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🐾 XXI


El alfa le sonrió mientras se sentaba a su lado. 

— Yo soy tu padre, hijo. 

— ¡¿Qué está diciendo?! —protestó, Jungkook, levantándose de golpe de donde se hallaba sentado. 

— Sientate. —ordenó el mayor usando su voz de mando. Jungkook no tuvo más que obedecer y volver a su posición anterior con un bajo gruñido a regañadientes. — Quiero que escuches lo que tengo que decirte, no es necesario malos entendidos hijo. 

— ¡Usted no puede ser mi padre! ¡Mi padre no existe! ¡Mi padre murió! —despotricó molesto. 

— ¿Quién te dijo tal cosa? ¿Seokjin? —le dijo retórico. Él sonrió antes de caminar de nuevo hasta su escritorio, abrió el segundo cajón y sacó de allí un viejo anuario. En su interior, se hallaba una fotografía suelta la cual tomó y se la puso en el extremo del mismo escritorio.  — Te mintió. Igual que a mi... —le dijo muy seguro.

Tragando pesado, Jungkook se inclinó para observar aquella fotografía. Su padre estaba en ella, Seokjin era un poco más joven que él mismo incluso en ese entonces. Miró con atención a dos personas más en la misma fotografía, uno de ellos era ese alfa frente a él. Y el otro, era nada más y nada menos que a quién siempre supo era su segundo padre.

— Él... Él era mi padre. Papá me lo dijo cuando tenia diez. Él es mi padre y murió hace mucho. —argumentó. El mayor negó lentamente.

— Ese de ahí no es tu padre, Jungkook. ¿Quieres saber cómo lo sé? Porque lo conocí. Fue el mejor amigo de tu padre. Él no pudo ser tu padre biológico porque también era un omega. Seokjin jamás me dijo que tendría un hijo mío cuando me fui del país. Yo me habría quedado con él y me abría casado para cuidar de ti si lo hubiera sabido. —le contó, aparentemente conmovido. 

No... Seokjin no podía haberle mentido. Su padre siempre había odiado las mentiras, él no podía haberle mentido con algo tan importante. ¿Por qué mentir? Jungkook estaba tan contrariado. 

— ¿Por qué hace esto? —susurró muy bajo, con su mirada perdida en el suelo. — ¡¿Por que me secuestro si es mi padre?! —el joven alfa no entendía. 

— No no pretendía llegar a estos términos en un principio. Pero sabía que tu padre jamás aceptaría decir la verdad. Él no me permitiría decírtelo ni acercarme a ti. —el alfa volvió a sentarse en su asiento. Reclinándose al frente con sus manos unidas frente a su boca. Echó un profundo suspiro antes de continuar. — Contraté a esos chicos para conocerte un poco, gracias a ellos pude saber más de tus gustos e inquietudes. Sé que tienes problemas con tu padre, sé que él no te comprende, él solo quiere que seas esto y aquello sin dejarte libre a tomar tus propias decisiones. —le dijo. Envenenando ligeramente las palabras para el muchacho. Jungkook guardó silencio, escuchándolo con atención. — Dime, ¿no fue por eso que quisiste darle una lección? —preguntó. 

Una lección. Jungkook quiso darle una lección a Seokjin por creer que su empresa y su trabajo eran más importantes que él mismo, su hijo. No porque lo maltratase, no. Jungkook siempre fue su predilección. Pero para él, en comienzo de su adolescencia la visión de su padre era esa. En los últimos años en los que G.D.O tomó más relevancia empresarial y social, su padre, Seokjin estaba constantemente en problemas por defender sus ideales. Había estado incluso en las noticias del país y en los diarios. Su padre defendía a capa y espada la liberación y empoderamiento, la igualdad entre alfas y omegas del siglo veintiuno. En el colegio, sus compañeros e incluso algunos maestros murmuran inconformidad hacia los pensamientos "promiscuos" de un omega tan atrevido. Jungkook llegó a pensar que su padre prefería su empresa, aún cuando él le pidió que trabajara en algo diferente y la vendiera como muchos querían. Pero, ¿y si había sido cruel?

— Piensalo. —continuó Jang, al ver al joven alfa tan pensativo y silencioso. — Tu padre te ocultó de mi, y a mi me ocultó un hijo. ¿No merece una lección? —murmuró. Haciendo que los ojos del muchacho le observaran. — Quiero ser sincero hijo... Quiero tenerte conmigo. Quiero darte todo lo que desees y necesites. Recuperar el tiempo perdido. Él tendrá su lección por mentirnos. Él pensara que fuiste secuestrado pero estarás bien, te quedarás aquí, en mi casa. ¿Te gustaría? —le propuso. 

Jungkook miró al hombre frente a él. ¿Él era realmente su padre? Observó su rostro, sus facciones. Aquellas que le parecían conocidas y tras inspeccionar se dio cuenta de que eran muy parecidas a las suyas. La forma de su mandíbula, su ojos y delgados labios. Los labios de su padre Seokjin no eran nada parecidos a los suyos, no como los de ese alfa. Él era su padre. De alguna forma lo comenzaba a creer. Si aceptara, ¿significaba que no volvería a ver a su padre Seokjin? Por más molesto que estuviera con él por mentirle, tampoco quería verlo sufrir. 

— ¿Cuánto tiempo? —preguntó en un susurro. 

— Hasta que tu padre acepte que eres mi hijo y comparta la custodia. Si él firma los papeles que le he enviado, sabrá que estas a salvo. No te preocupes por eso. 

Jungkook pensó un largo rato. Y a su mente llegó una idea descabellada producida gracias a su anterior enfado. 

— Esta bien. Me quedaré, pero quiero algo también. —habló serio. Una sonrisa curvó los labios de mayor.

— ¿Que deseas hijo? —preguntó aún sonriente.

— ... Quiero, quiero que papá se deshaga de sus acciones en su empresa. —musitó. Jang levantó una ceja en su dirección. Jamás pensó que el muchacho le pediría algo igual. No pensó que compartirían un plan en común. 

— Muy bien. Así será. —el mayor se levantó de su lugar, caminando hacia el muchacho y ofreciéndole su mano. Jungkook también se levantó, observó su mano y la estrechó con la suya. — Es un trato. —añadió con una amplia sonrisa. 

— Trato. —pronunció Jungkook. 

Lo que Jungkook no sabía, es que Jang Hyuk no solo pretendía obtener su custodia, si no derrocar desde un principio la empresa de Kim Seokjin y su mal tercio en una sociedad tan llena de alfas orgullosos con los que un omega no debía competir. 

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Días más tarde...

— ¿Cómo fue? —preguntó curioso, caminado despacio lado a lado y colgado de su brazo. 

El alfa peliblanco le miró algo extrañado mientras caminaban por la acera. Habían llegado al exterior de G.D.O. Aún era temprano luego de levantarse a una de sus primeras sesiones en la clínica de fertilidad. Luego de varios días en los que más exámenes estuvieron de por medio, hoy había sido su primera inyección de su tratamiento hormonal y para su sorpresa, casi al final de la misma, YoonGi había recibido una llamada de Namjoon indicándole que se reunieran en la empresa por un asunto importante.

— ¿Cómo fue qué? —preguntó sin entender. 

— ¿Cómo fue tu primer día aquí? —volvió a decir al detenerse. Observado el imponente y moderno edificio. 

— ¿Seguro que quieres saber eso? —preguntó dudoso. Jimin asintió enérgico. El rubio estaba de buen humor apesar de odiar mucho las inyecciones. 

— Sip. Prometo no ponerme celoso. —añadió levantando su mano en señal de palabra de honor. 

— Mm... —YoonGi rascó su nuca algo cohibido. — Bueno... Fue, un poco raro porque estás con alguien desconocido a final de cuentas. No es para nada como en los ensayos. 

— ¿Ensayos? ¿Toman algún curso? —cuestiono, Jimin. Ligeramente incrédulo y divertido. 

— ¡Pues claro! ¿Que creías? ¿Que solo es hacer lo delicioso y ya? —dijo haciéndose el ofendido. Jimin soltó una carcajada. — Todos los empleados deben tomar platicas, exámenes de salud, y también tomamos curso sobre el manejo de consuelo. No todos los celos son iguales, ni todas las personas tienen las mismas necesidades. Nos enseñan a tratarlos, técnicas más... Especiales para poder complacer sus expectativas y que disfruten al máximo su experiencia.

— ¿Que tan especiales? ¿De que clase? —siguió preguntando mientras entraban. 

— Pues... Fantasías, fetiches, seducción, masajes... Esas cosas. —dijo tranquilamente mientras apretaba el botón del ascensor.

Jimin se le quedó mirando algo sorprendido y luego un suave sonrojo le hizo mirar a otra parte aguantando una sonrisa en tanto entraban al pequeño espacio. 

— Algún día de estos tendrás que enseñarme algo de eso... —musitó muy bajo pero alcanzó a llegar a oídos del pálido alfa antes que las puertas se cerraran. 

...

Una vez llegaron a la segunda planta se dirigieron a la oficina de Seokjin, donde ya les esperaban Namjoon, el mismo Seokjin y Taehyung. YoonGi supo que algo andaba mal apenas vio el semblante bajo de su mejor amigo y el de los otros dos ahí presentes. Seokjin le saludó sin muchos ánimos y los invitó a sentarse en uno de los sofás. Ninguno allí sabía los motivos para esa reunión. No, hasta que el omega pelinegro habló:

— Gracias por venir muchachos. Era muy importante que estuvieran hoy aquí. —comenzó. Su apariencia lucía algo cansada. 

No era para menos. Estaba en constante presión, dormía a penas con la preocupación y por si fuera poco, la empresa estaba comenzando a perder los pocos accionistas que tenía luego de no poder hacer los pagos debidos en el plazo acordado. Por si fuera poco, el anónimo y la exigencia que había llegado hasta la puerta de su casa la noche anterior tampoco le había dejado dormir en absoluto. Tenía que tomar una decisión, y estaba listo para hacérselas saber. 

— ¿Qué sucede? ¿Se ha sabido algo? —preguntó YoonGi impaciente. Jimin a su lado, puso su mano sobre la de él animando silenciosamente a esperar. 

— Cualquier cosa, sabes que estamos aquí para apoyarte siempre Jin. —le dijo Namjoon, poniendo sus manos en los hombros del omega. Éste lo miró e hizo una pequeña sonrisa que no terminó de formarse del todo. 

— Lo sé. Gracias. —susurró. Namjoon asintió y tomó asiento también para escuchar. — Les... Les pedí venir aquí por que tengo una noticia que darles. —Seokjin alcanzó un par de hojas de su escritorio y les dio una a YoonGi, otra Namjoon y una más a Taehyung. Todos miraron el papel y después a Seokjin.

— ¿Finiquito? —murmuró el pálido alfa. 

— ¿Nos despides? —cuestionó Namjoon, igual de sorprendido. Seokjin dejó salir un suspiro mientras apretaba sus sienes y tomaba asiento realmente exhausto. 

— Lo siento chicos. —dijo mirándoles. — Por ahora no puedo pagarles lo que merecen por terminar su contrato. Tampoco podré seguir manteniendo la empresa ni pagar a los demás empleados. Venderé mis acciones y todo esto sera absorbido por el mejor comprador. —les confesó.

— ¿Qué? No puedes estar hablando en serio... —habló Namjoon. — Esto fue gracias a tu esfuerzo, no puedes simplemente tirarlo a la basura... 

— ¡No tengo otra opción! —gritó de repente. Todos miraron al siempre paciente omega perder el control. — No tengo otra opción... —repitió, tranquilizando su respiración. — Anoche... Recibí este ultimátum. —mencionó, sus manos algo temblorosas desdoblaron un par de hojas que parecían haber sido estrujadas entre sus manos. YoonGi se levantó rápido y lo tomó. — Si no firmo lo que me piden, no volveré a ver a mi hijo... —masculló, un nudo se hizo en su garganta y tapó su rostro con sus manos lleno de frustración. 

— ¡Esto es una prueba clara de extorsión! No puedes caer en algo tan bajo.

— ¡¿Y que hago?! ¡¿Esperar a que me envíen un pedazo de su cuerpo?! ¡Ya me han enviado esto! —lloró desesperado, mientras les mostraba y una pequeña fotografía instantánea que también venía en el sobre. Namjoon tomó la foto y miró. Jungkook estaba en ella, dormido y atado. Taehyung también miró casi de reojo la fotografía sintiendo una pena indescriptible por la situación que estaba atormentando a su amigo y jefe.  

— Debes mostrarle esto a la policía. —le sugirió Namjoon. 

— Opino lo mismo. —se sumó, YoonGi. Jimin también estaba de acuerdo, sin embargo aún se sentía algo fuera de esa conversación y solo miraba con tristeza al otro omega desolado.

— N-no puedo hacer eso... Tengo miedo que lo lastimen. Prefiero esto a que le hagan algo. Me entiendan o no, lo haré. Es mi hijo haré lo que sea necesario. —decretó convencido.

Seokjin le arrebató el documento a YoonGi de las manos y sin detenerse a pensar más tomó un bolígrafo y firmó. No había más que hacer. G.D.O, terminaría.

Un poquito de drama para darle sazón 👀

¿Qué tiene cinco iguales y puntiagudas?
👇

MIN∆BRIL

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