Cuando Tuesday estaba sola en su habitación, era una experiencia tan agradable, ella era feliz puesto que tenía un par de Horas para ser quien ella era, no tener que usar maquillaje ni ese molesto uniforme para verse bien.

Jamás le gustó el uniforme del instituto, sólo lo usaba por obligación y opresión de Kitty y nunca le gustó el maquillaje.

Pero cuando estaba sola en su habitación, ella era feliz, se quitaba su maquillaje, sus zapatos.

Se ponía los vestidos simples y celestes que tanto le gustaban, pero que Kitty le prohíbia ponerse por que según ella se veía horrible.

Era libre de todas esas reglas, usar vestimenta y atuendos que a ella le gustaban y le agradaban.

Ella podía sonreír, podía bailar, actuar como si nadie la estuviera viendo.

Se sentía tan feliz cuando se veía en aquel espejo sin esos accesorios.

Se veía tal y como ella era, como ella quería ser.

Tuesday quería ser siempre como la chica en el espejo.

Su verdadero, yo.

Pero ahí fue donde Kitty y Lydia llegaron y la vieron como estaba...

Fuerte regañada la que iba a sufrir esta vez.