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9.Smile, uncle Dean

-Vas a tirarla, tío Dean-Dijo entre risas, a lo que continué negando con la cabeza y entrecerrando mis ojos- Ya quité todas las piezas fáciles, no hay forma de que no la tires.

La hice callar nuevamente con una chistosa mueca, acercando mis dedos a las tablitas a punto de desmoronarse de la torre.

Pero mis hombros cayeron cuando mis dedos volvieron a traspasar el objeto, dejándome un terrible sabor de boca en lo que la preocupada mirada de Joelle caía sobre mí.

-¿Cuál quieres que mueva, tío Dean?-Irrumpió ella con una nerviosa sonrisa, probablemente intentando disminuir la repentina tensión a mi alrededor.

Solo levanté la mirada para apuntar aquel palito que quise sacar anteriormente, recibiendo una sonrisita de la morena antes de que se dispusiera a retirarlo de los demás y dejarlo en la cima de la torre.

Aquella mañana las cosas se habían tornado más extrañas para mí.

Por alguna razón, ya no podía agarrar muchos objetos con mis manos.

Era como si...Poco a poco se me estuvieran terminando las opciones.

-Listo-Murmuró Joelle, tratando de sonar animada antes de regresar su mirada a la mía.

Pareció vacilar un par de segundos cuando mis ojos solo se encontraron con los de ella con brevedad, quedándonos en un silencio sepulcral que no era muy normal entre nosotros.

-E-Está bien, tío Dean-Articuló con su suave voz de campanillas- No te preocupes por las piezas, ya las moveré yo...

-No es por el juego-Hablé casi para mí, pero el bajar de sus hombros me demostró que mi tono llegó a sus oídos.

Otra vez, completo y extraño silencio.

-Tío Dean...¿No sabes qué es lo que está pasando?

-¡Claro que no lo sé, Joelle! ¡Desde hace mucho no tengo idea de qué mierda pasa conmigo!

Mis gritos hicieron eco en la habitación, al igual que el sonido de la torre al desplomarse suavemente sobre la mesilla entre nosotros tras levantarme exasperado del sofá. 

Un nudo en la garganta se me formó al percatarme de la magnitud de mi voz, rogando que la pequeña niña no quisiera golpearme diciendo que soy un idiota o que la hubiese hecho llorar. 

Grande fue mi sorpresa de encontrar a la fémina sin lágrimas en su rostro, sino que con una mueca de seriedad mientras me observaba con frivolidad.

-L-Lo siento, JoJo-Balbuceé de inmediato, volviendo a tomar asiento con una exasperada respiración- No quería gritarte...Es solo que...

-Grítame si así te sientes mejor-Me interrumpió autoritariamente, manteniendo sus brazos cruzados- Pero ni pienses que voy a soportar que me sigas tratando como una ilusa, tío Dean.

Esas expresiones en su rostro...Eran justamente las que dibujaban la imagen de mi mejor amigo en mi mente.

Mi mejor amigo...Del cual siempre estuve enamorado y no tuve la oportunidad o el coraje de decírselo.

-Estás cansado, lo entiendo a la perfección-Volvió a hablar la pequeña- Pero no podemos rendirnos, tío Dean. Al menos todavía no.

Su obstinada mueca me hizo sonreír de lado, sintiendo que toda aquella presión en mi pecho se reducía considerablemente.

-Lo siento otra vez, nena-Dije algo avergonzado, rascando mi hombro de paso- Juro que no volveré a hacer eso.

Joelle solo negó con la cabeza, en signo de que estaba bien y me perdonaba.

Mis ojos permanecieron sobre mis manos vendadas, tensándolas un poco a causa de aquella ira que poco a poco comenzaba a apagarse. 

¿En serio llegaría todo hasta aquí?

-Tío Dean-Levanté la cabeza, encontrando sus bonitos ojos castaños brillando en mi dirección- Sonríe, tío Dean.

Inevitablemente, obedecí a su sugerencia y lo acompañé con una risa. 

Su singular brillo y positividad siempre fueron importantes para mí, aquellas virtudes que heredó de su padre. 

-¿Jugamos de nuevo?

Solo asentí, sonriéndole brevemente antes de que empezara a armar nuevamente aquella torre de bloques de madera en medio de la mesa.

No podía evitar tener ese dolor en el pecho, al igual que una insistente sensación de frío a lo largo de mi espalda al solo recordar lo que estaba pasando.

Desde esa mañana, se me había hecho complejo el agarrar objetos como lo hacía anteriormente. Algunas veces funcionaba con normalidad, pero de pronto mis manos atravesaban cualquier cosa sólida sin que pudiera tener una explicación al respecto. 

Parecía que el tiempo se me estaba terminando...¿Estaba empezando a desaparecer?

¡No quiero! ¡No quiero irme sin decirle la verdad a Roman! ¡Realmente...!

¡No quiero pasar a ser un simple recuerdo!

-¿Cómo está mi nena favorita?-Exclamaron desde la puerta.

No tardé en ver a la pelinegra casi abalanzarse sobre la pequeña de trencitas, besando sonoramente su mejilla mientras esta reía por las posibles cosquillas.

-Basta, tía Paige-Chilló la morenita, pero ella seguía dejando besos en su regordeta mejilla- Me harás tirar la torre...

-¿La torre?

Paige volteó un poco sobre sus botas, sin dejar de estrujar cariñosamente a la fémina contra su pecho en ello. 

-¡Oh, amo este juego!

No tuve tiempo de cantar ni pío antes de que la pelinegra empujara inconscientemente mi cuerpo fuera del sofá. Resbalé con una pequeña maldición entre dientes gracias a la fuerza aquella, golpeándome el trasero contra el duro alfombrado de la habitación. 

-¡Mierda, Paige! ¡Tú y tu culo enorme me joden la vida siempre! ¡Y ni siquiera tengo vida ya!-Exclamé con algunas muecas de por medio. 

No tardé en ponerme nuevamente de pie, caminando de mala gana hacia los lockers y apoyándome de espaldas contra este. 

Las risitas de Joelle se escucharon suavemente mientras me movía, probablemente desatando algo de confusión en la pelinegra. 

-¿De qué te ríes, cariño?-Dijo desentendida la fémina, tomando uno de los palitos y poniéndolo fácilmente en la cima de la torre. 

La pequeña encontró mi mirada en la suya, sonriendo de lado en cuanto pareció tener una especie de idea. 

-¿Conoces a Jon, tía Paige?

Rasqué nervioso mi hombro ante su pregunta dirigida a la Diva, dándole una breve mirada a mi locker a tan solo metros. 

Todavía tenía algunas velas y las flores que había visto a Rusev poner aquella mañana entre lágrimas de cocodrilo. 

Me habría gustado decirle que él no tenía la culpa de nada. 

-¿Jon? ¿Hablas de tu amigo imaginario?-Joelle asintió, haciéndome suspirar exageradamente mientras golpeaba la parte trasera de mi cabeza con el casillero- Tu papá me habló de que tenías uno. 

Otro asentimiento, en el cual solo sonreía encantadoramente hacia la fémina.

-Está aquí ahora. Lo tiraste del sillón, de hecho. 

Fruncí mis cejas hacia la pelinegra que había empezado a mirar a su alrededor, como si en serio me buscara en el cuarto. 

-Pues, no debe ser muy elegante si no se levantó cuando vio entrar a una dama-Dijo Paige, a lo que fruncí una mueca burlona. 

¡Ja! ¡Claro! ¡Una dama!

-No me hagas reír, cuervo feo-Me burlé cerca de su rostro, frunciendo varias muecas extrañas en busca de hacer reír a la pequeña Reigns. 

Me di por realizado muy pronto, viendo a la perturbada Diva voltear su cabeza de un sentido a otro. 

-D-Deja de reírte, Joelle...Ya me está dando escalofríos...

-Tranquila, tía Paige-Sonrió la fémina, poniendo otra tablita en la cima de madera- Ustedes ya se conocen. 

Ambos levantamos la cabeza casi al mismo tiempo hacia la pequeña, volteando a mi derecha y encontrando directamente mis ojos en los de la pelinegra. 

Fue extraño, ya que ella no podía verme. Pero de alguna forma, nuestras sonrisas se formaron en conjunto con la del otro. 

-Debe de ser un total imbécil, supongo-Volvió a burlarse, soltando una carcajada con su rostro todavía frente al mío. 

Fruncí una sonrisa de lado, sintiendo como las curvaturas de Joelle probablemente se encontraban ya alzadas con alegría. 

-El sentimiento es mutuo, cuervo. 

Fue entonces que nos vimos interrumpidos por el estridente sonido de la puerta al ser abierta por el agitado bicolor con su muleta casi arrastrando. 

-¿Colby?-Murmuró suavemente Paige, en lo que todavía asomaba mi vista por un lado de su hombro- ¡Por Dios! ¿¡Qué ocurrió!?

Seth respiraba agotado, probablemente en busca de recuperar un poco de aire antes de poder hablar. 

Logré ver que sostenía su teléfono en una de sus manos, al igual que su mueca cuando la preocupada fémina se levantó del sofá y sus ojos se encontraron con los de la hija de nuestro mejor amigo.

-Hola, nenita.

Seth intentó sonreír, recibiendo a la morenita entre sus brazos a pesar de su nerviosa mueca y las muletas bajo cada brazo.

Esa expresión en su cara no me engañaba, y dudaba si quiera a Joelle la hubiese engañado. 

-¿Qué tienes, tío Seth? ¿Por qué corrías?-Preguntó perpleja la morenita, enviando una sensación de frío a lo largo de mi cuerpo. 

Reaccioné de inmediato, colocándome de inmediato a sus espaldas en lo que Paige se levantaba del sofá y caminaba hacia su novio. 

-Q-Quise ejercitar un poco. Eso es todo, preciosa-Aseguró con una sonrisa, a la que la fémina solo asintió antes de que el bicolor levantara la mirada hasta la pelinegra- ¿Tienes un minuto, Saraya?

La Diva parpadeó un par de veces, para a continuación fruncir su labio brevemente y voltear hacia la pequeña delante de mí. 

-Joelle, caramelito ¿Jugarías un rato sin mí?-Preguntó con calidez, aunque dentro de mí la presión continuara torturándome al ver la cara de Seth- Necesito hablar con el tío Sethie unos temas importantes. 

Hubo un pequeño silencio por parte de la hija de mi mejor amigo, y me sorprendí un poco de que simplemente volteara y volviera al sillón en silencio. 

Usualmente sonreía, o solo asentía aunque no entendiera. Eso fue extraño. 

Paige le dio una pequeña mirada preocupada, pero no tardó en acompañar al bicolor a las afueras de la habitación, ayudándole de paso con sus muletas.

-Quédate aquí, nena-Dije con tacto, dándole un pequeño intento de sonrisa en lo que ella levantó su vista de su regazo- Iré a ver por qué tanto escándalo y luego podemos ir a molestar al tío Owens ¿De acuerdo?

Sus labios se alzaron, pero no lo suficiente como era habitual. De todas formas no me di el tiempo de quedarme a razonar los actos de la pequeña, aprovechando que Paige todavía mantenía abierta la puerta y pasando rápidamente antes de que cerrara esta detrás de sí. 

-¿¡Qué demonios, Colby!?-Exclamó alarmada la pelinegra, mientras me colocaba a su lado para ser partícipe de esto de alguna manera- ¡Casi le das un susto a la niña! ¿¡Qué mierda te...!?

Sus gritos se apagaron cuando, al igual que yo, apreció la mueca en el rostro del bicolor. 

Estaba rendido, como si algo le hubiese golpeado con fuerza en el corazón y era delatado por una expresión de preocupación. 

-¿Colby?-La fémina ahora se mostró preocupada, poniendo sus manos sobre los antebrazos del ex campeón WWE- ¿Qué es lo que está pasando?

-Sethie...

Seth levantó la cabeza, negando mientras fruncía los labios, pareciendo no encontrar la forma de expresar los pensamientos en su cabeza. 

-Se cerró el caso-Retomó la palabra, haciéndome fruncir brevemente el ceño en su dirección- Galina ganó.

Tiene que ser un chiste. 

Negué con la cabeza repetidas veces, mientras que la boca de Paige se abría y cerraba sin encontrar las palabras exactas. 

¡Tenía que ser una maldita broma!

Abrí la boca inútilmente, pero el estruendo de la puerta al abrirse casi me hizo saltar sobre mi lugar. 

-¡Joelle!-Chilló el bicolor, tratando de agarrarse de las muletas con una expresión alarmada. 

-¡Joelle, cariño! ¡Espera!

Pero no importó que la fémina también gritara, la pequeña desapareció muy pronto por el primer pasillo que encontró conectado al corredor. 

Sabía que esto no terminaría bien. 

-Maldita sea, Seth...-Murmuré entre dientes.

No dudé en comenzar a correr por el pasillo, alejándome lo más rápido de mis amigos y buscando preocupado a la morena. 

-¿¡Joelle!? ¡Joelle!-Moví mi cabeza de lado a lado, pero parecía haberse escondido muy rápido- ¡Joelle, por favor! ¡Tenemos que hablar esto!

