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Capítulo 13

EL MUNDO ES UN LUGAR PEQUEÑO
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Christine

Adler.
Él fue lo primero que me vino a la mente cuando vi al hombre que estaba en el escritorio.
Él se levantó y rodeo el escritorio. Era alto y tenía las facciones muy marcadas, muchas de esas facciones eran demasiado similares a las de Adler. Parecía ser un hombre de pocas palabras, serio y para nada amistoso.
En realidad, daba miedo, parecía ser el tipo de persona que te podía desaparecer y hacer que nadie preguntara por ti.
—Supongo que en unas pocas horas llegara él— comentó la mujer. Él la miró con una sonrisa. Maldita sea hasta la sonrisa era igual.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo inevitablemente. Esto era bastante raro.
Era más fácil decir que no tenían en común, como el tono de piel, la forma de la nariz, las arrugas y que su cabello ya tenía algunas canas.
—¿U-usted...?
Las palabras se quedaron en mi garganta por lo cual tuve que tragar duro. Su mirada regreso a mí. Me observó con calma, como si me analizara.
—Yo soy Kadeem Monsour.
El padre de Adler.
No tenía prueba alguna, pero que me parta un rayo sí no es familiar directo de Adler. Estaba casi cien por cuento segura de que era su padre, tenía que serlo, nunca había visto a una persona con tanto parecido a alguien y que no fuera familiar suyo.
—¿Cuántos años tiene?
La mujer me miró con curiosidad, ambos me miraron de la misma forma ante la forma tan abrupta con la que había preguntado.
No podía evitarlo, estaba a nada de entrar en una crisis gracias a esto.
—Cincuenta y seis— respondió con un dejo divertido y confuso.
Bien, la edad podía coincidir, pudo haber procreado a Adler cuando tenía veinte.
—Adler, él es su hijo, ¿Cierto? Por eso quiere traerlo hasta aquí— solté sin pensarlo. Él frunció el ceño confundido y luego miro a la mujer, quien se cruzó de brazos y lo miro con cara de pocos amigos.
—Te lo dije— reprocho ella mientras se acercaba a mí. Comenzó a desatar mis muñecas—Te dije que había un gran parecido— volvió a reprochar, a ella no parecía agradarle del todo esta situación. Qué bueno, porque a mí tampoco me agradaba.
Pero aquí lo importante es que no estaba loca, ella también lo notaba.
—No hay parecido
—Claro que sí, solo porque usted es más viejo, pero son idénticos— contradije acusatoriamente.
La tensión creció en el ambiente y estaba segura de que no era mi culpa, en este caso era culpa del desobligado de mierda frente a mí.
—Ella es su esposa, estoy segura que conoce a su esposo perfectamente para saber que tiene parecido contigo— le reprocho con ella—Quiero que pienses con que zorra te metiste que ahora resulta que él agente de cuarta es tu hijo— le soltó con veneno mientras le lanzaba el trozo de cuerda con el que me había atado las muñecas.
Salió de la oficina dejándonos solos.
Siendo sincera me había ofendido un poco que le dijera agente de cuarta, pero no quise decirle nada ya que no quería que me golpearan la cabeza otra vez, seguro y esta vez sí me mataban con el golpe.
Por la forma en la que ella le hablo me dejo claro que seguramente eran una pareja.
Él levanto la mirada observándome.
—Puedes tomar asiento— dijo mientras regresaba a su lugar. Dude por un momento, pero tome asiente frente a él.
—¿Sabes quién es su madre? —pregunto con un deje curioso. Negué con la cabeza.
—Solo sé que la maldita está muerta.
Frunció el ceño un poco extrañado por mis palabras. Dudo por unos momentos, se quedó en silencio. Esto se estaba volviendo demasiado raro, ni siquiera sabía con exactitud qué estaba haciendo aquí, pero esto era demasiado loco.
Demasiado que procesar e intentar organizar en mi mente.
—Hay una mujer...— nuevamente dudo, lo cual se me hizo raro más porque esta gente seguro que podía matarme en cualquier momento—Se llama Elleanor Beaufort sé que sigue viva. ¿Cuántos años dices que tiene Ghost?
Elleanor.
Tal vez ¿Elle?
—¿La directora de la EISS? —cuestione un poco confusa. Él se encogió de hombros.
—Bueno cuando la conocí era una agente común y corriente de la agencia, pero tenía mucha visión, no me sorprendería si hoy fuera la directora—
Mierda y más mierda.
—Tiene treinta y seis— repuse.
—¿No es mayor para ti? —lo miré con cara de pocos amigos.
—Eso a usted no le importa, mejor concéntrese en lo importante.
No sé en qué momento esto dejo de ser un secuestro y se volvió una búsqueda del hijo "perdido".
La puerta se abrió nuevamente, pero me sorprendió que no era la mujer quien entro, era un chico ni siquiera pasaba de los veinticinco.
—¿Por qué tienen los mismos ojos? — me queje en voz baja mientras frotaba mi rostro. Iba a volverme loca si seguía con esto, seguro eso ya era mi alucinación.
—Hakeem, estoy ocupado ¿Qué pasa?
—Perdón, papá, es que Dakari no responde mis llamadas y no sé encuentra— dijo él chico.
Todos aquí tenían el mismo acento raro.
—Fue al centro comercial, dijo algo sobre que estaba molesta contigo. Arregla las cosas con tu hermana por favor— su tono paso de ser tranquilo y pasivo a ser duro, no sonó como un regaño, más bien como un consejo, pero no sé, tal vez un consejo con un pequeño deje de orden.
Espera, ¿Él tal Hakeem y Dakari eran sus hijos?
La puerta se cerró a mis espaldas. Kadeem soltó un suspiro.
—Hace casi cuatro décadas conocí a Elleanor, recuerdo que ella fue la única persona con la que estuve por esos años.
—Espere, espere, espere. La madre de Adler murió hace mucho tiempo y esa maldita loca de Elle quiere matarnos— le dije poniendo mis brazos sobre la mesa.
Todo esto era un lío, además ¿Qué carajos tenía que ver su amorío con Elle?
—Sabía que un directivo quería la cabeza de Ghost, pero no sabía que era ella— respondió. Hice un ademán con la mano restándole importancia.
—Ese no es el tema. El tema aquí es, ¿Adler es o no su hijo?
Le dije con seriedad. Él frunció el ceño.
—Recuerda que aquí, tu eres la secuestrada, por favor— me dijo con un tono severo y amenazante. Nuevamente hice un ademán restándole importancia, en este momento ese era el menor de mis problemas.
Seguramente a estas alturas de la vida a Adler no iba a importarle demasiado quien era su padre, pero siendo sincera a mí sí me interesaba porque tenía demasiadas quejas, me importaba una mierda sí este hombre podía matarme en menos de cinco segundos. Pero si iba a matarme antes iba a decirle lo estúpidamente estúpido que fue al abandonar a su hijo.
—No me interesa, mejor haga memoria, debe de recordar si abandono a un niño, no creo que sea algo que se olvida de un día a otro.
Repuse mientras erguía mi espalda, puse mi mejor cara póker.
—No te da miedo la muerte ¿Cierto?
Si, maldita sea sí.
—Tengo asma y estas últimas semanas han querido balearme más veces de las que puedo contar con una mano, me estoy acostumbrando al peligro.
Ni siquiera entendía de donde sacaba esta parte de mí, pero ahí estaba intentando molestar a este hombre que posiblemente estaba al bordo de un paro cardiaco por su edad –aunque en realidad se veía muy bien de salud como para morir de un infarto– y que podría matarme en menos de diez segundos, pero necesitaba saber si era el padre de Adler o no.
—Eres muy valiente. Sino lo sabes soy uno de los hombres más peligrosos de África y Asia, puedo matarte tan rápido y enviarte en pedazos a tu familia.
Evité que el miedo me recorriera, me mostré fuerte no quería demostrar miedo.
—Y yo soy una mujer que sabe usar muy bien sus sartenes, sino pregúntaselo a Ozkard— respondí intentado sonar menos miedosa y luego saqué una carta que tenía guardada.
