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7.- ¿Qué haces aquí?

Theo's POV.

—¿Estás bien, amigo? —preguntó Brooks extendiéndome la mano para que me levante. Tomé aire limpiándome el grass de la espalda y asentí aún riendo.

—Todo bien, viejo —moví la mano con desdén y me dirigí a Brad que entraba recién al campo.

—¿Qué le hiciste a la pelirroja? Entró como una leona buscando a su presa, me dolió —se quejó agarrando su cuello— Tiene fuerza.

—Yo no hice nada, solo la besé —sonreí con inocencia mientras el chico asentía.

—Pillo, ya entendí por qué le alzaste el puño al debilucho de Drake Griffin.

—¿Yo? No entiendo de que estás hablando, Brad —recogí el balón y se lo lancé al receptor para empezar a hacer abdominales.

—Te conozco amigo, sé que sabías que todos lo verían y armarían el rumor de que estás saliendo con ella.

—No me conoces —reí negando con la cabeza.

Nadie me conocía realmente.

El creía que en un año y medio de conocerle podía llamarse mejor amigo.

Nadie en la escuela -obviamente a excepción de Alai- sabía de mí.

Y se iba a mantener así.

—¡Por favor! —pidió la rubia sentándose a mi lado.

—Ya te dije que no —respondí encendiendo el auto.

—Pero, ¿te molesta su presencia?

—Alai, hicimos un trato. No vamos a invitar a nadie a casa. Si quieres pasar tiempo con Ginger, ve a su casa.

—Bien, aburrido —se puso el cinturón y cruzo los brazos.

—Puede enterarse de Nate y Abby. No quiero que funcione así.

—Pues te estás demorando mucho, si te gusta desde primero, ¿no deberías haber hecho algo ya?

—¿Cuándo creciste tanto? Eres mi hermanita, no se supone que debas decirme estas cosas.

—Tengo quince años, tonto —sonrió despeinándome.

—¿Sigo siendo tu súperheroe favorito?

—El mejor de todos —asintió mientras daba la vuelta a la calle.

—Bien, me siento mejor ahora —sonreí encendiendo el reproductor.

—Buenas tardes pequeños Collins —saludó el portero dejándome entrar a la residencia. El hombre había estado ahí durante veinte años. Era gracioso ver cómo cada vez que entrábamos con Abby, Nate le buscaba pelea con la mirada por ver a su esposa.

—Buenas, Nano —asentí y Alai saludó con la mano. Mi hermana le tenía miedo, pero era indefenso.

—¡Oh, es él! —dijo mi hermanita subiéndole el volumen a lo que parecía ser su cantante favorito desde... Hace mucho— Oh, Julien Garnier te amo —suspiró echándose un poco para atrás y rodé los ojos.

—Tú y tu cantante pop con apellido de productos de cabello —me quejé bufando y aparcando el auto en casa.

Apagando el reproductor con gusto para dejar de oír a ese niño de cara bonita con suerte.

Ugh.

—Eres un cavernícola, hermano. ¡No sabes nada de respeto! Mi música, mis gustos, ¡míos! —me sacó la lengua y entró a la casa mientras yo reía y cerraba la puerta del auto.

—Chillona.

Caminé hacia casa y oí gritar a Alai. Muy fuerte.

Oh, creo que llegó.

—¡Naiiiiii! —chilló colgada del cuello de mi hermano mayor.

Sí, ya llegó.

—¡Abrazo grupal! —grité corriendo hacia él, y botándonos al piso mientras reíamos.

—¡Los extrañé, enanos revoltosos! —rio besando nuestras cabezas.

Nathaniel Collins aún me trataba como un bebé, genial.

—No me beses, ya soy un hombre —me quejé levantándome.

—¡Un hombre que es mi hermanito y lo besaré la veces que quiera! —me dijo tomando mi cabeza y besando mi frente varias veces.

—¡Déjame! ¡Quita! —reí empujándolo.

