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🤍 One 🤍

Octubre 25, 2022.
Seúl, Corea del Sur.

Querido Jeon Jungkook:

Aún no lo puedo creer.

Hace un mes te fuiste de mi lado, y aún no lo creo. Sigo sin entender cómo la vida fue tan cruel al separarte de mí.

Y de esa forma...

Ya pasó un mes, pero lo recuerdo todo como si hubiese sido ayer. Recién salíamos del cine, íbamos tomados de las manos mientras reíamos y conversábamos acerca de la película, la cual recuerdo que era Ghost: La Sombra del Amor; una película hermosa y triste a la vez, y que era tu favorita. Recuerdo que sentiste hambre y me lo comentaste, yo te señalé un puesto de comida rápida que estaba justo al cruzar la calle y tú sonreíste, me dijiste que irías a comprar unas hamburguesas y que no tardarías nada, y yo solo asentí. Besaste mi frente y cruzaste la calle... Sin mirar a los lados.

Grité tu nombre lo más fuerte que pude en cuanto vi aquel enorme camión acercarse a ti a gran velocidad, tú te giraste y me observaste, luego miraste a tu izquierda y cerraste fuertemente tus ojos. En ese momento sentí cómo mi corazón se paraba y se congelaba.

Aquel camión no se detuvo y te arrastró consigo hasta la siguiente calle, llevándose también mi corazón hecho pedazos. Corrí hasta ti lo más rápido que pude y llamé al 119, pero no llegué a tiempo. Moriste instantáneamente, y yo no pude soportar eso, así que me desmayé...

Desperté en una camilla de hospital, con un dolor de cabeza horrible y un montón de recuerdos invadiendo mi mente. Lo primero que hice fue preguntar por ti, y la respuesta me destrozó aún más. Una enfermera me dijo que habías muerto debido al impacto de un camión, y me preguntó si quería ir a verte... A la morgue.

Rompí en llanto y comencé a gritar. No era capaz de comprender que te habías ido, si eras un hombre joven, fuerte, con un gran futuro y unas enormes ganas de vivir. No entendía cómo la vida fue tan cruel de arrancarte de mi lado sin importarle nada en lo absoluto. Simplemente no podía asumir que en realidad estabas muerto... Y que tenía que aprender a vivir con eso.

De eso ha pasado un mes exactamente... Y aún no lo he asumido completamente. Me alejé de mis familiares y mis amigos, me expulsaron del trabajo y en la universidad mis calificaciones bajan cada vez más. Ya no salgo a ninguna parte, casi no veo televisión ni reviso mi teléfono y he bajado mucho de peso, pues me cuesta comer. Ya no soy el mismo Jimin risueño de antes, y no creo poder volver a serlo...

Todo gracias a tu partida.

Mientras escribo esto las lágrimas caen desde mis ojos como cataratas, y mi pecho duele como si me hubieran arrancado el corazón... Y así ha sido todo el mes, todo el duro y largo mes. Aún no me acostumbro, pero creo que tendré que hacerlo pues, evidentemente, tú te fuiste para no regresar, y aunque me destruya el alma debo aceptarlo... Así me tome siglos.

Te quiero un montón.
Park Jimin.

Jimin secó sus lágrimas con la manga de su abrigo, dobló la carta y la metió en un sobre, para depositar este en una pequeña cajita roja con un listón muy bonito. En dicha cajita guarda las incontables cartas que le ha escrito a Jungkook en este mes tan agobiante que ha pasado desde su muerte. Tomó aquel colorado objeto y lo guardó en su guardarropa, cerró la puerta y se tiró en la cama para seguir llorando, hasta que al pasar aproximadamente una hora se quedó profundamente dormido.

Al otro lado de la habitación, Jungkook observaba todo esto convertido en un fantasma, mientras las lágrimas recorrían su transparente rostro. Para él también era muy duro pues, si bien ahora podía vivir con más libertad... Había abandonado al ser que más amaba y se sentía miserable, a pesar de que no había sido su culpa. Además, por más que intentaba tocarlo, le era imposible, así que la impotencia que sentía al verlo sufrir tanto y no poder consolarlo crecía por minuto.

En este doloroso momento para ambos, Jungkook lo único que pudo hacer fue comenzar a cantar. De sus labios brotaron los primeros versos de Your eyes tell, una de las tantas canciones que había compuesto para Jimin.

¿Por qué mis ojos están llenos de lágrimas?

Y este último lo acompañaba inconscientemente, pues se encontraba soñando con su amado... Una vez más.

Hey, quédate a mi lado y sonríe.

Ambos cantaban en las penumbras de aquella habitación, compartiendo su dolor.

Incluso esta oscuridad es hermosa, quiero que creas en mí.
Solo mirándote fijamente, para que no te vayas a ningún lado sin mí.
Tu mirada es muy colorida, ya que tú me has enseñado que, algún día, la tristeza nos unirá.

Tus ojos me lo dicen...

Era la noche más fría de la temporada, y ni siquiera era invierno. Jungkook caminaba por las oscuras y desoladas calles de Seúl, mientras observaba detenidamente cada centímetro de la ciudad. Iba pensando en qué haría para que Jimin pudiera al menos sentirlo, y no sufriera tanto, pues su pobre corazón se rompía cada vez más al verlo llorar por él.

Tanto caminó que llegó hasta la estación del metro, y se sentó a observar a la gente pasar, para así despejar la mente y pensar con más claridad. De repente se sintió observado, así que escaneó aquel lugar de punta a punta, y en cuanto el metro que pasaba frente a él se apartó de su vista vio al otro lado de la vía un hombre que lo miraba fijamente. Aquello le pareció sumamente extraño, así que decidió acercarse poco a poco al desconocido, hasta quedar a solo dos metros de él.

──¿Qué haces? No sé si lo notaste, pero yo también puedo verte ──soltó aquel tipo de forma arrogante.

──¡¿Qué?! ──Los ojos de Jungkook casi se salen de sus órbitas──. ¿T-tú puedes verme? ──inquirió incrédulo.

──No, ¿cómo crees? Ambos somos producto de la imaginación del otro ──escupió con sarcasmo.

──Muy gracioso. En fin, ¿cómo es que puedes verme y escucharme?

El desconocido se golpeó la frente y resopló en señal de cansancio.

──¿No será porque yo también soy un fantasma? ──preguntó en un tono de obviedad.

──¿También eres un fantasma? ––El joven alzó una ceja.

──Por supuesto que lo soy. Si no, ¿cómo explicas que pueda verte y discutir contigo, sin que las personas a nuestro alrededor se asombren? ──Se cruzó de brazos.

──Tienes razón... Pero, ¿quién eres? Y lo más importante, ¿por qué me observabas? ──El chico no podía estar más confundido.

──Responderé a tus preguntas en orden ──Jungkook rodó los ojos──. Primero: Mi nombre es Kim Seokjin, y solía ser consejero matrimonial. Y segundo: Hace días que te observo, y debo admitir que tu situación me conmovió. Tanto tú como tu antiguo novio están sufriendo mucho, y yo creo que puedo ayudarte a comunicarte con él.

──Entonces... ¿Eres mi acosador?

──Se puede decir que sí ──admitió Seokjin con total tranquilidad.

──Estás demente ──Rió incómodo──. ¿Cómo se supone que vas a ayudarme?

──Es fácil. Te enseñaré a mover los objetos que tengas a tu alrededor.

──¿Para qué me serviría eso? ──Esta vez fue Jungkook quien se cruzó de brazos y Seokjin respiró profundamente.

──¿Quieres comunicarte con tu amado o no? ──El joven asintió rendido──. Entonces cállate y préstame atención.

Y así pasó el resto de la noche, en la que Seokjin se dedicó a enseñarle a Jungkook cómo mover cada cosa que encontraba a su alrededor. Fue una ardua tarea, pues a Jungkook le costaba mucho entender cómo hacerlo y siempre estaba preguntando... Y Seokjin no era alguien con mucha paciencia. Pero lo logró, así que se despidieron alegremente y Seokjin abandonó la Tierra para siempre, pues ya había cumplido con el último objetivo que le quedaba.

Ya habían pasado varios días desde que Jungkook intentó poner en práctica todo lo enseñado por Seokjin, y se sentía frustrado. En casa de Jimin movió todo lo que estuvo a su alcance... Pero nada funcionó, pues el pobre chico solo creía que eran alucinaciones producidas por el dolor de la pérdida. Así que el desilusionado fantasma vagaba por las calles en pleno amanecer.

Mientras caminaba se encontró con muchas personas, quienes iban apuradas hacia sus respectivos trabajos o escuelas. Pero una en particular llamó su atención: era un hombre que aparentaba tener unos veintiocho años y vestía humildemente, pero eso no le quitaba lo guapo que era. Aquel hombre iba muy risueño, pero su alegría se disipó en el instante en que quedó justo frente a Jungkook; se quedó paralizado por varios segundos, hasta que cerró fuertemente sus ojos y pasó saliva nerviosamente.

──No otra vez, por favor... ──expresó con algo de miedo── ¡Otro fantasma no! ──Abrió sus ojos y miró fijamente a Jungkook.

──¿Fantasma? ¿Acaso usted también puede verme? ──La mirada del joven se iluminó.

──Por desgracia ──admitió el hombre──. Es un don, puedo ver a todos los fantasmas que existen.

──¿De verdad? ──Asintió──. ¡Dios, qué suerte! ¡Usted sin dudas puede ayudarme! ──Iba a abrazarlo, pero recordó su condición.

──Todos dicen lo mismo... ¿Qué necesitas de mí?

──Necesito que me ayude a comunicarme con mi novio... Bueno, mi ex ──pidió Jungkook sumamente emocionado.

──No lo sé, quizás después me busque un problema grave...

──¡No! No habrá ningún problema, se lo prometo. Además, puedo ofrecerle algo a cambio.

──¿Algo como qué? ──inquirió el hombre con notable interés.

──Lo que usted quiera, solo dígamelo. Puedo darle una generosa suma de dinero, si eso es lo que desea.

Aquel hombre se quedó pensativo por unos segundos.

──Está bien ──Jungkook sonrió ampliamente──. Mi situación económica no es la mejor, así que necesito el dinero. Puedes contar conmigo.

──¡Muchísimas gracias! ──Casi salta de la emoción──. Por cierto, ¿cuál es su nombre?

──Min Yoongi, ¿y el tuyo?

──Jungkook... Jeon Jungkook. En serio, mil gracias. Nunca terminaré de agradecerle.

──¡Por favor, trátame de tú! Diciéndome "usted" me haces sentir viejo... Y aún no lo soy.

──De acuerdo.

Solo pasen a la siguiente página. 😉

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