Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10.Who do I cheat?

-Roman...

Ni una respuesta por parte del samoano.

-Rome.

Otra vez completo silencio.

-¡Joe Anoa'i! ¡Te estoy hablando!

Fue suficiente que insistiera una última vez con un estridente grito por el pasillo, logrando que se detuviera. Aunque tuve que dar un paso atrás frente a su mirada asesina al dar la vuelta sobre sus botas.

Mierda, sí que estaba molesto.

-De acuerdo, hombre...-Estiré mis manos frente a él en signo de rendición- Deja de mirarme como si fueras a romperme el cuello ¿De acuerdo? Tienes que calmarte...

-¿¡Calmarme!?-Soltó con ira, casi rodando los ojos- ¡Tú la viste! ¡Es una completa perra!

Abrí la boca para decir algo, pero el samoano ya había retomado marcha y abierto bruscamente la puerta de la habitación de descanso en la que habíamos dejado nuestras cosas antes del inicio de Raw.

Con un suspiro, decidí seguirle el paso hasta ahí aunque quisiera romperme la cara.

No era cosa de todos los días que estuviera molesto. Pero el que Galina decidiera marcharse de casa antes del show y dejarle a Joelle a sus expensas era más que razón.

-Hermano...-Me encaminé hasta él, pero siguió con su molesta mueca hacia el suelo- Mira, sé que estás enojado y todo, pero necesitamos hablar de esto.

-No puedo creerlo-Gruñó entre dientes, pareciendo no haberme escuchado y solo estar hablando consigo mismo- ¿De verdad me dejó por...? ¡Ni que estuviera tanto tiempo en el trabajo!

No tenía idea de cosas de romance o pareja, en especial porque mi última relación terminó en un desastre del que ni me quería acordar. Pero estaría apoyando a Roman a pesar de eso.

El samoano terminó de quitarse los guantes, lanzándolos con fuerza al suelo con una mueca de desagrado y tallándose el rostro con las manos. Tomé asiento en la banca junto a él, soltando una respiración entre aquel extraño silencio en el ambiente.

-De todos modos ni me caía tan bien. Siempre supe que era una zorra...

El pelinegro no dudó en fulminarme con sus ojos claros, a lo que solo sonreí de lado.

-Estoy jugando.

-Pues no estoy de humor para tus juegos, Ambrose.

Sonreí aún más grande, acercando mis dedos a su cabello y comenzando a juguetear con una de las hebras en torno a mi dedo.

-Siempre estás de humor para mis juegos, Rome-Reí ante su gruñido desganado- Como sea. La tipa es una perra, tú eres un encanto y yo invito a las cervezas esta noche. Fin de la discusión.

-No es tan simple, Dean.

Me había levantado con una mueca victoriosa, pero al escucharle hablar mis hombros bajaron y volví a golpear mi trasero sobre la banca de madera.

-Yo la amo...Y me siento culpable de que todo haya comenzado a empeorar frente a mis malditos ojos sin que me diera cuenta de ello-Pasó sus manos a lo largo de su cabello- ¿Qué se supone que haré ahora? ¿Cómo le digo esto a JoJo?

Mentiría si no dijera que el escuchar sobre el amor que le tenía a su ahora ex novia me provocó un extraño escalofrío a lo largo del cuerpo. Pero fui lo suficientemente capaz para esconderlo bajo una sonrisa de ánimo y abrazar sus hombros en completo silencio.

-No tengo muchos conocimientos sobre el amor, Roman...Pero sé lo suficiente como para entender tu situación, de alguna forma.

Hice una pausa, en la que sus ojos claros solo se encontraron con los míos.

-Tú seguirás siendo el super papá que eres para esa nena. Y estoy seguro que ella será tan madura para entender lo que ocurre-Palmeé mi propio pecho ante lo que seguía en mis líneas- Y yo te voy a ayudar en lo que sea ¿De acuerdo?

Para finalizar aquel ridículo e improvisado discurso, estiré mi puño frente a él, disfrutando el que sus labios recuperaran aquella sonrisa que alegraba hasta mis peores días.

Los nudillos del samoano golpearon los míos con delicadeza, a lo que le sonreí de lado burlón.

-¿No quieres que te consiga una nueva cita? Conozco a gente...

