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Aarón West and The Roaring Twenties se volvió mi banda favorita el día en que Spotify me había recomendado una de sus canciones. Lo primero en haber llamado mi atención fue ver mi apellido escrito en el nombre de la banda, sin embargo, lo que había provocado que me quedara por horas escuchando cada una de sus canciones fueron las letras e historia tan preciosas que el cantante y escritor se encargaba de traer a la vida.

¡Era arte puro! De comienzo a final. Una obra maestra que merecía ser escuchada por cada ser vivo en este y todos los planetas del universo. Cada segundo y milisegundo de cada una de sus canciones me transmitía cosas que ninguna otra banda o cantante había logrado antes. Dan "Soupy" Campbell era el mejor escritor que alguna vez había leído y escuchado. Un poeta.

Me había enamorado de su música desde ese entonces y no había sido capaz de encontrar alguien que compartiese el mismo amor por la banda hasta ese momento en el patio. Entendí que Saúl era un fan por su reacción ante la mención de una minúscula línea de Divorce and the American South. Aunque no fui capaz de confirmarlo porque mi padre llegó en ese instante con la intención de buscar los objetos que mi madre había lanzado por la ventana y ahora nos encontrábamos en su auto camino a mi universidad.

—¿Qué hacías con los hermanos Lynch? —preguntó papá al volante distrayéndome de mis propios pensamientos.

Sabía que deseaba hablar de lo sucedido y yo deseaba evitar aquella conversación porque, rememorar lo acontecido, solo arruinaría el elevado estado de ánimo que me había dejado el encuentro con Saúl. Necesitaba disfrutarlo solo un poco más, antes de adentrarme al espiral de negatividad propulsado por los altercados con mi madre.

—¿Hermanos Lynch? —inquirí con interés— ¿Los conoces?

Saúl Lynch. Interesante...

Me estiré a tomar una de las botellas de agua que mi padre mantenía en los asientos de atrás y la abrí para deshacerme de la sensación de sequedad que el llorar había dejado en mi garganta.

—Son hijos de los dueños de la firma de abogados encargados de los temas legales en donde trabajo —comentó realizando leves movimientos de batería con sus dedos sobre el volante.

—La famosa universidad Millbrook, me sorprende que Ellis aún te dirija la palabra luego de haberte unido a sus enemigos.

Él rio.

Mi padre era un entrenador especializado en voleibol. Lo jugaba desde pequeño. Había sido un jugador bastante famoso en su época, pero al cumplir los treinta años dejó de practicarlo profesionalmente y se dedicó a enseñar el deporte, buscar talentos y jugarlo un par de veces al mes con sus viejos compañeros de equipo. Solía trabajar en una escuela secundaria hasta que la prestigiosa universidad de Millbrook lo contrató hacía unos cuatro meses.

Millbrook era famosa por sus programas especializados en el deporte, por esa razón muchas promesas deportivas soñaban con formar parte de la universidad. Ellis siempre había preferido Lake City, por lo que decidió rechazar la oferta de beca que le había realizado su universidad enemiga a principio de año. A su vez, Lake City también era conocido por su amor al deporte. Por lo que ambas universidades y ciudades mantenían una rivalidad que iba más allá de un simple deporte.

—No intentes desviar la conversación, Heather Lynn ¿Es tu enamorado?

—¡Papá! —exclamé con las mejillas encendidas. No porque hubiese pensado en Saúl de esa manera, no lo había hecho, pero no era un tema de conversación que me hubiese gustado mantener con mi padre—. No digas «enamorado» es raro.

—¿Novio? ¿Ligue? ¿Un amigo con beneficios?

Me cubrí los oídos para evitar seguir escuchando las idioteces que salían de su boca. No podía creer que hablase con tanta libertad de la supuesta relación amorosa de su hija cuando, en mi primer día universitario, me había advertido que me desheredaría si llegaba a involucrarme con algún joven demasiado rápido.

—No es nada de eso, —aseguré—, apenas si lo conozco. Una de las carpetas le cayó en el brazo y por eso estaba ahí —expliqué apresurada. No deseaba seguir escuchándolo.

Él se encogió de hombros y realizó un gesto con los ojos. Se burlaba de mí. Giró el auto a la derecha y me concentré en admirar los edificios a nuestro alrededor dando la conversación por terminada. Me gustaba la arquitectura de los que se encontraban sobre la zona de Harborside. Sus diseños eran modernos, mayormente de vidrios y con formas geométricas extrañas. Me agradaba ver el amanecer y atardecer reflejado en estos.

—Llevas su suéter, Heather... —continuó él volteando a mirarme luego de detener el auto en un semáforo en rojo.

Bajé la mirada, había olvidado la prenda que se extendía desde mis hombros hasta unos milímetros por arriba de mi rodilla. Saúl no era de contextura gigantesca, pero si alto. Demasiado. Por lo que su suéter me quedaba un poco largo en los brazos y el torso. Observé a mi padre y rodé los ojos al descubrirlo con una sonrisa que prometía molestarme por lo que restaba de camino.

—Eso es porque la hermana se sintió m...

Guardé silencio porque no quería contarle los detalles de cómo terminé usando la prenda de un completo extraño. No me apetecía divulgar lo mucho que había llorado debido a lo ocurrido en casa, no necesitaba que después intentase hacerle entender a mi madre la gravedad de sus acciones. Eso solo resultaría en mas discusiones y era lo que había intentado evitar todo ese tiempo.

—¿Sabes? No tengo porqué explicarte nada —terminé contestando con fingida molestia y sacándole la lengua.

La sonrisa de mi padre se agrandó y me contempló a través del espejo retrovisor poniendo el auto en marcha nuevamente. Pensé que esta vez sí había dado el asunto por terminado, pero noté una inquietud distinta en sus ojos. Pretendía abordar el tema que le preocupaba realmente, sin embargo, no sabía cómo. Quizás, por la cantidad de ocasiones en la que habíamos hablado sobre ello y en las que mis respuestas siempre habían sido las mismas.

—Heather —tanteó. Contuve el aliento y me preparé mentalmente para lo que vendría—. Se que ya he mencionado esto y solo me estoy repitiendo, pero no tienes que estudiar administración si no es lo que deseas. No debes cumplir el sueño de nadie, te apoyaré en todo lo que necesites y siempre estaré aquí para ti. Lo entiendes, ¿cierto?

—Si, papá. No te preocupes.

La bocina de un auto lo distrajo por un momento. Aproveché para darle otro sorbo al agua. No fue suficiente para calmar el escozor.

Amaba a mi madre. Era estricta en cuanto a estudios se refería, pero aquello nunca fue razón suficiente para desaparecer el cariño que le tenía. Las discusiones entre mis padres que había presenciado a lo largo de mi vida se habían tratado, en su mayoría, por desacuerdos en la crianza de sus hijos, en especial la mía. Odiaba la idea de que mis padres llegasen a separarse por mi culpa y dejar a Milo sin ser capaz de crecer en una familia entera.

Para él, mamá era su lugar seguro, no quería quitarle eso. No quería ir en contra de los deseos de mi madre, tener el apoyo de mi padre en el proceso y provocar la destrucción de su matrimonio en consecuencia. Tampoco sabía lo que deseaba realmente, pero de algo sí estaba segura, no deseaba que mi familia desapareciera.

En cuanto a mi vida, sería feliz mientras ellos lo fuesen.

🌻

Our Apartment de Aaron West resonaba a un volumen decente desde los altavoces de mi celular.

So I walked back home, turned the shower on. I let the washing machine turn the water cold —canté a un volumen no tan decente porque las letras me atravesaban y dolían como si hubiese sido mi primera vez escuchándolas. Como si estuviese viviéndolas en carne propia.

—Oh, no. No de nuevo —protestó Ellis al entrar en la habitación y atraparme medio gritando al ritmo de mi melodía favorita. Sonreí sin saltarme una línea.

Ellis dejó su bolso en el suelo, junto a la planta que no había regado en días y empezaba a lucir un poco marchita. Me permití observarla mientras estiraba los brazos hacia arriba para desperezarse. Empezaba a extrañarla. Con el pasar de los días eran más las horas que pasaba fuera. Sentía que no la veía lo suficiente. Ella llevaba el pelo atado en una cola alta ese día, un top deportivo marrón y unos pantalones cortos negros, sueltos hasta la rodilla. Comprendí que no se había duchado junto al equipo luego del entrenamiento y había decidido hacerlo en nuestras duchas porque esa era la ropa que utilizaba para entrenar.

Ellis se acercó a la mesita de luz y desbloqueó mi celular para poner en pausa mi sesión musical.

—No ha pasado ni una semana desde la última vez que escuchaste los dos álbumes completos, ¿a qué se debe esta vez?

—Conocí a alguien.

Tiré la información tan rápido que a Ellis le costó unos segundos asimilarla. Sonrió. Sabía lo que estaba pensando y aunque estaba completamente equivocada no la corregí de inmediato. Ella se dejó caer en mi cama y me contempló desde abajo, debido a que me encontraba sentada con mi espalda apoyada en la pared.

—¿Quién es este chico que ha logrado robar tu corazón? ¿La fiebre Thomas Reed ha desaparecido finalmente?

Abrí los ojos. No podía creer que fuese la segunda vez en el día en la que me relacionaban con Saúl de esa manera. No era como si sufriera amor a primera vista cada vez que conocía a alguien interesante. Lo de Thomas surgió luego de años conociéndolo.

—¡No es ningún interés amoroso! —exclamé ofendida—, y Thomas siempre tendrá mi corazón.

Ella rio y alargó su brazo para pellizcar la manga de la prenda que aún tenía puesta.

—Llevas su suéter, Heather.

—¿Por qué todos asumen que es su suéter?

—Oh, no lo sé, puede que sea porque eres una enana y te queda gigante. También porque la mitad de tu armario es amarillo y la otra mitad está llena de colores que combinan con el amarillo. No posees siquiera una braga de color negro o blanco porque...

—Son aburridos.

—Exacto, y asumo que este chico te atrae en cierta medida porque ni aunque te lo regalase el creador del universo usarías algo negro, ¿no fueron esas tus palabras?

Presioné mis labios y le propiné un golpe en el brazo.

—No uses mis propias palabras en mi contra, Ellis Williams, no es justo.

Ella giró el cuerpo y se incorporó sobre el codo para quedar a mi altura. Los rayos de media tarde que se colaban por la ventana chocaban en su espalda provocando sombras en su rostro. Sus ojos miel parecían más oscuros de esta forma. Me dedicó una sonrisa gigante, como si supiera algo que yo desconocía. Tomó mi mano derecha con su mano libre, inclinó la cabeza a un lado y apretó el agarre.

—Entonces, ¿me dirás quién es este chico que por poco destrona al famosísimo Thomas Reed?

—¿Vas a dejar de nombrar a Thomas y decir que Saúl me interesa de manera romántica?

—Vaya... Saúl. Interesante... Sensual...

Rodé los ojos zafándome de su agarre.

—Eres imposible.

—Sé que me amas igualmente y no te permitiré cambiar de tema, pequeña diablillo. Dime, ¿qué pasó?

—Es el mismo chico que conocí en el Laundromat —expliqué sin darle demasiados detalles porque ese sábado al llegar le había narrado el extraño suceso de la lavandería.

—¿El de las medias con el logo de tu banda favorita?

Asentí con la cabeza y continué:

—Luego de que mi madre tirara mis cosas por la ventana...

Ellis abrió la boca interrumpiendo mi explicación.

—Mierda, Heather. Casi lo olvido, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien?

Me encogí de hombros para restarle importancia porque no quería dejar que aquel suceso me siguiese afectando y prefería enfocarme en lo bueno que provino de la situación. Acomodé los mechones de cabello que habían comenzado a obstruirme la vista y empecé a narrarle desde el altercado que habíamos tenido en la cena hasta lo sucedido ese día por la mañana. Ellis realizó muecas de enojo y tristeza mientras avanzaba con la historia. Al terminar me tomó de la mano nuevamente.

—¿Quieres ir al carrito de helados? Creo que el día está para comer postre antes del almuerzo.

Y fue todo lo que necesité para sentirme mejor.

¡Hola, hola, pequeños 🌻!

¿Cómo han estado?

¡ESTAMOS EN EL CAPÍTULO 10!

Incluso si no comparten su manera de pensar, ya sabemos porqué Heather no puede decirle que no a la madre, aún teniendo el apoyo de su padre 🫶

Del 50 al 250, ¿cuánto les agrada el señor Julián? :

Espero que tengan unos días muy bonitos✨

Críticas ?

Les amoooo 💛

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