⁰³ ˑ 𝘣𝘦𝘪𝘯𝘨 𝘢 𝘤𝘩𝘦𝘦𝘳𝘭𝘦𝘢𝘥𝘦𝘳 𝘪𝘴 𝘧𝘰𝘳 𝘭𝘰𝘴𝘦𝘳𝘴
𝗴𝗵𝗼𝘀𝘁𝗯𝘂𝘀𝘁𝗲𝗿 !
⁰³ ˑ 𝘣𝘦𝘪𝘯𝘨 𝘢 𝘤𝘩𝘦𝘦𝘳𝘭𝘦𝘢𝘥𝘦𝘳 𝘪𝘴 𝘧𝘰𝘳 𝘭𝘰𝘴𝘦𝘳𝘴
—Entonces... ¿quedamos en la biblioteca?
Kai miraba como su hermano hablaba tranquilamente con la chica rubia con la que le había tocado hacer el trabajo de no sabía qué cosa. Ella se había puesto colorada y estaba de los nervios, es más, juraría que iba a saltar por la ventana.
Pobre chica. Su hermano siempre buscaba hacer los trabajos con las chicas más listas de la clase, en especial las que no parecían tener muchos amigos, para que así le hicieran todo el trabajo. A diferencia de ella, que directamente no hacía nada.
—E...e...esto, sí —dijo ella asintiendo varias veces con la cabeza.
La sonrisa de victoria del chico le daba ganas de vomitar.
—¿Tú y tu hermano no os lleváis muy bien?
La pregunta la había cogido un poco de sorpresa, pero se recompuso enseguida.
—Meh —se encogió de hombros, sin darle mucha importancia al asunto.
—¿Donde quieres que hagamos el trabajo?
—No lo voy a hacer. Díselo al profe para que me ponga un 0 directamente.
Con la misma se levanta de su silla para salir a estirar las piernas un rato y porque después le tocaba inglés. Sabía que si llegaba tarde, la profesora no la dejaría entrar como castigo, pero para ella eso era un premio.
—Pero si es Kai —la llama un chico. La nombrada deja de mirar su móvil y dirige la vista el grupo de chicos del equipo de futbol de su hermano. Entre ellos estaba el chico al que le había golpeado la rodilla, aunque no fue tan grave, en dos meses volvería a jugar, aunque se iba a perder los primeros partidos.
La sonrisa sádica de Kai apareció de inmediato al verle con la vendas.
Junto a los chicos estaban dos chicas de pelo castaño que no conocía en absoluto.
—Anda, entra. Justo estábamos hablando de ti —pues parecía que las chicas sí que la conocían a ella. La pelinegra entró porque, bueno, tampoco iba a desaprovechar la oportunidad de entrar en la clase de Yamaguchi. Nunca se sabía.
Y sí, ahí estaba, con su mejor amigo y esa pelirroja listilla.
—¿Me he vuelto popular? ¿Tan pronto? —pregunta, señalándose a sí misma con una sonrisa se superioridad.
Ambas chicas se miran y sonríen cómplices.
—Verás, Kai, el otro día estábamos ayudando en administración a ordenar unas cositas y no te vas a creer con lo que nos encontramos.
—¿Tu cerebro? ¿Tenía mucho polvo? —le pregunta ella, fingiendo que le interesaba la conversación.
Podía notar la atenta mirada de Zomi, como si estuviera preocupada por algo que sabía y que probablemente no le iba a gustar.
—Tu expediente. Y el de tu hermano.
La sonrisa de Kai desapareció de golpe, pero ambas chicas empezaron a reírse.
Por la cara que había puesto la pelinegra, Zomi salió corriendo de la clase para buscar a Ren y pedirle ayuda, pues se imaginaba que las animadoras estaban haciendo de las suyas otra vez.
—Tu hermano repitió en la escuela media porque es más tonto que un perro mordiéndose la cola, aunque parece que ahora se le da bastante bien estudiar...o mejor dicho, engañar a las niñas feas que se creen sus mentiras. Lo del es más el futbol. Pero tú... oh, lo tuyo es otro nivel, Kai. Peleas, no estudiabas... pero... intentar seducir a un profesor para que te pase de curso y después mentir diciendo que intentó abusar de ti y romperle el coche cuando no te aprobó y nadie te creyó es pasarse, ¿no crees? Normal que expulsaran del Aoba Johsai a una basura como tú.
Todos se habían quedado en silencio.
—Qué cruel eres, Suyan —se ríe uno de los chicos, apoyando a la castaña.
—¿Es verdad que eres bipolar? ¿O es otra forma de decir que estás como una puta loca? —Kai ni se movía, solo les observaba como si dentro de ella ya no hubiera una persona, sino un animal salvaje.
