🐾 XVIII
Taehyung y Jimin hicieron click apenas subieron al taxi esa tarde. Durante el viaje a su departamento, el chico le platicó sobre su trabajo en el bar de G.D.O, y también sobre el por qué. El castaño era realmente parlanchín y no dudo un segundo en contarle casi media parte de su vida. Él le contó sobre su esfuerzo por pagar sus estudios y terminar sus licenciaturas sin el apoyo de sus padres. No es que estuvieran en malos términos, sino que para su humilde familia era casi imposible el que algún miembro tuviera la oportunidad de asistir a una universidad. Sus padres eran demasiado humildes para pedirles algo, al contrario, Taehyung era tan buen hijo, que incluso de lo que podía apartar de su sueldo, les enviaba para ayudarles en Daegu.
Jimin no pudo evitar sentirse algo culpable al oírlo. Él, estaba desaprovechando una oportunidad que Taehyung no tenía. A él, le estaban pagando sus estudios, su estadía en una ciudad distinta, él solo trabajaba medio tiempo para poder comprar sus necesidades extras. En pocas palabras, se sintió todo un holgazán. ¿Por qué abandonó la universidad? ¿Por qué le mentía a sus padres? Sinceramente, ahora que lo pensaba con detenimiento, se daba cuenta de lo torpe e infantil que había actuado todo este tiempo. El querer tener una familia propia, no impedía que tuviera una carrera. Jimin estaba pensando seriamente la posibilidad de pedir, o más bien, rogar por una segunda oportunidad después de tantas faltas en el último tiempo. Tal vez, podría salvar el semestre rezándole a todos los santos existentes.
Taehyung era un chico admirable, Jimin tenía mucho que aprender, y supieron al instante que serían buenos amigos. Al llegar al departamento el castaño se detuvo dudoso.
— ¿Estarás bien solo? —le preguntó, al ver al rubio salir fuera del auto.
— Claro, no te preocupes. Muchas gracias por acompañarme. —le agradeció sonriente.
— No hay de qué. Tienes mi número, si necesitas algo, solo llámame. —murmuró con un guiño.
Jimin se despidió con la mano hasta que el castaño se fue. Espero unos segundos antes de entrar al edificio, prefiriendo usar las escaleras, ya que sin YoonGi allí presente, seguro le daba un ataque en el elevador. Al llegar a su piso e introducir la llave en la cerradura, el sonido de una puerta abriéndose lo distrajo. Algún vecino iba de salida. El rubio se detuvo al ver que se trataba nada más y nada menos de ese muchacho que había visto en la mañana cuando llegaron. Ésta vez, al parecer no estaba con su pareja. Jimin pudo notar nuevamente su pansita sobresaliente. Iba a entrar al departamento cuando vio al muchacho tambalearse y sin pensarlo dos veces se lanzó a ayudarle.
— ¿Te sientes bien? —preguntó preocupado, mientras se acercaba y lo sujetaba. El chico se detuvo de la pared, parecía algo confuso.
— ... Ya, ya pasó. Gracias. —dijo con algo de dificultad al respirar.
— ¿Necesitas algo? —indagó.
— Solo salir... Por favor... —suplicó angustiado. Jimin asintió.
De inmediato, tomó su brazo y le ayudó a caminar. Jimin notó que las manos del muchacho estaban frías pero él estaba sudando, quizás estaba enfermo. Ambos omegas salieron del edificio a paso lento.
— ¿Quieres que te lleve a un hospital? No te ves muy bien. —le dijo mientras caminaban.
— N-no, no. Solo necesito aire fresco. Vamos allí, ¿si? —musitó muy bajito, señalando un pequeño parque al otro lado de la calle.
Jimin le ayudó a llegar hasta una banca. Ambos se sentaron ahí. El chico aún sudaba frío y él no sabía que hacer, no sabía que más preguntar. Estaba nervioso. El omega castañito respiró profundamente el aire fresco para relajarse y cuando estuvo mejor, no pudo evitar sentirse algo apenado por la preocupación del contrario.
— Calma, estoy bien. No te preocupes. —le dijo para tranquilizarlo. Jimin no sabía si eso era real o solo lo decía para calmarlo.
— ¿Te pasa seguido? —quiso saber.
— Casi diario desde hace un par de semanas. —murmuró más tranquilo. — El médico dice que son bochornos normales pero, también me dan mareos y mi presión es débil. Es por eso que debo salir y respirar. Gracias por ayudarme. —le contó, terminando con una amable sonrisita. Su cabello estaba algo pegado a su frente por el sudor pero parecía respirar mejor.
— No hay de qué. Soy Jimin por cierto. —le ofreció su mano con una ligera sonrisa.
— Mucho gusto, Jimin. Mi nombre es Kihyun. —dijo apretando su mano.
— Entonces, ¿estás mejor? No necesitas que llame a alguien, ¿tu pareja? —quiso asegurarse.
— No, no. No quiero preocuparlo de nuevo, estuvo cuidandome desde ayer. Recién pude convencerlo para que se fuera a trabajar. —comentó sonriente, una sonrisa orgullosa y feliz. Él castaño llevó sus manos hasta su pancita y la acarició suavemente. Los ojos de Jimin no pudieron evitar seguir el movimiento. Kihyun notó su atención. — ¿Quieres tocar?
— ¿Puedo? —balbuceó sin esperarlo.
— Claro.
Kihyun tomó la mano de Jimin y la posó sobre su vientre distendido. El rubio aún recordaba lo lindo que era hacer lo mismo con la enorme barriga de su pobre cuñado. Un embarazo de trillizos no había sido nada fácil, pero Baekhyun amaba a sus cachorros traviesos y él, amaba mucho a sus sobrinos.
— ¿Cuánto tiempo tienes? —le preguntó.
— Cinco meses apenas. —respondió.
— ¿Ya sabes que será?
— Si, un niño. —contó emocionado.
— Felicidades. —le dijo sincero.
— ¿Tu tienes hijos? —le preguntó.
Jimin quitó la mano de su pancita un poco triste. Era muy pronto para saberlo. No sabía aún si lograría estar en cinta siquiera. Si bien era cierto que sus estudios dieron un nivel muy bajo de fertilidad, también era cierto que estaba sano y que no había impedimento para quedar embarazado todavía. Pero con el tiempo, sus probabilidades disminuirían paulatinamente hasta ser irremediable. El tiempo, era un factor importante.
— Aún no... Pero me gustaría mucho. —murmuró. Echando una mirada hacia la lejana zona de columpios del parque. Allí había pequeños jugando, viéndose adorables para el omega, con sus abriguitos.
— Seguro que los tendrás pronto Jimin. Se ve que eres alguien muy amoroso. Verás que nuestros hijos estarán allí mismo jugando juntos. —le dijo, Kihyun, poniendo su mano en el hombro del rubio amigablemente.
Jimin afrontó con fortaleza el sentimiento de querer llorar y le sonrió de acuerdo. Como una pequeña promesa a cumplir. Kihyun era solo un par de años mayor que él, estuvieron conversando un largo, largo rato en el que le contó sobre problema de salud, lo cual añadía algo de riesgo a su embarazo pero nada que con reposo y cuidados pasara a mayores. Él y su pareja vivían solos puesto que era hijo único y tristemente sus padres ya no vivían, mientras que la familia de su pareja no apoyaba su relación. Shownu era un alfa de "buena familia". Un chico de "categoría" que no era bien visto por unirse a un omega "promedio sin apellido ilustre" entonces ambos decidieron mudarse juntos, sin importar el que dirán. Sin embargo, no esperaban que un cachorro llegaría tan pronto, y menos esperaban la preeclampsia de Kihyun. Jimin había conocido a alguien más a quien admirar. Y en definitiva, también sumaba otro buen amigo más en quien confiar y apoyarse cuando lo necesitara.
Antes de que cayera el atardecer ambos omegas regresaron al edificio y tras despedirse, ambos entraron a sus departamentos correspondientes. Jimin estaba seguro de que empezaría a arreglar sus pequeñas malas decisiones, debía ir planeando como podría regresar luego de tantas faltas a tan poco tiempo de finalizar. Llamó a su mejor amigo Hoseok para saber que tal estaban las cosas y de paso informarle que ya estaba de regreso en la ciudad. Obviamente no pudo parar el interrogatorio de su nada discreto amigo al otro lado de la línea al saber que se iba a casar con un completo desconocido y no solo eso, ahora era su omega.
— ¡¿QUE?! ¿Cómo que te enlazaste con él? —gritaba sin dar crédito. — ¡¿Jimin estás loco?! Eso no era lo que debía suceder...
— Lo sé, lo sé pero...
— Se suponía que solo "fingiría" ser tu pareja y te daría sus semillitas... —le interrumpió sin dejarlo terminar. Hoseok estaba más que perplejo.
— Sí pero...
— ¡Es que no puedes estar hablando enserio! —le volvió a interrumpir. — Jimin, es un gigolo... Sabes lo que ha hecho, sabes a lo que se dedica... —le expresó con preocupación.
Sí, eso lo sabía bien. Jimin estaba consciente de lo que implicaba. Estaba consciente de que antes de él, hubieron muchos omegas que utilizaron sus servicios. Definitivamente no le encantaba la idea y prefería no recordarlo, pero ahora, era algo que pertenecería a su pasado. Algo que no podría borrar y que no era necesario estigmatizar. Jimin se había enamorado y estaba seguro de que YoonGi aceptaría no volver a ese trabajo por él. Confiaba en que no fuera un problema y que a pesar de lo celoso que era, esperaba olvidar pronto. Debían hablar pronto de eso, pero sabía que no era el momento, no con lo que estaba pasando. Lo primordial era que la situación de su amigo se arreglara. Ya después hablarían.
— Hyung no te preocupes, lo sé. Pero, creo que he encontrado mi destino y no lo dejaré. —le contó emocionado.
— ¿Tu destino? ¿De verdad? ¿Cómo puedes estar seguro? Jimin...
Hoseok estaba realmente preocupado. Es decir, ¿cuántas probabilidades había? Encontrar justamente a tu pareja destinada en el sitio web de una empresa dedicada al consuelo omega era como una en un millón. Necesitaba tiempo para comprenderlo y aceptarlo. Lo cuál, sería algo un poco difícil. Hoseok esperaba que no le hubieran lavado la cabeza a su amigo, o en el peor de los casos, estuviera bajo el efecto de aquel alfa. Siguieron conversando e intentado dejar de lado esa pequeña discusión.
— Bueno, y a todo eso... ¿Que pasó? Tú... ¿Lo conseguiste? —indagó.
Jimin caminó hacia la cocina del departamento, habían pasado varías horas desde su última comida y ya tenía hambre. Puso su celular entre su hombro y su oreja mientras buscaba uno de los bolsitos de carne seca para botanear.
— Aún no lo sé... Es algo pronto. Él... es muy tierno, dijo que intentaríamos lo que fuera necesario. Debes conocerlo y darle una oportunidad hobi. Es realmente peculiar. —le contó sonriente.
Y es que definitivamente Jimin estaba convencido de no haber conocido a alguien igual antes. Nadie más peculiar que Min YoonGi era capaz de hacerlo enamorar por igual tanto de su seriedad, como su altanería cómica. Peculiaridad era la palabra exacta que lo describía y era eso lo que probablemente le encantaba.
— Hablas de él como como si realmente estuvieras enamorado. ¿Que te dio eh? Debe hacer muy bien su trabajo... —dijo lo último con un tono insinuante que dejaba muy claro su intención. Jimin se puso en modo tomate.
— ¡Hyung! —le regañó. Y solo pudo escucharse la risa de su amigo al otro lado de la línea.
La puerta del departamento se abrió de pronto, sorprendiéndolo un poco. YoonGi había llegado. El peliblanco sacó su abrigo y caminó hasta alcanzarle, le abrazó de la cintura y le dejó un beso en la mejilla.
— Te llamo luego ¿de acuerdo? —le dijo antes de colgar. Jimin quería saber que había pasado.
— ¿Quien era? —preguntó curioso.
— Mi amigo Hoseok. Quería avisarle que regresé. —Jimin le correspondió con un beso. — ¿Cómo está tu amigo? ¿Qué pasó? —indagó. El pálido alfa resopló con algo de cansancio.
— Fue un lío. Al principio lo amonestaron por no declarar el monto del robo completo. Pero igual se le mostraron las pruebas que Seokjin nos mostró. Su caso será tomado en cuenta como posible extorsión y secuestro. Ahora si buscaran a Jungkook. —le contó serio.
YoonGi lucia preocupado. Jimin estaba conociendo una faceta centrada y fraternal en él. En definitiva, aún le faltaba enamorarse de todas de ellas. El alfa desvergonzado era un estuche de monerías.
— Lo van a encontrar, ya verás. —le animó con una de sus características sonrisas.
YoonGi no podía creer que aquello estuviera pasando. Tenía de frente a la persona más hermosa que había conocido y estaba seguro que de ahora en adelante, su presente y su futuro cambiaría para bien. YoonGi estaba seguro de que deseaba ver esa sonrisa que alegraba un día malo y lo iluminaba. Y quizás la ridiculez del amor era más poderosa de lo que imaginaba, o tan solo Jimin, era todo lo que necesitaba. YoonGi le besó amorosamente y Jimin le abrazó el cuello entre risas. Sin importar lo que sucediera, ahora se tenían el uno al otro, lo demás, llegaría con el tiempo.
— ¿Quieres ir a buscar a nuestro cachorro? —le susurró juguetonamente al oído.
Jimin asintió sin dejar de reír. YoonGi le cargo y el rubio enredó sus piernas alrededor de su cintura mientras iban a su habitación.
Una de las cosas que más amaba, era a ese alfa desvergonzado sin duda.
Creo que se han dado cuenta de que éste YoonGi es un alfa muy peculiar uwu
Amo mucho la personalidad que le di.
¿Le picas a la estrellita por más alfas como este YoonGi? :3
👇
MIN∆BRIL
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro