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capítulo 50

Narra Anya.

- el avión está debajo de nosotras, Anya - rápidamente me levanto y me acerco a la ventana, observando a dicho avión que, afectivamente, estaba a nuestros pies.
- abre las compuertas - Melina, no tan convencida, asintió antes de presionar un par de botones, abriendo las compuertas.

- ¿Estás segura? - mamá me miró con duda mientras se posaba a mi lado.
- no, pero soy una Romanoff, la muerte y yo nos hicimos muy amigas - y salté del Yet dejándola con las palabras en la boca.

Moví ligeramente mi cuerpo logrando que éste fuese directo al avión que estaba a unos metros más abajo, mamá venía igual que yo pero un poco más lejos.
Aunque no tuviese mis poderes sentía la adrenalina subir desde la punta de mis pies hasta mi último cabello rubio. Y me encantaba.

Aterrizé rodando por el techo, no podía esperar a mamá, así que, me adentré llamando la atención de los agentes presentes.

- lo siento, pero su vuelo será retrasado - todos rápidamente comenzaron a atacarme a la vez.
Agarré el arma de uno de ellos y golpeé su cabeza contra la pared mientras le disparaba en la pierna, provocando que pegara un grito de dolor.
- sino me esperas la próxima vez, te castigo - reí levemente mientras que pateaba a otro en su entrepierna.
- no quiero que te quedes con toda la diversión - entró por el mismo lugar que yo y también comenzó a golpear.

- bomba! - miré a mamá alarmada y ella me devolvió la mirada antes de hechar a correr y saltar del avión justamente cuando ya había explotado, como dije, la muerte y yo nos hemos hecho muy amigas.
Las piezas del avión caían a nuestro alrededor mientras que nosotras tratábamos de esquivarlos. Los agentes restantes disparaban a diestras y siniestras en un intento de darnos, lo cual, les fue imposible.

Saqué mi armas antes de darme la vuelta en el aire y disparar a dos de ellos, mamá tenía a tres y no podía con ellos por eso disparé a uno dejándole los otros.
El suelo cada vez estaba más cerca y cada ver respiraba agitadamente.

- ¡Toma mi mano!!! - ni siquiera me dí cuenta cuando mamá estaba a mi lado, sin decir nada la tomé fuertemente - ¿¡Confías en mí!?
- ¡Si te digo que no igualmente lo harás!!! - ella sonrió antes de apretarme a ella y abrir el paracaídas.

Solté el aire que no sabía que tenía retenido y comencé a respirar hondo, sabiendo que estábamos bien.
Una pieza filosa traspasó el paracaídas haciendo que caigamos rápido, tuve que abrir mi gran bocota. Las otras partes del avión cayeron de golpe al suelo, sacando tierra y polvo mientras que nosotras rodabamos por el suelo, solté un quejido de dolor mientras que mi madre pelirroja solo suspiraba pesadamente.

- corrección, no soy hija tuya - me levanté tambaleante al igual que ella.
Cuando apenas comenzaba a tomar aire para mis pulmones se comenzaron a escuchar sirenas de autos y el sonido de las llantas siendo arrastradas por la tierra mientras aparecían pequeñas capas de polvo a nuestro alrededor, notando como aparecían camionetas grises.

- estos malditos nos quieren demasiado - murmuré cansada.
- tengo una idea - miré a mamá esperanzada - quiero que te hagas la desmayada mientras yo corro.
- un momento ¿Tienes miedo? - levanté la ceja incrédula.
- tu confía, sino lo haces te dejaré sin tus preciadas armas - suspiré antes de asentir y caer dramáticamente al suelo.
- oh no! Claramente no me estoy desmayando porque mi madre me amenazó - ella rodó los ojos con una sonrisa de lado antes de comenzar a retroceder - hay! Que dolor, dígale a Tony que siempre odié sus canciones de AC/DC - mamá desapareció de mi campo de visión, permitiéndome cerrar los ojos fingiendo un desmayo.

Escuchaba pasos a mi alrededor y todavía se podía escuchar el sonido de los autos siendo conducidos.
- la tenemos, jefe - habló un hombre que, al parecer, estaba viéndome - si, la llevaremos a la balsa cuanto antes - creo que me tomó en brazos ya que sentí como me levantaban del suelo y comenzaban a caminar, era eso o estoy flotando mágicamente.

- colócala en el último auto - se escuchó otra voz - así podemos jugar con ella un rato - QUE MIERDA.
Sentí como me colocaban unas esposas y me recostadan en no se dónde, que mamá aparezca ahora sino le arrancaré la cabeza y me iré corriendo.

Lo que parece ser el auto se comenzó a mover.
- ¿Comienzas tu o yo?
- hazlo tú - creo que uno de ellos me acarició la mejilla, que asqueroso - quiero ver si despierta - arrastró su mano desde mi mejilla bajándola lentamente recorriendo mis pechos hasta detenerse en uno de mis muslos, juro que sino llega pronto la mataré.

El auto frenó de golpe haciéndome abrir los ojos de par en par antes de disparar a uno, liberándome de las esposas para después romperle el cuello al otro, dejando que sus cuerpos chocaran contra los asientos.
Las puertas se abrieron haciendo que elevara el arma, frunciendo levemente el seño.
- no tenemos tiempo.
- dile a mamá que la mataré - salimos corriendo directo al Yet que se encontraba a unos metros de nosotros.

Las demás camionetas comenzaron a disparar, empujé a Yelena a la entrada haciendo que la bala que venía en su dirección se incrustara en mi hombro, solté un gemido de dolor.
- Anya! - las compuertas se cerraron justo detrás de mí y apenas se cerraron el Yet comenzó a subir - déjame verte - me sentó en los asientos de atrás, mamá estaba de piloto y Melina de copiloto.

- dame el arma, para meterle un tiro a mi madre - ella solo rió - y bien, ¿Adónde vamos? - ellas basilaron antes de responder.
- conocemos a alguien que nos podrá ayudar - respondió Vostokoff - pero debemos sacarlo de dónde lo tienen.
- ¿Y lo tienen en....? - Yelena alzó su vista para mirarme.
- Rusia... - MIERDA Y MÁS MIERDA.

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