Bastó aquello para que mi amigo apretara la mandíbula y me golpeara en el abdomen sin delicadeza alguna. A pesar del dolor, comencé a carcajearme en lo que él se levantaba y buscaba sus cosas entre los casilleros.

-¡Vamos! ¡Estoy seguro que te encontraría una linda chica! ¡O hasta un chico!-Exclamé animadamente, mirándole con una sonrisita por sobre mi hombro- Pero chicos buenos, no como Finn. Me han dicho que ese es una puta...

Reigns solo cerró el casillero con fuerza, lanzándome mi mochila contra el pecho mientras me miraba con una mueca a punto de estallar en risas.

-Tendrás que pagar las rondas que yo quiera por esto, Ambrose-Murmuró con tono de voz raspozo, guiñándome un ojo antes de encaminarse hacia la puerta.

Admito que tuve que tragar para recuperar la fuerza suficiente como para levantar mi culo de la banca, sintiendo que mis mejillas se calentaban y el corazón me fuera a explotar por alguna razón.

De todas formas sonreí burlón mientras me colgaba la mochila al hombro.

-Las que quieras, Reigns.

Continué caminando por los pasillos casi vacíos del coliseo, sin saber exactamente qué hacer en realidad.

Joelle ya no estaba, por lo tanto me había hecho más que invisible...¿Eso podía ser imposible para empezar?

-Vamos, Hunter...

Volteé en cuanto escuché la voz del bicolor, encontrándole de inmediato. Seguía al narizotas con una mueca nerviosa, mientras este parecía prestarle más atención a su teléfono que a el ex campeón de WWE.

-D-Déjame ir por él ¿De acuerdo? Estoy seguro que puedo hacer que regrese si...

-Discúlpame, Seth-Le cortó Triple H, pareciendo marcar un número en la pantalla de su celular- Pero Vince me advirtió que pondría mi trabajo en peligro si Reigns continuaba faltando.

Aquella me hirvió la sangre de forma inexplicable, encaminándome a pisotones hacia los autores de la escena.

-Hunter, por favo-

Pero la leyenda había comenzado a llamar a quién sabe quién, ignorando por completo al bicolor de semblante nervioso.

-¡Ugh! ¡Narizotas, juro que si hubiese sabido que me convertiría en esto te habría pateado el culo antes! ¿¡Me oíste!?-Comencé a gritar enfurecido, sin importarme la respuesta nula por su parte.

Fue entonces que Seth casi se abalanzó contra Hunter, bajando bruscamente su brazo y agarrando el celular torpemente entre sus manos. No pareció importarle que el jefe de la autoridad estuviera a punto de romperle la cara.

-D-Dame el día de hoy, y te juro que tendrán a Roman de vuelta-Balbuceó el chico de muleta, llevándose tan solo el ceño fruncido de Triple H- Por favor, Hunter...

Pareció reflexionar las palabras del bicolor, en lo que me colocaba a su lado.

No veía a Roman desde algunos días, en los que me dejó fuera de su casa sin permitirme entrar de ninguna manera y me viera obligado a encontrar a Seth en el coliseo para poder tener la "compañía" de alguien...Aunque nadie me viera.

También quería que regresara a trabajar, pero más que nada, quería verlo sonreír otra vez.

-Solo HOY, Seth. Es tu última oportunidad o Reigns está fuera ¿Entendido?-Remarcó Hunter, llevándose un asentimiento animado por parte del bicolor- Ahora devuélveme mi teléfono.

Mi amigo obedeció, quedándose en medio del pasillo en lo que el jefe desaparecía de nuestra vista y le escuchaba respirar con alivio.

-Mierda, Roman...-Susurró por lo bajo, pasándose una mano por el rostro- ¿Cómo se supone que te saque de casa ahora?

-Yo sé cómo.

Ambos volteamos ante la voz de Paige, encontrándola con su ropa normal mientras cargaba su bolso a un lado con una sonrisa.

-S-Sara ¿Viste todo eso?-Balbuceó Seth, a lo que la pelinegra solo asintió- Es que...

-Eres muy obstinado cuando quieres, Colby-Le interrumpió con suavidad- Pero te apoyo, lo sabes. Extraño a Roman por aquí, y necesita que estés ahí...

Ambos se tomaron una pausa, en la que solo podía dejar mi vista viajar por el cerámico a nuestros pies.

