Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap extra


Ésto estaba siendo insoportable.

Los alumnos, hablar, escribir, pasar la hoja, mover sus sillas, todo el bullicio que estaban haciendo me estaba poniendo los pelos de punta. Y la única acción que podía hacer es mantener mis ojos en los informes sobre mi escritorio, fingiendo que los leía cuando en realidad mi mente estaba viajando muy lejos de mí.

La campana sonó y yo parpadeé para salir del trance en el que me había metido, despegué mi mano en puño de mi boca y miré a mis alumnos que comenzaban a guardar sus pertenencias.

─No se olviden de leer la página 134 del libro y hacer un resumen ─dije, recibiendo un "sí, profesor " y después de ello un aclamado "Hasta mañana, profesor".

Me levanté del escritorio cuando el salón se quedó vacío. Al igual que yo.

Hace unos días terminé una posible relación con un compañero de trabajo muy atractivo, antes de él, también hubo otros. Lo que hay en común aquí, es que no podía dar el paso importante con cada uno de ellos.

Hacer el amor.

Por la inseguridad. Todo el maldito tiempo me preguntaba si yo completamente desnudo les gustaría, porque no estaba hablando de mi físico, de mi piel, aunque en parte sí. Hablaba de todo y nada en particular a la vez, porque cada pequeña cosa de mi cuerpo me daba estas ideas en mi cabeza.

No considero que el perder la virginidad sea una cosa verdaderamente importante, pero me aterra que, en el momento, las ilusiones que me he estado haciendo terminen porque mi pareja no se encuentre atraída a mí de forma sexual y eso terminé acabando con la relación. Entonces, me encuentro a mí mismo terminando con las personas antes que ellos puedan terminarme a mí.

Llegué a casa entre desesperación, ansiedad y tristeza, nuevamente me había tirado sobre mi cama a pensar mientras lloraba silenciosamente. Estaba cansado, harto, toda la mierda venía a dolerme más a torturar mi cabeza, a joder con pensamientos negativos.

Lo peor de es que aquí en la ciudad no tengo amigos (no es que los tuviera antes), relaciones de trabajo solamente, pero amigos no. Me he concentrado tanto en otras cosas, como en tener pareja, por ejemplo.

Pero es que no puedo estar con alguien por este maldito miedo. Porque siento que soy una costosa cáscara sin algo que pueda aportar en verdad.

Sí, tengo dinero, tengo estudios, tengo títulos y he trabajado forzosamente mi cuerpo. Pero hablo de mi alma, de lo que mi corazón puede aportar. Él me creó tanta inseguridad al decirme que me amaba y darme cuenta de que fueron solo mentiras.

Me escapé de casa, no he visto a mi familia durante un largo tiempo y ellos me dieron esta crianza de solo ver el poder y la cantidad de ceros que puede poner en un cheque. Pero ¿qué hay de cómo me ve al mundo?, ¿cómo me ve la gente a mí?

No soy Constantinne Brooks el hijo de los Brooks.

Constantinne Brooks, ese es mi nombre, ¿quién soy yo?

Necesito sacar ésto ya de mi sistema, necesito encontrar una solución, necesito hacer algo pronto o me perderé en todo esto.

Salí de mi cama, tomé mis pertenencias, varias prendas de ropa lo suficientemente cubiertas y el cubrebocas dentro de uno de mis cajones. Estoy demasiado devastado para verme bien, aunque no lo hago.

Salí perdido de mi casa, recorrí las calles, hasta que encontré un lugar parecido a un teatro, pero con pinta diferente, grandes letras en neón morado decían 'Lovers'. Junté mis cejas, pero al ver personas salir demasiado alegres, me encogí de hombros y me abrí paso a el lugar.

¿Alguien está jugando conmigo?

¿Dónde están las cámaras?

Un prostíbulo.

Esto había quedado como anillo al dedo y yo está a tan desconcertado, me giré para poder irme de ese lugar, pero antes de poder tocar la puerta... Pensé.

Si no puedo tener relaciones sexuales con personas que conozco por el miedo de ser usado y de cómo avance la a situación. Tal vez pueda tener sexo con alguien que no conozco, esta vez usarlo yo y ver si soy capaz de hacerlo o no.

Volví a girarme y a pasos lentos observé a las personas que estaban sentadas en diferentes sillas. Mi pregunta era si debía acercarme a aquellos hombres que lucían como trabajadores de aquí. Confiando en mí solo caminé hasta donde una muy bonita mujer se encontraba detrás de un mostrador.

─Buenas tardes... ─murmuré.

Ella levantó la vista para encontrarse con la mía, una sonrisa apareció y sus ojos se ocultaron levemente, acomodó sus cabellos y puso sus codos sobre el mostrador.

─Bienvenido a Lovers, ¿en qué puedo ayudarle? ─dijo.

Mi mente estaba tan centrada en varias frases que yo realmente tardé en saber lo que iba hacer, no sabía, no estaba enterado de lo que yo mismo podía lograr.

─Soy nuevo en esto... amm, no sé cómo se hace... Ammm ─rasqué mi cabeza por arriba de la tela de la gorra y mordí mi labio bajo la tela del cubrebocas.

─ ¿Venir a un prostíbulo?

En parte.

─Sí.

Ella asintió, abrió un cajón, sacó unos papeles, tomó una pluma con un gatito decorando la punta y me los extendió. Era una especie de contrato, donde tenía que poner mis datos y leer las condiciones. Junté mis cejas después de leer todo y firmé, qué más da.

─Ahora, ya que ha firmado. Puedo darle los currículums, ¿prefiere hombre o mujer?

─Hombre. Que sea de los mejores de aquí.

Ella asintió. Abrió otro cajón, sacó varios folders de color rojo, los separó quitando una gran cantidad y los volvió adentrar en el cajón, dejando diez en sus manos, los cuales posó sobre el mostrador para después conectar su mirada con la mía.

─Están ordenados de forma que el mejor está al último. Es el currículum, las reglas, los datos de lo que permite, entre otras cosas y una foto.

Lo demás no lo entendí, solo asentí, comencé a abrir folder por folder mientras ella se había ido a no sé dónde. Y entonces, mientras veía cada foto para ver quién podía llamarme la atención, suspiré rindiéndome en el último y lo abrí.

Nombre: Ethan Park.

Edad: 29 años.

Experiencia: Completa.

Dato wonder: Palabras sucias, posiciones, ritmo...

Leí un poco, levanté los hombros y pasé a la foto. Madre mía.

No sé cómo explicar lo que estoy viendo y sintiendo justo ahora. La foto es impactante, no por la posición o lo mucho o poco que muestre, de hecho, no muestra más que la parte de arriba y es... como haber corrido durante horas, me quedé sin aire y se secó mi garganta.

Una foto en blanco y negro de un muchacho con sombrero ladeado sostenía unos tirantes sujetos a un pantalón de vestir que le hacía lucir muy bien las piernas y el trasero, no tenía camisa, por lo que su pectorales lucían perfectamente bien; había una jodida y hermosa sonrisa ladina que era decorada por gruesos labios, luciendo apetecibles. Pero, sobre todo, lo que más me atrapó, fueron sus ojos, luciendo juguetones, lujuriosos, sexys, penetrantes, intimidantes y al mismo tiempo dulces.

No solo me había gustado.

Saqué mi teléfono celular mirando a todos lados y presioné la cámara, enfoqué la foto del muchacho y saqué varias fotos para obtener el mejor enfoque. Guardé el móvil cuando la señorita había vuelto y me vi leyendo los documentos con sumo interés, aunque realmente ya no importaba eso, estaba seguro.

Dejé los folders sobre el escritorio dejando aparte el de Ethan Park, miré a la señorita y señalé el folder con mi dedo.

─Oh, Ethan. Perfecto ─habló, acomodando sus cabellos nuevamente. ─. Cuando él venga, debe formar fila con otros, él los observará y escogerá uno. Algunas veces puede escoger a quien atenderá y para eso suele tardar semanas aún si ya es cliente regular, por lo que, si no es escogido, me disculpo de ante mano. Tal vez tenga suerte el día de hoy. De lo contrario tendrá que agendar una cita y... tenemos las horas de este mes ocupadas.

Eso me bajó sin duda alguna el ánimo, ¿semanas?, yo no tenía semanas, debía solucionar esto de una vez, sí o sí tenía que ser atendido y si no era por el tal Ethan, sería por alguien más. No importaba.

Asentí y me señaló los asientos de la recepción, me giré sobre mis talones alejándome de la señorita, pero acercándome a mi desesperación. Metí mis manos dentro de las bolsas de mi chamarra, me senté y esperé.

La señorita del mostrador volvió a irse por el pasillo.

Mi atención nuevamente estaba en otras cosas y al mismo tiempo en las personas esperando en el lugar, eran hombres y mujeres de aspectos comunes y otros muy poco comunes, como aquella señora que usaba un vestido corto (muy corto) y escotado o como aquel hombre de traje que tenía las piernas cruzadas y un portafolios sobre las mismas. Me sentía extraño, ¿se supone debía venir vestido de alguna manera?

Mi atención se fue directo al pasillo, debido a los murmullos observé en esa dirección, donde una cabeza se estaba asomando. El hombre caminó fuera del pasillo y se paró junto al mostrador.

─ ¿Cuántos esperan por Ethan Park? ─cuestionó y si no fueron todos, entonces fue la mayoría.

Levantaron su mano y comenzaron a murmurar, yo hice lo mismo, levanté la mano y rápidamente se formó una fila frente al mostrador.

La mujer dijo que tarda semanas en escoger a alguien, por lo que directamente me sentí fuera de lugar, ¿qué estoy haciendo?, tal vez debería irme. Pero no puedo.

Mis ojos están puestos en aquel hombre. La foto no le hace justicia. Luce mucho mejor que en la foto.

Un hombre de cabellos semi-peinados-despeinados y humedos, camiseta de color vino que hace resaltar sus fuertes y grandes brazos además de su fuerte pecho y estómago marcado, hombros anchos, un pantalón negro que resaltaba sus fuertes, grandes y poderosas piernas con unos muslos impresionantes (quería tener esas piernas oprimiéndome). Su rostro era otra cosa, se veía tranquilo, demandante, malditamente dulce y sexy, era otra cosa, no había visto antes a alguien como él, que podía dar miedo y protección en su rostro, por la postura de su cuerpo, era extraño.

─Tú ─me señaló con la barbilla. ¿Me señaló?

─ ¿Hmm? ─saqué mi mano del bolsillo y me señalé. Completamente fuera de mí.

─Sí, tú. Sígueme ─se dio la vuelta sobre sus talones y se alejó por el pasillo que antes la chica ya había recorrido.

Me apresuré a seguirle.

Estaba desconcertado, a la primera vez me había elegido, jodida mierda.

¿Qué estoy haciendo?, ¿qué se supone que lograrás con esto Constantinne?, deberías irte, da la vuelta, aún no pagas, vete vamos, antes de que lleguen a la habitación, antes de que cierre la puerta.

─Entonces, puedes decirme cómo es que quieres que lo hagamos para complacerte, hay muchas posiciones y también puedes comentarme de algún fetiche para hacerlo, siempre y cuando no dañe mi salud o la tuya. ─dijo, a mis espaldas, poniéndome nervioso. Me giré a verle.

─Nunca he hecho esto, ¿ok? ─hablé rápido, aclarando el terreno.

─ ¿Venir con un gigoló?

Me sentí incómodo.

─No, hablo de... tener sexo.

Él se quedó callado ante mi confesión, no se movió ni un momento, pero parecía observarme. Sentí que veía mis miedos y eso me hizo sentirme desconcertado.

─O sea que...─tomó sus anchas caderas ─. Eres virgen.

─Sí...

─ ¿Estás seguro de entregar tu virginidad a un completo extraño? ─preguntó. Me hizo reír.

─No soy de ese tipo de personas que cree que la virginidad es como algo especial que debe entregarse con cierta persona especial.

─ ¿Entonces?, ¿qué es lo que te tiene tan nervioso?, ¿por qué no quieres comenzar?

¿Estaba preocupándose por mí?

─Es... tan solo que ─suspiré, pensando en toda mi mierda ─. Durante mucho tiempo he estado en relaciones y a punto de hacer el amor. Pero no puedo, me impide la... inseguridad.

─ ¿Inseguridad?

─De que no les guste yo al desnudo ─dolió mucho decirlo en voz alta, porque sabía que iba más allá de la inseguridad de mi cuerpo.

─Yo realmente no puedo decirte si le gustarás o no a esas personas, porque no he visto tu cuerpo ─habló, ganando mi atención ─. Pero, si en verdad le gustas a esas personas, tu cuerpo no debe ser impedimento para estar con alguien. Lo físico dura un periodo determinado de tiempo, es efímero, no cuenta, no vale. La verdadera belleza está en el interior de las personas y discúlpame que te lo diga, pero aún sin conocerte y poder oír esa inseguridad tuya, digo que cualquiera que no quiera estar contigo por tu cuerpo, es un estúpido ─finalizó, con enojo palpable en su voz. Me hizo reír de nuevo. Lindo.

─Antes de tus horas de gigoló eres algo así como ¿un psicólogo?

─Bueno, tú viniste hablarme de tu problema. No puedo hacer oídos sordos y ser seco para decirte "¿Vamos a tener sexo o no?", no soy ese tipo de personas.

─ ¿Buscas la comodidad en todos tus clientes?, ¿así como conmigo?

Volvió a quedarse callado, miró al suelo y volvió su vista sobre mí. Ahí me di cuenta de que no, era la primera vez que hacía este tipo de cosas, pues estaba desconcertado al igual que yo.

─Ahora solo estoy tratando que te sientas seguro de hacer algo ─se excusó.

─Entonces ha funcionado ─sonreí y me saqué la chamarra, seguro.

─ ¿Quieres hacer ésto?

─Así es. Solo que... necesito pedirte favores muy vergonzosos ─me senté en la cama con nerviosismo.

─Adelante.

─Primero, quiero mantenerme con el cubrebocas puesto ─asintió ─. Y, segundo... Esto es estúpido, lo siento, mejor me iré.

─Alto ─ordenó.

¡Ordenó!

Maldita sea, algo tengo que no puedo evitar cumplir las órdenes, siempre he sido algo sumiso en ese aspecto, cumplo con lo que me dictan de la mejor manera posible y no solo eso, sino que me gusta que me ordenen. Y su voz dando órdenes logró prenderme.

─No importa cuán vergonzosa sea tu petición, igual he de cumplirla, me estás pagando por hacerte sentir bien, entonces si aquella te hará sentir satisfacción, solo es cosa de recitarla para yo ponerla en práctica ─dijo.

─ ¿No importa cuán rara sea?

─Hace media hora atrás estaba con un cliente al que le gusta lamerse los pies mientras le doy por culo. No importa lo raro que sea.

Me hizo reír nuevamente.

No había reído tanto con una persona desde hace semanas.

─Bueno, entonces creo que me siento algo afortunado por no tener un fetiche de esos. Aunque me siento algo patético, señor.

No sé si tengo fetiches, había visto vídeos porno y disfruto de la masturbación, sé que cosas tal vez podrían gustarme, como el usar lencería. Pero justo ahora no puedo pensar en nada más que no sea hacer lo que he querido obtener siempre y no he podido. Lo necesito.

─Solo suéltalo ─me alentó.

─ ¿Puedes hacerme el amor?

Y esas palabras, justo en este momento, no sonaron como esperaba que sonara, de hecho, no esperaba que sonara de alguna manera. Pero tuvieron un impacto tan grande, como una petición muy necesitada, como si hubiera descubierto mi alma ante él, como una especie de promesa, como una frase que cambiaría algo.

Pero no sabía qué.

No quería saberlo.

Se sentía extraño.






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro