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Capítulo 9

TÚNELES

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Adler

Miré a Elle y luego a Benjamín, estaban terminando con los detalles de la casa de seguridad.

—No estoy de acuerdo con lo de la casa Elle, además ¿Qué te hace pensar que estará mejor ahí? —le cuestione. Ella soltó el aire que retenía en sus pulmones y se giró para observarme. Tenía muy claro que aquí y en china la agencia no cambia sus reglas, el director general es quien dicta las ordenes y algunas reglas y rara vez tenía problemas para apegarme a esas reglas.

Pero ahora era diferente, las reglas no jugaban a mi favor y ni siquiera me beneficiaban. No necesitaba tener a Chris lejos, me importaba un bledo si iba a estar mejor o no, prefería mil veces tenerla cerca de mí.

La necesitaba y eso no era propio de alguien de mi edad, pero a la mierda ella era mi esposa, mi compañera y podría decir que mi única amiga.

—Todo, Ghost, todo me hace creer que estará mejor ahí y tu podrás concentrarte en tu trabajo—

—Trabajo mejor si sé que está cerca de mí— me cruce de brazos.

—¿Te estas escuchando? Pareces un adolescente, te estas comportando como uno y no sé si lo sabes, pero eres un maldito hombre de casi cuarenta años, no me estés jodiendo— soltó con hastió a la vez que dejaba unos papeles sobre el escritorio.

Benjamín estaba atento a cualquier movimiento de mi parte.

—Créeme, se cómo me estoy comportando, también sé cuántos años tengo y sé que ella está mucho mejor cerca de mí, no me importa quien este custodiando de ella, no confió en nadie de aquí, así que si quieres que siga aquí nada de casas de seguridad—

Sus ojos amenazaban con meterme una bala en la cabeza si no hacía lo que ella pedía, aun así, no me importaba, si quería que hiciera esto iba a ser a mi manera.

Sí, sabía que esto no solo lo hacía por el trabajo, necesitaba que Chris estuviera segura e iba asegurarme de eso de una forma u otra.

—Hay una señal— Benjamín se entrometió en la conversación. Elle alejo la mirada de mí y se giró para observar a su hijo.

—¿Cómo es que consiguieron la señal? —cuestione acercándome a Benjamín para observar la ubicación en su laptop.

Observé el mapa en su laptop y me di cuenta como el punto rojo se movía.

Al ver el mapa identifique el país, era Polonia. Fruncí el ceño confundido, no me cabía en la cabeza que hacía en ese país.

—¿Por qué estaría en Polonia? —cuestione. Sabía que posiblemente estaría aliado con los polacos, sin embargo, ¿Por qué tienen su señal? ¿Qué están rastreando exactamente?

—Si los polacos te están buscando... supongo que es por algo— alce una ceja un tanto confundido, bueno más bien entre sorprendido y confundido.

En ningún momento había mencionado a los polacos, en ninguna llamada, en nada.

—¿Cómo sabes de los polacos? —le interrogué.

—Tu esposa le contó a Shadow y él vino a contarnos— comunico Benjamín nuevamente entrometiéndose en la conversación. Su constante lengua suelta comenzaba a causarme irritación.

—Oh— fue lo único que dije, ¿Fingí que estaba convencido? Trate. ¿Estaba convencido? Para nada, a Chris no le cae bien Shadow ni siquiera le tendría la confianza para contarle eso, lo note desde el momento uno y Shadow no tiene la paciencia para lidiar con Chris.

Así que decidí tantear que más "había dicho Chris".

—¿También le contó sobre el soldado americano? —Elle asintió.

Yo asentí levemente y no dije nada más.

Escuche durante unos minutos más lo que pasaría. No sé cuánto tiempo paso, solo fingía escuchar y prestar atención.

Al final termine accediendo a llevar a Chris a una casa de seguridad, con un par de condiciones claro.

Había pedido que yo fuera quien escogiera a quienes la custodiarían.

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Christine

Me levante de la cama y tome los papeles de la mochila.

Tome una hoja de forma aleatoria. Comencé a leer.

Elle hizo un trato por millones de euros con Ozkard Almstedt, este trato se llevó a cabo en el Cairo, no tengo la fecha exacta, pero mi informante me mostro fotografías donde están juntos. Unos días después de esto el director general de la EISS fue asesinado por los suecos o eso fue lo que se dijo. Las grabaciones de ese día se perdieron, pero logre encontrarlas.