Sethie tenía la oportunidad de hacer lo que yo no podía...físicamente.

-Además...-Soltó un suspiro, encontrando los ojos de su novio rápidamente- Estoy segura que el loco de Ambrose te patearía el culo si dejas a Roman solo.

No pude evitar sonreír de lado, arriesgándome a parecer un idiota al acercarme un poco más a Paige.

-Es algo que yo haría-Murmuré con un encogimiento de hombros.

Por alguna razón, Paige suprimió una pequeña risilla que me hizo alzar las cejas.

-Sí, eso suena como algo que Dean haría-Comentó el bicolor de la nada- Bien, vamos por Roman.

Obviamente empecé a seguir a esos dos, pero en mi cabeza seguía repitiéndose la posibilidad de que algunas personas como Brie y Paige me habrían escuchado en más de una ocasión.

-¡Roman! ¡Juro que voy a derrumbar la maldita puerta si no abres ahora mismo! ¡Sé que me estás escuchando!

Seth seguía golpeando la puerta con su muleta y de vez en cuando le aventaba una patada, mientras que solo podía carcajearme y Paige permanecía cubriéndose uno de sus oídos para escuchar su llamada telefónica.

-¡Roman Reigns! ¡Abre ya!

-Ya, ya, Colby-Le detuvo algo cabreada la negriazul- Ya fue suficiente. Van a llamar a la policía y ahí no sabremos qué mierda hacer.

Seth solo bajó su muleta de mala gana en tanto intentaba dejar de reírme. No debería, pero tal parecía que la muerte no había alterado mi sentido del humor contra él.

-No contesta su celular-Dijo Paige, haciendo un ademán con el aparato- ¿Estás seguro de que está aquí?

-Conozco a Rome-Casi gruñó el bicolor tras intentar abrir la ventana sin éxito alguno- Sé que no salió de aquí desde que Joelle se fue.

Y tenía toda la razón.

-Bien, parece que tendré que echarles una mano-Murmuré con una sonrisa burlona- Pensé que Paige era más inteligente, pero creo que me equivoqué.

Me encogí de hombros ante mi propio insulto a la pelinegra, encaminándome por el lugar hasta dar con una de las macetas no muy lejos de la puerta de entrada.

-¿Qué tal estás, Mitch?-Saludé a la planta, dándole una palmadita a una de las hojas antes de acercar mi mano a la tierra- ¡Mira qué tenemos aquí!

Alcé la llave con una estúpida mueca, para a continuación volver al par de individuos devatiendo las posibilidades de allanar la casa de Roman y cómo estas podrían meterlos a la cárcel por varios años.

Volví a mirar la llave, para así fruncir mis labios. Luego de un asentimiento, eché mi mano hacia atrás por impulso y lancé el pequeño objeto en dirección a la cabeza del bicolor.

-¡Auch!-Su mano voló a su nuca, volteando sobre sus zapatos con una mueca de desagrado- ¿¡Qué mierda fue eso!?

-¿De qué hablas ahora, Colby?-Cuestionó su novia con una ceja alzada.

-Algo me golpeó en la cabeza.

Sonreí cuando la pelinegra bajó la mirada al piso, poniéndose de cuclillas para así agarrar la pequeña y brillante llave.

-No sé quién lo habrá hecho, cariño...-Comenzó a decir incrédula, a lo que Seth volvió su mirada disgustada a la de ella. Su mandíbula casi cayó al encontrarse frente a la llave- Pero nos ayudó bastante.

Paige agitó la llave en su palma con una sonrisa victoriosa, en lo que Seth parecía más qué confundido de la situación. La fémina abrió la puerta de inmediato, dando una pequeña mirada dentro antes de permitirse entrar por completo en lo que Seth se quedaba de pie en el pórtico.

Todavía estaba aturdido.

Con ambas manos en mis bolsillos, me dispuse a entrar a aquella casa que conocía a la perfección.

-De nada, Sethie-Me burlé al pasar a su lado, sonriéndole antes de entrar a la sala en la que Paige esperaba.

El bicolor se tomó tan solo un par de segundos para finalmente decidirse a entrar y cerrar suavemente la puerta detrás de sí.

-Esto es prácticamente allanamiento de morada-Dijo la Diva, viendo preocupada la presencia de algunas botellas sobre la mesa y un desastre en la cocina.

-Soy un fantasma-Alcé mis manos con ironía- A mí ni mierda.

No sabía si reír o lamentarme de eso.

-Mientras esté para Roman, no me interesa ir a la cárcel-Dijo el chico de muleta, asomándose por la escalera- ¿Estará arriba?

-Probablemente-Paige lo hizo a un lado, entregándole su bolso a su novio a pesar de la perpleja mirada de este- Compré algunas cositas para que se sienta mejor. Tú prepáralas, yo iré por él.

Parpadeé algo estupefacto, y podía apostar a que Seth se encontraba igual.

-M-Momento ¿C-Cómo es que tú...?

Las preguntas del titubeante luchador detuvieron sus pasos a mitad de la escalera, mirándole con sus cejas alzadas.

-Te conozco, bebé-Sonrió Paige hacia él- Sabía que harías algo para que Roman volviera.

Aquello me hizo sonreír a pesar de que ninguno me viera, aguantando una risa cuando vi los labios del bicolor moviéndose nerviosamente en busca de algo que decir.

-Si no lo hacías te habría cortado las bolas y arrastrado hasta aquí, pero me alegra que lo decidieras por tu cuenta.

¡Esa es Paige!

-No me sorprendería viniendo de ti-Se burló Rollins con una sonrisa de lado y un negar de cabeza en signo de desaprobación.

-Me alagas, cariño.

Ella envió un beso en dirección a su novio, para a continuación retomar a paso rápido su camino por las escaleras y desaparecer en el segundo piso.

Seth simplemente suspiró, encaminándose hacia la mesa cercana a la cocina y dejando caer las cosas que Paige traía en su bolso.

-Solo chatarra...-Susurró por lo bajo, notoriamente aguantando un rodar de ojos- Tampoco me sorprende viniendo de ti.

-¡Papitas!-Casi salté como un niño pequeño- ¡Dios, muero por comer u...!

Mi alegría se interrumpió, siendo reemplazada por rabia cuando mi mano traspasó la bolsa de patatas fritas sobre la mesa.

-¡No me jodas! ¡Esto no!

Otra vez la atravesó.

-¡Ni mierda! ¡Esto no me impedirá robar una papita!

Pero como niño chiquito al que no le conceden sus golosinas, solo terminé haciendo un berrinche para mí mismo mientras Seth ordenaba tranquilamente el desastre en la sala.

-¡Diablos! ¡No puedo creer esto!-Volví a gritar- ¡Todo es una mierda!

Pero justamente mi condición decidió cambiar, por lo que cuando golpeé accidentalmente el florero en medio de la mesa este se volcó y rodó por sobre la mesa hasta romperse en mil pedazos.

-¿Qué mierd...?

La boca de Seth se paralizó por algún motivo, pero no le di importancia, siguiendo con mi enfurecida mirada en el suelo.

-¡Perfecto! ¡Puedo voltear un maldito florero de muchos dólares, pero una jodida papa no puedo agarrarla sin traspasar la bolsa! ¿¡Quién mierda dirige esto!? ¿¡Ah!?

-¿P-Por qué...?

-¡Sí, ahora regáñame! ¡Ya todo no importa! ¿¡Por qué!? ¡Porque estoy muerto! ¿¡No!? ¡Estoy malditamente MUER-TO! ¡Muerto!

-¡P-P-Pero si yo te veo, hijo de puta!

Fue en ese instante en que mi consciencia regresó, volteando la cabeza al punto en que casi torcí mi cuello.

Seth permanecía con sus orbes como un par de platos, sus labios paralizados y su mirada fija en mí.

Momento...¿¡Él qué!?

-¿Ah?-Volteé sobre mis botas una vez más, mirando hacia la escalera en caso de que Paige estuviera ahí.

Pero ella no estaba.

Eso quería decir...

-¡Un maldito momento! ¡Seth! ¿¡Puedes verme!?-Casi chillé, acercándome rápidamente a él- ¿¡Seth!?

Pero el ex campeón seguía paralizado, esta vez parpadeando mientras intentaba mover su boca.

-¿Seth? Hey, estoy justo aquí...

-¡Colby!-Los pasos de Paige no tardaron en resonar a lo largo de la escalera, llegando rápidamente a la sala con una mueca preocupada- Escuché un ruido ¿Estás bien?

-Y-Yo...-Parpadeó nuevamente, moviendo su mirada en mi dirección antes de negar con la cabeza- Creo que imaginé cosas...Fue raro.

-¿Por qué está el jarrón roto?-Preguntó la fémina, levantando levemente el tacón con el que había pisado uno de los cristales.

-Se cayó solo.

Ella frunció sus labios, mirándola con una ceja alzada. Sonaba como si estuviera loco.

-De acuerdo...-Murmuró todavía algo incrédula- Como sea, Roman no está arriba en ningún lado.

Ambos salimos de nuestro trance, prestándole total atención a la pelinegra.

-¿Estás segura?-Ella asintió jugueteando con su labio- No puedo pensar a ningún lado al que haya ido...

-¿Qué hacen aquí ustedes dos?

Ambos, e incluso yo puedo admitir, saltamos del susto ante la familiar voz del samoano proviniendo de la puerta de entrada. Roman cargaba algunas bolsas de compra mientras miraba con sus cejas fruncidas al par de individuos en medio de la sala.

-H-Hey, Rome...-Murmuró bajito el bicolor, todavía algo paralizado- C-Creímos que estabas arriba y...

-Me saltaré la parte de llamar a la policía por allanamiento de morada-Le interrumpió el tatuado, dejando las compras en el suelo y cerrando la puerta detrás de sí con suavidad- Pero quiero que me expliquen lo que...

-¡A callar, samoano!-Gritó Paige, acercándose y golpeándole en el pecho hasta que su espalda chocó con la madera de la puerta- ¡Estamos aquí porque somos tus amigos!

Los labios de Roman parecieron paralizarse frente a la mueca de la pelinegra, la cual parecía no estar dispuesta a escuchar ninguna palabra en su contra.

- No era necesario que-

-No te atrevas a decir eso- Interrumpió el bicolor de pie al otro lado de la mesa con una ceja alzada- ¿Qué fuiste a comprar?

Aquella pregunta frunció las cejas de mi mejor amigo, mientras que solo podía quedarme de pie con una mueca preocupada en el rostro. Roman parecía apretar la mandíbula con significativo enfado hacia nuestro ex compañero de equipo.

Cuando entramos a la sala había un montón de botellas de cerveza vacías...

-Lo siento mucho, Seth. Pero no voy a dejar que vengas a juzgar lo que yo haga...

Se vio interrumpido cuando la pelinegra puso una mano sobre su pecho, mirándole de la misma forma desafiante en la que él trataba de hacer.

-Roman, deja eso de hacerte el rudo-Lo hizo a un lado con brusquedad, para así tener acceso a las bolsas que traía- En serio no te queda.

Caminé a un lado de Seth, acercándome al pelinegro y mirándole con ligera preocupación.

No recordaba que el bebiera de esa manera, y que lo estuviera haciendo solo dejaba un nudo en mi garganta.

Fue entonces que sentí como si me golpearan en el estómago cuando la negriazul se levantó del suelo, mostrando una botella de ron en su mano y pareciendo igual de preocupada que el bicolor tratando de mantener el equilibrio apoyándose en la mesa.

-Tampoco te queda el andar bebiendo tanto, cariño...-Comentó la fémina luego de aquel silencio en la habitación- No creo que te haga bien.

Mi corazón dio un vuelco cuando Roman cayó sobre sus rodillas en el suelo, apegando sus manos a su rostro mientras su espalda temblaba por los sollozos que lo habían abarcado.

Maldije el no poder hacer más que gruñir entre dientes de forma inaudible, quedándome de pie y viendo a mi mejor amigo ceder a las lágrimas entre los brazos de un preocupado Seth.

-Está bien, Rome...-Murmuró Rollins, respirando suavemente en lo que Paige también lo abrazaba- Todo va a estar bien, amigo.

-Lo...Lamento tanto...

Los balbuceos provenientes de los labios de mi samoano no hacían más que destrozarme más y más, causando que finalmente me apoyara de una de las paredes del lugar y terminara por dejarme caer lentamente hasta el cerámico.

Su dolor se estaba convirtiendo en el mío, y no era capaz de ayudarlo...Como en todo este tiempo.

Apenas escuché cómo ambos individuos ayudaban a calmar al sollozante pelinegro, dándole las palabras de apoyo que lograron volver a levantarlo del suelo y convencerlo de desechar todas las botellas que traía.


