja me muero de sueño." Murmuró, atrapando el cuerpecito de Nayeon, abrazándole desde atrás.

"Mimi" sonrió Nayeon, dejando un besito en la mejilla de la más alta, quien había apoyado su mentón en su hombro. "Estamos de camino a una cafetería, es domingo, así que hay que aprovechar." rió bajito, viendo a la cámara de su móvil.

"Cute." Sonrió la de pelo azabache, separándose finalmente de Nayeon y posicionándose más atrás, dejando que la cámara captase su rostro.

Nayeon enfocó la cara de Mina, haciendo zoom en esta, la mayor estaba mirando al otro lado de la vereda.

"¡Mira! Ahí hay una cafetería." Anunció, señalando al otro lado de la calle poco transitada, girando a Nayeon, dándose cuenta de que su rostro se apreciaba en toda la pantalla del celular. "¡Hey! ¡Me veo horrible!" rió Mina, tapándose la cara con ambas manos.

Nayeon rió.

"Nunca te ves horrible, niñita." Refunfuñó la más baja.

"Niñita tú, niña." Contraatacó, destapándose finalmente, mirándole con el ceño fruncido, fingiendo estar molesta.

Nayeon rió y dejó de grabar, subiendo la insta stories y guardando su celular. 

"Solo me ganas por algunos meses." Bufó Nayeon, frunciendo el ceño y mirando hacia arriba, por encima de su hombro, a Mina.

"Sí, pequeñita~." La de pelo azabache dijo burlesca, atrapando entre sus brazos a su mejor amiga desde atrás, deteniéndolas a ambas en el cordón de la vereda, girando a los lados de la calle para cruzar.

"¡Hey! ¡No te burles!" Puchereó la castañita, dejándose guiar por su mayor, posando sus manos en los antebrazos de Mina, los cuales se aferraban a su torso.

"No me estoy burlando, mi vida." Negó distraídamente, enderezándose y empujando la puerta de la cafetería, mirando el interior en busca de una mesa desocupada. No había ninguna al alcance de su vista.

"Sí que lo estás haciendo." Murmuró la pequeña con molestia, alejando a Mina de su anatomía, entrando más al interior por sí sola. Habían bastantes personas allí.

"¡Oye, espera! ¡Te vas a perder!" Myoui semigritó lo que sus cuerdas vocales le permitían, siguiendo a Nayeon luego de unos segundos.

Nayeon rodó los ojos. Sabía que era enanita, pero no necesitaba que se lo recordaran todo el día.

Luego de un momento, Nayeon había encontrado una mesa libre para dos.

"¡Mimi, Mimi, mira, encontré un lugar!" Saltó emocionada, llamado la atención de Mina al instante, quien pasaban entre la gente.

"¡Oww! ¡Qué tierna!" Chilló una joven que pasaba justo por al lado. "Amor, mira qué chiquilla." Sonrió la azabache desconocida, mirando a su novio. Este volteó y sonrió con ternura al igual que su novia.

"¡Hey! ¡No soy una chiquilla!" Se quejó Nayeon, golpeando el suelo con su piecito, cruzándose de brazos. 

"¡Oww! ¿Cuántos años tienes?" La chica cuestionó con dulzura, ya que Nayeon era muy adorable.

"Parece de doce." Sonrió el chico a su lado.

"¡Tengo diecisiete!" Exclamó, levantando sus brazos al aire.

"Cálmate, cálmate." Pidió Mina llegando a su lado, sosteniéndola de la cintura, mientras Nayeon escondía su carita sonrojada en su cuello y la abrazaba por la cintura. Mina sobó su espalda y le dio un besito en su cabellera castaña.

"No me gusta ser bajita, Mimi." Negó dramatizando. La pareja ya había desaparecido para buscar su desayuno.

"A mí me pareces la más adorable y linda con tu estatura, bebé. De verdad que ser bajita hace que tengas tu toque, ¿sí? A ti te queda lindo." rió enternecida, acercándose a una de las sillas con Nayeon aferrada a ella.

Nayeon asintió lentamente, saliendo de su escondite en el cuerpo de la mayor y sentándose con un puchero en los labios.

Puchero que Mina quería besar.