Capítulo 14
TE NECESITO
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Christine
Termine de vestirme bajo la atenta mirada de Adler. Me giré para observarlo.
—¿Qué?
Le cuestione cruzándome de brazos. Se encogió de hombros, se levantó y se acercó a mí. Me tomo del cuello y me beso. Sus labios se movieron con destreza, lléveme mis brazos a su pecho.
—Eres preciosa— murmuró en mis labios. Sonreí levemente al escucharlo, me separé de él y lo miré.
Me dedico una dulce sonrisa y yo deje un casto beso en sus labios. Sonreí levemente y acaricié su pecho con cuidado.
Suspiro. Repase mis dedos por la cicatriz de su cuello.
—¿Sabes? Esa es cicatriz y la del abdomen son las únicas causadas por él trabajo—comentó con calma. Lo observé durante unos minutos.
—¿Cómo paso?
—Estaba en SAS, teníamos un operativo. Fuimos emboscados por las personas a las que buscábamos, nos ordenaron terminar con ellos ya que ellos habían abierto fuego en nuestra contra.
» Comenzaron detonaciones de las armas cuando se les acabaron las municiones y empezó el combate cuerpo a cuerpo. Asesinaron a algunos de mis compañeros y nos superaban en número, reventaron nuestros tímpanos con todas las detonaciones de granadas.
Escuche con atención su historia, su mirada estaba perdida en la nada y se le notaba un poco tensó.
» Nos comenzaron a cegar con luces intensas, estábamos a oscuras, así que era muy fácil que nos segáramos después de que nos arrojaran la luz a cada momento. Estábamos a ciegas y lograron herirnos, luego más detonaciones de granadas y finalmente llegaron los refuerzos. En realidad, no recuerdo muy bien esa parte, ya había perdido mucha sangre, solo recuerdo el filo de una cuchilla contra mi cuello, uno de los refuerzos me dijo que había alguien intentando cortarme el cuello y lo asesinaron.
Asentí levemente procesando todo eso, en realidad no me sorprendía demasiado eso, era un tanto impactante.
—¿De ahí viene el estrés post traumático?
Asintió.
En realidad, desconocía mucho sobre el tema, lo que sentía alguien con ese trastorno, que lo detonaba o que ayudaba a disiparlo, pero había leído algunas cosas por ahí, así que sabía lo básico o eso creía.
—¿Qué lo detono?
—Las detonaciones. Los sonidos fuertes me exaltan y me tensan, pero no todos los sonidos, solo los que son inesperados o demasiado fuertes como los truenos, las sirenas de ambulancia, algunas veces los ladridos de los perros, los fuegos artificiales y por supuesto las explosiones.
Alce ambas cejas un poco sorprendida. Nunca imagine esto siendo sincera.
Hace poco había descubierto que Adler sufría de estrés post trauma, pero en realidad me parecía algo surreal que alguien como Adler sufriera ese trastorno y que lo detonaran cosas comunes del día a día –a excepción de las explosiones claro–.
Ladee un poco la cabeza y acaricie su mejilla.
—Esto es... demasiado complejo— pausé y me erguí en mi lugar—¿Las patillas en que benefician?
Inspiro profundo.
—Se supone que pueden ayudar a conciliar el sueño, a evitar los episodios de agresividad, la conducta suicida, detener algunos síntomas de depresión y ansiedad, pero, así como prometen mucho pueden ser peligrosos.
» Entonces en mi caso, algunas veces, son muy raras, pero tengo pesadillas, lo normal es el insomnio, pero no puedo consumir demasiadas pastillas porque suelen ser adictivas, además no me sirven mucho, no alivian mi insomnio.
—Entonces, ¿No tienes episodios depresivos, intentos suicidad o algo similar?
Sabía que estaba pisando arenas movedizas, pero Adler aun no daba signo de estar incomodo con mis preguntas.