En cambio, Elle sospecha que se la verdad. Tengo que buscar un buen lugar para esconder las grabaciones donde ella lo asesina.

Necesito conseguir más información.

Suspiré y llevé mis manos a mi cabeza. Okey, eso definitivamente no lo esperaba. Tome mi inhalador. Necesitaba contarle a Adler.

Los golpes a la puerta me hicieron saltar. Deje los papeles sobre la cama. me levante con prisa y pensé que sería Adler, abrí la puerta y me encontré con otro rostro. Era Shadow.

—Necesito hablar con Adler— le dije intentando pasar por su lado, su brazo me impidió el pase.

—¿Para qué? —

—Que te interesa— respondí de mal humor, mi corazón latía con rapidez.

—No puedes, está ocupado— Ni siquiera quise luchar contra él, era el doble de fuerte que yo y me recordé que podría matarme en un solo movimiento. Regrese molesta a la habitación, el entro y me dio mi bandeja con comida, la tome de mal humor y comencé a golpear el tenedor contra el plato.

Cabe decir que esta comida era horrible.

—¿Qué es eso? —cuestiono señalando con la cabeza las hojas que estaban a mi lado, las tomé con rapidez y las puse debajo de mi plato. Frunció el ceño y me miró con diversión.

—Ay, ilusa— se burló y con un movimiento rápido me arrebato las hojas. Lo maldije y dejé la comida de lado para intentar arrebatárselos de regreso. Las levanto a la altura de su pecho y se giró cuando se los quise quitar.

—¿Qué es esto? ¿Son jeroglíficos o qué? —cuestiono confuso regresándomelos. Solté una carcajada y se los arrebaté.

—Es húngaro, estúpido— le dije a la vez que los ponía sobre la cama—Un idioma anti idiota por si no lo sabías— agregué sentándome en la cama. Por esos segundos había olvidado lo que había leído.

—Lo siento, yo si tengo una vida que vivir— lo miré ofendida, tomé la cuchara la cual no había usado y se la lancé al rostro con fuerza. No la esquivo. Sonreí al escucharlo quejarse.

—No te quejes. ¿Qué sabes de Elle? —solté de repente. Alzo una ceja confundido.

—Rumores.

—¿Cuáles?

—Dime que dicen esas hojas y te digo que sé.

Lo miré unos segundos, observé los papeles y luego lo miré a él otra vez.

Finalmente le conté.

Había entablado una conversación más profunda con Shadow y al final resulto que no estoy siendo tan paranoica como pensaba. Después de leerle lo que ya había leído él ato algunos cabos. Era demasiada información en poco tiempo.

Teníamos que salir de aquí, necesitaba hablar con Adler ahora mismo.

—Mierda...—murmuró Shadow, no lucía preocupado. Ni siquiera pude descifrar su mirada, pero en realidad parecía estar un poco chiflado.

—¿Entonces tú también sabías de eso? —le pregunte. Él me miró.

—Había escuchado cosas, ya sabes lo que siempre se escucha en los pasillos de una agencia gubernamental—

Asentí levemente, tomé mi inhalador. No sé en qué momento pasamos de casi estarnos gritando a estar de acuerdo en algo. Todo había comenzado gracias a que me encontró leyendo los papeles de las carpetas, después de tanto que me cuestionara y me amenazara termine contándole y leyéndole algunos informes en donde ambos nos dimos cuenta de muchas cosas.

Una de esas cosas que descubrimos fue que la directora estaba coludida con los suecos, casi me da un infarto cuando leí eso, pero no sé cómo Shadow logro tranquilizarme un poco.

Quería gritar, quería huir, necesitaba salir de aquí y alejarme de esta bola de malditos locos. Necesitaba decirle a Adler, necesitaba contarle y casi rogarle que nos largáramos de aquí.

—Necesito decirle a Callen— le dije levantándome de la cama dispuesta a salir de aquí e ir a buscarlo. Antes de llegar a la puerta Shadow me retuvo con sus brazos, uno en mis hombros cerca de mi cuello y el otro tirando de la capucha de mi sudadera.

—No, no puedes hacerlo ahora, sí Elle se entera de que lo sabes es capaz de asesinarte ella misma y hacer que parezca un simple accidente— me quedé quieta inmediatamente, no quería morir hoy.

—¿Entonces? —cuestione con preocupación, me zafe de su agarre y regrese a la cama. Empecé a jugar con mi argolla de matrimonio. Mi corazón latía con demasiada fuerza. Tragué duro.