Caminé a pisotones entre la gente, sin importarme si chocaba con ella y eso me lanzara al piso. 

Tenía que encontrarla, decirle que las cosas estarían bien. 

Aunque sinceramente para mí ya no lo estuvieran. 

Mi corazón dio un salto, o al menos eso sentí de alguna forma, aliviado de ver a la pequeña fémina abrazando a aquella bicolora con camiseta roja y el enunciado Fearless. 

Dejé que mi respiración saliera algo agitada, pero acercándome suavemente al par de chicas abrazadas en la puerta del camerino de las Bellas. 

Nikki acariciaba la cabecita de Joelle, mientras que esta sollozaba guindada en su cuello. 

No tardé en colocarme en cuclillas, dándole una pequeña miradita a la morena y sonriéndole como pude. Sus ojitos llenos de lágrimas me encontraron tan solo por un par de segundos, volviendo a soltar un sollozo y abrazando con más fuerza a la Diva. 

-Todo está bien, cariñito...-Susurró Nikki, dándole suaves caricias a la cabeza y espalda de la pequeña Reigns- Tranquila...

Me sentía un inútil. 

Primero defraudo a Roman, y ahora a Joelle. 

Creo que no puedo fallar en nada más. 

Dejé que mi mirada cayera a mis pies, soltando una suave respiración en lo que el llanto de la morena todavía se escuchaba suavemente desde el cuello de Nikki. 

-Nikki, ya estás lis-La castaña se interrumpió al atravesar el umbral de la puerta, encontrándose con la penosa escena- Pero ¿Qué pasó?-Exclamó ahora preocupada, colocándose sobre sus rodillas y masajeando el brazo de Joelle- ¿Qué le hicieron a esta criatura?

-No lo sé-Respondió la mayor de las Bellas hacia su hermana- Iba saliendo del camerino y tropecé con ella, estaba llorando-Siguió abrazando a Joelle, esta vez dejando un suave beso en su sien- Ya, mi amor. Tranquila, todo va a estar bien. 

Pero los sollozos de la niña no paraban, más que demostrado por su temblorosa respiración y su espalda subiendo y bajando de forma extraña. 

Galina había ganado la custodia de Joelle. Ella se la llevaría a California, lejos de nosotros; Lejos de su padre. 

Y Joelle, a pesar de ser muy madura con todo, se estuvo conteniendo todo este tiempo para no preocupar a nadie. 

Su pequeño corazoncito estaba roto de alguna manera. 

-¡Brie! ¡Nikki!-Exclamaron por el pasillo, a lo que las gemelas voltearon a la par de mí. 

Paige se acercó rápidamente, seguida por el lesionado bicolor tratando de no quedarse atrás. 

-Dios, gracias al cielo que la encontraron-Murmuró la pelinegra, notoriamente aliviada cuando pudo darle una caricia en el cabello a la pequeña. 

-¿Qué ocurrió?-Habló Brie, mirando preocupada a la pareja- ¿Le hicieron algo? ¿Dónde está Roman?

Ambos se miraron, pareciendo buscar una explicación en el rostro del otro. 

Roman probablemente seguía en aquel tribunal, destrozado, y sin alguien que lo reconfortara por prácticamente perder a su hija injustamente. 

-Eso no importa ahora, Brie-Intervino Nicole, levantándose del suelo con Joelle todavía guindada de su cuello y ella envolviéndola entre sus brazos- Esta pequeña necesita algo que la anime, ustedes llamen a Roman por mí ¿Sí? Díganle que yo la llevaré a casa. 

Volteé a ver al bicolor, el cual parecía no saber que decir frente a la escena mientras que Paige la miraba alzando una ceja. 

-Nunca pensé que diría esto-Comencé a hablar, poniéndome de pie a un lado de la bicolora de gorra roja- Pero estoy de acuerdo con la tetuda esta. 

Me sentí algo mejor de escuchar una ahogada risa salir de los labios de la niña, sonriendo de lado hacia ella antes de volver a concentrarme en lo que sucedía. 

-Supongo que tienes razón-Dijo por fin Paige, dándole un suave golpe en el brazo a Nikki- Se puede confiar en ti después de todo, Nikki. 

La bicolora le dio un arquear de ceja a la pelinegra, a lo que ella solo sonrió antes de acercarse a Joelle. 

-Lo siento mucho, caramelito-Murmuró por lo bajo, viendo que su sonrisa había pasado a ser una triste mueca- Haremos todo lo posible ¿De acuerdo?