Permanecí sentado en aquel rincón, sintiendo que mi pecho ardía pero las lágrimas eran cosa imposible.

Alguna vez pasé por esa etapa en la que creía que el alcohol me ayudaría a no sentir ese dolor tan insoportable. Incluso...Fue una de las cosas que me llevó a tener ese maldito accidente.

No quería que Rome pasara por lo mismo ¡No quería!

Levanté la mirada de mis pies cuando un suspiro se escuchó por los labios del bicolor, volteando de inmediato mi mirada en dirección a la mesa que estaba preparando. Paige había convencido a Roman de ir a lavarse la cara luego de que limpiaran el desastre que había, por lo que Seth se ofreció a preparar las cosas para la cena.

-No soy bueno para estas cosas, Dean lo era...-Escuché murmurar a mi amigo, a lo que empecé a ponerme de pie mientras él miraba hacia la nada- Dean siempre sabía qué cosa decir o cualquier broma que lograse subirle los ánimos a cualquiera. Yo no soy muy bueno para ello...

Sonreí de lado, acercándome hacia la mesa ya casi lista para tomar asiento en el lugar de siempre.

-No digas esas cosas, Sethie-Le dije, balancéandome ligeramente sobre la silla- Tú tienes que estar ahora para Roman, y de paso volver a tener ese título.

Guiñé un ojo hacia él junto a lo último, pero un escalofrío me recorrió la espalda cuando sus ojos se encontraron con los míos brevemente. No tardo en mover la cabeza, como si se sacara de un trance para a continuación soltar otra respiración cansada luego de dejar los últimos cubiertos sobre la mesa.

¿De verdad había sido capaz de verme en algún momento? ¿Era posible que...las cosas estuviesen cambiando en realidad?

-Debo de haber imaginado todo-Agregó el chico de mechón rubio, a lo que solo sonreí.

No tenía sentido indagar más en ello, simplemente lo tomarían como una falla en su imaginación y se olvidarían de ello.

Se olvidarían de mí.

-¿A quién engaño?

Seth se sentó en la silla cercana a mi lugar, por lo que dejé de balancearme suavemente y le presté atención. Dejó que sus ojos viajaran por sus dedos entrelazados, antes de que moviera su mano hacia el bolsillo interior de su chaqueta y sacara un objeto de él.

-H-Hey, yo he visto esas cajitas-Exclamé alarmado, acercando mi rostro a aquella caja pequeña de terciopelo azul.

Una sonrisa se extendió por mi boca cuando el bicolor abrió suavemente la tapa de aquella caja, mostrando un pequeño anillo con una brillante gema de color negro resplandeciendo bajo la luz del cuarto.

-¡Dios mío! ¡Seth...! ¿¡No me digas que tú...!? ¡Paige y tú...!-Comencé a balbucear, hasta finalmente sonreír y mirar de la misma forma a mi amigo- ¡Felicidades, viejo! ¡Ella va a estar tan emocionada!

Pero mis palabras se perdieron en el silencio, tal y como siempre. Solo que mis labios se volvieron una fina línea al encontrarme con aquella deprimida mueca dibujada en el rostro de Seth.

-¿Sethie?

-No soy bueno para hacer estas cosas...-Volvió a mirar el anillo, soltando un profundo suspiro en ello- Tampoco para esto, Saraya...

Mis labios se abrieron, pero ambos nos vimos irrumpidos por los pasos en la escalera de la casa. Seth guardó rápidamente la caja de vuelta en su chaqueta y aparentó que nada había pasado.



Movía mis piernas hacia adelante y atrás en aquel columpio que Joelle frecuentaba cada verano, manteniendo mis ojos en el cielo mientras tarareaba cualquier melodía que aparecía en mi mente.

Roman respondió al último llamado de Vince con ayuda de Seth y Paige, explicando su situación y simplemente recibiendo un "Que no se vuelva a repetir, Reigns". Me alegré mucho cuando Rome decidió que volvería, pero en especial cuando se disculpó por lo ocurrido con el alcohol.

Definitivamente yo no quería eso para él...Ni mucho menos Joelle lo querría.

Seguí tarareando hasta que el sonido de la puerta de entrada llegó a mis oídos, deteniendo el balanceo del columpio con tan solo apoyar mis pies en el césped debajo de mí.

No dudé en ponerme de pie inmediatamente, casi trotando hacia la entrada de la casa por la que rápidamente visualicé al samoano.

-¿Por qué tan arreglado? Eso no es de todos los días...-Murmuré para mí, siguiendo sus pasos que se dirigían a la camioneta.

Efectivamente, estaba vestido de forma bastante elegante para lo normal, y eso no me daba buena corazonada por algún motivo.

Roman abrió la puerta trasera del automóvil, dejando su chaqueta antes de volver a cerrarla y que un sonidito se desprendiera del bolsillo de su pantalón.

-¿A dónde te diriges?-Volví a hablar, cruzando mis brazos- Te ves sexy con ese traje, lo admito, pero quiero saber a dónde mierda...

Momento...¿En serio dije que se veía sexy? Demonios, hay algo mal conmigo.

-¿Hola?-El samoano había contestado su teléfono mientras hablaba, a lo que solo fruncí mis labios- Hola, Owens... Sí, ya te dije que no daré marcha atrás. Estaré ahí.

Fruncí mis cejas de inmediato ante las risas saliendo de sus labios, comenzando a sentir una presión inexplicable en el pecho.

-¿Qué estás planeando, gordo? Juro que voy a partirte la...-Me interrumpí yo mismo con un gruñido exasperado entre dientes y resignándome a escuchar solamente- Olvídalo...

-Tranquilo, viejo. Ya te dije que recogeré a Mickie para que vayamos al restaurante.

Aquello que salió de la boca de mi mejor amigo hizo que mis brazos cayeran, mirándole con una mueca que, en otra instancia, me habría parecido sumamente divertida.

Pero ahora no. Cuando estaba celoso, no. Porque lo admito ¡Estaba jodidamente celoso!

-¿¡Que tu qué!?-Grité hacia el moreno, el cual seguía concentrado en el luchador hablando al otro lado de la línea- ¿¡Por qué clase de puta piensas cambiarme, eh!? ¡Esto no es divertido!

-De acuerdo. Nos vemos ahí-Terminó el tatuado, finalizando la llamada con una pequeña sonrisa.

¿¡Qué clase de mierda está pasando aquí!? ¿¡Roman iba a tener una cita!? ¡No jodan!

-Es un chiste ¿Verdad?-Dije con una risa entre dientes, en lo que el moreno solo subía a su camioneta- ¡Vamos, Roman!

Pero era inútil, como todas las veces en que hablaba con alguien que no fuera Joelle.

Roman encendió el motor de la camioneta, dando marcha atrás mientras solo podía alzar mis brazos con notoria exasperación.

-¡ESPERO QUE OWENS SE ATRAGANTE CON LA COMIDA Y SE MUERA! ¡Y QUE A TI SE TE CAIGA EL CABELLO, PUTO!-Grité con fuerza, justo cuando el vehículo ya se alejaba y me quedaba en medio de la acera de la entrada.

¿Era en serio?

-Maldito hijo de...

Me tragué mis palabras con un suspiro, tan solo golpeando el suelo con una patada y dando vuelta sobre mis botas para disponerme a encontrar una forma de volver a entrar a la casa Reigns.

Era doloroso de admitir, pero...

Sin duda se me estaba acabando el tiempo.



-El maldito de Owens...Ya le enseñaré...-Balbuceé entre dientes, pasando aquel crayón que Joelle me había dejado antes de irse de casa- Espero que te atragantes con las papitas, y que luego...

Mi voz poco a poco se apagó, dejando de lado la libreta en la que solo había hecho un montón de garabatos.

Solté un suspiro, para finalmente apoyar mis antebrazos sobre mis rodillas flectadas y mantener mi mirada en el ventanal junto a mí.

-¿A quién engaño?-Comencé a susurrar en la oscura habitación, quedándome con el simple eco de estas- Supongo que Kevin solo le está ayudando...

Mi pecho dolía por mis mismas palabras, a lo que solo podía tragar con fuerza y quedarme con ellas grabadas en la mente.

-Me...enamoré de Roman-Cerré suavemente mis ojos, tomando una bocanada de aire que me ayudara a seguir- Pero él...Tiene que continuar sin mí.

Eso era exactamente lo que temía tener que aceptar en algún momento.

Yo tuve un accidente, y fallecí en él por mi propia culpa. Cuando subí a esa camioneta no pensé en nada, hasta que volví a abrir los ojos en este limbo extraño en el cual sigo atrapado.

Descubrí que quería estar eternamente junto a mi mejor amigo, dándome cuenta bastante tarde que lo que sentía sobrepasaba nuestra amistad.

Pero no podía retrasarlo eternamente...Tendría que dejarlo continuar.

Por el bien de ambos, no podía seguir engañándome.

Mi trance se vio interrumpido al momento en que la puerta del cuarto fue abierta, viendo cómo el samoano entraba a esta con una mueca agotada antes de lanzarse sobre su cama.

En algún lugar de mi ser, pensé que llegaría a casa con una mujer y tendría que desaparecer de ahí para no sentirme peor. Por lo que esto me sorprendió bastante.

Más bien, me alegró.

Me levanté del suelo con suavidad, acercándome cauteloso hacia la cama y asomando mi vista hacia el moreno que se encontraba en silencio. O al menos eso creí hasta encontrarme con sus ojos brillando y sus labios temblando.

-¿Rome?-De inmediato caí sobre las colchas, tratando de acercarme lo más que podía- Roman ¿Qué tienes? ¿Qué ocurrió?

Pero mis preguntas solo fueron respondidas con un pequeño sollozo naciendo de lo profundo de su garganta.

-Lo he intentado, Jon...Te juro que lo he intentado...-Balbuceó entre llanto silencioso, mientras que mis labios se tornaban una fina línea.

Volvía a ser Jon...Eso he sido para él todo este tiempo, supongo.

-¿Qué es lo que has estado intentando, Rome?-Pregunté, a pesar de que la tristeza amenazara con cerrarme la garganta.

-No importa lo mucho que trate de hacerlo...-Soltó una temblorosa respiración- No puedo olvidarme de Dean.

Mi corazón dio un vuelco, al mismo tiempo en que levantaba la cabeza y mis labios se abrían frente a mi incredulidad.

-Él...se fue, así nada más-Continuó hablando a pesar del llanto- Luego JoJo... No sé qué hacer.

Esto me rompía el corazón, en especial el solo permanecer como el amigo imaginario que su hija inventó.

-Pensé que bebiendo me olvidaría del dolor, pero apuesto a que Dean quiere darme una patada por tan solo intentarlo.

Sonreí ligeramente ante la risa que escapó desde el fondo de su garganta, mientras que el moreno se quitaba las lágrimas con el dorso de su puño.

-Owens me invitó a una cita doble con una amiga suya...Pensé que tal vez podría divertirme...

Me relamí los labios algo nervioso, procurando escucharle a pesar de aquel cosquilleo que me recorría por completo el cuerpo.

-Pero cuando vi que pedían patatas fritas con esa salsa rara que a él le gustaba, simplemente no pude evitarlo...

Levanté mi mirada, encontrando la suya de una forma que ni yo podía explicarme en ese momento.

-Te extraño, Ambrose-Murmuró en un hilo de voz que no hizo más que dibujar una temblorosa sonrisa en mi boca.

-Yo también, Rome...No tienes idea de lo mucho que te extraño.

El silencio prevaleció en la habitación, siendo roto solo cuando noté que el samoano se había dormido profundamente sobre la almohada y parecía respirar normalmente.

Sonreí de lado acercándome, y rogando que mis manos no atravesaran nada, cubrí su dormido cuerpo con una de las colchas.

Luego de que estuvo totalmente abrigado, me puse de cuclillas a un lado de la cama sin apartar mis ojos de él.

Su rostro cansado parecía poco a poco volverse pacífico, como si el hablar sobre lo que ocurría en su corazón lo hubiera aliviado de alguna manera.

Me atreví a acercar mi mano a su cabeza, acariciando esta con delicados movimientos mientras mis curvaturas permanecían alzadas frente a sus ojos cerrados.

-No puedo engañar a nadie, Roman...No puedo rendirme todavía. Y lo siento mucho-Negué suavemente, dejando una última caricia en su mejilla- Pero no pienso dejarte continua sin mí aún, cariño.





Me dio ganas de escribir aquí :)
Me voy a dormir, bye.

Los ama, Rock.

Ah, casi lo olvido...Nos quedan solo dos capítulos ;-;


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro