Capítulo 07
—¡Lisa!
La chica se volteó hacia la de cabellos rubios que se acercó a ella a paso apresurado, Rosé dejó un beso en su mejilla como saludo, haciendo que se ruborizara.
—Hola —murmuró, encantada. Se sonrieron.
—Mañana hay una muestra de arte, tengo dos entradas, tienen desde pinturas hasta un show de danza. ¿Quieres acompañarme?
Lisa rió con algo de nervios y con vergüenza murmuró:
—Lo siento, iría, pero... Tengo una cita con alguien más.
Jennie en parte sonrió con orgullo al ver la expresión emocionada de Rosé desaparecer.
—Oh, bueno —acomodó sus mechones con algo de incomodidad.
—N-No es lo que piensas —negó, moviendo sus manos frente a ella—. Voy a... Voy a ver a alguien, al cementerio.
—Oh, Lisa, no necesito explicaciones —dijo Park, aunque se notaba más aliviada después de escuchar eso, y volvió a sonreír—. Lo siento mucho.
—No, está bien.
—Bueno, lo dejamos para otro día, ¿sí? —Lisa asintió—. Nos vemos, cuídate —besó su mejilla otra vez para despedirse, antes de salir del estudio con una encantadora sonrisa en sus labios.
Fue al vestuario y lo primero que le dijo a Jennie fue un "No sé si me gusta".
—¿Cómo que no sabes si te gusta? —preguntó, indignada—. ¡Lisa! Tiene cara linda, le gusta la danza, sonríe bonito y tiene un abdomen donde podrías lavar la ropa. ¿Cómo que no te gusta? ¿Sabes lo que ahorrarías en la lavandería?
Lisa rió por lo del abdomen.
—Te recuerdo, Jen, que mi tipo son las bajitas, rabiosas, que piensan mucho, critican a la sociedad, me dan atención y me cuidan mucho.
—No conozco a nadie así —negó.
—Claro, yo tampoco.
Practicó su baile una vez más, su entrenador le dijo lo mismo de siempre, pero que hoy había mejorado un poco más, así que la dejó ir más temprano.
Tomó su celular y vio varios mensajes de un número que no le hablaba desde hacia unas cuantas semanas.
—Mina dice que ha mejorado lo suficiente para dejarle usar el celular más de una hora al día —le dijo a Jennie. La castaña se encogió de hombros, en verdad, no le gustaba mucho hablar de ella desde lo que había pasado—. Aún le queda mucho en el loquero para que pueda salir —volvió a hablar, con algo de alivio.
—Lisa, no lo digas así, queda muy despectivo, ella no tiene la culpa de estar mal —su ceño estaba ligeramente fruncido.
Lisa la miró un segundo hasta que suspiró, asintiendo.
—Tiene la culpa de otras cosas —murmuró por lo bajo.
—Tampoco, ella no lo hizo a propósito —le corrigió Jennie—. La depresión hace que hagas esas cosas, y que hables tan feo no la ayuda —Lisa parpadeó rápido para despejar su vista, Jennie acarició su cabello—. Ella no tiene la culpa de lo que me pasó, ¿está bien? Fue un accidente, necesita apoyo con lo que tiene, no le tengas rencor, no va a cambiar nada —continuó hablando con tranquilidad, aunque Lisa no reaccionó—. ¿Qué tal si hago tu comida favorita? —le ofreció, mirándola, Lisa negó.
—Hace meses que no como eso.
—Lo sé, por eso te lo estoy ofreciendo.
La chica lo pensó un momento.
—¿Puedes hacer eso? —Kim hizo una mueca de "Puedo intentar"—. Bueno, me gustaría...
Jen asintió y sonrió, hacia mucho que no cocinaba tampoco.
La comida favorita de Lisa eran unos tacos picantes en donde Jennie básicamente metía todo lo que quedaba en la heladera, le agregaba una que otra cosa más, y resultaba en una especie de revuelto, al que la rubia le gustaba poner picante, lo podía comer sólo o con una tortilla de maíz para que tuviera más interés.
Al final del día, Lisa estaba con una verdadera sonrisa y un rubor en sus mejillas, totalmente encantada y sintiéndose mimada.
—Gracias.
—No me agradezcas, tonta —hizo un gesto con su mano para que no se molestara.
—Eres muy linda conmigo, siempre lo fuiste.
—¿Sentimentalismo? Nada de sentimentalismo, Manoban.
—Jennie.
—Manoban.
—Te amo.
Jennie sonrió mínimamente, sus mejillas se ruborizaron.
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