—¿No vas a decir nada? —pregunta la otra chica, la que siempre se escondía detrás de la que parecía ser la líder del grupo.
—La pobre, va de niña mala y lo único que eres es una puta loca que debería estar en un manicomio.
—Suyan, basta ya.
Las dos chicas castañas se sorprenden al encontrarse con Yui, pero enseguida se dan cuenta de que Ren está detrás de ella junto a Zomi. Había más gente de primero alrededor.
—Chivata de mierda —murmura la nombrada mirando a Ren.
—¿Sabes Suyan? —le pregunta Kai con un tono de voz tan calmado, como de ultratumba, que daba miedo. La nombrada, al ver la forma en la que la miraba, como si fuera a matarla con sus propias manos, tragó saliva del miedo. —No deberías decirle a alguien que es bipolar que es una puta loca... porque eso hará que se cabree y... pierda el control.
Y la pelinegra le dio un bofetón con el dorso de la mano en donde tenía anillos para que estos le hicieran daño en la cara.
Yui no lo pensó dos veces cuando se puso en medio de las dos chicas para separarlas, sobre todo cuando dos de los jugadores de futbol iban a intervenir con la intención de hacerle algo a Kai.
—Apártate o te aparto, Yui.
—A mí no me hables así, niñato de primero —le advierte Yui, poniéndose delante de Kai para evitar no solo que ella se le echara encima a Suyan, sino que alguno de esos trogloditas le hicieran algo.
—Mira, estúpida barbie de mierda, chúpame la polla.
A Yui le dio igual que el chico fuera media cabeza más alto que ella, no se contuvo cuando le dio un bofetón. El chico se llevó una mano a la mejilla golpeada.
—¿Las putas locas os juntáis entre vosotras?
Entonces le da otro bofetón y dio un paso adelante, pero Yui no se movió ni un solo centímetro.
—Ponme un solo dedo encima a mí o a mis chicas y te juro que no vuelves a jugar en estos putos tres años. Aunque tampoco vais a perder mucho, sois una mierda jugando comparado con otras escuelas —el chico retrocedió un par de pasos. —Vosotras dos, conmigo. Ahora. Kai, tú también.
—Tú flipas.
Yui no estaba de humor y la agarró del brazo con fuerza, arrastrando de la chica por el pasillo hasta que las cuatro estaban en el despacho del vicedirector y le cuenta lo sucedido. Como castigo, las tres tendría que hacer servicios comunitarios en la escuela.
—Ah, y Yui —la llama antes de que se marchen las cuatro del despacho. —Hazte cargo de la señorita Iwazaki, parece que eres de las pocas que la pueden controlar. Que entre en el equipo de animadoras, le vendrá bien aprender a socializar como la gente normal.
Según salieron del despacho, Kai se giro a la rubia con los brazos cruzados.
—No pienso ser animadora. Eso es para perdedoras.
—Bueno, ahora no tienes otra opción —le recuerda ella. —Tendrás que ser una perdedora más.
—¡Já! ¡No pienso ir!
—Si no vienes te expulsarán —le recuerda ella.
—Me da igual.
Yui se ríe.
—No te da igual —le suelta, parándose delante de ella con los brazos cruzados. —Nada de esto te da igual. Si te diera igual, no te encenderías como una cerilla cada vez que te buscan las cosquillas porque en el fondo te importa lo que piensen de ti.
—¿Y qué sabrás tú?
Yui intenta calmarse. La frustración que sentía no era por esa chica, pero por alguna extraña razón sentía la necesidad de cuidar de ella porque en sus ojos podía ver cómo pedía a gritos que la ayudaran, mucho más después de saber lo que decía su expediente.
Ella también lo había leído porque Himeko había obligado a Suyan a fotocopiarlo en secreto. Por suerte, su compañera de tercero las pilló y se lo quitó, pero antes de destruirlo lo leyó para saber cómo poder ayudar a la chica en caso de que pasara lo que acababa de pasar.
Lo que no se esperaba encontrar lo que leyó.
—Te sorprenderías. Ahora ellas saben lo que hay en el expediente y lo van a usar en tu contra para deshacerse de ti. ¿Vas a darles esa satisfacción de ganarte?
Kai se relajó de golpe. Suspiró.
—¿Qué tengo que hacer?
—Para empezar, tienes que venir todas las mañanas una hora antes de las clases para ensayar y por las tardes te quedarás conmigo castigada mientras entreno con Ren. ¿Queda claro?
—Sí —asintió.
Era extraño. Aunque la estaban castigando, aunque le daban órdenes, en cierta forma se sentía como si la estuvieran... protegiendo.
No. No podía dejarse llevar y bajar la guardia.
—Empiezas el lunes.
Al empezar la semana Kai no hablaba mucho, pero Ren se dio cuenta de que se metía en menos problemas de los que solía hacerlo antes. Se sorprendió al verla en el entrenamiento de las animadoras a primera hora, con cara de sueño, pero presente. La chica bosteza.
La hora siempre se pasaba volando y como iban a la misma clase, acabaron yendo juntas pero sin decir palabra, salvo por algún que otro bostezo de Kai.
—Ya hice el trabajo. Se lo entregaré al profe con nuestros nombres.
Kai frunce el ceño y la mira, pero antes de decir nada, se topa con dos chicos con los que casi se choca.
—¡Buenos días, Hanazawa!
La pelirosada le dedica su característica sonrisa.
—Hola, Hinata. Ya te he dicho que puedes llamarme Ren.
—¡Es verdad, es que siempre se me olvida! Entonces tú puedes decirme Shoyo—recuerda él.
—Vale, Shoyo —asiente la chica. —¿Qué tal el fin de semana? ¿Has entrenado mucho?
—Sí. Si quiero derrotar a este —señala al pelinegro, —e ir a las nacionales, tengo que mejorar —entonces Hinata se da cuenta de algo y frunce el ceño. —¿Tú no piensas saludar, amargado?
El pelinegro rueda los ojos, pero no le dice nada.
—Buenos días, Ren.
—Buenos días, Kageyama —entonces el azabache abre un poco más los ojos por la sorpresa, pero ninguno se da cuenta salvo Kai. Ella era una experta en caras amargadas y se dio cuenta de que algo le molestó al pelinegro, pero... ¿el qué? Ren parecía ser la fresita que era siempre con todo el mundo. —¿Ya te has aprendido las señales que te dio Sugawara?
—Que va, todavía me cuesta un poco.
—Eso es porque si tiene que pensar, le da fiebre —interviene Kageyama, rodando los ojos.
—¡Kageyama! —se queja el pelinaranja. —¿Y qué tal tú con las animadoras? ¿Se han vuelto a meter contigo?
Ambos pelinegros fruncieron el ceño mirando a la pelirosa. Ren podía notar la intensidad con la que la estaban mirando, pero intentaba no mirarles a ellos.
—Todo va bien. ¿Ya te has enterado de que Kai es animadora también?
—¡Ay va! ¡Tú eres esa rarita que le gusta Yamaguchi!
—¿Rarita? —el tono de voz que había usado Kai era tan aterrador, que, aunque fuera de la misma altura que Hinata, el chico se escondió automáticamente detrás de Kageyama. Le daba miedo que le pegara a él también.
—Quiero decir que es raro que te guste Yamaguchi —se intenta explicar, algo nervioso. —Pero él me cae muy bien. No como el alto de gafas. ¡Ese Tsukishima!
—Ahh, ese come mierda. Tampoco me cae bien —asiente con la cabeza Kai.
—Ah bueno, entonces me caes genial —afirma Hinata, soltándose de Kageyama y alzando los pulgares.
—¡NENAS GUAPAS! —tanto Kai como Ren notaron que corrieron por al lado de ellas hasta que notan que se paran dos chicos más.
—¿Cómo es que vosotros dos habláis con chicas guapas? —se queja un chico rapado.
—¡Eso, eso! ¡Es de malos compañeros no presentarlas a vuestros seniors de segundo!—asiente el de al lado, que tenía un mechón rubio.
—Ahí va, si son los raritos de hace semanas.
—¡ME HA VUELTO A DIRIGIR LA PALABRA!
—¡LA CHICA MALOTA ME HA RECONOCIDO!
—Discúlpales, Ren, se ponen así de raros cuando se acercan a chicas bonitas.
Por la expresión que habían puesto esos de segundo, Kai dedujo que ese tal Kageyama dijo algo que les dejó completamente en shock. Hasta Hinata le miraba con el ceño fruncido, como si no entendiera lo que estaba pasando.
—Qué miedo da Kageyama cuando es amable con alguien —dice sin más.
—¡Que te doy, merluzo!
—Vaya, parece que mis chicas se están llevando bien con los tuyos de vóley —comenta Yui. Estaba acompañada de Sawamura y detrás de ellos venía la parejita cogidos de la mano que, en cuanto los dos de segundo los vieron, se miraron y empezaron a llorar, quejándose de lo solos que estaban.
Kai rueda los ojos con cara de asco y eso hace reír a Yui y a Ren.
◦ ◦ ◦
Yui había mandado a Kai al gimnasio donde entrenaban voleibol para que les echara una mano ahora que se acercaban los interescolares.
Y al recordar que en el equipo estaba cierto chico peliverde salió corriendo con su uniforme de animadora: una faldita corta con pantalón debajo, una camiseta de manga corta que enseñaba un poco el ombligo y rodilleras.
Al entrar al gimnasio, Hinata se ruborizó, y Tanaka y Nishinoya se quedaron atontados sangrándoles la nariz, cayendo de rodillas al suelo preparados para besar por cualquier lugar en donde pisara la chica.
Sugawara les da un tortazo a los dos mientras que Sawamura se acerca a la chica.
—Ignóralos, son inofensivos, pero siempre son así al principio —Kai arruga la frente y se cruza de brazos. —Esto... bueno, ¿sabes algo de voleibol?
—Nope.
—Algunos necesitan practicar los saques, ¿qué tal si le echas una mano a...?
—¿Yamaguchi? —le pregunta ella. Sawamura estaba mirando alrededor a ver con quien podía ponerla, pero al oír el cambio en el tono de voz y la forma en la que le miraba en comparación con hacía dos segundos le dio puro terror. ¿Cómo podía cambiar tan rápido de humor?
—Bien, ayúdale a él y a Tsukishima.
—Aghhhhh, qué sufrimiento —se queja ella, empezando a arrastrar los pies al oír el nombre del rubio. Sawamura la mira y le parece divertido lo dramática que podía ser y en cierta forma, le recordaba a una pequeña Yui cuando estaban en la escuela media. Puede que esa fuera la razón por la que se había vuelto bastante protectora e insistente con ella.
—Yamaguchi, Tsukichima, Kai os va a ayudar con el saque. Ellos sacarán la pelota y tú las vas recogiendo y se las llevas. Fácil.
Y justo cuando Sawamura se gira, Tsukishima resopla.
—Genial, nos ponen a la loca bipolar.
—¡Tsuki! —se queja el peliverde, dándole un manotazo en el brazo.
—Un día te voy a romper esas gafas y se te va a quitar la tontería cuando no veas nada en absoluto.
—Para eso vas a tener que crecer varios centímetros, microbio.
—¿A quién llamas microbio, insecto palo?
Kai coge una pelota y se la lanza al rubio sin pensarlo dos veces, a lo que él se queja sorprendido, pues nadie se atreve a ir tan lejos como para usar la violencia física con él, pero eso le hace reír al peliverde.
—Kai, no le hagas caso. Es así con todo el mundo —y cuando el chico se da cuenta de que había sido muy directo y la había llamado por su nombre, se sonrojó. —Lo siento, no debería haberte llamado por tu nombre.
Kai abrió los ojos y pestañeó varias veces.
Yamaguchi se había reído.
La había llamado Kai.
Se había sonrojado, pero no la ignoró y había usado más de dos palabras en una frase dirigida hacia ella.
¡Era su día de suerte!
—No, no importa. Llámame por mi nombre.
—¿Por qué siempre me rodeo de raritos?
—Cállate, insecto palo —le reprocha Kai, pues había arruinado su momento de felicidad.
A Kai no le disgustó en absoluto ir a ayudar a los de voleibol por las tardes, aunque a veces no pasaba tiempo con Yamaguchi. Había conocido también a algunos de segundo con los que hablaban poco con ella, pero no lo pasaba mal.
Como estaba distraída, pocas fueron las veces que se metió en líos. Ademas, a Ren, Hinata y Kageyama les habían pedido que le echaran un ojo de vez en cuando y si veían a alguien con intenciones de hacerla enfadar, que intervinieran y se la llevaran de ahí. De momento, estaba funcionando.
—Tú debes de ser Kai.
A Kai se le estaba haciendo costumbre que se le acercara gente con la que no solía hablar, aunque a esa chica sí que sabía quien era.
—Y tú Umiko. Soy tu fan desde lo de tu corte de pelo.
Umiko arruga un poco la frente y luego recuerda la escena que montó cuando se cortó el pelo. Se sonrojó un poco porque le dio vergüenza de que lo haya visto, pero carraspeó y se sentó en la mesa. Sus mejores amigos le habían contado por encima lo que había pasado con esa chica en esas semanas: cómo la habían expulsado al mes de estar en el Aoba Johsai, las peleas que había tenido que Tanaka y Nishinoya les había contado... todos coincidían en que era una chica problemática y no entendían por qué Yui la cuidaba. Aunque que fuese una malota les daba igual tanto a Nishinoya como a Tanaka.
—Ya, bueno, necesito un favor que conlleva...saltarse un par de normas.
Kai alza las cejas y se cruza de brazos. Ya quería saber de qué se trataba.
—¿Sobre qué trata?
—Necesito que me ayudes a entrar en el Aoba Johsai un sábado por la tarde.
Si en ese mismo momento Kai estuviera bebiendo algo, lo habría escupido.
—Vaya, vaya, chica —la chica descruza los brazos y apoya los codos sobre la mesa, —qué malota. ¿Y por qué quieres entrar ahí?
—Quiero ver a alguien.
—¿A quién?
—Eso no te lo puedo decir.
—¿Entonces como quieres que te ayude si no sé a quien vas a ver? —Kai se queda en silencio unos segundo, analizándola. —¿Es un novio secreto? —y cuando ve a Umiko sonrojarse un poco, da una palmada y se agarra las manos. —Vaya, vaya. ¿Quién lo iba a decir? El amor te lleva a hacer cosas que... en fin, el lado oscuro es muy tentador, ¿verdad?
—¿Puedes ayudarme?
—Bueno, lamentablemente para mí, yo no puedo entrar ahí o llaman a la policía. Ya habrás oído los rumores de que le rompí el coche a un profesor —la rubia asiente, pero no le da importancia y eso es algo de lo que Kai se da cuenta. —Pero por suerte para ti, creo que llevamos la misma talla de uniforme y tengo una amiga ahí que te puede ayudar a entrar sin que te pillen.
—Kai, si algún día tienes que enterrar un cadáver, yo llevo la pala.
—Te tomo la palabra —le asegura la pelinegra.
—¿Pero qué ven mis ojos? Mi preciosa Umiko haciéndose amiga de una de mis chicas nuevas —se alegra Yui, sentándose en la mesa, justo al lado de Kai.
—No me voy a meter a las animadoras, Yui.
—¿Ni por el equipo de voleibol? Son tus mejores amigos.
—Antes me baño en ácido que pasar tiempo con mis hermanas en el mismo club.
—Jo, tenía que intentarlo —se desanima Yui y mira a ambas chicas. Entonces frunce el ceño, dudosa. —¿Qué estáis tramando vosotras dos?
—En donde enterramos un cadáver —responde Kai, encogiéndose de hombros.
◦ ◦ ◦
—¿Otra vez te cuesta decidir qué vas a tomar Kageyama?
El pelinegro pega un brinco al escuchar la voz de Ren y aprieta un botón sin querer. Eso la hace reírse, y cuando Kageyama la mira, ella intenta ocultar su risa bajo su pequeña mano.
—Buenos días, Ren.
—Hinata dice que ya se ha aprendido las señales de Sugawara.
—Bueno, eso habrá que verlo cuando estemos entrenando —le contesta él, agachándose para coger su bote de leche. —¿Quieres algo de la máquina?
—No, no puedo comer o beber nada que esté fuera de mi dieta.
Kageyama frunce el ceño.
—Pero si a ti no te hace falta dieta.
—Eso díselo a mi madre —suspira la chica. Entonces se da cuenta de la cara de Kageyama y decide cambiar de tema. —¿Has empezado a estudiar?
—Ehhhh... todavía queda mucho tiempo para los exámenes.
—Eso es un no —se ríe ella, negando con la cabeza.
Ambos se quedan en silencio mientras que van andando por el pasillo sin decir nada. El silencio era cómodo, algo bastante extraño para Ren, ya que a ella todos los silencios le parecían incómodos, por eso no se le borraba la sonrisa del rostro.
—Oye, ¿por qué no vienes con Kai a ayudarnos a entrenar?
—Kai va porque tiene una extraña obsesión con Yamaguchi.
—Sí, en eso se parece a Noya y Tanaka. Cada vez que le ve, le brillan los ojos y hace movimientos raros con las manos —responde asintiendo varias veces con la cabeza. —Pero tú podrías venir. Así verías que no soy un paquete.
Ren se ladea la cabeza y le mira mientras caminan.
—¿Sabes que eso te lo dije de broma, verdad?
Kageyama se queda en silencio, se termina la leche y se espera a llegar a un cubo de basura para tirar el bote.
—Puede.
—¿Qué? ¿Pensabas que lo decía en serio? —le pregunta la chica, adelantándose para ponerse delante de Kageyama y poder mirarle de frente. —De verdad que lo decía de broma. Siento mucho que pensaras que lo decía enserio.
—Bueno, no soy un paquete, pero tampoco soy el mejor y yo quiero ser el mejor colocador de todo Japón.
La intensidad con la que miraba a Ren cuando lo decía hizo que la chica se sintiera vulnerable ante sus ojos. ¿Había querido algo con tantas ganas como Kageyama?
Sí, pero a diferencia de él, sabía que era imposible.
—Espero que lo consigas —él asiente.
—Ahora mismo hay un chico de tercero en otra escuela que es el mejor y quiero superarle en las interescolares. Pero Umiko dice que aunque sea muy buen colocador por mi consciencia espacial, todavía estoy por debajo de su nivel.
—¿Consciencia espacial?
—Sí, tengo una precisión casi inhumana a la hora de colocar la bola.
—La verdad es que no entiendo mucho de voleibol por mucho que Shoyo haya intentado explicármelo.
—Eso es porque él es un mendrugo —niega con la cabeza el chico. —Yo puedo explicártelo mucho mejor. Si quieres.
—Por supuesto —asiente la chica. —Ay, ya viene mi profe. Nos vemos, Kageyama.
Y Kai justo vio como la pelirosa se acercaba para entrar en la clase corriendo y se había dado cuenta de que el larguirucho pelinegro estaba esperando a que ella entrara en la clase para él dirigirse a la suya.
—Interesante —murmura ella, frunciendo el ceño.
Kai había observado bien a todos los jugadores de voleibol, y había algo realmente extraño en Kageyama que no lograba descifrar del todo y la intrigaba. Por eso esa tarde no le había apartado la vista de encima al pelinegro en todo el entrenamiento.
—¿Qué te pasa hoy, microbio? Parece que el gran rey te tiene hipnotizada —se queja el rubio, colocándose al lado de la pelinegra. Yamaguchi se acercó a ella también, pues ya se había acostumbrado a la forma tan extraña que tenía Kai de llamar su atención. —No me digas que tienes tan mal gusto.
—Si tuviera mal gusto, me habría fijado en ti, insecto palo —le responde la chica, frunciendo el ceño. Tanaka y Nishinoya, que pasaban por ahí, ya no se reían cada vez que esos dos se insultaban el uno al otro, aunque al principio sí que les causaba bastante risa.
—Muy graciosa —se queja él. Kai ladea la cabeza, se vuelve a poner recta y se cruza de brazos. Después vuelve a ladear la cabeza y suspira.
—¿Crees que alguien tan rarito como él le pueda gustar una chica?
Tsukishima no puede evitar soltar una carcajada.
—Ah, que lo preguntas en serio. ¿Kageyama gustarle algo que no sea voleibol? —pregunta él, cruzándose de brazos mientras mira a la misma dirección que la chica. Ambos habían adquirido la misma postura.
—A mí también me parece raro, pero...
—¿Pero...? —quiere saber el rubio.
—¿No crees que es muy amable con Ren?
—¿Quién es Ren?
—La animadora de pelo rosa que siempre está o con Yui o con esos dos.
—Ahh, esa. Pues no lo sé. Si fuese Hinata... bueno, al menos para el enanito sí que existen las chicas, pero el gran rey está muy ocupado con el cómo va a imponer su dictadura en los partidos como para pensar en otra cosa.
Y justo esos dos les miran, por lo que ambos miran a otro lado, fingiendo que van a coger la pelota y hacerse pases.
—¡No es justo! ¿Cómo es que el insufrible de Tsukishima se lleva tan bien con ella? —se queja Tanaka.
—¡Sé mi amiga también, Kai! ¡Pídeme opiniones! —le suplica Nishinoya, implorándole de rodillas.
Kai le da la pelota a Tsukishima más fuerte de lo necesario y ladea la cabeza.
—Yo no me relaciono con rapados ni con chicos de mi altura.
—¡Qué cruel es! ¡Pero la amo!
Tsukishima y Yamaguchi no pudieron evitar echarse a reír y por mucho que se taparan la boca para ocultarlo, eran muy obvios.
Ahí es cuando Kai se da cuenta de la presencia del peliverde y su mirada se ilumina.
—Me encanta tu risa, Yamaguchi. Deberías reír más —y con la misma, la chica se da la vuelta para coger el carro con las pelotas y llevarlo hacia donde iban a entrenar saques.
—¡NO ES JUSTO! ¡YO TAMBIÉN QUIERO!
El rubio rueda los ojos y se dirige hacia donde está Kai, siguiendo el mismo camino que la chica.
—Y hablando de chicas... oye, insecto, hoy no te he visto estar mucho con la pelirroja esa.
Tsukishima se pone tenso de inmediato cuando Kai menciona a Sakura y hace un esfuerzo horrible por no mirarla mientras está con Ennoshita y Kinoshita.
—No sé de qué me hablas —le responde antes de sacar el balón. —¿No vas a recoger la pelota, mascota?
Kai sabía que le había tocado la fibra sensible, y aunque el rubio siempre intentaba meterse con los demás como mecanismo de defensa, no le molestó a la pelinegra. Sorprendentemente.
—Se ha echado novio este fin de semana ¿no? —pregunta en voz alta mientras se dirige hacia donde está. Tsukishima aprieta el balón con fuerza y saca, dándole en la cabeza a la chica. —¡Serás gilipollas!
—Ups —se burla él.
—Tsukishima —le advierte Sawamura.
—¿Quién demonios te crees para darle con el balón a la bonita de Kai?
—¿Quieres pelea?
—Dejadme en paz, raritos —se queja Kai, cogiendo dos balones del suelo y golpeando tanto a Tanaka como a Nishinoya. —Es la envidia, que lo está devorando por dentro.
Kai coge otra pelota del suelo para lanzársela y que saque de nuevo.
—Al menos yo no tengo que llamar la atención tirándome a un profesor para fingir que soy una malota y que me apruebe.
—¡Tío, qué coño te pasa! —se enfada Tanaka.
—¿Cómo se te ocurre decirle eso?
Por un momento, Kai vio en la mirada de Tsukishima arrepentimiento por lo que acaba de decir en voz alta con la clara intención de hacerle daño a la chica. Eso fue lo que logró que no perdiera el control y se lanzara sobre él. Llevaba unas semanas sin meterse en líos, y era bastante extraño, pero por primera vez en mucho tiempo sentía que si no hacía las cosas bien, iba a decepcionar a Yui... y lo raro era que no quería decepcionarla.
Ella ladea la cabeza y sonríe.
—Debe de joderte mucho querer algo y no ser capaz de luchar por ello porque te dan miedo las decepciones.
Y en ese momento, Tsukishima habría preferido que la chica hubiese perdido el control y le saltara encima para pegarle antes de que le dijera aquello, porque se lo merecía.
Aunque todo el mundo conocía ese rumor, nadie sabía si era cierto o no, pero como lo ponía en un expediente, todo el mundo se creía que Kai era una facilona que se levantaba la falda para conseguir cualquier cosa que quisiera.
Le lanza el balón al rubio y se gira sobre sus talones.
—¿Kai? ¿Adonde vas? —pregunta Akira, frunciendo el ceño cuando ve que la pelinegra sale del gimnasio. Estaba ayudando a su novio y a Hinata, ellos estaban de espaldas y no la veían.
Kai la ignoró.
A la mañana siguiente, la pelinegra no apareció al entrenamiento matutino, pero lo que sorprendió al resto, incluida a Yui, fue ver a Umiko vestida con el uniforme de las animadoras y la solicitud para formar parte de las animadoras de voleibol.
—¿Y el ácido con el que te ibas a bañar? —le pregunta Yui, al colocarse al lado de la rubia.
—Cállate.
Yui sonríe victoriosa.
—Bien, hoy tenemos la ceremonia de los clubs, así que debéis llevar los uniformes todo el día y cuando estéis en los clubs, también deberéis tenerlos puesto. ¿Ha quedado claro?
—Siiiiii —respondieron todas las animadoras a Yui, dandole por terminado el entrenamiento matutino.
Ren se dio cuenta de que ni a Akira, Sakura y Umiko, también conocidas como las supernenas, no les gustaba ir por ahí con el uniforme de las animadoras durante todo el día. Pero la pelirosada estaba bastante emocionada, sobre todo porque ya se había aprendido los pasos de las coreografías que Yui llevaba un mes enseñándole.
Aunque según la rubia, tenía que soltarse un poco la melena.
—¿Soltarte la melena? —pregunta Zomi. —Como se nota que no te conoce en absoluto.
—¡Mira quien fue a hablar! —se queja la pelirosada, pero sin borrar su sonrisa. —La que no es capaz de hacer un trabajo en grupo.
—¡No es lo mismo! Y además, hago las cosas mejor cuando estoy sola.
—Mmmh... ¡Shoyo! —grita la pelirosa. Zomi la mira a ella y luego al chico pelinaranja que esta con otros tres, todos de primero. Parecía que estaban discutiendo, pero las buenas vibras de Ren hacían imposible que ella viera eso. —Chicos, venid un momento con nosotras.
—¿Qué haces? —pregunta Zomi, entrando en pánico cuando les ve acercarse.
—Hola, Ren —la saluda Yamaguchi. —Venga, Tsukishima, siéntate que no muerde.
—No morderá, pero tantos arcoíris me da muy mal rollo —arruga él la nariz, mirando a la pelirosa.
—¿Arcoíris? Si no ha llovido —comenta Ren, ladeando la cabeza sin entender el comentario del rubio.
—Se refiere a ti, fresita —le explica Zomi, dandole un sorbo a su zumo.
—¿Ahora tú también me vas a llamar fresita? —se cruza de brazos la chica.
—¡Fresita te pega muchísimo, Ren! —se emociona Hinata.
—Ah, entonces a partir de ahora te llamaré mandarina —se cruza de brazos la chica, mirándole con su característica sonrisa y ojos entrecerrados. —Por cierto, Yamaguchi, Tsukishima, ¿en vuestra clase hay algún grupo que necesite alguien para los trabajos? Zomi está haciendo los trabajos ella sola.
—¡Ren! ¡No te metas! —se queja la chica. —Sabes que no me gusta hacer los trabajos en grupos.
—¿Quéeeeee? ¿Por qué no? —se queja Hinata. —Hacerlo sola es mucho más esfuerzo.
—Pero es que ella es lista, no como tú, enanito —Tsukishima siempre aprovechaba cualquier oportunidad para meterse con la parejita de intensitos.
—Zomi, a nosotros nos falta una persona para ser el grupo de tres. Nadie quiere trabajar con Tsuki, así que te puedes poner con nosotros.
—Por qué será que no me extraña que nadie quiera ponerse contigo —le pica Kageyama.
—Qué gracia que eso lo diga el rey.
—¡Genial! Ya tienes un grupo, Zomi —se emociona Ren, abrazando a su amiga de lado.
—Pero... pero... pero...
—Nada de peros, señorita —le advierte Ren.
—Es que yo... estoy segura de que no os va a gustar trabajar conmigo —les dice la chica directamente, algo preocupada.
—Estoy seguro que no puede ser peor que estar con el gafitas —se burla Hinata. —¡Oye! ¿Te vienes al partido del sábado para animarnos, Zomi?
—¡Siiiii! ¡Vente! —la intenta animar Ren.
—Esto... no creo que pueda. Pero gracias por invitarme.
◦ ◦ ◦
Kai no había ido en toda la semana a la escuela, pero Zomi sabía que estaba bien.
—¿Solo vienes aquí para... unos chicles?
Zomi pasa el código de los chicles en la caja registradora y le da el total. La pelinegra saca un billete y se lo entrega.
—Es que son mi marca favorita. Quédate el cambio, ultravioleta.
—Kai... —la llama la chica antes de que salga de la tienda de 24 horas.
—¿Sí?
La pelinegra se da la vuelta. Por mucho que llevara una sudadera para cubrir su rostro, el labio roto, los moretones en las mejillas...
Había intentado hablar con ella cada noche que aparecía en la tienda a comprar cualquier tontería. Zomi era lista y en el fondo sabía que era la forma que Kai tenía de pedir ayuda para salir de ahí, pero nunca encontraba las palabras exactas. Tenía miedo de meter la pata y empeorar más las cosas y que eso le salpicara.
Pero guardar el secreto que había descubierto hace poco la estaba matando por dentro.
—Aléjate de ahí o acabarás muy mal.
Kai le sonríe.
Era extraño que alguien se preocupara por ella.
La última persona que lo hizo acabó mal, la última persona de la que se encariñó... acabó haciéndole mucho daño cuando la intentaba ayudar a salir de su mierda.
—¿No has pensado que tal vez es eso lo que quiero?
—Ren está preocupada por ti. Y Yui. No paran de intentar sonsacarle algo a tu hermano.
—¿Y qué les ha dicho?
—Que a veces te da por escaparte de la casa varios días y que después apareces como si no pasara nada.
Ella se ríe.
—Típico de Rai, a él también le gusta fingir que no pasa nada. Eres una chica lista, Zomi, no como yo.
—Cada una lucha contra sus fantasmas como puede, Kai, eso no te hace menos lista.
La pelinegra vuelve a sonreír. Era la primera vez que Zomi la veía sonreír tanto. Pero eso se debía a que había descargado toda su frustración hace un par de horas y los analgésicos que se tomó para el dolor del hombro la tenían atontada.
—Ya sabía yo que estabas mintiéndome a la cara, pero no me imaginaba que la mentira era tan grande. Y yo que pensaba que éramos mejores amigas.
Lo que menos se esperaban ambas chicas era encontrarse con Ren y Yui de brazos cruzados en mitad de la tienda con sus uniformes de animadoras. La pelirosa no tenía su característica sonrisa de siempre: estaba molesta.
También estaba Umiko, pero ella parecía estar metida en su propio mundo.
Zomi se había puesto nerviosa y dijo lo primero que se le ocurrió.
—Esto... ¿qué tal el partido de hoy? ¿Hemos ganado?
𝑡𝑜 𝑏𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑑 ...
holiwis vvs
qué pensais de kai y lo que se
dice de ella?? hmmm
LA AMISTAD DE REN CON
KAGEYAMA Y HINATA >>>>>
soy yo o KAI Y TSUKI serán los
próximos besto frendos?????? aunque
les cuesta un poco al principio gg
umiko pidiéndole favores a kai
para ver a su hombre, la amoooo
y zomi cada vez se va acercando
más a los chicos AHHHH
qué se traen entre manos zomi y kai?????
os gustó el capi??????
qué creen que pasará en el siguiente??
os leo bbs <3
os amo hasta el infinito y más allá <3<3
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〘 ghostbusters !
━━ 𝘩𝑎𝑖𝑘𝑦𝑢𝑢! 〙
© 𝐬𝐤𝐲𝐞𝐥𝐨𝐬𝐭 2025
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