006. Sorpresa, panqueques y más panqueques.
"Y por ti caminaría miles de kilómetros para estar entre tus brazos"
— Be Alright.
15 de Noviembre, 2008.
Los meses pasaban y aún no volvíamos a Canadá. Extrañaba mi casa, mis amigos, la escuela pero sobre todas las cosas y todos los demás, echaba en falta a Justin. A pesar de que hablábamos todas las semanas y lograba quedar tranquila al saber que él aún esperaba por mí, aún sentía mi corazón romperse cada vez que debía colgar el teléfono o terminar una vídeo llamada. Lo que más me alegro saber fue que logró pasar el octavo grado con un buen promedio, tenía miedo de que reprobara por que siempre era yo la que lo alentaba a estudiar y muchas veces buscaba la forma de darle una respuesta.
A pesar de todo, había estado recorriendo muchísimos lugares de Atlanta, había conocido el estudio, los sectores más turísticos, también encontramos una iglesia a la cual ir ya que mamá era una gran creyente y teníamos nuestra propia comunidad en Canadá, donde siempre íbamos con Pattie y Justin. En la nueva iglesia, conocí a Christian y a Caitlin, dos hermanos que iban todas las semanas y se sentaban detrás. Logré establecer una gran amistad con ambos, a pesar de que Christian había llamado mi atención más que la de un amigo. Y al parecer, él sentía lo mismo por mí por que hace unos días me beso. Estaba tan nerviosa, recuerdo que mis manos transpiraban y mis rodillas temblaban levemente. Pero cuando Christian apoyo sus labios sobre los míos, toda la crisis nerviosa que estaba viviendo mi interior, desapareció. Y fue cuando estuve preparada para finalmente dejar de soñar todas las noches con el primer beso que mi mejor amigo me había robado, para comenzar a soñar con Christian, pero eso no pasó. Y el recuerdo de mi primer beso seguía saturando mis sueños por las noches.
Y lo más importante, había logrado grabar mi primer demo llamado "Common Denominator". Habíamos estado un sin fin de semanas sin hacer nada, pero finalmente Scooter llegó con buenas noticias y habíamos avanzado algo. Además de que he conocido a mi mentor, Usher Raymond. Junto con Justin, siempre escuchábamos sus canciones. Él era un gran fanático por lo que casi le dio un infarto cuando le conté mi experiencia y además de que canté su canción preferida frente a él.
— ¡Maldición!... Oh, Lo siento mamá. — Oí a Pattie regañar a Justin por maldecir y tuve que reír. — No hablas enserio, no puede ser cierto.
— Sí lo es. — Volví a reír.
— Pero ¡es Usher! Dios Riley, te envidio tanto en este momento, sabes que mi sueño es conocerlo desde que escuchamos esa canción en la radio.
— Cuando vengas aquí, te lo presentare, lo prometo Justin.
— Y aún debes llevarme a Disney.
— Si, lo recuerdo. — Rodé los ojos ante sus insistencia.
— ¿Sabes? La escuela no es lo mismo sin ti, ni siquiera hacer las pijamadas con los chicos es lo mismo, no tenemos ninguna voz chillona reclamando por ver películas de coches siempre.
— ¡Mi voz no es chillona!
— Sí lo es.
— Bueno, no te burles tanto de mí, por que tienes el mismo timbre de voz.
— ¡Hey! — Se quejó y supe que toque una parte débil. — Estoy madurando, vas a ver cuando tenga la voz de un hombre adulto.
Mi cumpleaños número catorce se acercaba y se suponía que está semana viajaríamos devuelta a Canadá para pasar tiempo con mi familia y mis amigos, tuvimos que posponer los planes por que Scooter había conseguido una presentación en un club importante de la ciudad. Cuando era pequeña, mamá siempre debía posponer nuestras fechas importantes por trabajo y ahora lograba comprenderla. Por un lado estaba contenta porque estaba consiguiendo una presentación importante, donde cantaría mi primer demo, pero no podía dejar de pensar en que estaré en mi cumpleaños sola, a pesar de que vendrían Caitlin y Christian, además de Scooter y cercanos, no sería lo mismo. La presencia de Justin era la que podría llenar todos los espacios vacíos de ese día importante.
— Arriba ese ánimo Riley, hoy es el día de tu presentación. — Mamá hablo emocionada, probablemente tratando de contagiarme su felicidad a mi. — Te he hecho panqueques para ver si te alegras un poquito más.
— Gracias ma. — Murmuró tomando del zumo de naranja.
— No estés triste Ry, a Justin no le gustaría que estuvieras así el día en que tienes una presentación importante.
— Seguramente el me daría un discurso motivacional, diciéndome que los perdedores se sienten tristes el día de algo importante. — Rodé los ojos y me imagine la escena, sacándome una leve carcajada.
— ¿Lo extrañas mucho, verdad? — Asentí partiendo por la mitad mi panqueque, sin querer mirar a mamá. Sabía que si la miraba, me pondría a llorar. — ¿Por qué no se lo dices tu misma?
— Hablamos el otro día por teléfono, me dijo que su regalo llegaría uno de estos días. — Respondí aún con mi rostro hacia abajo, concentrándome en mi panqueque.
— ¡Y ha llegado! — Escuche un gritido por detrás y me voltee en fracción de segundos al reconocer la voz de Justin. Salté de mi asiento, literalmente, y corrí en su dirección para abrazarlo fuertemente. Justin rodeo sus brazos sobre mi cintura y me levantó girando en el mismo lugar, me reí y una vez que toque suelo nuevamente, volví a abrazarlo con fuerza.
— ¡No puedo creer que estés aquí! ¿Por que no me dijeron nada? — Miré a mamá y a Justin a la vez.
— Queríamos que fuera una sorpresa. — Justin alzó sus hombros, sin borrar la sonrisa de su rostro. — ¿Cómo es eso de que estás triste el día de tu presentación? ¿Quien crees que eres? ¡Los perdedores tienen otras cosas en sus cabezas el día que tienen algo importante sobre su carrera! — Ni siquiera me tome el tiempo en responderle, por que echaba en falta tanto esto.
— Lo siento capitán, juro que no se volverá a repetir. — Coloque una mano sobre mi cabeza, como si fuera un militar recibiendo ordenes de su sargento. Justin me otorgó una sonrisa y besó mi frente. — Vamos, mamá hizo panqueques y así aprovechas de contarme que tal el viaje. — Tomé su mano y lo arastre hasta la mesa, donde mamá había servido más panqueques de los que habían anteriormente.
— Ambas sabemos lo glotón que es Justin. — Dijo mamá antes de que pudiera preguntarle por que hizo tantos.
— En especial ahora, el viaje me ha abierto muchísimo el apetito.— Tomó asiento a mi lado y mastico un trozo gigante de panqueque. Me reí al ver sus cachetes inflados como ardilla.
— ¿Has viajado en avión?
— ¡Sí! ¡Fue la experiencia más traumante que he vivido, Ry! — Grito con rastro de masa en su boca. — Sentía que iba a vomitar.
— ¿Hasta cuando te quedas? — Pregunte emocionada, quería mostrarle todos los rincones que había conocido de Atlanta, quería que viniera al estudio conmigo, incluso presentarle a Usher.
— Hasta la próxima semana, mamá ha hablado con el colegio por el período que este ausente, así que no habrá problema.
— ¡Genial! — Chille. — ¿Y Pattie? ¿Por qué no ha venido?
— Ha tenido mucho trabajo. — Alzó sus hombros. — Ya sabes, ella cualquier oferta que reciba, lo hará de vida o muerte, no hay tiempo que malgastar. — Volvió a masticar.
— ¿Has tenido noticias de tu... Ya sabes...De Jeremy? — Justin dejó de masticar para voltear levemente su rostro hacia mi.