—¿Cuándo llegaste? ¿Por qué no avisaste antes? —preguntó Alai, que para ese momento había lanzado sus tacones a quién sabe dónde y saltaba descalza mientras abrazaba de nuevo a mi hermano.

—Llegué hace —hizo una pausa viendo la hora— cuarenta y siete minutos. Quería que sea sorpresa. No encontré a mamá, así que tuve que usar la llave de emergencia.

—Me alegro que estés aquí —sonreí golpeando su hombro— ¿Y Abby?

—¡Sí! ¿Dónde están Abby y mis bebés? —preguntó Alai aún abrazada a Nate.

—Están en Ecuador justo ahora. Estamos abriendo la sede del hotel allá. He venido un par de días porque necesito hacer unos trámites. Y a visitarlos, obviamente.

—¿Te quedas a dormir acá o en tu casa?

—Aquí, sin Abby me siento solo —sacó el lado inferior y me reí.

—Qué cursi eres hermano.

—¿Cursi yo? A ver, cuéntame cómo es eso de que besaste a Ginger —alzó las cejas rápidamente y yo giré a ver a Alai que fingía estar silbando y miraba a otro lado.

—¿Alguien quiere pizza? —preguntó mi hermana corriendo a la cocina— ¡Bueno, yo la pido!

—Es una larga historia.

—Bien, tenemos tiempo. Estaré aquí cuatro días —se sentó en el sofá y golpeó a su lado para que me siente.

Bufé y caminé hacia allá.

¡Pequeña cotilla! Me las pagará.

Ginger's POV.

¡Colegio de pacotilla!

Tenía un cerro de cosas por estudiar, sin contar todas la tareas que me habían dejado.

¡Cómo deseaba ser el personaje de un libro o una película donde solo se hace tareas cuando pasa algo genial!

Primera tarea, historia. Elmer Butts, solo espero que cuando estés durmiendo, se te pierda un calcetín y no lo encuentres nunca.

¡Párenme ya, hoy tengo la chispa!

—¿Qué? —contesté el teléfono mientras buscaba información sobre los aliados en la segunda guerra mundial.

¿Para qué estudiar historia? ¡Yo no quería enterarme de la vida de los demás!

—Hola mejor amiga, también te amo. ¿Vienes a mi casa el sábado?

—Lo siento Kim, estoy estresada. Elmer Butts me estresa. No puedo ir el sábado, tengo detención.

—¡Pero es una hora de detención! Puedo ir contigo y luego nos vamos a casa.

—Mejor ven tú, dudo que mamá me deje salir cuando se entere.

—Bueno, podríamos invitar a Alai. Me cayó mejor de lo que pensaba.

—Sí, suena bien. Ve pensando en una buena película entonces.

—Sí. Te dejo con tus tareas de historia. Iré a tomar una bonita siesta.

—Claro, una aquí trabajando como esclava y la otra durmiendo.

—Eso es lo que pasa cuando naces fabulosa, ¿sabes? Las tareas se pueden hacer cinco minutos antes de entregarlas.

—Claro, y después se obtienen notas como las tuyas.

—Eres cruel, hieres mis sentimientos.

—Sí, sí. Ve a dormir, Kim.

—Te quiero.

—Y yo a ti —colgué dejando el teléfono y poniéndole play al reproductor de mi laptop.

Y como llamándola con el pensamiento, mamá entró a mi habitación.

—¿Explicas esto? —preguntó con el papel de detención en la mano.

—Me botaron del salón y me mandaron a detención —murmuré dejando el lápiz en el escritorio.

—¿Y se puede saber por qué?

—Porque estaba peleando con Jake porque él decía que yo me había olvidado de él y le grité que ya me había disculpado por faltar a la ceremonia, luego el señor Thompson dijo que me calle y que a la próxima me iría del salón, entonces no presté atención a lo que dijo luego, y me preguntó que cuál era la respuesta, pero yo estaba evitando oírlo porque es un viejo feo con cara de haber comido limón y se enojó porque no estaba prestando atención y me señaló la puerta y me salí no sin antes tomar el papel de detención, así que ahora estamos aquí y yo te cuento lo que pasó. Lo bueno es que ya me amisté con Jake —sonreí recuperando el aire.

—¡Y encima era el señor Thompson! ¿En matemática, Ginger?

—Sí, ya sé. Prometo no salir desaprobada. De hecho, estoy haciendo tareas justo ahora.

—Bien, pero igual estás castigada.

—Lo merezco —asentí tomando el lápiz.

—Sin celular hasta mañana —estiró la mano y yo alcé las cejas sacando el labio inferior.

—¿Hasta mañana? —pregunté dejándolo en sus manos.

—Ya oíste, ahora sigue haciendo esas tareas. Las desventajas de tener una hija que se porta bien es que no se le puede castigar como se debe. ¡No sé cómo se le castiga a un hijo realmente! —se quejó negando con la cabeza mientras salía de mi habitación. Reí volviendo a mi tarea de los aliados.

Me sentía orgullosa de eso.

Mi madre no sabe cómo castigar a un hijo realmente.

Qué bonito suena eso.

—¡Ya llegué! —gritó papá desde abajo, cerré los ojos y esperé un par de minutos, para sentir una corriente en mi cintura que me hizo pegar un brinco automáticamente.

—¡Pá! —reí quejándome mientras el estiraba su puño para que lo chocara.

—Hola bombón —besó mi frente y sonreí.

—¿Qué tal tu día?

—Bien, y si todo va como hasta ahora, a fin de mes tendré un ascenso.

—¡Genial! —sonreí escribiendo algunos datos en el cuaderno.

—¿Y tu día?

—Adivina —rodé los ojos alzando el papel de detención que mamá había dejado en mi escritorio.

—¿Ya te amistaste con Jake?

—Sí —asentí sonriendo.

—Bueno, eso está bien para mí —guiñó el ojo dejando el papel en el escritorio.

—No tanto para mí.

—¿Castigada?

—¿Tú qué crees?

—Sin teléfono —dedujo riendo.

—Todo un día —dramaticé alzando los brazos.

—Asume tus actos, bombón.

—Ya sé, pa. Lo acepto, fue mi culpa —encogí los hombros mandando a imprimir la hoja de dibujos.

—¿Y lo demás?

—Elmer Butts.

—¿Sigue molestando?

—Como siempre —bufé recogiendo la hoja para empezar a cortar.

—Ya veremos como solucionarlo.

—Eso espero. Ese hombre me toca los nervios.

—Mientras sean solo los nervios estará a salvo.

—Pá —rodé los ojos pegando los dibujos en el cuaderno— Bueno, ya está historia. Una tarea menos —hablé lanzando el libro a mi cama, pero cayó al piso.

—Buena puntería —se burló levantando el cuaderno y echándose en mi cama.

—Gracias, nunca tan buena como la tuya señor soy-el-mejor-en-todo.

—Bombón, no es mi culpa tener ese don innato de hacer todo bien —habló con gracia mientras movía los brazos.

—Mejor anda a comer o algo —le saqué la lengua abriendo el cuaderno de matemática, junto a los apuntes de Jake.

No los de Kim, Kim podía ser ordenada pero Jake tenía mejores notas.

Calidad antes que cantidad.

—¡Cariño, nuestra hija está enojada conmigo por hacer las cosas bien! —gritó papá saliendo de mi habitación fingiendo que lloraba, reí rodando los ojos y volví a mi tarea.

El señor Thompson, junto a Elmer Butts estaban en mi lista negra.

Theo's POV.

—Y eso es todo hasta hoy —hablé dándole un mordisco a la pizza.

—¿Verdad que debería decirle que le gusta? —habló Alai riendo.

—No, aún no —contestó Nate con el celular en la mano.

—Es cierto, todavía no es momento —mencionó Abby desde la videollamada.

—¿Ven? Somos tal para cual. Ella es cupido y yo soy su sexy asistente y socio —dijo Nate golpeando su barbilla con el puño.

—Sueña —reí rodando los ojos.

—Como los amo —dijo Alai mordiendo la manga de su jersey.

—Y yo a ti bonita —contestó Abby sonriendo.

—Chicos, Abby y yo tenemos algo que proponerles.

—¿Ahora, Nate?

—Sí, que sea de una vez, chispita. Anda.

—¿De qué hablan? —pregunté confundido.

—Bueno, los chicos inician las clases dentro de poco, y como verán, nosotros estamos bastante ocupados con los contratos en latinoamérica —habló Nate mirándonos.

—Así que... Necesitamos a alguien que los cuide por un par de meses hasta que volvamos a casa —contó Abby sonriendo.

—En realidad, mamá se encargará de ellos, pero los días que mamá tenga esas reuniones en la oficina, como hoy en las que desaparece todo el día, necesitaremos de ustedes como niñeros.

—¿Tanta cosa para eso? —rio Alai soltando la manga.

—¡Eso no es problema! Sky y James nos aman —sonreí mientras Nate miraba a Abby.

—¿Entonces no les molesta? —preguntó Nate y nosotros negamos— ¿Ya ves, desconfiada? ¡Te dije que era buena idea!

—Tú dijiste que ellos... —Abby rio y negó— Bien, no importa. Lo importante es que los niños que cuidé cuando era niñera, serán los niñeros de mis hijos. Y son mis cuñados.

—Tu vida es una novela constante.

—Literalmente una novela —reí aplaudiendo mi propia broma— ¿Entiendes? ¡Literal! ¡Porque tienes un libro!

—Hermano, cállate —dijo Alai mirándome, yo saqué el labio inferior y bajé la cabeza.

—Bueno chicos, chica. Ya es un poco tarde por acá y necesito dormir. Los veo dentro de poco. Pórtense bien.

—¡Te queremos Abs! —hablé junto a mi hermana mientras ella mandaba besos.

—Te amo, Chispita.

—Te amo más, Gargamel. ¡Cuídense, buenas noches! —sonrió despidiéndose con la mano para luego terminar con la llamada.

Ojalá yo tuviera una historia como la de ellos.

—¿Vamos a recoger a mamá? —preguntó Nate, yo miré a Alai y asentimos— ¡Entonces vamos! —alzó el brazo como un pequeño y corrió hacia mi auto.

Recuérdenme todos los días de mi vida que ese sujeto que acaba de correr como pingüino hacia mi auto tiene treinta y dos, y es mayor que yo por quince años.

Por favor.

—¡Yo manejo! —cerró la puerta haciendo que camine hacia el sitio de copiloto y Alai se siente en mismo lugar donde se sentó Ginger días antes.

—De todas maneras yo no lo iba a hacer —me puse el cinturón y esperé.

—¡Música! —gritó Alai alzando los brazos.

Dios mío, por Dios santo. ¡Yo era el maduro aquí!

—¡Es Julien Garnier! —dijo Nate haciendo un bailecito ridículo.

—Por eso te amo —Alai lo abrazó como pudo y luego se sentó de nuevo.

—No puedo creerlo —reí tapándome la cara.

Entonces el camino al trabajo de mamá constó de Nate y Alai cantando canciones de ese niño de cabello naranja.

Lindo.

—911, necesito ayuda —bailaba Nate saliendo del auto.

—911, no sé como hacerlo —cantó Alai imitando los pasos de mi hermano. Ambos me miraron esperando a que cante.

—No lo haré —rodé los ojos y caminé hacia la puerta, que automáticamente se abrió.

—Cuando me acerco a estas puertas siento que tengo poderes —sonrió Nate rodeando el hombro de Alai.

—Buenas tardes —saludó la recepcionista.

—Hola Rose, ¿está mamá? —preguntó Alai sonriendo.