—En realidad creo que no, tal vez en cuando estuve en el orfanato un episodio suicida que en realidad no llego a nada.
Otra sorpresa.
No espere eso para nada y parecía no afectarle, supuse que el paso de los años lo había convertido solo en un recuerdo que tal vez ya no lo molestaba, no lo sabía.
—¿Y cómo intentaste hacerlo? Puedes no responder— agregué al final, no deseaba que Adler se sintiera presionado para contarme algo que tal vez no quería contarme o que no estaba listo para contar.
—Tranquila, está bien, paso hace mucho.
» Bien... como todo niño que acaba de perder lo único que conocía deseaba salir del orfanato, para la mala suerte de muchos el sistema no es tan bueno como lo pintan y el orfanato no es tan lindo como se muestra en películas, muchas veces te tratan mal o simplemente ni siquiera se interesan en tus necesidades básicas.
Comenzó a hablar. Su voz sonaba calmada, aunque hacía un poco de desdén en su voz. Yo me dedique a escucharlo con atención.
» Después de cientos de visitas de parejas que buscaban adoptar un bebé me cansé de que nadie quería llevarme con ellos, odiaba el orfanato, odiaba a las monjas las cuales cuidaban de nosotros y odiaba no tener una infancia normal, así que un día fui a la enfermería y tomé un pomo de pastillas para dormir, sin que se dieran cuenta, me las lleve al dormitorio y tome tal vez seis pastillas.
Hizo una pausa para tomar aire.
» Estaba quedándome dormido cuando uno de los chicos entro al dormitorio, era mayor que yo. Vio el pomo de pastillas, me obligo a vomitarlas, me dejo un ojo morado por estúpido y luego les dijo a las monjas, me tuvieron una hora en la enfermería cuestionándose si había sacado todo de mi estómago, me castigaron y tuve que continuar con mi vida como si nada pasara.
Hice un puchero y me acerqué a él para abrazarlo.
En mi cabeza me cuestionaba como es que siendo un niño sientes deseos de morir ¿Qué tan mal debe ser la vida para que esa sea una salida viable?
Abracé con fuerza a Adler, le dije cuanto lo sentía, aunque eso ya no hacía ninguna diferencia.
Nunca había visto más allá de lo que fue mi infancia, de lo afortunada que fui de tener una familia que me amaba y de tener tantos privilegios, la burbuja en la que viví nunca me dejo ver el mal en el mundo o en las personas.
Pero Adler había vivido a tan corta edad la crueldad del mundo en el que vivimos, era tan solo un niño que necesitaba amor y el calor de un hogar. Si tan solo pudiera hacer algo para arreglar su infancia lo haría. Daría todo para que él no sufriera.
Por fuera lucía como alguien intimidante y sin amor, pero por dentro solo era una persona normal que había sufrido más de lo que alguien debería de sufrir, sé que el sufrimiento es normal y que no somos humanos sino sufrimos, pero creo que Dios se pasó con él.
—No te imaginas lo que haría para regresar el tiempo y evitar que sufrieras así —murmuré tomando su rostro entre mis manos.
Me dio una pequeña sonrisa, sus ojos lucían tristes y desee tener el poder desaparecer esa tristeza, pero no podía y eso era una mierda.
—Si no fuera por eso tal vez no estaría contigo— murmuro acercando más su rostro al mío.
—No me importa. Daría todo para que tuvieras la infancia que merecías, aunque eso significara que no estuvieras conmigo, Adler.
—A mi si me importa, Chris y si tuviera que pasar por todo eso para volver a conocerte lo haría y maldita sea que si cambiaria todas las mentiras que te dije, haría todo bien y no desperdiciaría tanto tiempo como lo hice.
Negué con la cabeza.
—Pero no podemos cambiar nada.
—Lo sé. Y está bien para mí, Chris. Te tengo ahora y no quiero perderte. Eres lo mejor de mi vida, siempre lo has sido y quiero que así sea para toda la maldita vida, te lo dije hace unas semanas no te daré el divorcio ni ahora ni nunca.
