45
Salí del baño ya vestido, llevé mi mano sin anillos a mis cabellos para peinarlos mientras caminaba por mi habitación, la cual ya no estaba hecha un desastre, estaba todo limpio, sin botellas de alcohol o retratos de Constantinne, a excepción de aquel grande en mi pared, que no podría quitarse fácilmente.
Fuera de la habitación, caminé por el corredor, encontrando mi comedor, cocina y sala de estar impecables, Constantinne estaba en mi cocina y olía delicioso. Iba a caminar hasta él, pero fue más rápido, tomó un plato con algo que había servido de una olla y lo llevó hasta la mesa, al dejarlo ahí me miró y señaló con su cabeza el plato.
Cambié mi rumbo hasta ahí, me senté y él hizo lo mismo, sentándose frente a mí, posó sus codos sobre la mesa y cruzó sus brazos, estirando sus elegantes dedos largos sobre la tela que le cubría, un bonito anillo brillaba en uno de ellos y me faltó el aire.
─Lamento que tuvieras que verme de esa manera ─miré el plato que estaba frente a mí, tomé el cubierto y lo hundí en la sopa de verduras. Llevé la cuchara a mi boca y sentí el delicioso sabor de la zanahoria y el limón, jugando con algo más que no sabría decir, tal vez era el arroz o el pollo. Era exquisito. Suspiré en aprobación.
─Fue un poco shock. Hace dos meses que no nos vemos, que Anny me llamara diciendo que estabas en el baño con pastillas por ahí y eso de que te habías vuelto en un hombre bebedor, fumador y dormilón. Fue... no sé. Me preocupé.
Frunció de nuevo el ceño, sus cejas juntas, su mirada pesada.
─Está limpio el apartamento ─dije, sintiéndome incómodo. Otra cucharada a mi boca ─. También lamento eso.
─Estaba ansioso en lo que venía un doctor, así que me puse a limpiar.
No pregunté, no preguntó por sus retratos. Continué tratando de comer, sabiendo que su mirada estaba posada en mí, yo no tenía las agallas suficientes para mirarlo directamente. Ya no.
─Gracias.
─Es lo menos que puedo hacer. Después de todo lo que hiciste por mí.
Levanté la mirada, posé mis manos sobre la mesa, mis puños. El tono en el que había hablado me avisó que estaba haciendo esto como un tipo de "estamos a mano" y eso me hizo enojar mucho, siendo que no estaba aquí solo porque le preocupara mi estado, solo por querer estar aquí y cuidar de mí, lo peor es que yo sabía esa pelea interna que estaba teniendo, porque yo la tuve sin saberlo y era agotador.
Odiaba esta situación, pues nunca me imaginé que aquel chico de cubrebocas y capucha, que llegó a Lovers y me intrigó tanto, cambiaría tan abruptamente mi forma de pensar, ser y ver, sobre todo la vida. Había dado un giro de 180° a mi mundo, a todo lo que componía mi persona, me había jodido.
No podía permitir que viniera a cuidarme, me bañara, me rasurara, me preparara sopa de verduras y se sentará aquí frente a mí, haciendo parecer como si esto fuera una cosa de nada y que lo haría con cualquier tipo de persona. Y sí, posiblemente sí lo haría con cualquiera más que fuera cercano a él, alguien que lo necesitara. Pero sin duda alguna, no podía venir a fingir que no estaba enamorado de mí, no podía venir a fingir que no me amaba.
Sobre todo, porque yo lo amo.
¿Egoísta?
─ ¿Por qué te enamoraste de mí? ─pregunté de repente.
Y aunque le tomó por sorpresa, aun así, le hizo enojar, pues junto más sus cejas, enterró las yemas de sus dedos y sus cortas uñas en el proceso, dándome esa mirada cargada de no sé qué, tal vez odio por ser tan cínico.
─No voy a hacer esto ─se levantó de la silla en la que estaba, mirándome.
─ ¿Por qué no?
─Porque no vamos a estar juntos, Ethan ─dijo, comenzó a caminar a donde estaban sus cosas, su maletín en mi sofá y un bolso grande de estos en donde podías llevar cosas de gimnasio ─. No tiene caso que yo te diga toda esta mierda si no estaremos juntos ─caminó hasta el perchero y tomó su saco, comenzó a adentrarse en él.