—Sí, ya le aviso —agarró el teléfono.

—No, no. Que sea sorpresa —sonreí bajando el teléfono.

—Pero...

—Sopresa, Rose —dijo Nate terminando de colgar el teléfono.

Entonces corrimos al ascensor, que por cierto, llegué antes.

—¡Gané! —sonreí presionando el botón del ultimo piso.

—No se vale, eres deportista —se negó Alai cruzando los brazos.

—Y tú corres mucho en Black Friday* así que no te quejes.

—Yo jugaba baseball —sonrió Nate mostrando los dientes de adelante, Alai y yo giramos a verlo.

—Como decía, tú corres mucho enana loca.

—Pero tú corres más, y haces ejercicio.

—¡Pero tú vas al gym!

—¡Y tú juegas fútbol americano!

—Yo tenía asma —dijo Nate con la misma cara de antes.

—¡El que llega primero gana! —gritó Alai en cuanto el ascensor se detuvo, reaccioné y corrí empujando a Nate por el largo pasillo que nos dirigía a la oficina de mamá.

Reí en cuanto Alai intentó empujarme, Nate corrió y cargó a Alai sobre su hombro y por segunda vez, gracias a Nate, gané.

—¡Llegué primero! ¡Hola má! —reí empujando la puerta y entrando a la oficina.

—¡No! —gritó mamá al mismo tiempo que yo empujaba la puerta.

—¿Má? —dije viendo a mamá llorar— ¿Qué pasó? —pregunté abrazándola, giré y abrí los ojos en grande.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Nate bajando a Alai de sus brazos.

—¿Qué dicen? ¿Quién es este señor? —preguntó Alai mientras Nate rodeaba su hombro.

—Hola hijos —sonrió de lado.

—¿Qué? —preguntó Alai confundida.

Nuestro padre, que creíamos ya perdido, estaba frente a nosotros.

Yo no recordaba como era, hasta hace unos meses, que encontré unas fotos que mamá intentaba esconder.

Era bastante diferente al hombre de las fotos. Este era un Kyle con el cabello gris, ya no era fortachón, estaba delgado y tenía ojeras. Llevaba ropa más informal, menos costosa. No llevaba una sonrisa orgullosa.

—¿Qué pasa acá? —preguntó Alai de nuevo rompiendo el silencio incomodo que estaba sucediendo.

—Chicos, esperen afuera —dijo Nate mirándonos.

—Pero...

—Theo, lleva a Alai afuera, por favor —me interrumpió más serio. Era como el Nate de mi niñez. Solo asentí y tomé a Alai de la mano saliendo de la oficina.

—Theo, ¿es papá? —preguntó Alai ya con los ojos acuosos, casi rosados alrededor.

—Sí —respondí aún asombrado.

—¿Lo reconociste? ¿Te acordabas de él? Yo no lo recuerdo —me abrazó y yo correspondí el abrazo.

—Lo vi hace unos meses en una foto, a mamá no le quedó más remedio que contarme quién era. Tenías tres años, Als. Dudo que recuerdes mucho de eso.

—Pero no entiendo nada, ¿por que está aquí después de tantos años?

—No lo sé rubia, sé lo mismo que tú. Que luego de salir preso, se fue a Sudamérica.

—No lo quiero aquí —susurró aferrada a mí.

—Yo tampoco hermana —contesté mirando a la puerta.

¡Quería saber que rayos pasaba ahí dentro!

Y después de cuarenta largos minutos, él salió por la puerta, dedicandonos una pequeña mirada y alejándose por el elevador.

Miré a Alai y corrimos a la oficina de mamá, que abrazaba más tranquila a Nate.

—Mami —mencionó Alai abrazando a mamá, quién automáticamente correspondió el abrazo.

—¿Nos pueden explicar qué pasó hoy aquí?

—Bueno... —empezó Nate sentándose.

Ginger's POV.

Mi vida es aburrida, no hay otra opción.

Pasar cuatro horas haciendo tareas y estudiando no es lindo.

Menos si no tienes teléfono.

—Extraño mi teléfono —dramaticé lanzándome al sofá.

—Usa tu laptop —dijo papá encogiéndose de hombros.

—Mamá no quiere —respondí con la cara en el sofá.

—Estás poniendo tu cara en mis gases.

—¿Qué? —pregunté mirándolo.

—Sí, mira. Yo me lanzo gases aquí sentado, luego vienes tú y pones tu cara ahí.

—Ew —me quejé dando la vuelta.

—¿Sabías que los gases se quedan pegados a la pared? Solo quería contarte. Para que cuando tengas calor, no pongas la cara en la pared fría. Porque también vas a poner tu cara en mis gases.

—¿Podemos dejar de hablar de gases? —reí levantándome.

—Bueno —se encogió de hombros, me miró, se puso de lado y expulsó otro gas. Segundos después "lo olió" y rio— huye ahora si quieres vivir.

—¡Papá! —reí subiendo las escaleras— ¡Cochino, mugroso, cerdo, pedorro!

—¿Qué pasó? —preguntó mamá dejando mi ropa en el armario.

—¿Qué crees? —alcé una ceja.

—Tu papá parece una metralleta, esto no es sano —rio saliendo de mi habitación.

Bueno, esto ha sido lo más divertido que ha pasado durante la tarde.

Me iré a dormir.

Buenas noches.

-×××-

—¡Ginger, diez minutos! —me gritó mamá golpeando la puerta, gruñí mientras buscaba mi zapato.

—¡Estoy casi lista! —contesté encontrando el zapato debajo de mi cama.

Entonces me puse una bufanda y bajé con la mochila ya lista.

—Hola, Carrie —sonrió Jake comiendo una tostada.

Entonces mi mejor amigo había recordado casualmente que me llamaba carrie, por carrot.

—¿Qué haces aquí?

—A mí también me alegra verte.

—Tú sabes que me alegra, pero... ¿Qué haces aquí?

—¿No puedo llevar a la escuela a mi mejor amiga?

—Pero vives a dos calles de la escuela, ¿viniste hasta acá solo para llevarme? —pregunté acercándome a mis papás para saludarlos— Buenos días pá —besé su mejilla y luego a mamá— Hola má.

—Yo creo que quiere algo —dijo papá sonriendo.

—Apoyo a tu padre.

—¡Ustedes deben apoyarme como buenos tíos que son! —se quejó Jake mordiendo la tostada de nuevo.

—Lo que sea, desayuna de una vez niña. No quiero que llegues tarde.

Bien, no iría en el bus escolar, pero sí en la moto de Jake; Anne.

Moto a la que trataba como su bebé.

—Sube despacio y no toques el tubo de escape, te puedes quemar.

—Lo sé, en True Colors, Nathan se quemó la pierna al...

—Ya lo sé, me obligaste a leer el libro —dijo poniéndome el casco.

—Tienes una mejor amiga genial, recuerdalo siempre.

—Lo haré, ahora sujétate bien —habló encendiendo la moto.

Y dicho esto, arrancó.

Cortos minutos después, estábamos en el aparcamiento de la escuela, conmigo bajando de "Anne".

Me gustaba viajar en moto, y más si no era necesario que yo maneje.

—Bien, ahora que estamos aquí solos, y no están papá o mamá, ¿por qué me trajiste?

—Vi a Kim y Brad en Finn's ayer.

—¿Qué? ¿Y por qué no llamaste?

—Tu mamá dijo que tu teléfono hacia sido confiscado.

—Oh rayos, cierto —me golpeé la frente— ¿Te vio?

—No, estaba demasiado ocupada compartiendo saliva con él.

—¿Qué? —pegué otro grito, haciendo que Jake me tape la boca.

—Tal vez te lo cuente ahora, no hagas un drama de todo esto.

—Ya lo sé, estoy muy calmada —murmuré cruzando los brazos.

—¡Hola amiguitos! —sonrió Kim rodeando el hombro de Jake, yo giré a verla y salté sobre su espalda.

—¿Besaste al estúpido de Brad, Kimberly? —le grité con las manos en su frente.

—Jake, quítame a esta niña de encima, por favor —dijo muy calmada, Jake rio y me cargó como un bebé.

—¡Contesta! —le dije rodeando mi brazo en su cuello, aún siendo cargada por Jake— ¿Me puedes bajar? —pregunté a mi amigo.

—Lo siento, carrie —rio bajándome, y solté a Kim.

—Sí, lo besé.

—¿Y no lo niegas? ¡Descarada!

—Somos novios —dijo pegando saltitos en el piso.

—¿Qué?

—Que lo besé y somos n...

—¡¡Ya te oí!!

—¿¡Entonces por qué sigues gritando "Qué"!?

—¡Porque no me lo creo!

Habiendo tantos chicos en el colegio, tenía que elegir al más imbécil.

Y de paso, amigo de Theo Collins.

Bien hecho, Kim.

—¿No estás feliz por mí? —preguntó mientras caminábamos por el pasillo.

—Estoy feliz porque estás con las persona que te gusta, pero tu novio no me cae bien.

—¿Por qué no? ¡Es tan lindo? —sacó el labio inferior— ¿Verdad, jakey?

—No me digas Jakey, y prefiero mantener mi posición varonil. No voy a comentar sobre mi compañero de equipo de baseball siendo "lindo", o " bonito", o "apachurrable".

—No te hace menos hombre —rio rodando los ojos.

—No me interesa —se encogió de hombros— prefiero mantenerme el margen.

Y hablando del rey de roma.

El burro se asoma.

—Hola bonita —dijo el imbécil abrazando a mi mejor amiga.

—Óyeme bien, pomposo. Tú le haces daño a mi mejor amiga, y te las veras conmigo —me señalé— ¿Oíste? —le pegué en el brazo y se quejó tocando el lugar donde le golpeé.

—Oh, ya te aceptó —sonrió Kim besando su mejilla.

—¿Me dijo pomposo? —preguntó confundido. Yo bufé y me di la vuelta.

—Adiós, chicos. Me voy a clases.

—Pero tu primer clase inicia en media hora —dijo Kim confundida.

—Sí, mentí. Solo quiero estar lo más lejos posible por ahora.

Y dicho esto caminé por el pasillo con dirección al lugar que empezaba a tomarle cariño.

Subí las escaleras con lentitud, y me encontré con Theo Collins sentado mirando a la nada.

—¿Qué haces aquí? —pregunté dejando la mochila en uno de los asientos.

—Lo mismo que tú.

—¿Y qué hago yo aquí?

—Lo mismo me pregunto yo.

—¿Qué? —pregunté confundida.

—¿Quieres sentarte? Si te molesto puedo irme, yo...

—¿Te pasa algo? Estás muy serio, así no es divertido molestarte.

—¿No te pasa que estás en el mejor momento y alguien viene y lo arruina rápidamente?

—Contestar una pregunta, con otra pregunta es de mala educación.

—Al igual que no contestar una pregunta.

—Pero yo pregunté primero.

—Touché.

—¿Y qué pasó entonces?

—Problemas familiares, nada del otro mundo. ¿A ti te pasa algo?

—No, ayer me quitaron el celular y me lo devolvieron hoy, una tortura —sonreí de lado sentándome— ¿Seguro que está todo bien?

—Tal vez pronto te lo cuente —sonrió abrazando sus piernas luego de sentarse de lado.

—¿Así que estar aquí es como una tregua?

—No me molestaría, ¿puedes soportar un poco de mí, Huffy?

—Puedo hacerlo mientras no te pongas imbécil.

—Eres un amor, Huffy —rio negando con la cabeza.

—No digas amor, ya tengo suficiente con las lapas de Kim y Bradley.

—¿Kim y Bradley?

—¿No te enteraste? Nuestros mejores amigos están saliendo, yay —moví los brazo en forma de alegría fingida.

—Brad no es mi mejor amigo.

—Creí que lo eran —arrugué la nariz confundida.

—No, ni siquiera sabe donde vivo. Los mejores amigos se hacen con el tiempo, Huffy.

—Qué raro que el tipo más sociable de la escuela no tenga un mejor amigo.

—No creas tantos en las apariencias, Huffy. Uno no sabe qué puede encontrase al conocer mejor a una persona.

—¿Y que podría encontrar si te conozco, por ejemplo?

—Alguien solitario, con dos hermanos que sí que considera sus mejores amigos.

—¿Nadie más? Me extrañas, Collins.

—Tal vez mi cuñada, es una buena persona.

—No podría afirmarlo. Además de que soy hija única y mis primos me detestan.

—¿Por qué? —rio mirándome.

—Son mayores y creen que doy mala suerte.

—¿En serio creen eso? —volvió a reír sentándose frente a mí.

—Desde el día en que su casa del árbol se cayó luego de que yo estuve jugando ahí.

—Eso es una tontería.

—Lo sé, pero realmente aún hay gente que cree que damos mala suerte.

—Yo conozco a varios pelirrojos, y son geniales.

—Pues debería conocerlos, no conozco a otro pelirrojo que no sea Julien Garnier.

—¡Y dale con ese tipo!

—¿Qué?

—Ese chico me tiene enfermo, Alai está obsesionada con él.

—Es lindo —reí sacando el teléfono de mi bolsillo— ¡Mis clases comienzan en cuatro minutos! —grité levantándome.

—Nuestras, te recuerdo que vamos a biología juntos.

—Me alegra haber compartido un rato de paz contigo —estiré la mano.

—Igualmente, Huffy. Eres genial cuando no estás golpeándome —estrechó la mamo y yo presioné sus dedos.

—Si vuelves a besarme, en privado o en publico te castro. ¿Oíste?

—Sí —agudizó la voz y yo sonreí soltando su mano.

—Bueno, vamos —sonreí jalándolo para bajar las escaleras.

Este sería un largo día, llenos de treguas, compartidores de saliva, y bichos extrañamente serios.

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¡Holiiiiiiii!
¿Les gustó el cap?
Está más largo porque Nani me retó a que lo hiciera de 4000 palabras, y gg... 4262, nena.

THE WINNER TAKES IT ALL.
YAAAAAAAAYAYAYAA.

Bueno, hoy no tengo mucho por decir.
Ginger ya va a llegar a los 20k :')
Está creciendo poco a poco<3

¡Y ya son casi dos mil seguidores en wattpad! Muchas gracias a todos<3 (que ya vi que hay hombres por ahí, votando y uno que otro comentando).

Son todos mucho amor :').

Whatevs, aquí acaba.
Espero que les haya gustado, y no me peguen por el suceso Papá Collins, todo a su tiempo, ¿bien?
Shhhhh.

(Y A LAS QUE NO LES GUSTÓ MI "IMITACIÓN" ARGENTINA, NO LES MANDO A GINGER NADA. ES MÍA, LES KB).

jejjehsjjsjsjs solo eso, baai :3.

Pd: Hoy no hay dinámica tuitera. ¡No hay tarea!

PORQUE ES NAVIDAD.

¿Les gusta mi nuevo icon? Aajajdhksjas es amor ♥
Bueno, ahora sí.

Baaai

Glosario:

×Black Friday: Se conoce como «viernes negro» (en inglés Black Friday) al día que inaugura la temporada de compras navideñas con significativas rebajas en muchas tiendas minoristas y grandes almacenes. Es un día después del Día de Acción de Gracias y se celebra el día siguiente al cuarto jueves del mes de noviembre.
×Carrot: Zanahoria.

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