— Él ha regresado a Stratford, ha estado presionándome para que salgamos pero le he dicho que no o invento alguna excusa, no se me hace grato estar con él Riley. ¿Estoy haciendo bien? Lo único que quise todo este tiempo es que volviera, pero ahora que lo ha hecho, no lo sé... — Miré a mamá indicándole que nos diera un tiempo a solas. Ella mordió su labio inferior preocupada por Justin y acariciando su cabeza, se dirigió hacia el patio lo más probable que a regar las plantas.
— Justin. — Junte mi silla a la de él y tomé su mano izquierda entre la mía, ortorgando pequeñas caricias con mi dedo pulgar sobre su palma. — No puedes empujarte a ti mismo a querer estar con él de un día a otro, si no te sientes cómodo ahora es entendible, prácticamente se ha convertido en alguien muy distante a ti, quizás ahora cueste, pero es cuestión de tiempo, mientras más sigas negándote a la idea de volver a pasar tiempo con él, más costara recuperar la confianza.
— Pero ¿y si no quiero nunca más volver a pasar tiempo con él? ¿Si quiero que simplemente me deje solo? Yo me siento bien solo con mamá, no necesito a nadie más. ¿Eso me hace un mal hijo? — Susurró cabizbajo, produciendo que su cabello cubriera sus ojos. Negué con mi cabeza y pase mis dedos entre sus mechones para apartarlos de su vista.
— Claro que no Justin, eso no te hace un mal hijo. — Sus ojos conectaron con los míos y pude verlos con lágrimas. — Si no quiere que el regrese a tu vida, está bien, eres el que más derecho tiene a decidir eso después de todo lo que ha pasado. Como dices, no te hace el cariño de nadie más, con tu mamá es suficiente y eso está bien. — Volví a pasar mis dedos por su pelo y está vez el me dedico una sonrisa.
— Gracias Riley, no podía hablar esto contigo al teléfono por que mamá escucharía, además de que necesitaría uno de tus abrazos para no romperme.
— Entonces, que no se diga más. — Y por tercera vez en lo que llevaba aquí, abrace a Justin, transmitiéndole por la simple acción de apretar mis brazos a su alrededor, que no se encontraba solo. Ahora y nunca.
— Riley, mira quien ha venido a visitarte. — Mamá habló y me separé del cuerpo de Justin para mirarla. Christian estaba a su lado con un tulipán.
— ¡Chris! — Grité mientras él se acercaba a hasta a mi. Dejó un casto beso en mi mejilla y me entrego el tulipán que anteriormente traía.
— Para la buena suerte, por hoy. — Sonrió.
— Muchas gracias Christian, es muy tierno de tu parte. — Me sonrojé y forme una cortina con mi cabello, así ocultando el rastro rojizo de mis mejillas. Justin aclaró su garganta y supe porque. Había olvidado completamente presentarlo. — Oh Christian, él es Justin ¿recuerdas que te hable de él? Es mi mejor amigo de Stratford.
— Hola, soy Christian. — Se acercó a darla la mano y tomó unos segundos para que Justin -después de clavarle la mirada- aceptará el saludo.
— Justin, ya te lo dijo Riley, soy su mejor amigo.
— Un gusto bro.
— No soy tu bro. — Vi como frunció su ceño y supe que era momento de interrumpir. Justin siempre fue sobre protector, incluso cuando comenzó mi crush con Zac Efron, se aseguró de averiguar todo sobre él sólo para ver si tenía su aprobación o no. Incluso, cuando salió ese poster in camiseta de él mostrando todo su abdomen, hizo una camiseta gigante con cartulina y la pegó sobre la imagen.
— Chris, ¿no quieres sentarte con nosotros y comer panqueques?
— Claro, me encantaría. — Tomó asiento al lado de Justin y sacó uno rápidamente, como si estuviera muriendo de hambre. Algo que tenían en común, ambos eran unos cerdos. — Su mamá hace los mejores postres de todos. — Le dijo a mi amigo.
— Lo sé, los he probado. — Sacó un trozo de panqueque sin dejar de mirar fijamente a Christian. Dios, está sería una larga semana.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro