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¿Memoria?

Reshi (Multimedia)...

¿Qué de dónde vino ese tipo? De madres que Gian no tenía la menor idea.

Cabello blanco, piel clara, ojos casi ambarinos de no ser por los tonos marrones que se jugaban dentro de sus irises. Tenía un cuerpo atlético en su tono perfecto... y tenía gran fuerza por cierto.

—Reshi...— susurró Gian.

— Gianni Soviak, es un placer conocerte, he venido aquí a jugar un poco contigo— rió taimado—. Bienvenido al cuartel 4, el más normal de toda la CIA...

...

Y otra vez, la CIA.

Gian rodó sus ojos mareado de la misma burla. Suspiró mientras Reshi se reía un poco de él.

— Si, bueno... ¿ Quién eres? — volvió a interrogar, esta vez con la esperanza de algo más que su nombre.

El chico se colocó de pie, y cubrió los ojos de Gian rápidamente, cuando Gian intentó zafarse de su alcance, miró al mismo chico vestir una túnica blanca, habían plumas rozando su torso desnudo y rostro. Se veía como alguien puro vistiendo esa larga túnica blanca, lisa, larga, ceñida por un cinturón trenzado dorado, su cabello se ondulaba débil y sus ojos enmarcados por largas pestañas lo miraban serio, gélido, dejando atrás la personalidad divertida que se traía...

— ¿Memoria? — preguntó el guardián en su figura natural...

— Reshi...— volvió a susurrar sorprendido recordando.

— Excelente— dijo.

¿Recuerdan que todo el que llegaba al cuartel 4 era extraño? Y que... ¿Gian era extraño, pero más suave? ¿O algo así?... bueno, el cuento les viene así:

Gian desde que tenía 7 años puede sentir algunas cosas fuera de lo normal. Y suele soñar con personas que le piden ayuda, pesadillas... eso eran para él. Intentaba evitarlo, pero con el tiempo se volvió hábito.

Sus sueños suelen revelarle cosas, que suelen ser reales. Cuando entendió que nunca conseguiría una respuesta para eso, decidió ignorarlo.

No podía borrar las heridas para siempre, entonces, se enseñó así mismo a vivir los días junto a ellas...

Reshi, era un alguien que en lugar de pedirle ayuda, le dijo que lo ayudaría, que pronto iría a visitarlo: Bueno... aquí estaba.

— Lamento la tardanza— sonrió más verdadero y puro—. Y lamento los problemas que haya podido darte. Sé que no has sido tú en la última semana, desde el sueño de aquella noche— dijo caminando hacia él.

Gian solo tragó saliva. Pensó en ignorarlo como los otros sueños, estaba vacilando... pero este, definitivamente era distinto...

— Gianni...— lo llamó.

Gian había posado una mano en la mejilla del guardián, y se congeló en ese instante.

Despertó cuando Reshi lo llamó por tercera vez, que el chico posó su mano sobre la de Gian... su mano era muy fría.

— ¿Qué... es... todo esto?

— Gianni, ¿recuerdas el sueño?

Gianni estaba reviviéndolo, hasta que él lo tocó.

Vacilaba aún en si entregarse a su destino de ver cosas en sus sueños, o batallar ante este extraño ser...

No tenía caso seguir negándose.

— Dijiste que me ayudarías con algo... ¿De qué hablabas?

Reshi miró que no estaba del todo en sí.

Gianni era frío, muy agradable y atento, pero era cubierto por su primera fachada de "seriedad" confundida severa y frecuentemente con "Arrogancia".

Reshi notó que Gian era blando, demasiado para ser él. Estaba muy sensible, y todo desde la noche que en que hizo que él lo conociera...

Reshi anhelaba ser como solía ser con Gian hace algún gran tiempo, pero de eso, no más...

— Tienes un lindo lunar— alagó el guardián al agente.

— Es muy parecido al tuyo, gracias... —dijo volviendo en sí. Intentando volver en sí mismo, en ser un poco más real.

Gian se dio vuelta y se volvió a sentar, esta vez en el banco de su piano de cola negro. Reluciente, preciado piano...

Un relámpago destelló y el sonido ensordecedor se escuchó. Gian volteó a mirar a la ventana y Reshi también miró al mismo lugar.

— ¿Entiendes? — interrogó.

Gian se quedó en el aire.

— Debes esperarlo aquí, ayudarlo es tu parte...

Se colocó de pie, Gian mirando que tenía planeado marcharse corrió hasta él para que curara todas las dudas que plantó en él durante toda una semana. Al pelo de atraparlo entre sus brazos como en un abrazo, Reshi desapareció con un rostro muy serio, dejando brillos y un vacío inexplicable en su partida.

Gian se quedó un segundo posicionado en un abrazo que debía de haberlo atrapado, suspiró y enojado des posicionó sus brazos...

<< ¡Maldición!>>

La puerta del cuarto fue tocada. Gian pidió que pasaran.

— Que seas un puberto de 17 ahora, no te da el derecho de estar desnudo en tu cuarto— hablaba Sasa mientras abría la puerta lentamente.

— Ah... ¿No me lo da? — interrogó ocultando todas sus emociones anteriores, ocultando lo que había sucedido.

Ambos rieron y de pronto el vacío de Gian fue reemplazado por la presencia de Sasa.

Sasa era la más cercana a su edad, con 19 años. Sasa siempre estaba cerca de él, y para hablar poco era muy certera; no importara qué, lo que ella afirmara: era.

Sasa miró su cuarto, observando el piano...

Pasó lista de las cosas de Gian, y miró el piano otra vez, y ya, todo estaba en orden en la vida de Gian con ese piano.

— Habla ya Sasa...— pidió Gian con una sonrisa de medio lado.

Sasa lo miró directo a los ojos.

— Saldremos con mamá. Es tarde, pero la llevaremos a que conozca las tiendas que necesita cerca. Dijo que para cuando llegara, ya estuvieses dormido...— acarició las teclas del piano.

Gian caminó hasta su armario, las puertas tenían el diseño de persianas, quedaba frente a su cama y había vista entera a todo la habitación, luego de que se colocara una camiseta miró a Sasa, quién aún no se iba.

Sasa rió entre dientes muy encantadora, dándole la señal a Gian de que sospechaba que algo sucedía.

Gian sintió su vida acabarse si Sasa decía lo que él pensaba que Sasa diría.

— Es real hermano— presionó una tecla desafinada del instrumento.

La única tecla estropeada afinadamente de su piano, Gian odió que Sasa hablara de ese tema sin siquiera conocer cómo se sentía.

— Basta Sasa, solo alimentas mi ansiedad— le habló, Sasa corrió a abrazarlo.

— Ahora pareces mayor a mí, esto es injusto— su estatura permitía abrazar a Gian al torso. Su cabeza quedó en el lado correcto del pecho. Escuchaba el corazón un tanto alterado de Gian...

Gian no conseguía palabras, no solía ser cursi.

— Las chicas, mamá, tu... todo es como antes...— expresaba la chica, se sentía bien.

Tanto, que conmovió a Gian...

— Estaba seguro de volverlas a ver, antes de irte, dijiste que volveríamos a vernos— rió dándole la razón.

— "Lo que Sasa dice...— dijo la misma.

— Eso es..."— acoraron Sahín, Saho y la señora Mirla junto a Gian en la puerta.

Sahín apuró a Sasa diciéndole que mañana volvería a ver a Gian, Sasa las miró impresionada y se quedó tipo: " .-." recordando que no estaba despidiéndose de él como hace dos años.

— ¡Ah es verdad! — festejó como convencida y todos rieron.

— No me esperes Gian, duerme... mañana te explicaré todo el proceso de tu escuela— informó la madre dándole las buenas noches...

Gianni respiró pensando en su familia, y en lo que Sasa le dijo, apagó la luz y se abrigó de la templada noche fría y tormentosa que comenzaba a formarse. 

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Sassán...

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