Nayeon bostezó, una vez más.

El sueño estaba haciendo de las suyas, Mina lo notaba; notaba el esfuerzo que Nay estaba haciendo con tal no quedarse dormida y seguir jugando a la consola con ella.

Era viernes por la noche, próximo a fin de semana, y la azabache invitó a su mejor amiga a quedarse a dormir en su casa, proponiendo una pijamada a la que la castaña accedió contenta.

Por ello, se negaba a admitir que tenía sueño, no quería dejar a Mina sola simplemente porque no durmió bien la noche anterior a causa de un examen de matemáticas que quería aprobar, por lo que estudió hasta más de media noche, obteniendo así, tener sueño antes de lo que desearía un viernes.

Sus párpados le pesaban y sus ojos le picaban, bostezando cada cierta cantidad de tiempo.

Bostezó otra vez; debía ser la décima en unos quince minutos.

Mina la miró de reojo, percatándose del semblante cansado que esta tenía.

"Nayeonnie." llamó de manera suave, esta la miró y sonrió un poco, se veía bastante cansada.

Sabiendo que si le preguntaba le diría que no, que estaba perfecta y que podía seguir jugando con ella, simplemente dejó su mando en la mesita de en frente suyo y se sentó en el sofá, ambas se encontraba sentadas en el suelo.

Nayeon la miró extrañada, dejando también su mando en la mesita.

Mina le extendió su mano, en una petición silenciosa de que la tomara, y así fue, Nayeon la tomó, levantándose del suelo y sentándose en su regazo con sus piernas a un costado, cuando la pelinegra tiró de ella para lograrlo.

"Bebé, ¿te parece si nos quedamos así?" preguntó Mina en un susurro, acariciando con parsimonia la cintura de la menor.

Nayeon asintió, y Mina dejó un suave beso en la comisura de sus labios, otro más en su mejilla y otro en su hombro. 

La castañita apoyó su cabecita en el hombro de su mejor amiga, buscando comodidad y el sueño, ganándole esta vez cuando cerró sus párpados por el notable cansancio. 

Sabiendo que no podría más y se quedaría dormida en cualquier momento, abrió lentamente sus ojitos y miró el perfil izquierdo de la azabache. Con lentitud, subió una de sus manitos a la mejilla derecha de Mina, dándole vuelta haciendo que ambas pudiesen mirarse a los ojos, y plantó un beso en sus labios aun apoyando su cabecita en el hombro de la pelinegra.

Mina se sorprendió, amando la sensación que estaba sintiendo y alegrándose al notar que la castaña había tomado aquella iniciativa.

"Te amo, amor." susurró Mina en los labios ajenos una vez se habían separado, luego dejando sonoros y lindos besitos en el cuello expuesto de esta.

Nayeon rió con cansancio, el sueño estaba matándole.

"Te amo más, Mimi." murmuró Nayeon, dejándose llevar por el sueño que le carcomía completamente, enrollando sus brazos en el cuello de la mayor y sus piernitas en la cintura de esta cuando Mina se levantó del sofá, con mucho cuidado de no mover demasiado a la menor.

"Iremos a dormir, ¿sí, dulzura?" preguntó la mayor, abrazando de su cintura con fuerza.

Nayeon asintió, dejando un pequeño besito en el cuello de la mayor mientras esta caminaba con cuidado a su habitación, subiendo las escaleras de igual manera.