Reí y negué con la cabeza.
—Eso es lo menos sano que he escuchado.
Sonrió.
—Lo sé, no me importa. No te dejaré ir, bonita. Eres mi esposa, mi mejor amiga y si quieres mi dueña.
Acaricié su rostro y me acerqué aún más a él. Sus manos bajaron de mi cintura a mis piernas y tiro de mí atrayéndome a él, me guio para subirme a regazo y lo hice sin oponerme.
Comenzaba a gustarme estar encima de él.
—¿Tu dueña?
Siendo sincera, aunque eso sonara un tanto... posesivo-obsesivo me agradaba de cierto modo. Creo que eso dejaba claro que estaba un poco jodida de mis facultades mentales. No me importaba.
—Ajá. Te pertenezco.
Quise ocultar mi emoción, aunque no creo haberlo logrado.
—¿No crees que es muy posesivo eso? —alce una ceja.
—Me interesa muy poco si es posesivo o no. Todo lo que venga de ti lo quiero, bueno o malo.
—¿Todo? ¿Estás seguro?
—Muy seguro.
Sonreí y cerré mis dedos en torno a su mandíbula. Me acerqué a él y lo besé con fuerza. Sus manos apretaron mi trasero.
—Me alegra darme cuenta que te estas acostumbrando a estar arriba de mí— dijo separándose un poco para poder hablar. Sonreí levemente y me encogí de hombros.
—Pues, te gusta que este arriba, creo que debo de acostumbrarme— respondí.
Él asintió dándome la razón y beso mi frente.
—Exacto, me encanta que estés arriba de mí, en diferentes contextos no solo en el sexo, así que estoy orgulloso de que estés acostumbrándote y dejando esa inseguridad.
Asentí levemente y besé su mejilla.
—Entonces ya deja de distraerme y déjame seguir con mi interrogatorio.
Soltó una pequeña risa y asintió.
—Bien, prosigue, bonita.
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Adler
—¿Y no te siguen molestando esos recuerdos o pensamientos? —cuestiono Chris con curiosidad mientras acariciaba mis nudillos.
Ella me hacía sentirme de formas que no podía explicar, no había sentido estas cosas con nadie, aunque en realidad no es como si hubiera estado con una gran cantidad de mujeres y aunque no fuera así, Chris siempre sería mi única opción.
—No, solo quedaron como lo que son; recuerdos.
Era cierto, había pasado demasiados años de todo eso. Nunca había llegado a más de pensamientos intrusivos.
Comenzaba a sentirme más vulnerable ante Chris, pero en realidad no era molesto, sino todo lo contrario. Me hacía sentir mucho mejor poder hablar con ella de esto, no me sentía juzgado, ella me escuchaba con atención y cuestionaba sobre alguna duda que tuviera.
Suspiré levemente y la observé unos segundos, su mirada estaba sobre las marcas de mi tórax.
Pensé en contárselo de una vez por todas y finalmente eso fue lo que hice.
—Son marcas de cigarrillo— comenté, ella levanto la mirada, sus ojos se encontraron con los míos, su mirada se suavizo —Las hizo mi madre.
Abrió los ojos un tanto sorprendida, siguió acariciando mis manos con calma.
—Estaba muy mal esa mujer— murmuró.
Asentí brevemente. No espero mucho, me abrazo otra vez. Su abrazo era cálido y reconfortante, inspire su aroma y disfrute de su ella, de su aroma y de su abrazo y de su cuerpo pegado al mío.
Maldita sea podía abrazarla para toda la maldita vida.
—Quisiera quitar todo el dolor que te causaron, Callen— murmuró. Besé su mejilla y le di media sonrisa.
Me pareció tierno lo que dijo, acaricie su mejilla y parte de su rostro. Ambos sabíamos que ella no podía cambiar nada de lo que había pasado, pero era tierno que quisiera hacerlo.