Joelle se despegó de los brazos de Nikki por un segundo, volteando hacia la negriazul y casi saltando hacia ella para abrazarla. Ella no dudó en recibirla, apegando su rostro al de ella y viendo cómo cerraba los ojos con fuerza. 

No era culpa de ellos. 

Seth no tardó en acercarse, pareciendo más triste que su novia cuando la pequeña morena corrió a sus brazos y lo abrazó de la misma manera, o tal vez más fuerte, que a Paige. 

-No quería ponerte triste, nena...Lo lamento tanto...

-Está bien, tío Sethie-Volvió a hablar la fémina, encontrando sus ojos en los aguados de Colby- No es tu culpa, no es de nadie. 

El bicolor no era muy sentimental, pero se notaba que esto le dolía al fruncir tanto sus labios y volver a abrazar a la niña mientras cerraba con fuerza sus ojos. 

-Te quiero mucho, tío Seth...

-Yo también, Joelle. Te quiero muchísimo. 

La pareja se retiró después de un rato, pareciendo igual de deprimidos cuando desaparecieron del pasillo siguiendo las instrucciones de Nikki. 

-Bien...-La bicolora extendió su mano hacia Joelle, a lo que la pequeña no dudó en agarrarla- ¿Vamos por algo azucarado al comedor?

La morena asintió con un pequeño intento de sonrisa, a lo que la Diva le sonrió ampliamente con sus labios pintados de carmín. 

-Lo siento por no poder acompañarlas-Dijo Brie, sosteniendo su bolso deportivo- Debo ir a hablar con Stephanie, y ya sabes cómo se pone cuando te tardas. 

-Relájate, Brie-Le sonrió su hermana- Te llamaré en cuanto llegue a casa. 

Brianna asintió, dándole una pequeña caricia a la cabeza de Joelle como despedida. 

-Saluda al chivo y a la perra del millón de dolares de mi parte, Brie-Bromeé, ahuecando mi boca como si gritara y viendo a Joelle contener una pequeña risita. 

Pero una sensación extraña me recorrió cuando la castaña volteó sobre sus botas, mirando perpleja a su alrededor y brevemente a su hermana. 

-¿Qué tienes?-Cuestionó Nikki. 

-N-Nada...Es que...-Balbuceó Brie, todavía algo paralizada por algún motivo- Creí haber escuchado una voz conocida...

Joelle no se contuvo a darme una traviesa mirada por sobre su hombro, a lo que solo tragué con suavidad. 

Era imposible que ella me hubiese escuchado. 

-Debes estar muy cansada, hermanita-Rió la bicolora, dándole un empujoncito a la castaña- Dale mis saludos a Daniel ¿Sí?

Ella solo asintió, dando la vuelta y pareciendo todavía perpleja cuando empezó a alejarse por el corredor. 

Tal vez...Sí me había escuchado. Aunque no sabía exactamente el cómo era posible. 

De todas formas me olvidé del asunto, agitando mi cabeza un par de veces y disponiéndome a seguir al par de féminas. Pero me detuve cuando la morenita estiró su mano cerca de la mía, como si pidiera permiso de tomarla. 

No me sorprendió que no pasara nada una vez que la tomé, sonriéndonos el uno al otro con cariño mientras los pasos de Nikki se detenían suavemente. 

Últimamente mi condición se había vuelto demasiado extraña e impredecible, por lo que ya no sabía qué estaba bien y qué mal.

Si lo que se me estaba acabando era el tiempo, no haría más que aprovecharlo. 

-¿Por qué tienes tu otra mano alzada, cariño?-Preguntó la bicolora, frunciendo sus cejas hacia la pequeña sosteniendo mi mano algo traslúcida desde mi punto. 

Joelle rió con suavidad, pareciendo que su rostro poco a poco recuperaba ese brillo de siempre. 

-¿Te hablé de mi amigo Jon, tía Nikki?




-Vacío...-Murmuré una vez que entramos al comedor, dando una mirada mientras caminaba junto a las féminas con una mano en mi bolsillo y la otra apretando la de JoJo- Qué raro. Recuerdo que Owens siempre se quedaba hasta tarde aquí comiendo con Ziggler y Adrián. Él siempre se comía todas las papitas, maldito glotón.

-Tienes un mal concepto del río Owens, Jon-Me regañó con una sonrisa la morena, recibiendo tanto mi mirada como la de Nicole. 

-¿A quién le hablas? ¿A ese tal Jon?-Ella asintió, a lo que la Diva frunció sus labios- ¿Desde cuando te acompaña él?

-Un par de semanas.

-¿Y qué dice?

Joelle me miró, expectante en lo que arqueaba una ceja. 

-¿Qué quieres que diga? Quiero patear el trasero de Owens por comerse mis papas la última vez que estuvimos aquí. Y al Bilbo Bolsón y al cabeza de pasta por no contarme que se revuel...¡También son unos imbéciles!

Joelle no estaba en la edad de eso, por lo que preferí callar a tiempo. Me resigné a que riera de mi infantil reclamo, mientras que Nikki parecía más y más confundida. 

-Dijo que quiere darle una patada al tío Kevin por comer todas las papitas de los demás-Le aclaró JoJo, a lo que Nikki solo asintió suavemente. 

-Eso me suena tanto a...-Parpadeó un par de veces, negando antes de suspirar- No importa, vamos a hablar con el cocinero. 

Sonreí de lado, siguiéndolas mientras Joelle apretaba mi mano con algo más de fuerza. 

Era lindo no desaparecer de sus mentes, y nadie nunca lo haría de la mía. 

Aquella zona en la que siempre nos daban nuestros almuerzos parecía vacía, salvo por aquella música bastante feliz saliendo desde algún lado. 

-¿Hola? ¿Hay alguien aquí?-Exclamó Nikki, asomándose un poco por sobre la encimera de metal- ¿¡Hola!?

Un tarareo extraño se hizo cada vez más cercano, hasta que cierto hombre con una colorida camiseta y zapatos raros apareció en escena. No tardó en sonreír hacia la ex campeona de las Divas, dejando de tararear y limpiando sus manos con un paño que traía. 

-¡Nikki! ¡Hola, cariño!-Dijo con alegría. 

-Hola, Xavier-Saludó ella con una agradable sonrisa. 

-¡Wow! ¡Xavier! ¡Viejo!-Exclamé igual de animado, acercándome también- ¡No te veía hace tiempo!

Fue bastante estúpido estirar mi mano frente a él, viendo que solo sonreía hacia la gemela de Brie y quedaba como un completo imbécil frente a la pequeña Reigns que aguantaba la risa. 

Fruncí mis labios de forma divertida, chocando mi propia mano y volviendo a meter ambas dentro de los bolsillos de mis baqueros. 

-Ah, ni mierda. Qué mal educado. 

Joelle volvió a reír, llamando la atención del moreno y que este captara que la bicolora no estaba sola.

-¡Hola ahí!-Chilló el miembro del trío positivo- ¿Te he visto antes, caramelito?

-¡No seas tonto, Xavier!-Exclamó Nicole, apegando a la pequeña contra su pierna con suavidad- Es la hija de Roman, Joelle ¿Recuerdas?

-¡Oh! ¡Claro! ¡Qué tonto soy!-Pasó las manos dramáticamente por su frente, volviendo sus ojos a los castaños de la niña- Lo siento, preciosa. El tío Xavier es muy distraído. 

-No hay problema. 

La morenita no dudó en chocar su puño contra el de mi ex compañero de trabajo, sonriendo como celebración y causando una enternecida mueca en el rostro de Nikki. 

-Ahora que lo pienso ¿Qué haces aquí, Xavier? ¿No está el chef encargado?

-Oh. Es que le pedí la cocina prestada por esta noche-Se encogió de hombros, para a continuación apoyarse ligeramente de la encimera de metal- Es el cumpleaños de Big E mañana, así que pensé en hornearle un pastel. 

-Ow, qué tierno eres. 

Joelle asintió, uniéndose a la opinión de la bicolora mientras yo solo rodaba los ojos.

-Como sea ¿Qué las trae por aquí esta noche, señoritas?

La castañita pareció volver a sentirse algo deprimida, más que demostrado por su fruncir de labios y el bajar la cabeza con una ligera respiración. 

Procuré colocarme en cuclillas, agarrando su mano y brindándole apoyo esta vez. 

-La pequeñita necesita algo dulce aquí-Comentó Nikki luego de darle una mirada a la niña- ¿Crees que quede algo por ahí?

-Están de suerte-Sonrió Xavier- Horneé unas galletas también. Le daré unas a este pequeño caramelito ¿Está bien?

Joelle frunció una pequeña sonrisita hacia el moreno, para a continuación mirar a la Diva junto a ella. 

-¿Estás bien, tía Nikki?-Preguntó con algo de preocupación frente a los suaves suspiros por parte de la bicolora.