─Entonces, para cerrar el ciclo.
Se detuvo, giró lentamente su cabeza, incrédulo de lo que acababa de decir, pues su ceño fruncido en confusión me recibió al girarse por completo. Se acomodó el sacó y asintió, dejando su maletín y su maleta en la puerta.
─ ¿O me vas a decir que no ha dolido o algo el alejarte tanto tiempo de mí?
─Estás siendo engreído.
Me encogí de hombros.
─ ¡Ah! ─golpeó el piso con su pie ─. En serio, odio eso que tienes sobre mí de querer aceptar y decirlo todo. Sí, ha sido jodido. No pude cerrar los ojos sin ver tu rostro cada que lo hacía, era que no podía dormir porque necesitaba dormir a tu lado ─me apuntó, asentí ─. No lo entenderías.
─Lo hago.
Se cruzó de brazos y tensó su mandíbula, caminó unos cuantos pasos y me miró de arriba abajo.
─ ¿Para cerrar el ciclo? ─asentí ─. Bien. ¿Por qué me enamoré de ti?, por la forma en que me hacías sentir amado. Listo ─. Se giró para tomar sus cosas y luego irse, pero tomé su brazo ─. ¿Qué?
─Necesito más.
─ ¿Más? ─me miró incrédulo. Asentí, le señalé el sofá. Llevó sus manos a sus cabellos y los despeinó tratando de controlarse ─. Siento que después me arrepentiré de esto.
─Yo no lo creo.
Caminamos hasta el sofá, donde se sentó primero mientras exhalaba audiblemente, me senté junto y él se movió un poco más lejos de mí. Me miró y yo a él.
─Cuando llegué a Lovers no tenía planeado aquello. Pero después comenzamos a tener más interacción y tú estabas ahí, estabas constantemente haciéndome reír, estabas ahí teniéndome entre tus brazos. Esto sonará pervertido, pero la forma en que teníamos sexo era tan gloriosa que lo quería todo el tiempo, mañana, tarde, noche, la forma en que tu pene entraba en mí y en cómo tus manos recorrían mi cuerpo, como tus labios marcaban cada parte de mí.
Parecías irreal, pues hacías tanto, todo el tiempo, me escuchaste, me tomaste, te adueñaste de cada parte de mí de una forma que yo en verdad lo quería. Quería tener tu pene dentro de mí todo el tiempo y que fuera así para siempre, porque te deseaba y no solo físicamente, también deseaba tu interior, tus pensamientos y al Ethan que me contó cómo se sentía y que me dejó estar ahí para él.
Me enamoré de ti no solo por todo lo que hiciste para mí, sino por lo que hiciste conmigo, me ayudaste a sentirme amado, me ayudaste a sentirme bien y yo amaba la forma en la que tú me amabas ─sonrió con ironía ─. Aunque no lo hicieras. Pero la forma en la que me mirabas, como me tocabas.
Se levantó de repente, incómodo de seguir hablándole en el sofá, incómodo por sostenerme la mirada. Caminó fuera de la sala, casi corriendo a mi habitación, yo lo seguí escuchando aún cómo sus pensamientos eran tan ruidosos por todo lo que quería decir aún.
─ ¿Qué quieres que te diga?, estabas tan dentro de mí todo el tiempo que en verdad sentía que, si no tenía tu orgasmo, tus labios, tus manos, tu mirada o tu perfume, me volvería loco. Irme fue lo que quería para alejarme, porque todo me recordaba a ti; mi apartamento, el salir, el centro comercial, las calles, los taxis, las flores, el cielo mismo. Porque, aunque fueron muy pocas las veces que salimos juntos, parecía como si de pronto estuvieras en cada maldito rincón, aparecías en todos lados y eso me dolía, me regañé a mí mismo varias veces por pensar en tus labios o tu sonrisa en vez de pensar en la clase que se supone estaba dando sobre el pensamiento filosófico.
Levantó las ropas sucias que eran mías, las llevó en sus manos y salió de mi habitación para recorrer el pasillo justo al lado izquierdo de mi cocina.