Besé su frente y moví los mechones rebeldes que cubrían sus ojos.
—Me causas mucha ternura, bonita.
Exhalo y se cruzó de brazos.
—Estamos hablando cosas serias, Callen.
—Estoy diciendo algo serio— respondí haciendo acopio de su postura. Ella negó con la cabeza demasiado divertida.
La conversación sobre cosas de mi pasado termino ahí, sin embargo, seguimos hablando sobre cosas banales, ella me contaba algunas cosas que le llegaron a pasar cuando era pequeña o durante su adolescencia.
Descubrí que había muchas cosas que había desconocido durante tanto tiempo sobre Chris, como sus pasatiempos adolescentes, sus clases de idiomas, la breve obsesión por los aviones, cuanto tiempo paso en el hospital gracias a su asma y la soledad en la que estuvo durante años.
En realidad, nunca había imaginado que Chris nunca hubiera tenido amigos, más bien no comprendía la razón. Ella no era difícil de querer se colaba en tu interior con facilidad, su alegría era contagiosa y a pesar de no ser muy extrovertida no era introvertida del todo había un punto medio.
Aun así, era estúpido que nunca tuviera amigos ¿Cómo no puedes querer a Chris cerca? Es ilógico, ella es increíble.
El hecho de que me contara eso solo me hizo caer en cuenta de porque siempre buscaba la aprobación de los vecinos, solo quería que ellos la aceptaran para no sentirse sola, no obstante, seguía pensando que ellos no valían la pena y el esfuerzo de Chris.
Para las tres de la madrugada por fin se había quedado dormida. La cubrí con las mantas y me acomodé a su lado.
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Christine
Había logrado escaparme de Adler antes de que despertara, por suerte había logrado conciliar el sueño por lo cual hice el menor ruido posible para no arruinar sus escasas horas de sueño, el necesitaba dormir y descansar.
Cuando salí de la casa le pedí a uno de los hombres de la seguridad de aquí que me llevara con su jefe, lo cual hizo. Kadeem ya me esperaba en su despacho.
Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, lo estaba y seguramente exageradamente.
—¿Y bien? —le cuestione mientras sacaba un sobre de uno de los cajones del escritorio. Comencé a jugar con mi cabello.
—Entrégasela a Ghost, él sabrá si la lee o no.
Me tendió el sobre él cual tenía la respuesta del laboratorio, antes de que yo le dijera algo o abriera la carta de Adler frente a él me tendió una hoja.
La hoja estaba membretada con el logotipo del laboratorio del sobre que me había entregado. Comencé a leer palabra por palabra.
Hasta que llegué a donde quería llegar.
Leerlo me sorprendió a pesar de que ya estaba casi segura de la respuesta.
La probabilidad de paternidad es de 99.99999999%
Dios. No estaba loca. Si era su padre.
Tome una respiración profunda, le regrese la hoja.
Su mirada estaba perdida, seguramente estaba un poco conmocionado por la noticia.
—¿En realidad no recuerda haberlo abandonado?
Le cuestione incrédula. Él alzo la mirada y me observó. Su mirada fue severa.
—Christine, no, no lo abandone, no sé quién es su madre. Ya te lo dije, la única mujer con la que estuve en mi estadía en Londres fue Elle.
Trague duro.
Eso sí me parecía más loco.
—¿Donación de esperma?
—Claro que no. La única opción es que Elle fuera su madre, pero sería absurdo— murmuró más para él que para mí —Pero no imposible.
Mordí mi labio inferior. No podía pensar en que Elle fuera la madre de Adler, aunque... no, no lo sé no quiero pensar en que ella es la madre de Adler.
—Gracias—murmuré y salí de su despacho. Fui directo a la casa. Para mi suerte él seguía dormido. Dejé el sobre encima de la mesita de noche y me dirigí al baño para mojar mi rostro y relajarme un poco. Necesitaba relajarme.
Inspire profundo y moje mi rostro un par de veces.
No sé cuantos minutos pasaron, pero los golpes a la puerta me sacaron de mi trance.
—Pasa.
La puerta se abrió dejándome ver a Adler, me dio una pequeña sonrisa.
—¿Qué pasa?
Cuestiono adentrándose al baño, se recargo en el lavamanos dándole la espalda al espejo. Suspiré y miré mis manos antes de hablar. Estaba buscando las palabras perfectas para decirle.
—Eh... hay una prueba de ADN sobre la mesita de noche, si la quieres revisar— murmuré. Todo su cuerpo se tensó y se alejó.
—Maldita sea— murmuró y salió del baño. Lo seguí. —Te pedí que no siguieras con eso, Christine, no me interesa saber lo que diga un papel— respondió mientras se sentaba en el bordo de la cama, paso las palmas de sus manos por su rostro llegando hasta su cabello.
En ese momento me detuve a cuestionarme si en realidad había estado bien lo que había hecho o si lo había jodido, Adler no lucia contento con la libertad que me tomé y tal vez tenía razón.
—Perdóname— murmuré mientras miraba mis pies—Pensé que sería algo bueno—
Escuché un suspiro y vi como estiro su mano en mi dirección.
—Ven anda— murmuró. Tomé su mano y me acerqué a él. Palmeo su pierna indicándome que ahí me sentara y eso hice. Una de sus manos rodeo mi cintura.
—Sé que no lo hiciste de mala fe, bonita— murmuró conteniendo la calma, aunque en realidad aun se le notaba tensó. Soltó mi mano y acaricio mi rostro y parte de mi cuello —No estoy enojado, Chris, solo... no lo sé, es muy complicado, hay muchos sentimientos en guerra y es difícil para mí.
Asentí levemente.
—Perdón— murmuré nuevamente. Me dio una pequeña sonrisa apenas notoria.
—Bésame y te perdonare— comentó con un dejo de diversión. Alcé un poco la cabeza y me acerqué para besarlo. Acaricie su cabello y lo bese con lentitud mientras acariciaba mis piernas.
Me separé de él y le di media sonrisa.
—¿Ya estoy perdonada?
Sonrió y beso mi mentón.
—Por supuesto, ahora vamos a ducharnos, tengo que hacer unas cosas antes de irme.
Asentí y me levanté.
Tardamos aproximadamente una hora en la ducha, cuando salimos Adler se acercó a la mesita donde estaba el sobre. La toalla aun envolvía sus caderas, mientras yo comencé a vestirme.
—¿Sabes el resultado? — cuestiono tomando el sobre entre sus dedos, me observó con curiosidad mientras comenzaba a vestirme.
Asentí. Miró el sobre nuevamente.
—¿Es bueno o malo?
—Debes verlo por ti mismo, Callen, tu sabes si lo lees o no— respondí terminando de vestirme. Soltó un suspiro y lo dejo nuevamente sobre la mesita de noche. No dijo nada más, simplemente comenzó a vestirse.
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Adler
Decir que estaba incómodo era poco. No había leído los resultados de la prueba y ni siquiera me había molestado en preguntarle a Chris como lo hizo, ella es demasiado inteligente.
Sospechaba lo que decía esa prueba, por la forma en la que Chris se comportó me lo dejo muy claro.
—¿Leíste lo que te entrego tu esposa?
—Claro que no. No me interesa lo que pueda decir un pedazo de papel— respondí mientras me ponía uno de los chalecos anti balas que me había brindado.
—No me sorprende. Tenías que sacar los genes de tu madre.
Me tensé al escuchar eso y me giré para encararlo.
—Vuelve a mencionar a esa mujer y a quien le meteré las balas por el culo hoy será a ti. No me interesa saber si compartimos genes o cómo fue que conociste a mi madre.
» No sé si lo recuerdas, pero estoy aquí porque mandaste a secuestrar a mi esposa para chantajearme para asesinar a alguien que seguramente tus guardias de quinta no pueden. No vine para averiguar sobre mi padre porque desde que tengo uso de razón ese pedazo de mierda me dejo con una maldita loca drogadicta, así que no vengas a hacer el papel de buen padre cuando ambos sabemos que no te importe ni un carajo—
Solté con irá. La frialdad en su mirada ni siquiera vacilo. Me gire dándole la espalda y termine por abrochar el chaleco.
—No sabía que iba a tener un hijo, de haber sabido que Elle...
Fruncí el ceño.
—¿Elle? ¿Qué tiene que ver aquí?
Nuevamente me gire para observarlo con confusión.
—¿Christine no te lo dijo?
—Le dije que no quería saber nada de eso.
—La única mujer con la que estuve en Londres fue Elle, no se quien carajos era tu supuesta madre, pero Elle fue la única mujer con la que estuve en Londres estoy muy seguro de eso.
¿Qué?
Tome una respiración profunda. Esto no podía estar pasando, ni siquiera tenía que estar aquí maldita sea.
Esto no podía afectarme, seguramente se había acostado con mi madre y ni siquiera lo recordaba, Elle no tenía nada que ver aquí.
—Esto está mal, joder— murmuré —Ni siquiera sabes quién es mi madre, no la recuerdas, ni siquiera digas cosas que no puedes confirmar—
—Me sorprende que tu esposa no lo haya notado, tienes unas cuantas similitudes con Elle y mira que esa mujer llegó afirmando que yo era tu padre, tiene muchas agallas esa mujer.
Tienes unas cuantas similitudes con Elle.
Claro que no, esas son estupideces.
—Ya para, maldita sea, no me interesa ¿En qué idioma tengo que decirlo? —solté molesto. Él me observó unos cuantos segundos y finalmente asintió.
—En fin, después de esto, sé que no quieres volver a verme en toda tu jodida existencia, pero...
—No hagas esa mierda, ni lo intentes, créeme que no volverás a verme después de esto así que no gastes palabras estúpidas.
Asintió sin decir más. Me dejo solo mientras cargaba las armas que usaría.
Uno de los guardias que iría conmigo ingreso al lugar donde estaba y comenzó a llevarse las armas.
Ni siquiera pasaron dos minutos cuando Dakari se coló en la habitación.
—Supongo que ya te vas— comentó mientras se sentaba sobre la caja llena de armas.
—Supones bien— respondí tajante.
—¿Y bien?
—¿Qué? —cuestione.
—¿Eres mi hermano? En esta casa todo se sabe, Ghost, madre está molesta con papá.
—No, no lo somos y eso no me interesa.
—Te pareces a él.
—¿Alguna vez te han disparado? —ella me miro haciéndose la ofendida, pero luego soltó una risa divertida lo cual me causo algo de confusión.
—De hecho, sí, no sería la primera vez, a veces es cansado vivir en una familia como esta— comentó mientras movía las piernas.
—Ajá.
Fue lo único que dije antes de salir de la habitación, pero ella era como una garrapata ya que escuché sus pisadas detrás de mí.
—¿Cómo debería de llamarte? ¿Hermano o Adler? —entrecerré los ojos y me giré para verla.
—Ghost, niña, no somos hermanos, solo estoy aquí para hacer un trabajo ya deja de molestarme— ella rodó los ojos.
—Christine habla muy bien de ti, y eres un ogro, pobre tiene que soportarte a diario.
Nuevamente me gire ignorando su comentario.
Pasaron unos cuantos minutos, estuvo detrás de mi hablando, esa mocosa hablaba hasta por los codos, era insoportable, seguramente no tenía amigos y por eso hablaba demasiado ya que no tenía con quien convivir o que se yo, ya estaba cansado.
Una hora después su padre a buscarme para informarme que nos iríamos en poco tiempo así que por fin se había ido Dakari.
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Por fin habíamos llegado al hotel. Le indique al guardia de Kadeem que es lo que haría cuando yo se lo indicara. Le di uno de los intercomunicadores.
Le explique qué es lo que tenía que hacer. Tome la jeringa y la llene con el veneno que me había conseguido. Guardé la jeringa en mi bolsillo y finalmente salí de la camioneta.
—Espérame donde te indiqué— le dije antes de cerrar la puerta. Este asintió. me adentré en el hotel, fue muy fácil pasar desapercibido entre tantas personas de traje.
Tome uno de los ascensores para subir al último piso, según la información brindada el primer guardia, al que podría desarmar primero sería al del pasillo del ascensor, por ende, me prepare para cuando las puertas del mismo se abriesen.
Cuando eso sucedió no tuve si quiera que salir del ascensor cuando el guardia apareció.
—Señor a menos que tenga invitación no puede estar aquí—
—Sí, lo siento, me equivoqué de piso— dije mientras él se acercaba para presionar el botón del primer piso.
Antes de que pudiera hacerlo lo tome del brazo tirando de él hacia adentro de la cabina. Golpee su tórax con mi codo, se quejó, pero antes de que pudiera hacer algo lo desmaye presionando la base de su cráneo.
En cuestión de segundos este se había quedado inconsciente.
Comencé a quitarle la ropa para vestirme con su uniforme. Unos pocos segundos después me puse la balaclava y por último el casco. Cargué las armas y escondí la jeringa en mi entre mi brazo y la manga de la camisa.
Moví el cuerpo a una esquina y dejé mi ropa ahí mismo. Salí del ascensor y me dirigí al pasillo de la sala, donde había más guardias.
—Ahora— murmuré en voz baja.
Una alarma comenzó a sonar por todo el pasillo, las luces se volvieron tenues. Las indicaciones de sacar a todos de la sala fueron inmediatas. En ese momento me adentre a la sala junto con otros guardias. Analicé con la mirada todo el lugar hasta que encontré a mi objetivo. De inmediato me acerqué a él.
—Señor tenemos que evacuar este lugar— le dije mientras sacaba lentamente la jeringa. Agradecí que la aguja fuera pequeña, ya que no iba a sentirla.
Coloque mi brazo sobre su hombro guiándolo a la salida.
—Hoffman esta inconsciente en el elevador. Hay una rata, búsquenla ahora, alguien revise quien encendió la alarma.
La voz de alguien resonó en el intercomunicador del guardia que había dejado inconsciente. No dude y clave la aguja en el cuello del objetivo, inmediatamente giro a verme.
—Ghost está adentro. Búsquenlo— ahora la voz de Elle fue la que escuche por el intercomunicador.
Solté al director. La primera fase del veneno era dejarlo sin habla por si pensaba gritar o decir algo.
—Sé que me estas escuchando, bastardo, no podrás salir de aquí. Mis hombres te van a atrapar, luego encontraran a Christine y haré que veas como es asesinada.
Evite tensarme o decir algo. Seguí caminando mientras me perdía entre las personas que salían de la sala.
—Vas a ver cada parte de su sufrimiento y rogaras para que la deje ir, Ghost.
Me estaba provocando. Seguramente estaba esperando a ver hablar a alguien, pero no pensaba caer en su juego, no ahora.
—Vas a rogar, Ghost, más te vale rendirte ahora.
Salí de la sala, en el pasillo no había guardias lo cual agradecí. Me dirigí a las escaleras se servicio y cuando estuve ahí le dije al guardia de Kadeem que me esperara en la puerta delantera. Mientras bajaba me quite el casco y luego la balaclava.
Cuando llegué a la primera planta todos estaban saliendo de ahí.
—Adiós, Elle.
Salí del hotel y me dirigí a la camioneta. Subí en ella e inmediatamente acelero.
—Hay agentes de la EISS en la casa del jefe— comentó mientras conducía. Solté una maldición. Me quite el intercomunicador del agente y lo lance fuera del auto.
—Sería de mucha ayuda si aceleras— murmuré mientras me quitaba la chaqueta del segurata al que desmaye en el ascensor.
En cuestión de minutos llegamos a la casa, el portón estaba abierto y había camionetas dentro.
—Estamos aquí— dijo él a través de un intercomunicador.
—Su esposa está herida, la señora esta con ella.
En ese momento sentí como me bajo la presión, trague duro y no dude en bajarme de la camioneta en ese preciso instante.
Ignore los cuerpos inertes en el suelo. Cuando llegué a la entrada ahí estaba Dakari.
—¿Dónde está?
—El doctor viene en camino, vamos— la seguí a través de la casa hasta que llegamos a una de las habitaciones. Ignore todo lo que había ahí dentro, solo me concentre en mi mujer.
—Chris— murmuré y me acerqué a ella, me arrodillé a un lado de la cama. Una pequeña sonrisa cubrió sus labios. Estaba pestañeando, se encontraba más pálida de lo normal y una gran mancha de sangre aumentaba en su abdomen.
—Llegaste.
Su susurró fue débil y apenas audible, sus labios estaban resecos y se veían más rojos debido a algunas gotas de sangre. Llevé mi mano a su abdomen y ejercí un poco de presión.
—Escúchame, bonita, estarás bien. No debí dejarte sola, perdón.
Murmuré y acuné su rostro con una de mis manos. Su piel estaba fría rozando lo helado.
—Te escuchas... muy lejos— murmuró con cansancio, sus ojos comenzaban a cerrarse y negué con la cabeza. Un nudo se formó en mi garganta y mis ojos se cristalizaron en ese momento.
—No, no, no, por favor, hazme caso, no cierres los ojos, escúchame, bonita. Te amo. Te amo maldita sea no te voy a dejar, no cierres los ojos por favor. Te necesito, Chris.
El pánico comenzaba a instalarse en cada parte mí, las palabras comenzaban a apilarse en mi garganta. Nunca fui alguien devoto o religioso, pero en este precioso momento comenzaba a creer que era buena empezar a rezarle a alguien o algo.
La idea de perder a Chris estaba rondando en mi mente y no era nada bonita, era destructiva y amenazaba con arrasar todo a su paso.
—Adler...
Murmuró. Tome sus manos las cuales estaban heladas.
—Te escucho, bonita.
Estaba seguro de que había desesperación en mi voz y me sorprendía que para este punto no se hubiera quebrado aún.
—¿Me... me amas?
Su voz se iba apagando poco a poco.
Asentí repetidas veces a modo de respuesta.
—Con locura, te amo tanto que a veces me siento frustrado de lo que me haces sentir.
En ese momento ella asintió con lentitud. Estaba desesperado, no sabía qué hacer, pero todo se volvió un caos en mi interior cuando sus ojos terminaron cerrándose. Su respiración fue casi nula.
—No, no, no, Chris— palmee su mejilla sin lastimarla—Abre los ojos bonita, por favor, no me dejes, no lo hagas.
Pero ella no reaccionaba. Todo se volvía peor en cada momento. Chris no reaccionaba. Comencé a darle respiración de boca a boca, pero nada funcionaba. Escuchaba ruido a lo lejos, pero eso no me importaba, la necesitaba, ahora, no quería perderla me negaba a una vida sin ella.
Me negaba a no tenerla cerca porque la amaba, la amaba con locura y la necesitaba con la misma locura. Ella no podía dejarme, no podía morir, aún tenía muchas cosas que hacer.
—Adler, llegó el doctor muévete— era Kadeem.
—Ella...
Mi voz inevitablemente tembló.
—Todo estará bien.
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