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⁰² ˑ 𝘢 𝘣𝘶𝘯𝘤𝘩 𝘰𝘧 𝘸𝘦𝘪𝘳𝘥𝘰𝘴

𝗴𝗵𝗼𝘀𝘁𝗯𝘂𝘀𝘁𝗲𝗿 !
⁰² ˑ 𝘢 𝘣𝘶𝘯𝘤𝘩 𝘰𝘧 𝘸𝘦𝘪𝘳𝘥𝘰𝘴



La pelinegra jugaba con su colgante mientras caminaba por el pasillo.

La clase de inglés le resultaba de lo más aburrida y si se quedaba un rato más escuchando la voz chirriante de la profesora se iba a tirar por la ventana, así que pidió permiso para salir de clase y darse una vuelta por los pasillos.

Solo había pasado una semana y se había sorprendido.

Las cosas en el Karasuno eran completamente diferentes a como eran en el Aoba Johsai: para empezar, no era tan grande, ni mucho menos habían fans tan locas.

Pero arpías sí que habían en todos lados.

Sus pies fueron directos a la máquina de bebidas para pillarse algo para tomar.

Tal vez en el Karasuno podía relajarse un poco...

Pero no, se equivocaba.

Otra vez esa sensación que siempre la ponía de muy mal humor.

—¡KAGEYAMA!

—¡PESAO, QUE ERES UN PESAO!

—Vaya con los raritos de primero —murmura la chica, frunciendo el ceño. ¿Se estaban lanzando una pelota?

¡Claro! Ellos jugaban al voleibol.

—¡Hola!

—¡Joder! —grita la chica cuando nota que alguien le habla por detrás. Al girarse se encuentra con la pelinegra tan famosa de segundo: Akira. —¡Ponte un cascabel o algo! Casi me da un infarto.

—Perdón —responde ella, rascándose la nuca. —Es una costumbre que tengo de no hacer ruido al pisar desde que soy pequeña y entrenaba a...

—No me interesa.

Y con la misma se da la vuelta, saca una moneda de su bolsillo y la introduce en la máquina.

—¿Desde cuando practicas boxeo?

—¿Tú no tienes un botón de apagado? —le pregunta frunciendo el ceño. —Chica, no te cansas nunca.

—Si me respondes le hablaré bien de ti a Yamaguchi.

—Desde el año pasado —Akira se sorprendió por el cambio tan repentino en cuanto menciono el nombre de Yamaguchi, pero eso era bueno saberlo.

—¿Por qué haces boxeo?

—Porque... —no, por mucho que quisiera acercarse a Yamaguchi, no iba a lograrlo así.

Ya lo había intentado en esos días, y parecía que el chico, aunque fuera educado, seguía siendo muy tímido y se escondía detrás del rubio de mierda. Ademas, casi nunca estaba solo, y cuando lo estaba y se acercaba a él, buscaba una excusa para alejarse de ella.

Cuanto más difícil, más lo quería.

—¿Sí?

—Me piro.

—¡Oye, Kai!

—Paso de ti.

—Qué bipolar es —se queja Akira, cruzándose de brazos y dirigiéndose a la mesa donde estaba su novio y su mejor amigo.

Al llegar a su clase vio que Zomi había venido nuevamente, pero Kai se paró antes de entrar.

Había algo raro en las caras de esas dos chicas.

—Les has puesto una diana a las dos ¿lo sabes, verdad?

Como no, la voz de la maldad.

—Cállate.

—Crees que todos pueden llegar a ser tan fríos como el hielo, pero eso es una cualidad que solo tú eres capaz de lograr, reina del hielo —le recuerda su hermano. —Pobres chicas, seguro que se creen que quieres ser su amiga cuando seguramente solo vayas a usarlas, como hiciste con Yuki.

Aunque podía contar con su hermano en momentos de vida o muerte y solo si él se beneficiaba de ello, su relación con él era raramente buena, pues se llevaban a matar.

Parecían enemigos mortales y solo se entendían a golpes.

Así que no era de extrañar que su hermana mayor le golpeara en la cara con el puño cerrado, y como él no iba a defenderse, cayó al suelo del golpe.

—Te dije que te callaras.

—Siempre arreglando todo con golpes, hermanita.

—¡Que te calles!

Algo dentro de Kai hizo clic y no se contuvo cuando le lanzó una patada a la cara a su hermano. Cuando Rai se cansó de recibir patadas de su hermana, y viendo que nadie iba a intervenir para alejarla de él, en una de sus patadas la agarró de la pierna y con fuerza, la golpeó contra la pared.

Kai se dio un fuerte golpe en la cabeza y la mejilla y acabó de rodillas en el piso, justo frente a su mellizo.

—Siempre jodiendo la vida de los demás.

—¿Pero qué os pasa? —chilla Ren, la pelirosada. Intentó apartar a algunos chicos del futbol para poder pasar y acercarse a Kai.

—¡Eso, Rai, dale una buena a tu hermana para que aprenda!

—Kai, déjame que...

—Suéltame —le grita la pelinegra cuando Ren intenta agarrarla de la mano para levantarla.

—Pero Kai...

—¡Que me dejes, Seiren! —la termina empujando la chica. La pelirosa se da un golpe en el hombro al chocar contra la pared y se lleva la mano al lugar donde le duele, pero no dice nada más y ve a Kai marcharse.

—¿Estás bien? —le pregunta Zomi a la chica, algo preocupada por su amiga.

—Sí, estoy bien —le asegura. —No te preocupes, tú solo... vete a clase.

—Está bien —suspira la chica.

A Zomi no se le daba muy bien las palabras, mucho menos expresarse. Tenía miedo de que si decía lo que pensaba, la miraran raro y pensaran mal de ella.

Aunque era muy lista, no le gustaba en absoluto destacar por su inteligencia. Creía que ser muy inteligente era algo negativo porque eso significaría que siempre esperaban mucho de ti. Había que cumplir unos requisitos y, cuando llegara a ellos, había que subir el nivel y así continuamente. Y si no lo lograba... la decepción. Pero al final, no le quedaba otra que ser la mejor.

La única que podía entender ese sentimiento de frustración era su mejor amiga de la infancia.

Seiren y Nozomi eran vecinas y ambas habían sido criadas para ser perfectas, pero de distinto modo.

Ambas eran hermanas pequeñas: Seiren tenía una hermana mayor en la universidad y Nozomi un hermano mayor que... bueno, mejor no hablar de él.

La hermana mayor de Seiren era perfecta en todo lo que hacía. Era lista, sí, pero sus cualidades físicas eran lo que más destacaban de la chica: era extremadamente hermosa, su comportamiento era impecable y le caía bien a todo el mundo. Era como un pequeño ángel sin imperfecciones. Y Seiren tuvo que crecer a la sombra de eso, por lo que nunca era suficiente. Si había algo que Seiren quería hacer o era buena haciendo, seguramente su hermana lo hizo primero y era mucho mejor, porque Seiren era la copia barata de su hermana mayor.

Y aún así, tenía la fuerza de seguir fingiendo que todo estaba bien, poniendo la mayor de sus sonrisas para que nadie más viera a través de sus paredes de cristal.

En cambio Nozomi... su madre falleció cuando la dio a luz a ella y su padre se metió en el alcohol, culpando a su hija de la muerte de su madre. Y por si fuera poco, su hermano mayor la abandonó a su suerte desde que cumplió los 18 porque no aguantaba a su padre. Por lo que a Nozomi solo le quedaba una sola cosa: ser excepcionalmente lista.

Cuando vio a Sakura por primera vez en el club de ciencias, sintió tanta envidia que la odió.

Esa chica era lista por naturaleza e iba a poder conseguir cualquier cosa que se propusiera sin hacer el más mínimo esfuerzo, y si se esforzaba... ella prefería no pensar en eso porque su mayor y gran esfuerzo nunca iba a llegar a lo mínimo que podía alcanzar Sakura sin hacer nada.

Pero... Kaito logró echarla del club para quedarse con el puesto de capitán.

