•La noche
Los tres se quedaron en silencio, mirando la foto y demasiado estupefactos para empezar a hablar. Hoseok estaba sorprendido de su propia estupidez. Ahora que ya sabía que Wonnie era efectivamente familiar de su HyungWon se preguntó cómo no había atado cabos antes. El nombre, el parecido... Era lisa y llanamente absurdo. Se rió por la bajo y los dos hombres lo miraron.
—Lo siento, lo siento —se disculpó y tomó la foto en sus manos— es que todo esto es... descabellado. Este de aquí, es uno de mis antepasados. Lee Jooheon.
Ahora fue el turno de los otros dos abrir la boca de la sorpresa.
—¿Joo era tu... ? —Wonnie fruncía el ceño a la vez que tomaba la foto.
—Hijo de Lee Jung Do. Mi tatara tatara abuelo si mal no recuerdo.
—¡Vaya! —dijo el otro muchacho— esto es increíble. Mi abuelo solía contarnos historias sobre su tatara abuelo. JongIn llevaba un diario.
—¿Él también? —preguntó Hoseok interesado.
—¿También? —preguntó HyungWon mirándolo con aquellos ojazos que le gustaban tanto.
—Oh, bien... —Hoseok resopló buscando las palabras— verán, el teatro —Hoseok le explicó a JeonWoo cómo había adquirido el teatro para ponerlo en contexto— estaba realmente en mal estado. Hubo que hacer algunas refacciones y al ser todo tan antiguo y sin haber tenido el mantenimiento necesario, todo se caía a pedazos. Una noche se rompieron unas tablas del piso de mi oficina y encontré una caja —Wonnie y el otro muchacho lo escuchaban absortos—, dentro había un diario, un manojo de cartas, un reloj de oro y algunas fotos... —entonces miró a Wonnie— todo era de HyungWon.
Wonnie abrió la boca, maravillado con todo lo que estaba pasando.
—¡Eso es sensacional! —exclamó Wonnie de repente muy feliz. Al ver que los otros dos lo miraban esperando una explicación su repentino ataque de felicidad, Wonnie aclaró la garganta y se dispuso a contarles su parte de la historia—. Bien, yo también debo contarles algo. Una vez , hace ya un par de años, rebuscando en el ático de la casa de mi abuelita, encontré una carta dirigida a HyungWon aunque no supe precisar de parte de quién era porque la tinta estaba casi ilegible. Imaginen mi sorpresa al notar que se llamaba igual que yo. Pero mi abuelita no supo decirme mucho más sobre él, sólo que era actor y que había actuado en The Blue Letter. Yo decidí buscar información porque me pareció una idea interesante para escribir un libro —miró a Hoseok y le sonrió— entonces con mi amigo Min decidimos investigar. Cuando yo pasé por primera vez por el lugar, el teatro aún estaba abandonado y Min me convenció de entrar para ver si podíamos encontrar algo, pero cuando nos decidimos, el lugar ya estaba siendo refaccionado. Yo quería entrar y preguntar directamente, pero bueno... —un rubor tenue cubrió sus mejillas— Min me arrastró hacia atrás del lugar y... entramos.
Hoseok asintió y frunció el ceño.
—¿Ese día...?
HyungWon asintió.
—Sí, ese día que nos conocimos, nosotros habíamos irrumpido en el teatro. Recuerdo que te asustaste...
Hoseok asintió.
—Recién había abierto la caja y estuve mirando las fotos, imagina estar mirando una foto y luego sentir un ruido y cuando salí a ver qué sucedía estabas tú, luciendo exactamente como el muchacho de la foto. ¡Creí que eras un fantasma!
HyungWon sacó la foto que había imprimido en la casa del teatro y la puso sobre la mesa. De nuevo los tres se maravillaron con el parecido entre HyungWon y Wonnie.
—Es increíble... —susurró JeonWoo— buscaré el diario de JongIn y podríamos juntarnos y armar la historia. ¿Qué dicen?
—Eso sería maravilloso —dijo Wonnie muy feliz.
Se despidieron de JeonWoo con la promesa de una pronta reunión. HyungWon y Hoseok caminaron en silencio y entonces el alto tomó del brazo a Hoseok.
—¿Crees que podrías enseñarme la caja de HyungWon?
—Por supuesto, si tienes tiempo podríamos ir a casa...
—Pásame tu dirección, iré más tarde. Yo también tengo que enseñarte algo.
HyungWon se tomó un taxi en el lugar y emocionado llamó a Min para contarle las últimas noticias. Este, por supuesto que dijo que él no pensaba perderse de nada y que iría a la próxima reunión que hicieran.
HyungWon llegó a su casa, se dio una ducha rápida y se vistió. Juntó todas las cartas, las puso en una caja de zapatos y partió hacia el apartamento de Hoseok.
Ya en el taxi cayó en la cuenta de que iba a ver al hombre que le gustaba. Y los nervios hicieron su aparición con fuerza. Se aplicó un poco de bálsamo en los labios y se acomodó el cabello. Ni siquiera se había mirado al espejo antes de salir. Solo rogó tener un buen aspecto.
Tocó el timbre y esperó. Hoseok abrió y le sonrió con toda la cara para luego hacerse a un lado y dejarlo pasar.
—¿Qué te gustaría beber?
—Oh, em... agua estaría bien.
Los recuerdos de la noche anterior lo asaltaron sin piedad y bajó la mirada apenado.
—Creo que ayer tomé demasiado, así que agua estará bien... Ah, y perdón por el papelón. Min me dijo que me habías llevado hasta mi habitación.
Hoseok se rió por los gestos que hacía HyungWon. Le parecía adorable.
—No tienes nada por lo que disculparte, Wonnie. Todos hemos pasado por eso alguna vez.
HyungWon asintió aún con las mejillas encendidas.
—Lo sé, es sólo que yo... Bueno no estoy acostumbrado a beber alcohol.
—No te preocupes —Hoseok le puso el vaso de agua sobre la mesita— igual, te cuento un secreto —HyungWon se inclinó hacia adelante para escuchar atentamente— no hiciste ningún papelón, de hecho fuiste un ebrio ejemplar.
HyungWon soltó una risita y se tapó los ojos con ambas manos.
—Dios mío, de todas maneras no volverá a pasar. Ah, a propósito —tomó la caja de zapatos y se la apoyó a Hoseok en el regazo. Este lo miró y luego la abrió—. Son las cartas que HyungWon le escribió a Jooheon...
Hoseok abrió la boca y dejó la caja a un lado para ir por la suya. Se la pasó a Wonnie y luego se puso a mirar las cartas.
HyungWon pasó los dedos por el reloj y por la tapa del cuaderno. Luego agarró el fajo de cartas. De pronto se sintió agitado.
—¿Has leído todo? —le preguntó a Hoseok. Este sacudió la cabeza.
—No. Voy leyendo de a poco.
Wonnie entonces tomó las fotos y las pasó una a una.
—Wow —dijo— este es Joo... Es increíble. Desde que encontré las cartas siempre intenté imaginármelo. Pero es mucho más bello de lo que podía llegar a imaginar en mi cabeza.
—Wonnie, ¿de qué crees que haya fallecido HyungWon?
HyungWon suspiró mirando las fotos.
—No lo sé... pero mira —agarró las cartas que Hoseok estaba mirando y sacó una y la abrió. Lee.
—¿Un virus estomacal? ¿Moretones? Esos dos muchachos que menciona en la carta HyungWon, ¿habrán tenido algo que ver en su muerte?
HyungWon abrió mucho los ojos dejando escapar un chillido.
—¿Tú también piensas que lo mataron?
Hoseok parpadeó confundido.
—¿Tú también lo crees?
—No. Pero Min sí... Y honestamente ya estoy empezando a pensar que todo es muy raro.
—Tendremos que esperar a ver qué dicen los diarios de JongIn.
Estuvieron un largo rato absorto en las cartas, compartiendo pasajes que sus antepasados habían escrito.
—¿No es increíble que nos hayamos conocido así? —Hoseok lo miró y HyungWon le sonrió— me refiero a... esto pasó hace más de cien años, HyungWon y Joo... Y ahora nosotros dos, su misma sangre nos conocimos en estas cir...
Hoseok levantó una mano y le acarició la mejilla. Los ojos de HyungWon se abrieron expectantes.
—...cunstancias...
Hoseok le recorrió el rostro con el dedo y HyungWon calló, suspirando ante cada caricia.
—Eres hermoso, ¿lo sabías? —susurró anclando un dedo en los labios brillantes de HyungWon que tragó con fuerza—. Wonnie... —este asintió despacio— ¿puedo besarte?
Los ojos grandes se clavaron en los suyos y de nuevo asintió con un movimiento lento de cabeza. Hoseok acercó la boca y dejó un pequeño beso en los labios regordetes y HyungWon cerró los ojos. Había estado esperando por un momento así. Le gustaba Hoseok. Le gustaba mucho. Jadeó involuntariamente cuando sintió la lengua de Hoseok en su boca. No sabía qué hacer, los únicos besos que habían compartido antes habían sido solo con los labios. La sensación intrusiva lo tomó desprevenido, pero los movimientos expertos de Hoseok pronto lo tenían suspirando contra sus labios y respondiendo con efusividad. Apoyó las manos temblorosas en los brazos de Hoseok y este tensó los músculos. Era una sensación maravillosa y HyungWon estaba encantado. Acarició los brazos con cierta timidez y las cartas cayeron al piso. Entonces sintió las manos grandes en su cintura, haciendo presión en su piel.
—Ho... Hoseok... —jadeó con la voz ronca. Hoseok abrió los ojos y le miró los labios. La boca de HyungWon sabía a durazno y aún tenía el sabor de su lengua en su boca.
—Llevo queriendo hace esto todo el día —dijo apoyándole una mano en la nuca para volver a besarlo. El cuerpo de HyungWon se relajó entre sus brazos.
Nunca había hecho nada osado en su vida. Como decía Min, él era una persona aburrida. Una persona que disfrutaba de la soledad. Le gustaban las cosas simples, las cosas que no presentaban riesgos porque creía que no tenía el temple necesario para afrontar las consecuencias de nada de lo que hiciera. La única emoción que había en su vida era seguir a MinHyuk en sus locuras. Ahora estaba besando al hombre que le gustaba y se sintió lo suficientemente valiente como subir la mano y apoyarla en la nuca de Hoseok para acariciar su piel. Hoseok gimió sobre su boca y ese pequeño gesto le infundió una sensación de poder que jamás había sentido antes. Hoseok estaba suspirando por sus caricias. Él había logrado eso. Los besos se sentían bien y aunque empezó a sentirse acalorado no quizo romper el contacto. Quería que Hoseok siguiera succionando su lengua y sus labios. Le encantaba especialmente el chasquido que hacían sus bocas al chocar. Nunca imaginó que algo pudiera sentirse así de bien. Pronto sus dedos se enroscaron en el cabello oscuro del otro y sintió las caricias en su costado. Una corriente eléctrica le cruzó el cuerpo y tembló. Hoseok se alejó apenas para mirarlo. Lucía agitado y tenía las pupilas gigantes de deseo. HyungWon buscó el aire que le estaba haciendo falta.
—¿Me creerías si te dijera que imaginé este momento muchas veces? —le preguntó Hoseok peinando su cabello hacia atrás.
—¿Tú... Tú pensaste en mí? ¿De veras? —preguntó con genuina curiosidad.
—¿Por qué te sorprendes? Me gusta tu forma de ser —dijo paseando un dedo por su perfil— me gusta todo de ti. Cuando ríes, cuando hablas, tienes una voz hermosa —HyungWon bizqueó un poco cuando Hoseok le tocó la punta de la nariz— y me gusta mucho tu nariz... es preciosa.
HyungWon se ruborizó y se abanicó con una mano. Nunca se había sentido tan halagado por una confesión.
—Qué cosas dices... —murmuró para luego esbozar una sonrisa que Hoseok se apresuró a picotear. HyungWon hizo un puchero para facilitarle el beso y luego sonrió.
—Tú también me gustas. Nunca había besado a nadie... Me gustan mucho tus besos... —dijo sin atreverse a mirarlo.
—A mí también me gusta besarte. ¿Quieres que nos besemos un ratito más?
HyungWon mordisqueó sus labios nervioso.
—Bueno, eso me gustaría mucho...
Hoseok soltó una risita y se inclinó hacia su boca.
—Dios santo, ¿dónde habías estado todo este tiempo?
Algunas horas después, HyungWon tenía la cabeza apoyada en el regazo de Hoseok que le acariciaba el cabello con movimientos relajantes.
—Estuve pensando que deberíamos ordenar todas las cartas. Las de Joo y las de HyungWon para poder armar bien la historia —comentó Hoseok mirando la carita perfecta de HyungWon. Este tenía los ojos cerrados y suspiraba ante cada paso de sus dedos por su cuero cabelludo.
—Si, también lo pensé. ¿Te molestaría si me llevo el diario para leerlo?
—Es tuyo. Te pertenece..
HyungWon abrió los ojos y levantó una mano para acariciarle la mejilla a Hoseok, pero este no se lo permitió y la tomó para besar el interior de la muñeca.
—Hey, me haces cosquillas...
Hoseok entonces estiró una mano y le levantó apenas la camisa para hacerle cosquillas en su estómago. HyungWon se retorció muerto de risa y cayó al piso.
Hoseok se levantó y caminó hasta el equipo de música y encendió el tocadiscos. Una música de jazz comenzó a sonar. Caminó hasta HyungWon que lo mirada divertido desde el piso y estiró una mano hacia él.
—¿Me permite esta pieza, precioso señor?
HyungWon asintió riendo y tomó la mano. Hoseok lo impulsó hacia arriba y afirmó las manos en su pequeña cintura.
—No sabía que te gustaba el jazz —dijo pasándole los brazos por el cuello.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí.
HyungWon alzó las cejas y sonrió de lado.
—¿Ah, sí? ¿Tienes muchos secretos? —preguntó coqueto. Hoseok dejó un beso en la comisura de sus labios.
—Mmm, algunos. ¿Quieres que te cuente uno?
HyungWon asintió expectante.
—Soy un excelente bailarín...
—Oh —soltó HyungWon cuando Hoseok se puso a girar con él en sus brazos—, yo no sé bailar...
Hoseok afirmó un poco más las manos y lo retuvo contra su pecho.
—Déjate llevar, Wonnie.
Y HyungWon eso hizo. Se dejó llevar.
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