Era largo y al final había un pequeño mueble con varios productos ahí, plantas decorativas, como aquella maceta de lilas que compré días después de saber que estaba enamorado de Constantinne, un espejo del tamaño de lo ancho del corredor, al lado izquierdo la puerta donde estaba mi lavadora y un armario con toallas, ropa de cama más otras tantas cosas. Justo enfrente estaba una ventana, la cual estaba abierta y podía verse la ventana de la señora Carmen, siendo que justo a su lado derecho se veían los edificios y las casas a lo lejos.
─Quería llorar, porque quería estar sobre ti todo el tiempo, sentirte debajo de mi cuerpo, como esas veces en las que terminamos de tener sexo y me dejabas dormir sobre ti, sobre tu pecho y yo en secreto trataba de mantenerme un largo rato despierto para oler tu perfume, para sentir tus manos cubriéndome con la sábana y abrazándome. Joder, Ethan. Me enamoré de ti, por muchas cosas me enamoré de ti. Va más allá de que seas la primera persona que me amó, es esto de que, eres la última persona a la que yo quiero amar. Porque te amo.
Constantinne entró a la habitación de lavado, abrió la lavadora y metió la ropa, tiró jabón en polvo, cerró la tapa y jugó con los botones, la lavadora comenzó a hacer girar mi ropa y regresar para ser lavada. Yo lo miraba desde el marco de la puerta, por lo que cuando salió, se plantó junto al mueble, entre el espacio de la pared y el mismo mueble, mi reflejo se miraba por el espejo y se notaba que quería ahogarme en todo lo que estaba sintiendo.
Iba más allá de la agonía.
─Listo, es tu turno. Dime lo que tienes que decirme para cerrar el ciclo.
La luz que entraba por la ventana, un morado sorprendente, llegando a delinear su rostro de una forma exquisita haciendo resaltar sus redondos, largos y algo carnosos labios. Su nariz grande, redonda y adorable; sus cejas juntas y sus bonitos ojos con mirada esperanzada, dolida y con... Tristeza.
Constantinne aún tan enojado y triste lucía tan jodidamente bonito, quería poseerlo.
─No, ¿sabes qué?, no quiero saberlo ─intentó caminar, pero no pudo al ser apresado por mí contra la pared.
─ ¿Debería empezar por tu bonito rostro? ─pasé mi mano izquierda por su mejilla, rozando mi dedo con su labio ─. ¿O por tu jodidamente caliente cuerpo?
Llevé de forma rápida mi mano a su trasero y lo acerqué más a mí, presionado su nalga, escuché su jadeo por mi acción y sonreí complaciente, llevé mi mano a sus caderas, dejando la derecha contra el espejo.
─Llegaste a Lovers, me intrigó el que fueras el único diferente de todas las personas que veía diariamente, cubierto casi absolutamente de no ser porque podía ver tus ojos y tus cabellos cubriendo tu frente. Luego, cuando hablamos sobre que eras virgen y querías solucionar tu inseguridad. ¿Sabes qué pensé cuando te desnudé?, pensé algo como "no había visto un cuerpo tan bonito y jodidamente caliente como este antes", porque lo tenías, delgado, pero con suficiente muslo y brazos, caderas lo suficientemente anchas y cintura delgada, abdomen marcado, brazos fuertes, piernas fuertes, a pesar de verte tan grande, eras pequeño y a pesar de ser pequeño, podías verte grande.
Fue jodido para mí el que las luces iluminaran tu piel de esa manera tan sensual y, el saborearte, el pasar mis labios y lengua por cada parte de tu cuerpo fue como demasiado para mí. Porque nunca me había excitado tanto por mirar un cuerpo desnudo o pasar mi lengua por el mismo. Fue como un cortocircuito en mi cerebro cuando mi lengua tocó tu piel.
Cuando hundí mi pene en ti, cuándo fue tan lento cómo era que me abría paso en tu interior, de alguna manera supe que sería el mejor sexo que tendría y, eso es decir mucho. Pero tú parecías tener el tamaño exacto para mi polla y estabas tan lubricado y dispuesto a sentirme dentro de ti, que yo quería estarlo durante un largo rato.
Quería ahogarme en la sensación, la satisfacción de estar en tu interior y oír tus bajos gemidos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro