Capítulo IV: Tal vez es mejor terminar.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Los besos suaves de Shisui iban encendiendo sus mejillas, el calor dentro de su cuerpo aumentaba con cada caricia que le daba a su rostro o a su cuello. Sakura se sentía flotando en una nube, una de la que no quería bajar por ningún motivo. Si bien estaba enamorada de Obito, Shisui lograba desestabilizar toda su relación, era la persona que le hacía dudar de sus sentimientos hacia su prometido. Esos pensamientos siempre la asustaban, pues su gran amigo simplemente tenía que robarle un beso o acariciar su rostro para poder confundirla por completo.
Sakura se recargó sobre el volante del auto cuando Shisui tuvo acceso a su cuello, sentía sus labios deslizándose suavemente y dejando pequeños besos entre sus caricias húmedas.
—E-espera, esto no es correcto— muy en contra de su voluntad, Sakura tomó la mano de Shisui cuando éste trató de quitarle su blusa. Si bien se había besado con Shisui antes, no iría más lejos con él, ella no podía serle infiel a su prometido.
—¿Por qué no lo sería?, Nunca te quejas de mis besos— Shisui le sonrió y se inclinó para continuar besando su cuello, está vez intentando deslizar su mano derecha debajo de su falda. Sakura nuevamente lo detuvo.
—Dije que fue suficiente, yo no quiero dar otro paso— le exigió ella con más determinación que antes, no le gustaría que se dulce encuentro con Shisui termine mal por una diferencia entre ambos.
—¿Sigues pretendiendo ser fiel al hombre que ama a otra?— soltó Shisui irritado, comenzaba a cansarse de que Sakura continúe haciéndose daño por culpa de su primo. Sakura se sorprendió por sus palabras, pues hasta ahora Shisui nunca había sonado tan cruel, pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos rápidamente logrando que el Uchiha se arrepienta de lo que dijo —Lo lamento, no quise decir...
—Soy patética, ¿No?— soltó Sakura de pronto, consiguiendo que a Shisui se le rompa el corazón. No le gustaba ver qué la persona que amaba estuviera tan lastimada —Es eso lo que piensas de mí— la pelirosa limpió sus lágrimas en silencio, queriendo verse menos indefensa.
—No es verdad— Shisui tomó sus manos y las besó antes de limpiar los bonitos ojos jade de Sakura por él mismo.
—Pero lo soy, sé que Obito-kun está enamorado de otra mujer y aún así...— guardó silencio, incapaz de poder continuar, porque sabía que estaba en esa difícil situación por sus propias decisiones —Quiero ser como ella, porque así Obito-kun me amaría a mí— murmuró despacio, odiaba tener que compararse con otra.
—No tienes que parecerte a ella, ambas son únicas a su manera y ninguna es mejor que otra— le dijo Shisui siendo sincero, amaba a Sakura desde que la conoció, y aunque sentía un cariño y amistad por Hinata, no podía decir que alguna era menos. Ambas le parecían mujeres lindas y asombrosas.
—Tú sabes quién es, ¿Por qué no me lo dices?— Sakura lo observó con sus ojos llorosos brillando por la curiosidad, si tan sólo Shisui le dijera la verdad, podía enfrentar por fin a la mujer que le impedía ser feliz.
—No soy yo a quien deberías preguntarle— le recordó Shisui evadiendo su mirada, amaba demasiado a Sakura, pero no podía traicionar la confianza que su mejor amiga ponía en él. Además, le parecía correcto que sea Obito quien enfrente a Sakura respecto a ese tema.
—Obito-kun nunca me lo dirá— Sakura se rió molesta, sentía como si Shisui se estuviera burlando de ella. Su enojo rápidamente cambió a la triste, pensando que esa mujer también podría robarle a Shisui, él siempre la protegía y no era justo —¿Realmente somos tan diferentes?— sollozó en contra de su voluntad, no deseaba que otros vean que también podía ser débil. Sakura sentía que se caracterizaba por ser una mujer fuerte y que no se quebraba por nada.
—Sakura...—
—Si mi cabello fuera diferente, mi voz más dulce, mis manos más suaves...— miró sus propias manos, tratando de encontrar la razón por la que Obito no la amaba como a ella. Incluso cuando tenían sexo, todo se sentía tan monótono, como si fuera algo programado y no un verdadero acto de amor.
—Esta relación no te hace bien, lo sabes. Sakura, es momento de que entiendas que es mejor cancelar su boda— Shisui acarició su mejilla, era paciente al escuchar cada vez que Obito le rompía el corazón a Sakura, le dolía ver a quien más amaba sufriendo por otro.
Sakura lo apartó molesta, retuvo las lágrimas que buscaban salir una vez más de sus ojos y se obligó a no perder su orgullo ante Shisui. Él no podía venir a decirle lo que tenía o no que hacer respecto a su prometido. Sin esperar a que él Uchiha dijera otra palabra, Sakura abrió la puerta del conductor y se apartó de su acompañante para salir, lo único que tomó fue su bolso, que iba en el asiento del copiloto.
Shisui de inmediato se bajó detrás de ella, siguiendo sus pasos y tratando de alcanzarla para cubrirla de la fuerte lluvia. No sabía en qué momento pasaron de tener un bonito encuentro a estar discutiendo por culpa de su primo.
—¡Déjame sola!— le gritó la Haruno, deteniéndose a mitad del estacionamiento del edificio de departamentos donde vivía. Shisui la había llevado a casa, sitio donde ambos decidieron esperar en el auto mientras la lluvia disminuía. El estacionamiento del edificio no era subterráneo, por lo que la lluvia caía con fuerza sobre los autos y ahora sobre ellos.
—¿Es que quieres seguir sufriendo por su culpa?— el Uchiha elevó la voz, mostrando que también se encontraba muy enfadado con ella. Por más que trataba de ayudarla, Sakura se seguía aferrando a otro.
—¡Yo lo amo!— Sakura se dió la vuelta para enfrentar a Shisui cara a cara, él dejo de caminar al verla —Y no es justo que todo mi esfuerzo por construir esta relación se cancele, no es justo que tire a la basura cuatro años de mi vida, no es justo que ella llegue y se quede con el hombre que me pertenece— expuso por fin sus sentimientos, nunca iba a permitir que alguien le robe la relación que formó por cuatro años.
—Obito no te pertenece, Sakura. No es un objeto que puedas comprar o pedir a tu padre— el Uchiha le habló enfadado, pues a sus ojos, Sakura sólo estaba mostrando que Obito era un capricho.
—¿No entiendes que lo amo?— se pasó las manos por su cabello mojado, estaba tan frustrada y detestaba que Shisui no la entendiera.
—Y yo también te amo, Sakura— confesó Shisui desilusionado, dolía ver qué Sakura amaba a la persona que la lastimada en lugar de a él, que lo daba todo por ella. Sakura se sorprendió al escucharlo, Shisui nunca le había dicho que la amaba, sólo demostraba que sentía atracción hacia ella. Las gotas de lluvia parecieron dejar de causar ruido, solamente existían ellos dos, con una confesión de amor de por medio —Pero, me estoy cansando de que sigas corriendo en un maratón que no ganarás. Obito está enamorado de alguien más— fue bajando la voz, ninguna mujer lo había rechazado antes, y realmente dolía.
Sakura enfureció por sus últimas palabras, Shisui no tenía que recordarle que su prometido amaba a otra mujer, ya lo sabía bien —¡Vete de mi casa!, ¡No te quiero ver aquí!— llorando, la pelirosa le lanzó su bolso a Shisui, deseando que desapareciera pronto al igual que su dolor —No me importa lo que deba hacer, no permitiré que me roben a Obito-kun— aseguró, porque no pensaba permitir que Obito se burle de ella.
—Espero no te arrepientas de elegirlo a él— Shisui le miró por última vez antes de subirse a su auto y abandonar el estacionamiento.
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La respiración de Hinata poco a poco se volvía más pausada, sus ojos se cerraban y pequeños bostezos se hacían presentes en su boca. Obito sonreía al verla, acariciaba su cabello y la abrazaba para permitirle seguir cayendo en el sueño. Nunca imaginó que terminaría teniendo sexo con ella dentro de su oficina, pero ahí estaban, ambos desnudos y sentados sobre una silla, Hinata parecía acomodarse bien entre sus piernas y sus brazos, y él estaba dispuesto a no dejarla ir lo que restaba de la noche.
—Hinata, quiero hacerlo otra vez— habló Obito antes de que Hinata sea vencida por el sueño completamente, el Uchiha sentía que moría de ansias por probar nuevamente a la mujer que amaba.
—¿¡Eh!?— Hinata se asustó con su repentina confesión, ella no se sentía con la fuerza suficiente para tener sexo de nuevo, pero le causaba temor decirlo y terminar decepcionando a Obito.
—Oh, ¿No quieres?— el pelinegro se rió por el pequeño salto que dió la joven, comprendía que no podía presionarla a más, pero le parecía lindo verla actuando tan tímida. Acarició sus muslos pero sin llegar tan lejos, consiguiendo un fuerte sonrojo por parte de ella.
—N-no ahora, no quiero te-tener s-sexo en su o-oficina— bajando la mirada, Hinata jugó con sus dedos, sintiéndose nerviosa por su pequeña mentira.
—Eres tan tierna— el Uchiha tomó ambas mejillas de Hinata y depositó un fuerte beso sobre sus labios, ella le miró con sorpresa pero se permitió dejarse llevar —Vamos a mi departamento, prepararé la cena para que puedas dormir tranquila— le susurró cerca del oído, como si se tratarán de un par de cómplices que terminaban un delito. (Probablemente lo eran).
—Obito-san...— Hinata guardó silencio cuando escuchó su celular dentro del bolso de su saco, que ahora estaba en el suelo, había reconocido el tono, razón por la que corrió asustada para contestar la llamada. Mientras tomaba su celular, la ojiperla intentaba vestirse de nuevo, ante la mirada confundida de Obito.
—¡Hinata-chan!— a Hinata casi se le caía el celular cuando Naruto gritó, tan enérgico como siempre. Se vio tentada a poner el altavoz para vestirse más rápido, pero no quería ser tan descarada al tener una llamada de su novio frente a la persona con quién lo acababa de engañar.
La Hyūga colocó su celular entre su mejilla y su hombro y se continúo vistiendo entre tropezones. Obito frunció el ceño al reconocer el grito de otro hombre, aunque Hinata tratara de esconderlo, el tipo de la llamada hablaba demasiado fuerte.
—Naruto-kun— susurró dándole la espalda a su acompañante.
—¿Ya terminaste tu trabajo?, Quiero pasar a recogerte, la cena con mis padres será en una hora— la voz alegre de Naruto consiguió que Hinata se sienta más culpable, ella había olvidado por completo la cena por estar seduciendo a Obito. ¿En qué había pensado?
—Ya terminé, estoy lista para ir contigo— le dijo Hinata tratando de conservar la clama, imitando a la joven, Obito se levantó y comenzó a vestirse de nuevo.
—Perfecto, llegaré en diez minutos. Pasemos a comprar un pastel antes y después vamos a casa de mis padres— le propuso el Uzumaki, que desde antes ya le había contado a Hinata sobre los postres que su madre quería probar esa semana.
—Te esperaré, Naruto-kun— respondió Hinata con una pequeña sonrisa nerviosa.
—Te amo, Hinata-chan— desde el otro lado de la línea, el ruido de un beso de Naruto se hizo presente.
—También te amo— murmuró Hinata antes de que Naruto terminara la llamada. Ahora, tanto Hinata como Obito estaban vestidos.
—¿Le dices que lo amas cuando acabas de estar conmigo?— Obito se acercó molesto hacia ella y tomó su brazo derecho. Hinata le miró asustada por su reacción —No asistas a esa cena, te lo suplico— la expresión dura de Obito se suavizó hasta quedar solamente una cara triste.
—Obito-san, esto fue un error— confesó la Hyūga viendo hacia el suelo, tenía miedo de verlo a los ojos y perderse una vez más en ellos. No podía hacerle eso a Naruto, menos a Sakura.
—¿Qué?— el agarre de Obito se hizo más débil, algo de lo que Hinata se percató.
—Entre nosotros no ocurrió nada, finjamos que no sucedió— le suplicó Hinata mientras hacía un esfuerzo por no permitir derramar sus lágrimas. Todo volvía al comienzo, volvía a hace cuatro años, cuando ella renunció al amor de su vida porque el padre de Obito anunciaba su compromiso con su mejor amiga.
—¿Lo amas a él?— preguntó, sabiendo que la respuesta sería no.
—Naruto-kun no es el prometido de mi mejor amiga— contestó Hinata con gran enfado hacia sí misma, Obito se asombró con sus palabras. Ya no estaba molesto, sino herido.
—Hinata...
—Lo nuestro no funcionará, no a menos que termine de ser el prometido de Sakura-chan— reuniendo gran valor y sin derramar ninguna lágrima, Hinata se soltó de Obito, tomó su bolsa y salió de la oficina a grandes pasos.
Obito se quedó observándola, sus caderas balanceándose de un lado a otro fueron la vista más hipnótica y cruel que haya visto antes. Cuando la puerta se cerró detrás de ella, el Uchiha se dejó caer de nuevo sobre la silla y tiró de su cabello frustrado.
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Hinata avanzó con prisa cuando la figura de Naruto se hizo presente al otro lado de los cristales de la ventana, verlo de nuevo justo momentos después de haberlo engañado le provocó un sin fin de emociones. Se sentía como si alguien hubiera tomado su corazón y lo estuviera apretando sin piedad alguna, la tristeza pronto se vio reflejada en las lágrimas que salieron de sus ojos sin que pudiera detenerlas.
El Uzumaki extendió sus brazos para recibir a su novia, quién se abrazó a él como si su vida dependiera de ello. Naruto se asustó al ver llorar a Hinata, aunque de limitó a consolarla con suaves caricias en su espalda y recogiendo su cabello detrás de sus orejas.
—Hey, ¿Qué sucede, Hinata-chan?— preguntó preocupado, por la mañana Hinata se veía feliz, no entendía porque el cambio tan drástico.
—Naruto-kun, hice algo muy malo— sollozó la ojiperla sin apartarse de su novio, Naruto continuó acariciando su cabello hasta el momento en que notó una marca en el cuello de Hinata.
Aún en contra de todo pronóstico, no se atrevió a decir algo al respecto.
—¿Te lastimaron?— con sólo pasar unos segundos, Naruto retomó la compostura y rodeó más entre sus brazos el pequeño cuerpo de Hinata, que no se quejó en absoluto.
—No, sólo... Olvídalo, estoy demasiado sensible— contestó la Hyūga sin gran ánimo, claramente no le diría a Naruto lo que realmente había sucedido ese día.
—¿Nos vamos a casa?— el rubio se apartó de ella sonriendo y le ofreció su mano, era una invitación a alejarse del sitio que le hizo decaer su gran entusiasmo de la mañana.
—Sí— Hinata asintió sin decir más, tomó la mano de Naruto y caminó junto a él. Sintiéndose culpable y aliviada al mismo tiempo.
Por el mismo recibidor del que Hinata salió antes, Obito Uchiha caminaba acercándose a los ventanales pero sin atreverse a ir tan cerca. Quería observar con quién se iba Hinata, empero, no deseaba que ella y su cita o novio se percaten de su presencia. Observó bien al joven que la acompañaba, parecía de la edad de Hinata, incluso tenía una buena apariencia, ya entendía porque la joven Hyūga había corrido hacia sus brazos.
Ellos dos... Quizá se parecían.
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—¡Hinata-chan!— los fuertes brazos de Kushina rodearon por completo a una sorprendida Hinata, que sonreía por el lindo recibimiento de la madre de Naruto —Me alegra tanto verte, ven conmigo, hice tu platillo favorito— pidió la Uzumaki contenta, luego de que Naruto le dijera que estaba asfixiando a su novia, Kushina decidió separarse de ella pero sin soltar su mano.
—Gra-gracias, Kushina-san— Hinata miró a Naruto, que se despidió de ella sonriendo y se quedó conversando con su padre. La Hyūga se sintió más nerviosa al saber que estaría sola con Kushina.
—Ah, ya entiendo porque tardaron tanto— soltó de la nada Kushina mientras reía. La pelirroja había dejado a Hinata cerca de la barra de la cocina, dándose la vuelta solamente para tomar de la mesa una bandeja con rollos de canela que le ofreció a su invitada.
—¿Cómo?— preguntó Hinata al mismo tiempo que tomaba uno de los rollos de canela para probarlo.
—Naruto es como yo, muy entusiasta al demostrar el amor— habló Kushina muy contenta y con cierto aire soñador, parecía estar recordando algún buen momento. Hinata siguió sin comprender demasiado —A mí también me gusta dejarle algunas marcas a Minato— confesó la Uzumaki en voz baja y guiñando su ojo derecho.
Los ojos de la Hyūga se abrieron de par en par, sentía la cara tan caliente que no le hacía falta verse en un espejo para saber que un gran sonrojo se había apoderado de sus mejillas. Le asustaba que Kushina de alguna manera se diera cuenta de que esa marca en su cuello no la hizo Naruto, y lo peor, es que su novio podría enterarse también. Completamente asustada, intentó decir algo para defenderse, aunque lo único que consiguió fue ahogarse con el pedazo de su postre que todavía no terminaba de comer. Al verla toser repetidamente, Kushina terminó atemorizada, se había acercado a darle palmadas en la espalda, lo que no estaba funcionando muy bien.
—¡Naruto!, ¡Hinata-chan se está ahogando!— gritó la pelirroja sin apartarse de la joven.
Por la puerta de la cocina rápidamente apareció Naruto, quien se acercó corriendo hacia su novia y no dudó en realizar una maniobra de primeros auxilios. El color pareció volver al rostro de Hinata cuando el trozo del postre por fin salió de su boca y terminó cayendo al suelo.
—¿Estás bien?— Naruto la observó preocupado, tocando sus hombros y ofreciendo quedarse con ella —Te dije que era buena idea tomar juntos ese curso de primeros auxilios— el rubio cambió de tema para hacerla olvidar lo sucedido, sonrió ampliamente para ella, porque sabía que Hinata amaba su sonrisa.
—Gra-gracias, Naruto-kun— Hinata lo abrazó fuertemente, todavía seguía asustada y creía que si permanecía con Naruto estaría a salvo.
—Perdona, Hinata-chan— avergonzada, Kushina se cubrió la mejilla derecha —En ocasiones olvido que eres tan tímida... Y tú no te aproveches de ella— los ojos feroces de la Uzumaki se posaron sobre su único hijo, solamente esperó a que Hinata y Naruto se separen para golpear al rubio en la cabeza.
—¿Qué?, ¿Por qué me golpeas?, ¡Acabo de salvar a Hinata-chan!— se quejó Naruto mientras frotaba su cabeza adolorido.
—¡No vuelvas a llegar tarde!— lo reprendió Kushina con gran enfado.
Sin poder dejar de verlos, Minato reía nervioso por la escena de su esposa y su hijo. Mientras Hinata continuaba atemorizada, esos dos se dedicaban a discutir. El rubio se acercó a la Hyūga con un vaso de agua, mismo que ella tomó rápidamente al igual que agradecía en automático.
—Será una cena divertida— susurró Minato sólo para Hinata, ella asintió de acuerdo.
—S-sí— la ojiperla cubrió su boca cuando Kushina pasó de los gritos a llevar a Naruto de la oreja.
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Naruto se detuvo al final del pasillo, tocó los números de la contraseña de su puerta y le permitió a Hinata entrar primero que él. Los dos se habían retirado tarde de casa de sus padres, y aunque Naruto insistió en llevar a Hinata a su hogar, ella confesó que quería quedarse con él. Esa situación lo desconcertó, Hinata no solía aceptar estar a solas en su departamento, menos a altas horas de la noche, ahora hasta deseaba quedarse a pasar la noche.
—¿Tu padre no se molestará?— indagó Naruto con cautela, frotando su cuello nervioso y cerrando la puerta detrás de él.
—Le dije que estaría con Sakura-chan e Ino-chan— mintió Hinata con una sonrisa falsa, Hanabi tenía razón al decirle que ella ya no debía estarle dando explicaciones a su padre.
—Entonces disfrutemos de la noche, podemos ver una película de terror y...—
Antes de que pudiera seguir contando sus planes, Hinata había capturado su corbata para poder besarlo, Naruto se sorprendió por su repentino entusiasmo, aunque fue incapaz de apartarla. Le gustaban los dulces besos de su novia.
—Na-naruto-kun... Quiero estar contigo— murmuró ella viendo hacia el suelo. Creía que si se esforzaba lo suficiente podría cumplir la siguiente fase con su novio, podría borrar el engaño que cometió hace sólo unas horas.
—Hinata-chan... ¿Qué te sucede hoy?— Naruto la observó en silencio, tratando de descifrar lo que su novia estaba escondiendo. Desde que habían vuelto a Japón, Hinata se veía triste y perdida.
Aún cuando creía que quizá no era el mejor momento, Naruto se dejó guiar por Hinata hasta que ambos llegaron al sofá de la sala. El rubio se sorprendió nuevamente al sentir a Hinata sentada sobre su regazo, frotándose contra él y provocando con su fricción que su cuerpo comience a reaccionar.
—Sólo quiero pensar en nosotros— le dijo la Hyūga volviendo a unir sus labios a los suyos.
—Es lo que siempre hago— Naruto sonrió sobre los propios labios de Hinata, acarició su cintura y fue deslizando su boca por su barbilla. La fue llenando de toques húmedos que la hacían suspirar.
Cuando la ropa comenzó a estorbar, los dos comprendieron que estaban llegando a un punto del que no podrían regresar, y dispuestos a seguir, le concedieron el permiso al otro para irse desvistiendo en silencio.
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A la mañana siguiente, los rayos del sol que atravesaban las cortinas blancas de la habitación obligaron a Hinata a abrir sus ojos. La Hyūga se frotó el rostro en un intento por verse más presentable, acomodando su cabello y tocando suavemente sus párpados. Cuando la luz se acostumbró por completo a ella, notó que Naruto ya estaba despierto, su novio la veía sonriendo. El Uzumaki comenzó a frotar el cabello de Hinata al creer que ella ya había despertado por completo.
—Eres la mujer más hermosa, Hinata-chan— la saludó con un corto beso en la frente, la Hyūga se sonrojo al notar que él no llevaba puesta una camiseta.
—Llegaré tarde— la ojiperla se levantó preocupada al ver la hora en el reloj de pared. Se quedó sentada un momento mientras trataba de recordar que sucedió, pero de inmediato se cubrió al notar que Naruto mantenía la vista fija en sus senos.
—Shisui es tu mejor amigo, sólo dile que la llanta de tu auto está sin aire y que te estoy ayudando a arreglarlo— comentó Naruto al lograr entrar en razón, por un instante se había perdido en la anatomía de Hinata y en los bonitos recuerdos de su noche anterior.
—Uh, sí, eso no suena mal— murmuró la joven, que se dejó abrazar por Naruto para volver a recostarse en la cama.
—¿Se sintió bien?, Es nuestra primera vez y no sé si lo hice de forma correcta— quiso saber Naruto, no podía ocultar sus nervios, había soñado tanto en como sería estar con su novia que se sentía frustrado cada vez que ella lo rechazaba gentilmente.
—Me gustó estar con Naruto-kun— confesó Hinata besando la mejilla de su novio.
—¿Ahora estás lista para decirme lo que te sucedió ayer?— Naruto se mordió el labio al ver la marca roja en el cuello de Hinata, la miró incluso cuando ellos dos estaban teniendo sexo, quiso recrearla pero no fue capaz de hacerlo. Hinata se sorprendió e inconscientemente tocó la marca que Naruto estaba viendo —Si alguien te molestó... Incluso si no quieres hablar de ello, sabes que yo siempre te apoyaré— el rubio le sonrió, podía imaginar que sucedió, y no sabía si estaba preparado para escucharlo.
—Soy una mala persona, Naruto-kun— las lágrimas de Hinata comenzaron a salir con fuerza, el llanto que había contenido la inundó al igual que todas las emociones que trataba de reprimir. Naruto la abrazó sin decir alguna palabra, esperando a que ella hable de nuevo —Estuve con Obito-san, él y yo... Lo lamento mucho, no quiero lastimar a Naruto-kun— se odió a sí misma por no pensar en Naruto antes, por no pensar en que podría lastimarlo, por pensar solamente en ella.
Naruto permaneció en silencio varios minutos, la veía con tristeza y sin saber que debía decir. Era consciente de que él también podía herirla de la misma manera, si le confesaba que él también la engañaba con una chica que le prestaba sus servicios se iba a vengar de Hinata. Aún así, decidía no hacerlo, apreciaba a Hinata y no quería lastimarla.
—Lo amabas desde que tengo memoria— haciendo un esfuerzo por mantener la calma, Naruto rió un poco —Es normal que sea difícil olvidar un amor de años— reflexionó un poco sobre eso, él también tenía un amor que no podía olvidar, aunque ella le hubiera roto el corazón.
—¿Por qué no me odias?, ¿Por qué eres tan bueno, Naruto-kun?— Hinata lo miró con sus ojos llorosos, no comprendía porque Naruto continuaba acariciando sus brazos para consolarla cuando la debería estar corriendo de su departamento.
—No soy tan bueno, Hinata-chan— le dijo Naruto tomando sus manos —Tal vez fue mi error pedirte que lo intentemos cuando ambos seguíamos amando a otras personas— reconoció el Uzumaki, tristemente, ambos terminaron destrozando su relación.
—Naruto-kun, ella te rompió el corazón, ¿Tú todavía la amas?— preguntó Hinata confundida, Naruto nunca le había querido confesar quien era la chica que lo lastimó tanto en el pasado, y aunque creyó que su novio lo había superado, parecía que realmente no lo hizo.
—No. Pero esa relación no es igual a la tuya, Hinata-chan— Naruto abrazó a la Hyūga para distraerla y evitar que se dé cuenta de su mentira —Obito-san siempre fue muy bueno contigo, y te amaba hasta que... Seguramente todavía te ama— le animó con suaves caricias a su cabeza.
—Pero es el prometido de Sakura-chan, yo cometí un error. Tú eres mi novio, nunca debí estar con Obito-san— Hinata bajó la mirada en el momento que Naruto se apartó de ella, tenía miedo de que Naruto piense lo peor. No sólo lo había traicionado a él, también a una de sus mejores amigas.
—Dime algo, y promete que serás sincera conmigo— le pidió el Uzumaki tomando las mejillas de la ojiperla.
—Lo prometo— contestó viéndolo directamente a sus bonitos ojos zafiro.
—¿Todavía lo amas?— Naruto soltó el rostro de Hinata pero continuó mirándola fijamente, no quería darle la oportunidad de mentirle.
Los ojos de Hinata se abrieron ampliamente, meditó bien su respuesta, por una parte no deseaba lastimar a Naruto, y por otra, no quería mentir porque era una promesa que le hizo.
Hinata bajó la mirada lentamente —Sí, todavía lo amo. Volverlo a ver, me ha traído tantos recuerdos— confesó finalmente con el temor de herir a quien todavía era su novio.
—Entonces, tal vez es mejor terminar— Naruto vió a Hinata con tristeza pero haciendo un gran esfuerzo por sonreír.
—Naruto-kun, perdóname— una vez más, a Hinata le fue imposible no llorar —No quiero lastimarte, no quiero terminar contigo— sollozó la joven Hyūga sintiendo como su corazón se partía. Su bonita relación con Naruto se estaba destrozando y todo era por su culpa.
—Me prometiste ser sincera, Hinata-chan— Naruto acarició su mejilla y besó su frente para tranquilizarla —Sé que no quieres lastimarme, y que en algún punto llegamos a amarnos, pero si ahora que lo ves de nuevo descubres que lo sigues amando a él... Es mejor que intentes estar con Obito, porque sé perfectamente que eres correspondida— las palabras de Naruto parecían sinceras, y aún con eso, Hinata seguía sintiéndose como una mala persona.
—Pero, Sakura-chan...
Naruto apartó los ojos y apretó sus manos con molestia, no quería que Hinata continúe poniendo a otros antes que a ella.
—Obito sólo es un capricho para ella, porque él es un buen partido. Viene de una buena familia y tiene todo lo que ella espera en un hombre— recitó las palabras que alguna vez escuchó de Sakura, cuando le fue incapaz reconocer a su antigua amiga.
—Naruto-kun...—
—Sakura no lo ama como tú— le aseguró el Uzumaki.
—Perdóname, yo te he lastimado y aún así me estás consolando— Hinata limpió sus lágrimas avergonzada, Naruto detuvo las manos de la Hyūga para hacerlo él mismo.
—Antes de ser pareja, hemos sido amigos, y espero que lo sigamos siendo— le dijo Naruto sin apartar sus manos de ella, sabía que era su final con Hinata, y se sentía bien dejarla ir para que ella encuentre la felicidad, pero eso no significaba que no dolería.
—Yo también lo espero— la Hyūga abrazó a Naruto y se quedó por varios minutos a su lado, el rubio correspondió a su cariño rodeándola con sus brazos y besando la parte superior de su cabeza.
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Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Perdonen mucho la ausencia, estos meses no fueron fáciles para esta escritora 😓
• Bueno, acá descubren que Sakura no era la persona con quién fue infiel Narutin como varias creían 👀
• Sakura si le es fiel a Obito, es Obito quién no le paga con la misma moneda, por eso ella no confía en él. No es la primera vez que Obito le es infiel 🤫 pero ya ven que el orgullo le puede más a Sakura y por eso no se quiere "dejar vencer" unu
• A Naruto le tocó ser muy maduro y renunciar a su relación para que ambos tomen el camino correcto ✨
• Y Shisui pues, es la primera vez que lo rechazan 🥺
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Nos vemos en la próxima actualización 👀❣️
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