La mayoría de las personas estarán de acuerdo con que no siempre terminas llevándote bien con tu ex.

De hecho, en la mayoría de los casos, las personas que solían ser pareja terminaban odiándose.

Y es curioso, ¿no? Como se supone que cuando sales con alguien, ese alguien era la octava maravilla y lo mejor que te pudo pasar en el mundo, pero luego, cuando terminan, es todo lo contrario.

Igualmente, Nayeon no se puede relacionar con eso, si se lo preguntan, ella se lleva bastante bien con su ex, tal vez se debía a que antes de que Jeongyeon y ella fueran novias ellas solían ser las mejores amigas, inseparables.

Y cuando las cosas empezaron a fallar en su relación por diversas causas, agradecía infinitamente que ambas hayan tenido la madures suficiente como para terminar su noviazgo antes de que se convirtiera en algo tóxico, que se hicieran daño y que eso si terminara por arruinar su relación por completo y se terminaran odiando como todos los demás.

Así que hoy por hoy, y aunque mucha gente no lo creyera, su amistad con Jeongyeon era más o menos la misma que cuándo solían tener diecisiete años, como las mejores amigas, Nayeon estaba tan agradecida por eso.

—¿Eh? ¿Se van mañana? ¿Por qué no me dijiste antes? Pensé que ibas a ayudarme a hacer mi música. —se quejó un poco la mayor formando sin querer un puchero.

Ahora mismo Nayeon y Jeongyeon estaban en una cafetería, originalmente también habían invitado a Sana porque las tres solían salir a menudo, pero Sana ya llevaba como media hora haciéndolas esperar, más tarde Sana les enviaría un mensaje avisándoles que no quería salir de la cama así que no se presentaría.

Las mayores pensaron que bueno, que se joda Sana entonces.

Ahora las dos estaban tranquilamente comiendo crepas asquerosamente dulces y tomando café, porque recientemente le tomaron un gusto extraño a esa bebida.

—Lo siento tanto Nay, en serio, en un principio habían solamente llamado a Sana a ir a Japón, pero luego me llamaron a mí también, así que supongo que tengo que ir. —se encogió en hombros la más alta, concentrado en comer su crepa.

Nayeon sinceramente lo entendía, sabía que su trabajo era importante y que Jeongyeon y Sana hasta hace pocos años tenían pocas oportunidades de trabajo como productoras, por eso el que se fueran a Japón para producir algunas canciones era tan bueno, Nayeon estaba feliz por ellas.

Pero igualmente la más baja seguía con su puchero mirando a Jeongyeon mientras comía, haciéndola sentir medio culpable.

—Sabes que igual puedo ayudarte aunque este en Japón, o bien cuando regresemos, te juro que no estaré fuera más de dos semanas... —estaba hablando ahora medio con la boca llena, Nayeon se rio un poco de ella porque se veía graciosa.

—No, está bien, puedo esperar a que regreses. —contesto medio desganada y tallándose los ojos.

Entonces Jeongyeon se fijó ahora en Nayeon, a pesar de que ahora estaba medio sonriendo y comiendo felizmente su crepa, aún podía notar algo más.

—¿Estás bien? Pareces cansada. 

Nayeon suspiro.

—Uh, no he estado durmiendo bien. Mis padres se quedaron más tiempo del que deberían y he estado durmiendo en el sofá. —se masajeó un poco los hombros.

—Pensé que te estabas quedando en el cuarto de Mina-yah. —comento descuidadamente.

—¿Eh? ¿Cómo sabes eso? ¿Quién te lo dijo? —pregunto medio a la defensiva.

Jeongyeon paro de comer por un segundo porque sintió de pronto que tal vez dijo algo que no debía.

—Ehh... No me lo dijo nadie, definitivamente no fue Chaeyoung... 

Nayeon bufo, nunca más le volvería a confiar un secreto a Dahyun ni a Chaeyoung, nunca más.

—Igual no he dormido muy bien aunque me quede con Mina, su cama es muy pequeña y es un poco incómodo dormir así... —dormir así con Mina, respirándome en el cuello y con sus fuertes brazos envueltos alrededor de mí, aunque no es que me queje precisamente por eso, pensó Nayeon para sí misma. —Igual ya no importa porque mis padres por fin se fueron hoy, así que supongo que esta noche dormiré en mi cuarto. 

—Pero tú no quieres eso, ¿no? 

—¿Que cosa? 

—Dejar de dormir con Mina. —dijo con obviedad.

Y diablos, Jeongyeon tenía razón, Nayeon estaba medio enfurruñada desde la mañana que se fueron sus padres, justamente por eso, ahora ya no tenía más pretexto para quedarse a dormir con Mina, pero eso no era algo de lo que quisiera hablar.

—Oye, ¿no te olvidaste de los boletos, verdad? —cambió drásticamente de tema.

Jeongyeon asintió sacando los dichosos boletos de su bolsillo y mostrándoselos a Nayeon.

—Compre los tres, pero ya que Sana no vendrá con nosotras... 

—Nah no importa, en la entrada los revendemos a alguien. 

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más tarde, ese día.