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¡Estás en todos lados!

Dashell (Reshi, multimedia)...

— ¡Soviak! — se escuchó un grito.

Todos los empleados entre las casillas de la oficina asomaron sus cabezas para observar al jefe Galvin pararse en la entrada del pasillo.

— ¡Diga! — respondió Gian.

— A mi oficina— mandó el jefe Galvin.

Gian caminó detrás de Galvin, y al llegar a la oficina, se encontró con un chico malditamente familiar.

Gian recordaría a alguien con su mismo maldito lunar, o no solo eso: ¡Sino a la persona que lo había mantenido entretenido ya casi dos malditas semanas!

<< ¡Reshi!>> refunfuñó dentro de sí mismo.

— Soviak, él es el segundo jefe de la fuerza armada de SWAT. Está aquí solo por el día de hoy... antes de retirarte por hoy, necesito que vayas a la bahía de DatCross, el jefe Dashell me pidió que estuvieses allí para las 6:30— Gian no había quitado la mirada sobre Reshi, quién sonría como victorioso, como si no fuese él el culpable de que Gian estuviese hecho un manojo de nervios y dudas.

— ¿A qué se debe tal orden señor? — interrogó Gian a Galvin.

Desde que comenzó a dictar la orden, Galvin no había visto la mirada amenazante de Gian al teniente Dashell. Pero cuando por fin miró a Gian, su rostro serio no mostraba forma de vacilar como para preguntar.

— El jefe Dashell, el que vez aquí a un lado de mi silla, es quién dio la orden directa del encargado de la fuerza de SWAT. No te volveremos a reubicar, y tu misión oficial fue pospuesta hasta que encontramos otro objetivo para que operes; no te opongas, solo ve— decía frustrado.

Así como Gian estaba distraído por Reshi. Todos en el cuartel sabían que Galvin andaba en sus días por estar solucionando todo sobre la familia Hsia, sobre la redada que hubo.

Si amigos... Gian aún no asocia lo de la familia Hsia. *El escritor choca su mano contra su frente: "Amigo date cuenta".

Gian se retiró para esquivar la sonrisa pretensiosa de Dashell.

Fue hasta los vestidores, cambió su ropa, tomó sus cosas y caminó hasta el muelle.

La hora marcó las 6:30 cuando pisó las tablas de madera. Una hora de camino entera, se encontraba relajado por el frío del ambiente...

Suspiró y el vapor fue llevado por la brisa hacia la puesta del sol. Gian se recostó de la baranda, y en eso, un hombre también se recuesta de espaldas.

— Ya, te juro que dejaré de atormentarte— habló el hombre.

Aún con gafas oscuras, un abrigo muy grande, sombrero y un tapabocas blanco, se notaba que era Reshi.

Maldito maestro del disfraz.

— No me digas nada más Reshi. Solo dime como abandonar todo esto— pidió el agente.

Reshi se volteó entero para tenerlo de frente, sus gafas se cayeron, quitó su tapabocas y se quitó por un momento el sombrero.

— ¿Abandonar todo así? no puede.

La petición de Gian recayó en 16 años de torturas, dudas y tormentos. Recordó las veces que reprobó un examen porque pensaba en sus pesadillas... en los regaños de otros superiores cuando casi fallaba en las misiones de grado A. las más peligrosas... recordó la última vez que intentó hablar en ruso con Vikenty, casi provoca una guerra entre la unión soviética y la CIA.

— Lo siento Gian. No puedo hacer nada con esas palabras...— Gian lo interrumpió.

— ¡Si tú no haces nada, lo haré yo!

Habló fuerte y decidido.

Reshi sintió las de marcharse rápidamente, pero debía dar el mensaje.

— Estuvo a tu lado toda la semana— reveló.

Gian se sorprendió, y dejó su carácter para si quiera escuchar.

— Estuvo cuando escribiste esas palabras en pizarrón..., cuando escribiste en el papel "¿Cuál es tu nombre?", cuando tocaste en la sala de la escuela, cuando Yao te habló, cuando el maestro de lentes alimentaba tu ansiedad, estuvo siempre a tu lado. Sin que lo vieras, escucharas, sintieras o tocaras... estuvo haciendo su parte— informó.

Gian si había percibido cosas extrañas desde que Reshi estuvo en su cuarto. Si pudo sentirlo, si era real.

— La tuya: es encontrar lo más apreciado que tuvo aquí en la tierra. Una vez lo hagas, podrás tener contacto con él. Aunque... por lo que escuché de él, parece que casi lo viste el día en que llegaste, además lo escuchaste hablar en un momento... tu alma está queriendo encontrarlo, no niegues que es por completo tu culpa estar así de distraído— Reshi le dio en el orgullo con esas palabras.

Si, bueno; si era su culpa permitirse pensar, ¿Pero cómo se iba a detener?

— Te lo advierto Reshi. Apenas logre verlo, haré lo que pueda para deshacerme de él.

— Debes conseguir lo más apreciado para él— repitió la orden, gélido.

Gian hizo un silencio notando que Reshi ignoraba sus palabras amenazantes. Diablos con este sujeto...

— No lo conozco, no sé nada de Ghost, ¿Cómo supones que yo encontraré algo para poder escucharlo? — interrogó Gian a Reshi.

— ¿Tanto pensaste en él que le has puesto tú mismo nombre? — miró a Gian sobre las gafas oscuras y bajo el sombrero, como unos ojos azules, ya no eran ámbar, con esa pregunta dio en el punto.

Rayos... Gian había pensado tanto que le puso hasta nombre.

<<Me jodas Reshi>> deliberó dentro de sí mientras golpeaba su mano contra su frente.

— No necesitarás de mí una vez logres establecer comunicación con "Ghost" — hizo el gesto de las comillas burlándose y desapareció con la brisa del mar.

Gian quedó en el aire, como Reshi siempre lo dejaba. Eso le molestaba.

Comenzó a caminar a casa una vez apreció el mar por un par de minutos, pensando en que al llegar a casa, se tragaría en pensamientos por completo.

Esa noche, hasta en la ducha se sintió vigilado. No logró estar cómodo mientras comía, estudiaba, se vestía, o se acostaba. 

Él estaba en todos lados, así como Reshi... 

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Sassán...

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