—Guarda todas tus cosas, yo me encargaré de hacérselo saber a Ghost, piensan trasladarte a la casa de seguridad mañana por la mañana— abrí los ojos exageradamente, no podía pasar otro día más aquí —Veré si puedo encontrarlo hoy y por cualquier cosa actúa normal si alguien más viene—

—Shadow, sala de juntas— pegué un brinco al escuchar el interphone. Ambos volteamos al aparato.

—Me tengo que ir, intentaré hablar con Ghost, pero no prometo nada, aquí hasta las paredes de los pasillos tienen oídos— asentí levemente.

Salió de la habitación dejándome sola. Me apresure a levantarme y cerrar la puerta con seguro que siendo sincera no me iba a proteger de nada, pero por lo menos podía encerrarme en el baño.

Me apresure a guardar todas mis cosas en la mochila. Me levante de la cama y tome mi inhalador, pronto tendría que conseguir más, ya que este solo me duraría unos cuatro o cinco días más.

Llevé mi mochila al baño conmigo y me encerré.

El sentimiento que había tenido en Suiza regreso a mí.

Todo estaba completamente mal.

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Adler

Entre a la habitación, estaba en total oscuridad. Encendí la pantalla de mi teléfono nuevamente para guiarme hacía la cama. Me quite las botas y luego gire la pantalla del teléfono hacía donde estaba Christine.

Mi corazón latió con fuerza al no verla en la cama.

Encendí la luz, no vi su mochila por ningún lado, pero ella no se iría.

—Chris, ¿Estás ahí? —me acerqué a la puerta del baño e intenté girar la perilla, pero esta no cedió lo cual me hizo tranquilizarme. Escuche el seguro desactivarse y luego la puerta se abrió frente a mí. Encendió la luz y luego me abrazo con fuerza, observé detrás de ella su mochila y fruncí el ceño.

Acaricie su cabello y presione mis labios contra su cabeza. Acaricié sus mejillas y la miré por unos minutos. Enterró su rostro en mi pecho.

—¿Qué hacías ahí dentro? —cuestione un tanto confundido, recordando que en Ginebra la había encontrado en el baño de la casa. Ella alejo su cabeza de mi pecho y la alzo para observarme. Había preocupación en su mirada.

—Descubrí cosas—susurró. Tomé su rostro entre mis manos e hice su cabello hacía atrás.

—¿Qué cosas? —pregunte curioso y prestándole toda la atención. Abrió la boca para hablar y la cerró nuevamente. Vacilo, alejo su mirada e intento alejar su rostro de mis manos, pero se lo impedí.

—Chris— le llame con seriedad, ella parpadeo un par de veces y alzo la mirada nuevamente. Sus ojos me observaron otra vez. Exhalo. 

—Los suecos, Callen, seguramente ellos saben que estamos aquí— murmuró nuevamente. Fruncí el ceño —No podemos seguir aquí, tenemos que irnos, por favor, puedo explicarlo después— su voz bajo un poco más lo cual me preocupo.

—Chris, bonita, dime que pasa— pedí aun acunando su rostro. Ella negó con la cabeza repetidamente. Su actitud me confundía y me preocupaba a la vez.

—No puedo hacerlo aquí, Callen, tenemos que irnos— soltó entre dientes, su molestia se hizo clara, alejo mis manos de su rostro con brusquedad—¿Confías en mí? —cuestiono.

No dude al responder.

—Totalmente—

—Entonces vámonos, por favor, no quiero estar aquí— íbamos a irnos, claro, pero no podía darle tantas explicaciones por ahora.

—Chris... solo hay que esperar a mañana, por favor—

Sus ojos se cristalizaron inmediatamente, en su mirada note como algo cambió, la molestia fue clara y evidente. No me gustaba como me miraba, quería decirle que nos íbamos a ir pronto, pero no podía saber algo sino sería un problema sus mentiras son fáciles de detectar, sería como lanzar un trozo de carne llena de sangre al mar repleto de tiburones.

Aquí huelen las mentiras a kilómetros, debes de ser demasiado bueno para intentar engañar a alguien de aquí.

—Bonita...—intente acercarme a ella, pero retrocedió y golpeo mi mano con bastante fuerza cuando quise acercarla a su rostro.

—No me toques— siseo —Puedes irte a la mierda con tu estúpida agencia— gruño y paso por mi lado. Estaba muy molesta conmigo. Solté un suspiro. Me gire en su dirección y regrese a la habitación. Chris no dudo en acercarse a la puerta a lo cual me apresuré y antes de que abriera la puerta la detuve.

—No, no, no, estás loca si crees que dejaré que te vayas— ella se giró entre mis brazos e intento golpearme, no obstante, la tome de las muñecas y la empuje hacía atrás para acorralarla. Su espalda quedó contra la pared, podía sentir el pulso en una de sus muñecas y este estaba acelerado.

—No puedes decirme que hacer, Adler— no iba a negar que me gustaba cuando me llamaba por mi nombre así fuera por excitación o por molestia.

—No me interesa, bonita, no voy a dejar que te largues, así como así otra vez— ella tensó su mandíbula, vi la lucha interna en su mirada, forcejeo un poco para que soltara sus muñecas, pero no lo hice.

—Te voy a soltar si te tranquilizas y te acuestas en la maldita cama—inspiro hondo, su mandíbula seguía tensa y mierda que bien se veía molesta—Y necesito que te tranquilices porque si no te dará un ataque de asma—

—Callen, por favor, te lo pedí de buena manera, quiero irme— murmuró casi en una súplica, sus manos dejaron de forcejear y sus barreras cayeron nuevamente.

Mi pecho se hundió y afloje el agarre en sus muñecas. Las palabras luchaban por salir, pero no debían hacerlo, no todavía. Tome aire profundamente. Bien, iba a hacerlo, no iba a causarle nada de daño.

—Necesitas descansar— murmuré mientras llevaba mi mano libre a su cuello, acaricie lentamente su cuello y con esa misma lentitud lleve mi mano a su nuca dejando mi pulgar detrás del lóbulo de su oreja, ella soltó un suspiro y negó con la cabeza.

—Quiero irme— susurró con cansancio, seguí acariciando con lentitud y conforme su cuerpo se relajaba iba soltando sus muñecas.

—Lo sé— murmuré. Nuevamente presione mis labios contra su frente, termine soltando sus muñecas, sus palmas fueron a mi pecho, comencé a hacer presión contra la base de su cráneo.

—Entonces vámonos— murmuro sin prestarle atención a la presión que ejercía en su cráneo. Soltó un suspiro, rodee su cintura con mi brazo libre. No tuve tiempo de responder ya que sentí como su cuerpo se relajó por completo, sostuve su cabeza para que no se golpeara contra la pared.

Se había quedado dormida o más bien la había inducido al sueño, no le había causado dolor, claramente no iba a hacerlo, ni siquiera creo que se haya dado cuenta de la presión que ejercí en su cuello.

Atraje su cuerpo al mío, me agaché un poco para rodear su cintura y la levante. Me cuestione si en realidad no la había desmayado ya que su cuerpo estaba demasiado relajado y ese movimiento no la había despertado.

Tal vez si me pase un poco de presión. Mierda.

La dejé sobre la cama y le quite los tenis, la arrope y termine revisando su pulso el cual estaba normal, pero no respondía ante el movimiento así que sí la había dejado inconsciente. Estúpido.

Por lo menos iba a descansar más de lo que hubiera descansado estando consiente. Dios que estúpida excusa, ¿Qué le iba a decir mañana?

Oh, sí lo siento, Chris, te desmaye accidentalmente, es que normalmente a las personas a las que les hago esto sí quiero desmayarlas, pero mi intención solo era hacerte dormir, no dejarte inconsciente, no te molestes por favor.

Claro, seguramente eso iba a hacer que ella no se molestara conmigo de por vida.

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Christine

Desperté por los golpes a la puerta de la habitación.

Abrí los ojos lentamente, no sabía qué hora era, pero no había rastro de Adler aquí. Estaba molesta con él, ni siquiera quería verle el rostro.

No sé qué es lo que había pasado anoche o más bien en la madrugada que llegó Adler. Solo recuerdo que estaba acariciando mi cuello y luego todo se volvió oscuro.

Hijo de...

Iba a asfixiarlo. Sí, eso iba a hacer maldita sea iba a estrangularlo, aunque fuera lo último que hiciera. Maldito.

Los irritantes golpes a la puerta me perforaron los oídos.

—¡Ya voy maldita sea! —grite. Me levante de la cama y lance a un lado la maldita manta.

Caminé hasta la puerta y la abrí.

Un poco de mi molestia se convirtió en miedo al ver a los acompañantes de Shadow. Eran más agentes.

—¿Qué pasa? —cuestione intentando sonar tranquila.

—Ya será tu traslado— tragué duro y asentí levemente.

—Mi mochila está en el baño— murmuré. Tome mis tenis, ni siquiera iba a ponérmelos estaba bastante cansada para hacerlo. Shadow los hizo una seña a con los dedos a los otros tres agentes. Era una mujer y dos hombres sin contar a Shadow. Él fue el único que paso y fue directo al baño. Lo seguí.

—¿Dónde está él muy maldito? —le cuestione. Tomó mi mochila y me miró.

—En el estacionamiento, esperándote— fruncí el ceño. Salió del baño y paso por mi lado, al llegar a la puerta se detuvo y me indico con la cabeza que saliera. Maldije internamente. Salí.

Los agentes comenzaron a caminar frente a mí y Shadow me indico con la cabeza que los siguiera. Llevaba mis tenis en la mano.

No caminamos ni cuatro metros cuando la luz se volvió roja y una voz masculina e inglesa resonó en el pasillo.

—Atención agentes, no es un simulacro. Los túneles del complejo A, B y C acaban de recibir un impacto. Repito no es un simulacro, están atacando la base— mi corazón latió con fuerza al escuchar eso y me paralice, no camine más.

Dios. Mío. Iba a morir aquí.

—Christine camina— ordeno Shadow a la vez que me empujara para que siguiera.

—Pero...

—Camina—su voz fue tosca y sin ningún indicio de importancia. Mi corazón latía con una fuerza descomunal. Ningún agente dijo nada, seguimos caminando y luego llegamos al túnel. Ese túnel el cual me había gustado tanto cuando llegamos.

Tragué duro. El agua se estaba filtrando rápidamente por un orificio de tal vez diez centímetros de diámetro. Sentí el agua mojar mis pies. Regrese la mirada al cristal el cual estaba agrietado y seguro se quebraría pronto gracias a la presión.

El sonido de un impacto contra el cristal llamo nuestra atención. Pedazos de cristal cayeron al suelo el cristal contrario al que ya estaba quebrado crujió cuando se agrieto. El agua comenzó a entrar de ese lado también.

—Bien, van a pasar de uno por uno— Shadow comenzó a quitarse el chaleco antibalas que llevaba puesto, me gire en su dirección, todo mi cuerpo estaba temblando.

—Vamos a morir ahogados— susurré. Mis ojos se cristalizaron. Negó con la cabeza.

—Claro que no— me arrebato los tenis. Miré el suelo, el agua me llegaba casi a las rodillas mientras que a él a las pantorrillas. Sentí como me puso el chaleco, este era liviano lo cual me sorprendió, pero no le tome importancia. Lo ajusto a mi cuerpo. Cuando voltee al frente los otros agentes ya estaban del otro lado.

—Dame la mano— dijo. No dude al hacerlo. Tomo mi mano con fuerza y comenzó a caminar. Tragué duro. Conforme avanzábamos el agua subía.

Sus pasos eran firmes y los míos dudosos y temerosos. Cuando pasamos frente al primer orificio el agua nos salpico.

—Hay cristales, cuidado— me informó Shadow mientras pasábamos el primero orificio. Solo asentí ya que en estos momentos no podía pensar en otra cosa más que atravesar este largo túnel. Para cuando pasamos por enfrente del siguiente orificio el agua me llegaba a los muslos.

Tragué duro, sentía como mi mano se resbalaba de la de Shadow así que apreté su mano.

Solté un grito al sentir un pinchazo en la planta de mi pie. La sangre se esparció rápidamente en el agua y tragué duro.

—Espera— ordeno Shadow, pero di un paso y sentí como este se clavó más en mi pie—¡Qué no te muevas! —grito Shadow. Mi corazón latía con fuerza.

Con rapidez me levanto del suelo. No me queje, ya que me dolía la planta del pie y la sangre no paraba de salir.

Cuando llegamos al final del pasillo me dejo en el suelo. No sabía dónde estaban los demás agentes.

No dijo nada y con un movimiento rápido saco el pedazo de cristal de mi planta, solté un chillido por el dolor.

Me ayudo a levantarme y a caminar.

—Cruzaremos otro túnel—

—No, vete a la mierda, no voy a cruzar nada— respondí mientras temblaba de frío. Conforme caminaba iba dejando un rastro de sangre en el suelo, mi calcetín blanco ya era rojo.

Mi corazón no dejaba de latir con fuerza.