Al principio le dio igual, prefería ignorarlo, pero en el fondo sabía que estaba mal.

Sakura no tenía la culpa de haber nacido siendo superdotada, y tampoco tenía la culpa de que ella fuera una mediocre.

Seiren y Nozomi eran unas mediocres que intentaban sobrevivir en un mundo lleno de fantasmas que las atormentaban.

Pero tampoco eran las únicas que cargaban con fantasmas.

—¿Qué es una reacción química? —pregunta el profesor, pero todos se quedan en silencio. —¿Nadie? —seguían en silencio. Ya era la última hora del día y por mucho que fueran el mejor grupo estaban agotados, la asignatura les aburría y sobre todo el profesor. Zomi se solía sentar siempre en la última fila escondida entre los que eran más altos para que no le preguntaran en clase, pero al estar en el club de ciencias no se iba a librar tan fácil. —Venga, Shizuki.

Zomi odiaba su apellido.

—Es un proceso termodinámico en el que dos o más sustancias se transforman cambiando su estructura molecular.

—Muy bien —y justo suena el timbre de salida y todos empiezan a recoger para irse a comer antes de ir a sus clubs. —No os olvidéis de hacer grupos de tres para el trabajo de la semana que viene.

Ni se iba a molestar, lo haría ella sola.

La pelirosa caminaba por el pasillo a paso lento.

Se había quedado sin agua, por lo que llevaba la botella para ir a la fuente y rellenarla. Por suerte, no estaba muy lejos del lugar en donde la esperaba Yui, pero desviarse aunque sea un poco del camino podía convertirse en desastre: aunque ya había pasado unos días después del incidente del batido, las de segundo no se habían acercado a ellas, pero sabía que habían sido castigadas por lo que pasó.

Temblorosa, salió al exterior fijándose en sus alrededores.

No había nadie sospechoso.

Se acercó a la fuente en silencio y muy alerta, tanto, que cuando oyó que gritaban el nombre de Kageyama, pegó un brinco, tirando su botella al suelo.

—¡Qué quieres ceporro!

—¡Ponme la bola!

—¡Qué ya voy! ¡Voy a coger agua! ¿O es que quieres que no me baje la comida, merluzo?

La chica los ignora, recoge la botella del suelo y vuelve a rellenarla puesto que se había vaciado gran parte.

—¡Oye, se te ha caído esto! —la chica se gira para mirar unos ojos marrones.

Era la tapa de su botella.

—Ah, esto, gracias —le responde ella, cogiendo la tapa de la palma de la mano del chico. Era solo un poco más alto que ella a diferencia del otro chico que tenía al lado.

—¡No hay de qué!

—¡Seireeeeeeeen! —canturrearon del otro extremo del pasillo.

—Oh, no... —ambos chicos pudieron ver como la mirada neutra de la chica se aterrorizaba, cogía aire y luego fingía su mejor sonrisa antes de girarse a ver a la chica que la llamó. —Hola, Himeko.

Ambos chicos ladean la cabeza hacia el mismo lugar mirando a las tres chicas que se acercaban a la pelirosada que fingía que todo estaba perfectamente bien cuando en realidad parecía que quería salir corriendo.

—¿De qué me suenan a mí esos nombres? —pregunta el pelinaranja.

—Ni idea.

Las tres chicas se pararon antes de llegar a la pelirosa al ver que habían dos chicos con el uniforme de voleibol, por lo que se podían ir de la lengua con Yui, y si había algo que daba miedo de verdad era ver a Yui enfadada.

En otra ocasión será.

—¿Serán sus amigas? Porque han pasado de ella...

—¿Y yo que voy a saber, tontaina? No pienses mucho, que se te va a freír el cerebro.

Seiren decidió que sería buen momento de dar un rodeo antes de llegar hacia donde estaba Yui, ya que todavía era temprano y seguramente seguiría almorzando. Lo último que quería era molestarla.

Pero parecía que la rubia tenía un sexto sentido y se dio cuenta de su presencia de inmediato.

—Ren, ven aquí y siéntate a comer.

—¡Voy! —la chica aceleró el paso y se sentó en frente de la rubia, sacando su comida. —¿Donde están las demás de tercero?

—Por ahí. ¿Cómo te ha ido el día?

—Bien —comenta ella. Tan rápido como habló notó de nuevo el dolor en el hombro y se llevó la mano, reprimiendo un gimoteo.

—¿Donde está Kai?

—Por ahí —decidió usar lo mismo que le había dicho la rubia, solo que el que se le haya desaparecido la sonrisa la había delatado.

—¡Yui!

La rubia deja de mirar a la pelirosa como si la estuviera interrogando y levanta la vista al chico que se sienta justo a su lado para poder estar a la misma altura.

—Daichi —le saluda ella.

—Necesito que me ayudes con una cosa.

—¿Qué quieres?

—Verás, el director le ha dicho al profe que las chicas no puedan estar en el club si no son o serán administradoras.

—¿Y?

—Con Akira no hay problema, ella seguro que se prestaría para serlo —a Yui se le escapa una carcajada. —¿Qué?

—Akira solo está ahí para pasar tiempo con su novio ahora que no puede hacer artes marciales. No te ofendas.

—No me ofendo —le sonríe él. Él ya sabía que pasaría a un segundo plano en cuanto esos dos se hicieran novios, y la verdad es que no le importaba en absoluto porque eran sus mejores amigos y estaba muy contento por ellos.

—Seguramente cuando nos graduemos dejará de ser parte del club y buscará otra cosa si no se ha recuperado de la rodilla, porque tampoco es que sea íntima amiga de los de segundo.

—Eso sí que me molesta un poco —comenta él, cruzándose de brazos.

—Solo digo que tal vez se buscará otra cosa.

—Puede ser, pero no lo sabemos. Pero Sakura sí que volverá al club de ciencias en cuanto pueda y Umiko está con sus cosas.

—No estoy entendiendo nada, Daichi.

—Lo que quiero decir es que en teoría no pueden participar en actividades del club, así que tal vez puedan ser animadoras y tú creas un pequeño grupo de animadoras para los de voleibol.

Yui se ríe pensando que le está contando una broma.

—Ah, que lo dices en serio.

—Pues claro que lo digo en serio. Ya no está el director Ukai, no me sirve la excusa de que a él le parecía una tontería y que le teníais miedo —le recuerda él, alzando una ceja. —¡Porfaaaaaaaa!

—Para haceros un grupo necesito un mínimo de chicas que quieran ir voluntariamente, Daichi. Y te recuerdo que las de tercero van a muerte con los de baloncesto y las de segundo a futbol.

—¿Y las de primero?

Yui mira a Ren. Si creaba un grupo de chicas que fueran a vóley, podría evitar que las arpías de segundo se metieran con ella, pero incluso las de primero estaban dejándose llevar mucho por las de segundo, por eso había puesto a su co-capitana al mando de las de segundo mientras ella intentaba buscar y entrenar a la sustituta perfecta para cuando se graduara. Alguien que no convirtiera a las animadoras del Karasuno en una película americana de "chicas malas".

—Va a ser difícil, pero si consigues que las supernenas acepten, buscaré a las tres que faltan para formarlo. Pero tendrán que venir a los entrenamientos y aprenderse los pasos básicos y dos coreografías.

—¡Eres la mejor! —le asegura él, dándole un beso en la frente antes de marcharse para buscar la forma de poder convencer a las chicas. Sawamura sabía perfectamente que el apoyo que les daba era necesario para seguir avanzando y mejorar hasta llegar a la cima.

—Lo sé —le responde ella. Ahora tenía una tarea más dentro de su extensa lista de tareas: buscar a dos animadoras para formar el grupo de animadoras de voleibol. Como si buscar a la nueva capitana de las animadoras ya no fuera tarea difícil —Bien, Ren, vamos a entrenar.





◦ ◦ ◦






Kai caminaba con su movil en la mano mientras jugaba a pacman.

—Yamaguchi, deberías empezar a usar maquillaje. Tus pecas dan asco.

Y los chicos que rodeaban al peliverde empezaron a reírse. Él estaba de espaldas, sentado en su sitio, así que no había visto a la pelinegra pararse en la puerta de atrás.

—Otra vez esos pesados del futbol —niega con la cabeza una chica.

Desde el momento que Kai puso un pie en la clase fue como si hubiese frío de repente, como cuando en las películas paranormales baja la temperatura cada vez que había un fantasma cerca que quería poseer tu cuerpo hasta que se aburriese y provocarte el suicidio.

Los tres jugadores de futbol alzaron la vista al notar una mirada con tanta intensidad observándoles y aunque se encontraron los ojos fríos y el rostro de Kai como si estuviera sin vida y desquiciada, no se movieron ni un centímetro.

No se iban a acobardar por una chica.

Kai se colocó justo al lado de Yamaguchi, ni si quiera le mira, solo se acerca a su lado y se sienta en el borde de la mesa cruzando sus piernas. Si no fuera la situación, Yamaguchi habría empezado a temblar un poquito de la vergüenza, como un flan.

—¿De qué os reís?

Los tres se miraron entre ellos antes de decir nada con ciertas dudas. Pero no había nada que temer ¿no? Era la hermana de Rai, así que todo estaría bien.

—De este pringao. No ha sido elegido como titular a diferencia de los otros tres de primero —comenta uno, riéndose un poco más relajado.

—Ah, vaya —comenta ella mirando al peliverde esta vez.

Esperaba que el chico se sintiera avergonzado, humillado por el comentario, pero se dio cuenta de que había algo más en su mirada, como una llama de rabia que intentaba controlar, era como si quisiera... rebelarse.

Kai ladeó la cabeza, mostrando una tierna sonrisa en donde solo alzaba una de las comisuras de sus labios.

Ella también sabía lo que se sentía.

—Sí, encima de paquete da asco mirarle a la cara con esas pecas.

Y otra vez risas entre esos tres.

—A mí me gustan sus pecas —dijo la chica sin más, sin apartar la mirada del chico.

Yamaguchi alza la mirada por instinto y la mira a los ojos.

Y otra vez ese sentimiento de quedarse sin aliento la invadió al ver sus ojos marrones con tonalidades verdes olivas y cómo las mejillas del chico empezaron a enrojecerse por la vergüenza y la timidez.

—Ay, mírale como se pone —siguen riéndose. —Ten cuidado con lo que dices, no vaya a ser que se lo crea mucho.

—O que se pille por ti, Kai.

—Eso sería penoso.

—Yamaguchi, voy a tomar prestada tu botella de agua ¿vale? —le avisa la chica, con un tono de voz tan dulce que no parecía que saliera de ella. En cuanto pone los pies en el suelo y coge la botella de agua de metal, golpea en la cabeza a uno de los jugadores de futbol. Los otros retroceden por el susto, pero Kai le lanza la botella a uno de los dos antes de centrarse en el más altos, al cual está tirado en el suelo. —Ya que te parece muy divertido que Yamaguchi no sea titular, vamos a reírnos contigo también.

Y el chico gritó cuando Kai le dio una fuerte patada en la rodilla, seguida de pisotones.

—¡KAI! —apareció su mellizo, agarrando a la chica que había empezado a perder el control y agarraba cualquier cosa para golpear al chico que se había burlado de Yamaguchi.

—¡Voy a hacer que te expulsen por esto, zorra! —gritó el chico desde el suelo agarrándose la rodilla, pues era lo que más le dolía.

Rai soltó a su hermana pero no dejó que se acercara al chico.

Si expulsaban a su hermana, él también sufriría las consecuencias, como siempre...tenía que limpiar el rastro de mierda que dejaba su hermana.

Se agachó a la altura del chico que se había sentado en el suelo.

—Tú no vas a hacer nada —le advierte con mucha calma. —Es más, vas a decir que ha sido un accidente, a no ser que no quieras volver a caminar bien —el chico tragó saliva, asustado. Terminó asintiendo, a punto de ponerse a llorar. —Así me gusta.

Al ponerse de pie, se vuelve a dirigir a su hermana y la agarra fuerte del brazo para sacarla de la clase y llevarla hasta la de ellos, sentándola bruscamente en su silla y diciéndole que se calmara si no quería que la golpeara para que reaccione.

La pelirosa la mira dudosa. Había oído que algo pasaba en la otra clase, pero no se imaginaba que se trataba de ella. Quería preguntarle, pero después de lo del otro día... todavía le dolía el hombro, sobre todo durante los entrenamientos. Pero eso era lo que menos le preocupaba en ese momento cuando lo que la tenía muy nerviosa era el examen de química.

—¿Todavía te duele el hombro? —le pregunta la pelinegra cuando la nota más relajada.

—Esto, no... solo...

—Eres muy mala mintiendo, fresita —suspira la chica. —Lo siento, perdí el control.

Y con la misma se levanta y sale de la clase a coger un poco de aire.

No era de extrañar que todos se apartaran de su camino en cuanto la veían, y Ren se había dado cuenta de ello cuando se levantó y decidió ir detrás de ella.

Kai no parecía ser una persona que pidiera disculpas a nadie, y sin embargo, se lo había dicho a ella.

Y por mucho que intentó alcanzarla, la perdió en el camino y no lograba encontrarla. Suspira. Ya hablaría con ella en otra ocasión. Cuando se gira para volver a su clase, un cuerpo un poco más alto que el de ella la empuja y la chica cae sentada al suelo.

—Ups, perdona —se rien unas niñas. —No te habíamos visto.

Suyen.

Esa chica se había convertido en la sombra de Himeko y hacía lo que fuese por ganarse su aprobación.

Entre las de segundo y primero habían empezado a aliarse para quitarle el título de capitana a Yui o aguantar y robarle título a la sucesora de Yui. Himeko se moría de ganas por ser la capitana de las animadoras, pero las de tercero le tenían mucho respeto y cariño a Yui como para permitir algo así. Yui, a diferencia de muchas otras capitanas que habían pasado por el Karasuno, se había ganado su puesto por méritos propios y sin la necesidad de pisotear a nadie. Las de tercero todavía recordaban el infierno por el que pasaron en primero cuando empezaron a ser animadoras: de no haber sido por Yui, las cosas no habrían cambiado nunca.

Yui parecía ser la típica animadora superficial, pero todo eso estaba muy lejos de la realidad. Sí que era perfecta e impecable, era amable y siempre ayudaba a todo aquel que lo necesitara... pero cuando se enfadaba era todo un demonio.

Aunque es verdad que ahora estaba diferente.

Se rumoreaba que los capitanes de voleibol se habían peleado o iban a romper y que ella era la culpable.

Ren no sabía si esos rumores eran ciertos o no; sí que había visto que era muy cercana al capitán de voleibol, pero no estaba del todo segura. De lo que sí que se había dado cuenta es que la capitana estaba siempre tensa, frustrada y metida en su mundo.

—¿Oye, por qué la empujas?

Unos ojos marrones llenos de puras buenas intenciones observan a las tres chicas: las dos que se ríen y Ren que está en el suelo.

—Se ha caído ella sola —responde la castaña rápidamente, cruzándose de brazos. —No es mi culpa que sea una torpe.

—No. Te he visto claramente como la has empujado —frunce el ceño el chico.

—Vámonos, Suyen —le pide su amiga, entrelazando su brazo con el de la castaña. —Me ha dado algo de sed.

Y el chico ve como esas dos se dirigen por el pasillo que conduce a las máquinas de bebidas. Ren suspira.

—Déjame que te ayude —la amabilidad del pelinaranja sorprende a la chica por un momento y luego le sonríe, asintiendo con la cabeza y tomando su mano.

—Muchas gracias.

La chica se suelta y se sacude la falda por detrás, asegurándose de que seguía impecable.

—¿Por qué dejas que te trate así?

—No es nada —le segura la chica, aireando la mano para quitarle importancia. —Pero muchas gracias...

—Hinata, Hinata Shoyo.

—Gracias Hinata —le responde ella, dedicándole su mejor sonrisa.

—¿Eres Hanazawa, verdad? Te he visto con Yui y Sawamura algunas veces —comenta él.

—¿Sawamura? —pregunta ella, sin saber a quién se refiere exactamente.

—Sí, el capitán de vóley —asiente él con la cabeza. —Ellos se llevan muy bien.

—Ah, sí —asiente la pelirosa. —Es verdad. Yui está pensando en formar un grupo de animadoras para el equipo de voleibol.

—¿QUÉEEEEE? —se emociona Hinata, dando brincos sobre su sitio.

—¿Quieres dejar de hacer tanto escándalo, ceporro? —Ren gira la cabeza para encontrarse con el otro chico, el pelinegro alto de ojos azules con cara seria. —Se te oye desde mi clase.

—¡Es que Hanazawa dice que vamos a tener animadoras! ¡Como los equipos profesionales! —se sigue emocionando el chico. —¡Dime que tú también estarás, Hanazawa!

—Ah, vale —dice sin más el pelinegro.

—¿Ah, vale? ¿Y ya está?

—¿Y qué quieres que te diga, merluzo?

—¡Pues que te emociones un poco más, tonto del culo!

—¿A quién llamas tonto del culo?

—A ti, tonto del culo. ¡No me extraña que no te comas un rosco con lo amargado y mustio que eres!

—Yo al menos no tengo la misma altura que las chicas.

—¡OYE! —se queja el pelinaranja, dando brincos y acercándose a él. —¡Te voy a meter una paliza!

—¡Cuando quieras, ya que al vóley no puedes, PAQUETE!

—¡KAGEYAMA, TE LA VAS A GANAR!

—¡Hinata! ¡Kageyama!

Los chicos pararon al instante al oír la voz firme de Yui.

—¡Ha empezado él! —gritaron los dos a la vez, señalándose el uno al otro. Segundos después, se ruborizaron.

—Ren, acompaña a Kageyama a que se pille algo de beber —le pide la rubia. —Y si ves que le cuesta mucho decidir, elige tú por él, no vaya a explotarle la cabeza.

Hinata se ríe por lo bajo, pero rápidamente se recompone al notar la mirada no solo de Kageyama, sino también la de Yui.

—Claro —responde ella.

Kageyama resopla y empieza a andar. Como es muy alto, Ren tiene que acelerar un poco el paso para poder ir a su ritmo, pero no dice nada. Solo le acompaña en silencio.

—Ni que ahora necesitara una niñera —murmura por lo bajo, refunfuñando, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.

Ren prefirió no decir nada, pues notaba que el chico estaba bastante frustrado por algún motivo. Aunque por el comentario del pelinaranja, existía la posibilidad de que siempre fuera así.

Cuando llegan hasta la máquina, Kageyama saca las monedas y mira lo que hay. Se lo piensa por unos momentos. Aunque Yui le había dicho a la chica que si tardaba en elegir que eligiera ella por él, no lo haría. Simplemente esperaría a que se decidiera y ya. Metió las monedas y apretó con demasiada agresividad dos botones a la vez, haciendo que la máquina se moviera un poco y que la chica se asustara ante el gesto tan repentino.

Kageyama la miró de reojo. Era tan silenciosa que se le había olvidado que le seguía.

—¿A ese qué le pasa, ahora?

—Qué miedo da, tío. Seguro que habrá asustado a esa pobre chica.

¿Las personas no se daban cuenta de que cuando hablaban en voz alta los demás podían oírles?

Y parecía que a ese tal Kageyama le daba igual, hasta que les lanza una mirada aterradora y vuelve a fijarse en la chica. Pero a ella no la miraba tan aterrador, parecía algo confuso e intrigado.

—¿Por qué dejas que se metan contigo?

No se esperaba esa pregunta tan directa. ¿Qué iba a responderle?

La verdad es que no lo sabía del todo, lo único que sí sabía es que así era más fácil.

—Estoy acostumbrada.

—Bueno, pero eso no es una excusa ¿sabes? —le responde. —Hinata está acostumbrado a ser un paquete y aún así intenta cambiar eso. Y más le vale, porque si no, no pienso colocarle la bola.

Ren frunce el ceño.

—¿Kageyama, verdad? —le pregunta ella. Había oído como Hinata le llamaba, pero quería estar segura de que así se llamaba. El pelinegro asiente, serio. —Creo que tú y Hinata tenéis una amistad un poco rarita.

El chico ladea la cabeza y frunce el ceño.

—¿Amistad?

La cara de haber comido algo ácido que acaba de poner Kageyama era tan divertida que Ren no pudo evitar reírse.

Pero reírse de verdad.

—Qué cara has puesto —se sigue riendo ella, llevándose la mano al estómago.

—Es que no somos amigos, somos compañeros de voleibol.

—Pero si estáis todo el tiempo juntos.

—Porque Hinata es un paquete. Pero... pero quiere mejorar todo el tiempo, y yo quiero mejorar también.

—¿Tú también eres un paquete?

—¡Pues claro que no! —se queja el chico, apretando los puños a ambos lados de su cuerpo. Tenía que mirar hacia abajo para poder ver a la chica, porque era más bajita que Hinata. —¡Yo soy muy buen colocador y soy titular! ¡Y te lo puedo demostrar cuando quieras! ¡Hasta consigo que ese paquete sea útil para marcar tantos!

Ren, en vez de asustarse por la actitud que parecía desafiante por parte de Kageyama, se ríe. Actuaba exactamente igual que un niño pequeño al que le decían que no se merecía postre porque no se había portado bien.

Kageyama deja de apretar los puños y frunce más el ceño.

¿Esa chica estaba bien de la cabeza?

—La verdad es que sois bastante divertidos.

Kageyama coge el bote de leche y lo abre para empezar a bebérselo, ignorando a la chica. Aunque Ren juraría que ahora caminaba más despacio que antes.





𝑡𝑜 𝑏𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑑 ...

holiwis vvs

FELIZ AÑO NUEVO

segundo capítulo ya y es que no me lo creo que esté con la segunda historia y con los cuervitos vvs AHHHH

vengo a decirles que esta fanfic es más turbia y van a ver mucho más temas conflictivos, no como en las supernenas, que es un poco más de color de rosa y arcoíris. aquí habrá abusos, violencia, sustancias tóxicas, etc.

en esta historia vamos a ver como nuestros 5 cuervitos vvs (los chicos y yachi) "salvan" y se enamoran de nuestros cinco fantasmitas AHHHHHH


de momento conocemos a los siguientes y quiero que hagan sus apuestas:

ren, la fresita, con:

kai, la malota, con:

zomi, el rayito violeta, con:

rai, el idiota mujeriego, con:

y falta el personaje sorpresa ¿con quién terminará?


y como ven, con los mellizos pasan cosas violentas que ya irán descubriendo.

también hemos visto un poco de la vida de zomi, una chica muy lista, la típica empollona pero que intenta ser invisible y tiene envidia de la lista de sakura.

después tenemos a ren, la niña buena y perfecta que nunca es suficiente por mucho que se esfuerce.

como ven, también aparece mucho yui, la capitana de las animadoras, y daichi, porque ambos se convierten en los padres de los cuervitos y fantasmitas, pero ellos son solo mejores amigos, no me los shippen porque con yui hay cositas gg

pero sí, le tengo unas ganas a daichi que no respiro AHHHH

kai es una malota y una inestable, PERO CON YAMAGUCHI NO SE METEN AHHHHHHHH como defiende al chico me muero y en el fondo, la importa las chicas e intenta cuidar de ellas AH

TENEMOS NUEVA MALA: SUYEN

pero.... HINATA DEFENDIENDO A REN DE LA NADA? >>>>>

Y MI KAGEYAMA BEBÉ????????????

habrá triángulos amorosos en esta historia????

os gustó el capi??????

qué creen que pasará en el siguiente??

os leo bbs <3

os amo hasta el infinito y más allá <3<3

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ghostbusters !
━━ 𝘩𝑎𝑖𝑘𝑦𝑢𝑢! 〙
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