-Sí, cariñito-Le sonrió de soslayo, dando una pequeña mirada sobre su hombro- ¿Por qué no te sientas un rato? Yo llevaré las galletas. 

La fémina me miró, a lo que solo asentí antes de que ella murmurara un "okay" y se encaminara hacia una de las mesas en el comedor. 

Volví sobre mis botas, justo a tiempo en que Nicole se acercaba a la encimera y apoyaba ligeramente sus antebrazos sobre esta. 

-Xavier, sonará tonto pero...¿Tú...?

-¿Si es que sé qué le ocurrió a la pequeña?-La interrumpió, al mismo tiempo en que dejaba una bandeja sobre la superficie de metal bajo la mirada de la Diva- Vi cuando a Colby lo llamaron...-Soltó una pequeña respiración antes de proseguir con lo que yo ya conocía a la perfección- Aparentemente, la madre de la criatura declaró un juicio contra Reigns...Y ella ganó la custodia de la niña. 

-¿¡Qué!? ¿¡Estás bromeando!?

Volteé a ver a Joelle, pero no parecía haberse dejado llevar por el repentino grito de Nikki. Solo dibujaba formas con su dedo sobre la madera, pareciendo que sus ojitos volvían a apagarse con tristeza.

Verla así solo me rompía en corazón. 

-¿Cómo es posible eso?-Agregó extenuada la fémina Bella- He visto a Roman, y es un buen padre ¿Por qué esa mujer haría algo tan horrible?

Tragué con fuerza cuando sentí aquel nudo en mi garganta, tratando de no imaginarme el cómo Roman se encontraba en estos momentos. 

Mi pecho dolía cada vez que pensaba en él. 

-Ni yo lo entiendo, cariño-Comentó Woods, mirando a la chica con un fruncir de labios y una mueca de preocupación en su rostro- Pero tal parece que ya no veremos tan seguido a la pequeñita por aquí. 



Intentaba ser cuidadoso al sacar las maripositas de plástico que colgaban de la cortina color rosa, juntándolas entre mis manos una sobre la otra. Pero para variar, no tarde en sufrir esa extraña cosa que hizo que los objetos atravezaran mis manos y todas las mariposas terminaran desparramadas en la alfombra. 

-Maldición-Gruñí entre dientes, disponiéndome a ir por ellas de alguna manera. 

Pero mis movimientos se vieron interrumpidos al encontrar a la morena al otro lado de la habitación. Guardaba lo que quedaba de sus juguetes, con una mueca seria en su rostro y manteniéndose en completo silencio. 

Galina se la llevaría a California, dejando que Roman la viera cuando tuviera tiempo después de su trabajo. 

Pero...Era doloroso el hecho de que no sabía cuánto tiempo me quedaba a mí, y que probablemente sería una de las últimas veces en que podría verla. 

-¿Tío Dean?-Murmuró de la nada la fémina, su voz como campanillas haciendo eco en el cuarto ahora casi vacío- ¿Estás llorando?

Pasé mi puño por sobre mi nariz, sorbeteando y volviendo a agacharme para recoger las mariposas de plástico. 

-Claro que no-Balbuceé con seriedad, dándole la espalda en ello- Solo me atraganté, es todo. 

Pero mis manos se detuvieron cuando los delgados dedos de la pequeña agarraron una de mis muñecas, haciéndome voltear mientras todavía apoyaba una de mis rodillas en el suelo. 

No fui capaz de resistirme a sus pequeños brazitos guindándose de mi cuello, los cuales lograron que me rindiera al temblor de mi pecho y que aguantara un sollozo al apegar mi frente a su hombro. 

Fue doloroso ver a su padre aquella noche, derrotado, sin querer moverse y con sus ojos sumamente hinchados. Ver las heridas que en su corazón quedaron. 

-Lo siento por no poder hacer más, tío Dean-Susurró suavemente Joelle, en lo que ponía mis manos cálidamente en su pequeña espalda cubierta por su sweater- Sé que confiaste en mí, pero yo no pude ayudarte tanto como quería. De verdad lo lamento. 

-No digas tonterías, nena-Me quité rápidamente las lágrimas de los ojos con mi manga, mirándola con dulzura a pesar del temblor en mi voz- Si no fuera por ti...probablemente seguiría lamentándome por lo que me pasó...

Acaricié su mejilla, causando que las curvaturas de su boca se elevaran. 

-Yo soy quién lo siente, JoJo-Continué hablando, tomando una bocanada de aire que me hacía más que falta- Si no la hubiera jodido...probablemente las cosas serían diferentes y–

El suave tocar de la puerta nos interrumpió, volteando casi al mismo tiempo hacia aquella dirección. 

-Joelle, tu mamá ya está aquí. 

Me estremecí ligeramente por el sonido garraspozo que salió de la garganta de Roman, pero procuré mantenerme en mis casillas y volver a mirar a la fémina. 

-Ya es hora-Murmuró ella, sonriendo de lado en lo que sentía mis ojos volver a quemar por las lágrimas. 

Diablos, tenía que ser fuerte ahora. Tenía que serlo por ella y por Rome. 

-Tío Dean ¿Podrías hacerme una promesa?-Preguntó inocente, a lo que solo asentí con mi mirada baja a causa del llanto- Prométeme que harás lo que sea para estar con mi papá. 

Fruncí el ceño, abriendo y cerrando mis temblorosos labios. 

-Joelle...

-Lo que sea, tío Dean. Prométemelo, por favor. 

Cerré los ojos, volviendo a asentir y balbucear un "te lo prometo" casi ilegible. 

-Y tío Dean...

Levanté la mirada hacia Joelle, sintiéndome algo tonto de que una lágrima ya se deslizara por mi mejilla cuando mis ojos se encontraron con los suyos. 

Ella sonreía, pareciendo ser más fuerte que yo en estas instancias. 

-Sonríe, tío Dean. 


Abandonamos la habitación, ella con su maleta y mochila a la espalda y yo agarrando su mano hasta que bajáramos las escaleras. 

Contuve mis ansias por deslizarme por el barandal y lanzar la maletita color rosa contra la castaña de porte elegante esperando por su hija, tan solo respirando profundamente y dejando que Joelle terminara de bajar. 

Sus bracitos rodearon brevemente la espalda de su madre, mientras que esta sonreía dulcemente hacia la morenita. 

-¿Estás lista?-Preguntó Galina, a lo que Joelle simplemente asintió con su vista en el cerámico- Dejaré tus cosas en el auto ¿Sí?

JoJo le entregó su mochila, mientras que la fémina agarraba la maleta en su mano libre. 

Traté de ignorar aquella sensación dolorosa naciendo en mi estómago tras ver a Roman apoyado en una de las paredes, viéndose sumamente incómodo con la situación y parpadeando una que otra vez. 

En momentos así, volvía a odiarme por no estar ahí para él. 

-Despídete de papá-Agregó Galina tras darle una pequeña mirada a su ex- Esperaré en el auto. 

Joelle asintió mientras me tragaba todas mis palabrotas hacia la morena, las cuales probablemente habrían dejado con un trauma a la pequeña. 

No tardé en bajar los escalones que quedaban, sin perder de vista el momento en que JoJo corrió rápidamente hasta casi chocar con el pecho de su padre. 

El pelinegro parecía abrazar a su hija más fuerte que en cualquier ocasión, lo cual solo podía observar en silencio desde el final de las escaleras mientras el nudo permanecía en mi garganta. 

-J-JoJo...-Balbuceó el samoano, ya entre abundantes lágrimas cayendo por su rostro- T-Te amo, cariño...

-Y yo a ti, papi. Y mucho-Respondió la morenita casi en un chillido entre los brazos del tatuado. 

Estuvieron así un rato, hasta que Roman soltó suavemente sus agarres y le dio una última mirada a su hijita. 

-Vamos, papi...-Joelle le quitó algunas lágrimas del rostro- No me voy para siempre. Volveré en cuanto pueda. Iremos a molestar al tío Seth, veremos películas y te iré a ver a los eventos. No lo olvides. 

El samoano hizo una pausa, simplemente sollozando mientras sus manos sostenían temblorosamente las de la pequeña. 

-Además, tendrás a Jon. 

Alcé mi vista en cuanto aquello salió de entre sus labios, al mismo tiempo en que mi boca se abría un poco y los ojos del samoano se encontraban con los de ella. 

-¿Qué quieres decir, JoJo?-Habló él, tratando de no sonar tan sofocado- Es tu amigo imaginario, él tiene que estar contigo. 

La castaña negó con suavidad, regalándome una pequeña sonrisa y volteando con la misma hacia su papá. 

-Créeme...Él será mucho más feliz si está contigo, papi. 




Capítulo muy largo de Ghost of Love porque cuando me siento mal me inspiro mucho ;-; 

Nos quedan muy pocos capítulos para el final c:

Ya me voy a dormir, bai.

Rock.

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