—Lo haremos, supongo que...

—Chris—

Ni siquiera termino la oración cuando la voz de Adler lo interrumpió. Shadow me soltó en el momento en el que Adler se acercó, sus brazos rodearon mi cintura, estaba empapado.

—Por fin— murmuró Shadow, pero lo ignoramos.

Abracé a mi esposo ignorando lo que había pasado anoche, solo quería estar cerca de él.

—¿Estas bien?

Pregunto con curiosidad asentí repetidamente, sin pronunciar algo, las palabras se habían atascado en mi garganta.

Adler acaricio mi cabello y mi rostro.

—Solo posiblemente ha atraído a veinte tiburones— el comentario de Shadow hizo que Adler frunciera el ceño. Busco algo en mi rostro y cuerpo hasta que dio con la sangre que salía de mi pie.

—Bien, vamos— paso sus brazos por la parte trasera de mis rodillas y mi espalda. Tampoco me queje, enrede mis brazos en su cuello y deje que caminara conmigo por el pasillo.

La rapidez de mi corazón disminuyo al tenerlo cerca.

—Después de esto te voy a asfixiar— fue lo primero que murmuré. Mi voz raspo mi garganta.

Adler sonrió.

—Claro que sí, bonita, claro que si— murmuró. Camino unos cuantos minutos más hasta que llegamos al inicio de otro túnel.

Este era diferente. Había escaleras ya que estaba de bajada, ni siquiera recordaba haber pasado por aquí. Enfrente de nosotros estaba el cristal quebrado, el hueco era mucho más grande que el del otro túnel, así que él agua casi llegaba hasta donde estábamos.

Prácticamente el túnel tenía forma de V.

—Vamos a nadar— comentó Adler. Asentí levemente y le pedí que me bajara, lo cual hizo.

Las luces rojas seguían.

El agua se veía muy turbia gracias a la luz. Adler bajo los primeros escalones y tomo mi mano para que lo siguiera acto que tuve que hacer. Con mucho cuidado y sin llegar a tocar completamente el suelo con mi pie lastimado baje lentamente hasta que el agua cubrió mis talones. 

Aún tenía frío. Mucho frío.

—Espera— murmuró antes de que llegara al segundo escalón. Se acercó a mí y comenzó a quitarme el chaleco—No servirá de nada si esta mojado— murmuró a la vez que terminaba de quitármelo. Lo lanzo a un lado. En ese momento noté que iba vestido de la misma forma que los otros agentes, solo que sin chaleco.

Asentí.

Baje otro escalón y el agua llegó a mis pantorrillas.

Otro y llegó a las rodillas. Otro e iba a la mitad de mis piernas.

Para cuando llegué al quinto Adler me indico que mejor comenzáramos a nadar.

Tome una larga respiración.

Nade, nunca había nadado tanto, pero eso se debía a que quería disipar el frío que me causaba el agua helada. Me gustaba el mar, pero no cuando el agua era absurdamente helada.

Estaba tiritando de frío y eso para nada era bueno. Adler llegó unos cuantos segundos después.

—¿Tienes mucho frío? —asentí. Si bien el bañarme con agua helada no afectaba mi asma, sino todo lo contrario, pero en estos casos si era un problema y Adler lo sabía.

—Regrese— chille del susto al escuchar de repente a Shadow quien salió del agua.

—¿A qué hora te largaste? —le grite llevando mi mano a mi pecho. No había notado su ausencia, me había quedado más tranquila al tener a Adler cerca.

—Cuando vi que iban a necesitar esto— levanto su brazo mostrándonos tres visores. Me dio uno, le dio otro a Adler y se quedó con el último—Están invadiendo la base— informó a la vez que se ponía los visores. Yo me puse los míos.

No iba a negar lo que sentía en este momento, estaba muriéndome del miedo. Busque mi inhalador en mis bolsillos y me desespere al no encontrarlo.

—Mi inhalador— maldije y pasé mis manos por mi cabello. Tome una respiración profunda. Adler me miró con preocupación.

—¿Lo perdiste?

Negué con la cabeza.

—No lo sé, tal vez está en la mochila o lo perdí— murmuré con frustración. Adler me tomo por los hombros, me di cuenta de que Shadow había desaparecido.

—Ya. Tranquilízate, yo tengo un inhalador de repuesto, está en mi mochila en el estacionamiento.

» Pero necesito que respires profundo y te tranquilices, tenemos que apresurarnos a salir de aquí, el agua sigue subiendo y está a nada de quebrarse el cristal y a lo que veo te va a dar una maldita hipotermia si sigues diez minutos más aquí dentro.

Asentí repetidas veces.

Practique mi respiración mientras Adler acariciaba mi rostro y tomaba una de mis manos.

Me tranquilice un poco, solo un poco porque él tenía razón y yo no quería morir de hipotermia.

—Estoy lista— murmuré. Adler sonrió complacido brindándome un poco más de seguridad. Acercó su rostro al mío y me dio un corto beso en los labios.

—Esa es mi chica— murmuró orgulloso. Le regrese una leve sonrisa.

Se puso los visores. Tomo una de mis manos.

—Bien, vamos a hacerlos juntos, bonita— asentí.

Ambos tomamos una respiración profunda, me encargue de llenar mis pulmones con suficiente aire. Finalmente le indique a Adler que estaba lista.

Primero se zambulló él, luego copee su acción y nade.

Adler iba guiándome.

Y el trayecto que creí que sería eterno en realidad no lo fue. En cuestión de menos de cinco minutos llegamos a las escaleras. En cuanto pude tomar aire lo hice. Adler me ayudo a salir del agua con cuidado para no resbalarme.

Estábamos estilando agua.

—Dos horas más tarde— murmuró Shadow. Le dio un chaleco antibalas a Adler—Conseguí esto— me señalo con la cabeza. Adler murmuró un agradecimiento mientras yo tiritaba de frío. Adler me puso el chaleco y se aseguró de que estuviera bien.

—Ten eso se lo quite a unos muertos que están por ahí— comentó Shadow tendiéndole un arma a Adler. Esta no era pequeña como las que había visto en estos días, era más larga y más grande. Adler reviso el cargador. Shadow reviso la suya.

Por mi parte comencé a toser sin poder evitarlo. Poco a poco sentía como el aire no pasaba por mí garganta, simplemente no pasaba. Intente respirar.

Adler se giró. Murmuró una maldición.

—Levanta la cabeza—pidió y eso hice mientras intentaba respirar. Se colocó detrás de mí, sus dedos se dirigieron a mi tórax, donde comenzó a dar golpecitos con las yemas de sus dedos—Haz el sonido de la M, debes de sentir las vibraciones desde tu pecho— explico.

Hice lo que me pidió durante casi cinco minutos. Luego me pidió que respirara y eso hice. El aire comenzó a pasar de poco a poco conforme mi garganta se iba abriendo.

—Respira— susurró con calma. Eso hice unos segundos más y cuando estuvo seguro de que ya estaba respirando con normalidad comenzamos a caminar.

Adler y Shadow iban a frente a mí a pasos lentos, pero largos.

Iban sumamente concentrados en el entorno y yo trataba de no morir de frío.

Un disparo. Shadow había disparado hacía un pasillo al cual no quise voltear a ver. Adler paso primero indicándome que pasara detrás de él.

Mi corazón luchaba por no salir de mi pecho.

Gracias a Dios no paso mucho para cuando llegamos al estacionamiento. Ahí estaban los agentes que venían con nosotros, pero había muchas más personas subiendo cosas a camionetas.

Elle estaba con los agentes. 

Dos de los agentes que habían ido con Shadow subieron a una camioneta negra con los vidrios estaban polarizados. La mujer subió a la otra camioneta, Shadow siguió a la mujer, subió mi mochila en esa camioneta y luego subió al asiento del conductor.

Adler se acercó a mí.

—Ven, vamos— me dijo, lo seguí a la camioneta en la que estaba Shadow. La mujer iba en el asiento del copiloto. Adler abrió la puerta para dejarme subir.

—Sube primero tú— le dije cruzándome de brazos. Vi como la vena de su cuello se tensó. Shadow volteó a verlo con cara de pocos amigos.

No era el momento, ni el lugar, pero el hecho de que el no fuera adelante y a la otra camioneta le faltara el conductor no me decía algo bueno.

—No iré en esta camioneta— nuevamente quería asfixiarlo.

—Dijiste que me ibas a llevar personalmente.

Mentí. No tenía edad para hacer caprichos o rabietas, pero estaba molesta y estaba intentando controlarme para no detonar mi asma nuevamente, pero su rostro me lo ponía complicado.

Como dije, no era el momento, mucho menos el lugar, pero no iba a irme en otra camioneta.

—Yo iré en la camioneta de atrás para asegurarme de que llegues bien— respondió hermético, su tono me irrito ya que hace menos de diez minutos estaba muy tranquilo y normal.

Negué con la cabeza y me quedé en mi lugar.

—No, Adler. En la misma camioneta o no me moveré de aquí— respondí en el mismo tono hermético que él había usado. Vi la frustración en sus ojos, pero tan pronto como llegó se fue.

—Señora Sadler, suba a la camioneta de una vez— ordeno Elle con cero empatía o felicidad en su voz, seguro estaba odiándome en este momento.

Y como dijo Shadow, podría matarme si quería, pero en este momento estaba peleando con Adler y me importaba poco si ella estaba presente o lo que pudiera hacer o si había locos sueltos por la base queriéndonos matar.

—No es Sadler, es Davi...

—David, ese era su apellido, ahora es Callen— corrigió Adler sin dejarme terminar mi oración. Alce ambas cejas y voltee a verlo. Antes de que lo corrigiera habló nuevamente —Sube a la maldita camioneta, iré contigo— termino cediendo.

Escuché el bufido de Shadow y sonreí triunfante a la vez que subía a la camioneta. Shadow bajo de la misma y observe como Shadow subía al asiento del conductor de la otra camioneta. Voltee a ver a Adler quien aún no cerraba la puerta. Se acercó y tomo el cinturón de seguridad para ponérmelo. Deje que lo hiciera.

Aún tenía miedo y un poco de pánico, Adler lo sabía y el muy maldito quería dejarme sola.

—No digas tu apellido— murmuró de manera muy baja. Fruncí el ceño.

—¿Te molesta que no diga que soy esposa de un tal Erik Sadler? — su rostro quedó a escasos centímetros del mío.

—No vamos a discutir esto ahora, bonita— murmuró. Su aliento mentolado golpeo mi rostro. No dije nada.

Termino de alejarse y cerro de un portazo. Le dijo algo a Elle que no alcance a escuchar, pero quise gritarle nuevamente.

Adler subió y arranco la camioneta de una. Condujo a una velocidad alta a través del túnel. Mismo túnel el cual ahora me causaba miedo.

Pasaron cuarenta minutos, ya casi llegábamos al final del túnel, mis nervios no disminuían y tenía mucho frio a pesar de que Adler había encendido la calefacción.

También ya me había dado mi inhalador. Con mucho trabajo podía controlar mis nervios, me costaba demasiado. No sabía si estos agentes eran de confianza.

Y finalmente lo que tanto temía se hizo realidad.

Algo atravesó el cristal frente a nosotros. Inmediatamente el túnel comenzó a llenarse de agua. Luego otro. Y otro. Adler iba manejando como podía, para nuestra suerte llegamos al final del túnel.

—Detente— dijo la mujer del asiento del copiloto cuando estuvimos llegando a calles alemanas, su acento era ruso, se notaba a leguas.

El miedo regreso al escuchar el tono de su voz.

Caí en cuenta de que apenas estaba cayendo la noche.

—Entra en ese callejón y detente— ordeno ella. Adler no dijo nada, pero lo hizo. Detrás de nosotros hizo la misma acción Shadow.

—Baja de la camioneta— le ordeno mientras sacaba un arma y le apuntaba —Y tu— se giró a verme. Mi sangre estaba helada, mi corazón iba lo suficientemente rápido como para matarme de un paro cardiaco en cualquier segundo—Quédate aquí, lastimosamente te quieren con vida— tragué duro al escuchar sus palabras.

Mi mirada se conectó con la de Adler quien me dio un leve asentimiento, lucía demasiado tranquilo.

Ambos bajaron de la camioneta. Ella estaba apuntándole a Adler, gire la cabeza hacía atrás para encontrarme con la misma escena, solo que los dos agentes le apuntaban a Shadow.

Cuando regresé la mirada al frente me encontré a Adler forcejeando con la mujer quien intentaba apretar el gatillo de su arma con una mano y con la otra apuñalarlo. Quise bajar de la camioneta, pero el seguro para niños me lo impidió.

Todo estaba pasando muy rápido. Detrás Shadow estaba peleando con los dos hombres mientras que Adler seguía en la misma situación con la mujer. Y yo no podía salir de aquí. Solté un suspiro frustrada e intenté recordar de donde se desactivaba ese maldito seguro, luego pensé en quebrar la ventana.

¿Cómo? No tenía ni idea.

Y luego un disparo me freno de mis pensamientos.

Y luego silencio total.

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