» No le conviene asesinarme. Adler lo buscará y créame lo asesinará de una forma muy mala y todos saldremos perdiendo aquí y no creo que le convenga a usted—
De verdad sentía que iba a matarme más por ser un grano en el culo que para sacar algún beneficio.
Inspiro profundamente.
—Un cabello. Eso necesitamos para la prueba de ADN.
Asentí levemente. Podía conseguirlo.
El mundo era un lugar pequeño, eso comenzaba a quedarme claro.

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Pasaron casi dos horas, me habían dejado en una habitación la cual estaba cerrada, pero tenía una buena vista perfecta hacía las pirámides. Por lo menos no estaba en un calabozo o algo por el estilo.
Estaba nerviosa y ansiosa, el medicamento para el asma apenas lograba tranquilizarme, necesitaba que esto terminara de una buena vez porque estaba volviéndome loca lentamente, más en esta habitación.
Ya no tenía forma de negar que extrañaba demasiado a Adler, eso me tenía demasiado intranquila.
Maldita dependencia.
La puerta se abrió de repente lo cual agradecí.
—Sígame por favor, los señores piden verla— me dijo uno de los guardias que seguramente estaban afuera de la habitación custodiando que no tratara de hacer una estupidez.
Salí de esta mientras lo seguía hacia el despacho de Kadeem.
El guardia me abrió la puerta dejándome entrar. Me adentré en el despacho. Antes de que levantara la cabeza sentí como unos brazos me envolvieron, el olor de Adler entro por mis fosas nasales y lo abracé con fuerza.
—¿Estas bien? —cuestiono en un susurró apenas audible. Asentí levemente mientras acariciaba su cabello.
Dios, lo había extrañado de una forma estúpida.
—Sí, todo bien— respondí con calma. Me separé de Adler y él giro para observar a Kadeem y su esposa de la cual desconocía el nombre.
Dios, esto era raro, tener a dos hombres que tenían un gran parecido en la misma habitación.
—¿Y bien? Estoy aquí ¿Por qué tantas estupideces para esto? —cuestiono Adler con cierto tono molesto.
—Necesitamos algo, Ghost. Eres muy conocido en el bajo mundo por ser de los mejores asesinos, ni siquiera eres conocido como agente, sino como uno de los mejores asesinos y bueno, necesitamos que asesines a alguien.
» Y qué mejor forma de atraerte a nosotros con algo que todo el bajo mundo sabe que es tu debilidad. Este es el trato Ghost, asesinas a nuestro objetivo y no la asesinamos a ella.
La miré ofendida ya que había dicho que no me iban a asesinar o por lo menos ella había dicho eso.
—¿Quién es el objetivo?
Observe a Adler quien había accedido con tanta facilidad.
—¿Qué? ¿Qué haces? —le cuestione un tanto molesta. Adler me volteo a ver con una ceja alzada y con una mirada de pocos amigos.
—¿Quién? —repitió la pregunta con severidad. Maldije y solté su mano. Por Dios, necesitaba que esto terminara de una maldita vez.
—Raphael Vezca. Dentro de dos noches estará en la capital.
—Bien, necesito armas y los planos del lugar donde estará— respondió con la misma severidad que antes.
—Bien, los llevaran a la casa de la piscina, se te entregaran las cosas que necesites y cualquier pendejada que intenten mis guardias tienen la orden de meterles una bala por el culo— informo Kadeem hablando por primera vez desde que yo llegué.
—Ajá.

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Adler

Como Kadeem dijo nos llevaron a la casa de la piscina y me entregaron los planos del hotel en el que iba a estar Raphael.
Maldita sea ahora resultaba que tenía que matar a estúpidos.
—Chris— le llame mientras dejaba de lado los planos del hotel. Ella alzo la mirada para observarme—Sé que no te gusta esto, pero hay algo más, ¿Qué pasa? —pregunte mientras me rodeaba la barra para llegar hasta ella.
—Te sonara una locura— murmuró mirando el suelo. Alce una ceja y tome su rostro.
En realidad, si me había sacado un buen susto que los egipcios la raptaran, ya que una buena fama no tiene, además de que nunca los había visto en mi maldita vida.
También mentiría si dijera que no me tranquilizo verla intacta ya que gracias a la fama que los egipcios tienen no estaba muy tranquilo sabiendo que cosas horribles podría hacerle y lo peor era que ni siquiera había asesinado a alguien que trabajara con ellos para que desearan vengarse.
—¿Qué es?
Ella dudo por un momento. Acaricie su rostro con cuidado.
—Es que... Dios, que complicado. En fin, hay mucho parecido entre Kadeem y tú, no soy la única que lo cree— fruncí el ceño. Sus palabras me descolocaron un poco, pero mi primera reacción fue reír. Seguramente era una broma, pero su mirada decía lo contrario.
—Es broma, ¿No?
Negó con la cabeza.
Okey. Esto no era bueno y seguramente solo era una ilusión óptica o algo por el estilo.
—Bonita, no. Simplemente no— respondí. Ella soltó un suspiro. Paso sus palmas por su rostro, la frustración era demasiado notoria lo cual solo lo hacía más preocupante.
—Yo también creí que era una locura, pero... no lo sé, son muy parecidos. Adler, simplemente sus ojos, maldita sea su maldito hijo tiene los ojos casi idénticos a los tuyos, te juro que tienen demasiadas similitudes. ¡Incluso su esposa lo cree!
Tome una de sus manos y la acaricie. Inspire profundo.
—Chris, aunque hubiera similitudes ¿Por qué tendríamos que ser familia? En el mundo hay demasiadas personas y puede haber personas con similitudes y no haberse visto en toda la vida.
» Además ¿Por qué mi madre conocería a este hombre? Digo, ella vivía en Londres, estoy casi seguro de que en ningún momento pudo haberlo conocido.
Respondí buscando la lógica de todo esto. Chris suspiro con cansancio.
—Lo sé, eso no termina de cuadrar, pero por favor, míralo y mírate a ti, tienen demasiadas similitudes.
Asentí levemente.
No sabía que pensar sobre esto. No esperaba nada de esto.
Después de un rato Chris fue a acostarse para intentar dormir, en cambio la curiosidad surco en mi interior. Una pequeña duda comenzó a crecer mientras me hacía vacilar. Observé el reloj de la pared.
Me prive de todos esos pensamientos. Me concentré en encontrar la entrada perfecta al hotel.
Si bien el hecho de que alguien pudiera chantajearme con Chris me molestaba demasiado. Además, ese «Todo el bajo mundo sabe que es tu debilidad».
Ahora la mitad de personas que querían matarme sabían que Chris era un buen medio. Repase mis manos por mi cabello y deje el plano a un lado.
Esto no estaba bien, para nada bien si soy sincero esa "debilidad" comenzaba a molestarme ¿Cómo es que alguien puede usar algo que quieres en tu contra?
Bueno pues parece que así son las cosas siempre.
Necesitaba dejar de hacer planes que creía que me beneficiaban cuando eran todo lo contrario. Supongo que Chris tuvo razón cuando me dijo que nada era discreto. Había considerado eso, pero conozco los movimientos de la EISS y nunca contemple que pudiera haber alguien que estuviera buscándome cercas de este lado del mundo.
Al parecer ese fue uno de mis errores. No contemplar más opciones por estar ocupado con el problema principal.
Después de unos minutos de no encontrar la concentración nuevamente decidí descansar un poco. Fui a la habitación y me acosté a un lado de Chris.
Estar en este lugar no me causaba nada de seguridad, había aprendido a no confiarme de todo y de todos, así que no estaba tranquilo estando aquí y lo único que me causaba algo de calma era Chris.
Sentí como se giró sobre la cama.
Acaricie su cabello y bese su rostro. No me importo despertarla ya que eso era lo que deseaba hacer. Ella se removió un poco y fue abriendo los ojos de poco a poco.
—Te extrañé— murmuré mientras seguía besando su rostro. Me dio una leve sonrisa, con una de sus manos acaricio mi cuello con cuidado.
—Yo también— murmuró un poco adormilada. Pestaño unas cuantas veces acostumbrándose a la escasa luz.
—Creo que mate a alguien, espero que no— murmuró con tanta calma que me hizo reír.
—¿Cómo que crees? —le pregunte con curiosidad. Ella se encogió de hombros brevemente.
—Es que cuando me aleje del hotel una camioneta me siguió, uno de los tipos de Kadeem se bajó y me jalo de la capucha, creo que lo golpee con la pistola.
» Me giré y como en ese momento creí que era el único loco que me seguía y al parecer nadie llamaba a la policía pensé en que primero él que yo.
Evite reír por eso último que dijo, que ciertamente ahora lo tomaba en forma de gracia porque era más fácil que molestarme ya que seguro en ese momento yo mismo hubiera asesinado al estúpido que se atrevió a tocarla.
Tampoco me sorprendió que se defendiera, por Dios, conozco a mi esposa y se dé lo capaz que es de hacer tantas cosas. En realidad, me sentía orgulloso de que siempre intentara defenderse ya fuera con palabras o ahora con acciones. Aunque parezca que Chris es frágil no lo es.
Es una maldita guerrera, tan inteligente como preciosa. Esa era mi chica.
—Ojalá que sí este pudriéndose en el infierno en este momento— respondí y me acerqué para besarla.
Tomo mi rostro entre sus manos y respondió mi beso con la misma desesperación que yo sentía por besarla.
Ella se alejó un poco. Siguió acariciando mi rostro y bese su mejilla.
—Adler— me llamó. Su voz fue baja, apenas audible, pero entre tanto silencio la escuchaba a la perfección.
—Te escucho.
Ella dudo unos segundos, pero finalmente habló.
—Te amo, te amo demasiado y seguramente te amé desde el momento en el que nos conocimos esa noche que llegaste a casa y ni siquiera sonreíste, solo fuiste amable.
Mi corazón enloqueció al escuchar esas palabras.
Esas dos palabras. Dos palabras que siendo sincero nunca había recibido las misma que creí nunca recibir. Tragué duro. Mi garganta se había secado y no sabía cómo responder a eso, pero estaba seguro de que sentía lo mismo.
En este preciso momento se notaba lo estúpido que soy con los sentimientos y con la mayoría de cosas cuando de emociones se trata.
¿Amaba a Chris? No tenía duda de eso, desde hace mucho tiempo me dije que lo que ocasionaba en mí no era normal, pero decirlo en voz alta y pensarlo eran cosas muy diferentes.
—Sé que no eres bueno con esto, Adler. No tienes que responderme. Solo quería que lo supieras— murmuró con tranquilidad.
En cambio, yo no estaba para nada tranquilo, no salía palabra alguna de mi garganta.
No sabía cómo describir lo que sentía en ese preciso momento, solo sabía que sentía amor por Chris. Mucho, tanto que sobrepasaba los límites de lo moral.
Nuevamente tome su rostro y la bese. A diferencia del primer beso este fue tranquilo, sin desesperación. Disfrute de sus labios y de la forma que acariciaba mi rostro y cuello.
Disfrutaba esto, este pequeño lapso de tranquilidad y calma que ella me causaba.
Se alejó de mí por falta de aire, coloco su palma sobre mi pecho y luego se deslizo por mi cuello hasta subir a mi rostro. Bese su mejilla y ella me dio media sonrisa.
—Tengo sueño— murmuró. Reí levemente y asentí.
—Lo sé, ya te dejaré dormir. Solo quería besarte antes de dormir— sonrió con ternura y finalmente me tomo del mentón y dejo un beso sobre mi mejilla. Me acosté a su lado de ella y me acerqué para abrazarla y sentir su cuerpo junto al mío.
Ella igualmente se acomodó dejando su cabeza cerca de mi cuello, con su respiración cosquilleando mi piel.

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Desperté tal vez dos o tres horas después de que me había dormido. Me sentía muy cansado, pero me forcé a levantarme.
Ni siquiera sentía que había dormido algo. era la misma sensación que tenía cuando estaba en el ejército, cerraba los ojos, sentía que me desvanecía en el sueño, pero en realidad estaba consciente de los sonidos que había a mi alrededor y lograba descansar un poco.
Me levante de la cama, Chris seguía dormida. Fui directamente a la sala donde había dejado anoche los planos.
Se suponía que alguien iba a llevarme al hotel, hotel en el cual darían una fiesta anual. La llevaban a cabo cada año en diferentes países. A esta fiesta asistían directivos del servicio secreto, de la CIA, de Osilyum, SISA, la FEDR y más agencias gubernamentales.
Ese tipo de eventos suele ser solo para los directivos, lo cual era algo muy reservado y "secreto" lo cual al parecer no había mucho secreto si la mafia egipcia consiguió esa información.
Me di cuenta que necesitaba más información y posiblemente más tiempo, ya que planear como infiltrarme en ese lugar no era nada fácil. Necesitaba más tiempo o más recursos que me facilitaran el ingreso al lugar.
Chris despertó más tarde, supuse que el hecho de ir de allá para acá la tenía demasiado cansada. Para la hora en la que ella se había despertado yo ya tenía una lista de invitados, la lista de donde estarían los guardias y posiblemente un buen plan en mente.
Tuve que investigar un buen rato sobre algunas cosas que pensaba usar, lo tóxicas que eran y cuánto tiempo tardaban en surtir un buen efecto.
Para casi las siete de la noche ya tenía el plan listo, solo necesitaba pulir unos detalles e informar lo que necesitaría.
Iba a ser fácil él asesinarlo, no tendría que mancharme las manos, pondría un poco de veneno inyectado, ni siquiera lo notaría, lo complicado sería colarme, pero había una ventaja a mi favor.
Tal vez Egipto y la SISA no estaban en buenos términos, pero para eso son las fiestas anuales, para hacer nuevas alianzas entre países o dar por terminadas otras, al parecer este año era aquí, en el Cairo, por lo tanto, la fuerza especial de este país iba a brindar la seguridad para el evento.
Su uniforme era negro y una balaclava les cubría el rostro por seguridad para ellos, por lo tanto, podría dormir por un rato a un guardia e infiltrarme como seguridad del lugar, mientras tanto necesitaba que alguien activara la alarma contra incendios para que evacuaran el lugar, supongo que para eso tendría que comentárselo a Amira, quien fue la mujer que me llamo después de que secuestraron a Chris, seguro que ella haría que alguno de sus hombres ayudara con su maldito trabajo.
La tercera y última parte del plan sería acercarme al director y simplemente inyectar el veneno, este haría efecto en menos de cinco minutos deteniendo su corazón por completo.
Finalmente saldría de ahí y podría llevarme a Chris de aquí. Salí de la casa para dirigirme a la casa principal.
Cuando fui recibido por Amira y Kadeem comencé a explicarles el plan.
Explique a detalle cada parte de este, les deje saber cómo iba a ser el modo de trabajo y que no quería ningún obstáculo, no tenía problema en trabajar bajo reglas, pero era ultrajante que estuvieran chantajeándome, aun así, mientras más rápido terminara esto más rápido nos alejaríamos de esta mierda total.
—¿No es básico envenenarlo? —cuestiono Amira. Kadeem solo callaba y observaba, a pesar de que él fuera la cabecilla de la organización era claro que ella era la mente maestra de todo esto.
—Tal vez. No obstante, necesito pasar desapercibido, tanto ustedes como nosotros no necesitamos más focos y no creo que llamar la atención sea lo conveniente para ambos— explique con tranquilidad intentando no sonar irritado por las preguntas.
» Además, creo que es más básico acorralarlo en un despacho para luego dispararle y usar un silenciador, lo cual sería mucho más complicado para infiltrarme en la fiesta, por si no lo recuerdan la SISA me está cazando y no dudo que el ejército también.
Kadeem aclaro la garganta, cuando mis ojos estuvieron en él las palabras de Chris llegaron a mi mente y me maldije internamente por traer esos recuerdos en este momento.
—Bien, supongo que tienes razón ¿Qué es lo que necesitas?
Le di la lista de cosas que iba a necesitar, incluyendo a alguno de sus hombres para que activara la alarma contra incendios. Luego de un rato de seguir afinando los detalles de mí plan regrese a la casa de la piscina.
Cuando entre fui directo a la habitación para encontrarme con Chris, pero no se encontraba ahí. Toque la puerta del baño y al no recibir respuesta entre.
Estaba vació. No quise sacar conclusiones así que regresé a la entrada y salí para preguntarle a los de seguridad.
—Antes de irme mi esposa estaba aquí ¿Saben dónde está?
—La señorita Dakari ha venido a verla, están en la piscina.
¡Genial! No solo era Amira, sino que ahora había una tal Dakari.
Masajee mi sien.
—Pueden decirme donde está la piscina— pedí.
Uno de los guardias me hizo una señal para que lo siguiera.
Me guio lo que parecía ser el patio trasero, caminamos tal vez cuatro minutos y luego llegamos a la piscina, la cual era bastante grande.
Chris estaba sentada en uno de los camastros y había una chica frente a ella. Tenía un parecido a Kadeem y su cabello era como el de Amira por lo que supuse que era su hija, ni siquiera parecía tener veinte años.
Me acerqué a Chris y puse mi palma sobre su hombro. Ella se sobresaltó y me observó. Sus facciones se relajaron y me sonrió.
—Te estaba buscando— murmuré.
—Ni siquiera notaste que había salido antes de que te fueras— fruncí el ceño. Mierda.
—Perdón, me disocie un poco— ella asintió levemente. Antes de que pudiera agregar algo o ella contestarme su acompañante se entrometió.
—Supongo que eres Ghost, mucho gusto soy Dakari.
Ciertamente ya me estaba cansando de que todo mundo me llamara Ghost, pero me repetí que era mil veces mejor que me llamaran por mi seudónimo que por mi nombre real.
Asentí levemente.
En realidad, no me interesaba para nada quien era ella, solo había venido porque quería encontrar a Chris, no para una absurda presentación.
—Bueno. Ya sabes quién soy.
—No sé tu nombre.
—No necesitas saberlo.
Casi rodé los ojos ante su insistencia.
—Lo descubriré.
—No me interesa.
Respondí mientras seguía acariciando el hombro de Chris.
Chris levanto un poco la cabeza para observarme.
Unos minutos después terminamos en la casa nuevamente.
—Ella se parece a ti— comentó mientras se quitaba la blusa para meterse a la ducha. La observé unos segundos, su figura, su cintura y sus caderas anchas.
Maldición como me volvía loco esa mujer.
Relamí mis labios y me levanté.
—No hay que hablar de eso, por favor— murmuré mientras envolvía mis brazos en su cintura y la pegué a mi pecho con algo de brusquedad. Ella jadeo y me miró sobre su hombro.
—Que tosco.
—¿Dejo de serlo?
Negó con la cabeza y se giró entre mis brazos. Me dio una leve sonrisa y toqueteo mi pecho levemente.
—¿Qué te parece si compenso haberte descuidado todo el día mientras nos duchamos?
Ella mordió su labio inferior, desabrocho los primeros botones de mi cabeza y asintió.
Ambos entramos al baño. Antes de que pudiera comenzar a desabrochar su sostén tire de ella nuevamente.
—Oye déjame a mí— murmuré. Ella me dio media sonrisa y dio un paso hacia delante para dejar un pequeño espacio para que pudiera desabrochar su sostén.
Pase las yemas de mis dedos por su espina dorsal hasta llegar al broche. Su piel se erizo y sonreí levemente. Desabroche el sostén y se lo quite dejando sus tetas al aire. Bese su cuello mientras tocaba su abdomen ascendiendo hasta llegar a sus senos y comenzar a amasarlos con mis manos.
Inmediatamente soltó un gemido y dejo caer la cabeza contra mi hombro.
Sentí como mi polla comenzó a endurecerse contra mi pantalón.
Comencé a besar su hombro, moví su cabello hacía a un lado y seguí besando por su hombro siguiendo hasta su espalda, me puse de cuclillas y seguí besando su cuerpo. Me aleje un poco y la gire haciendo que quedara frente a mí. Bese su abdomen, mordisquee su piel y ella jadeo.
—¿No crees...que llevas...mucha ropa?
Murmuró entre gemidos mientras desabrochaba sus jeans. Alce la mirada para observarla. Asentí levemente y me levanté. Comencé a desabrochar mi camisa para finalmente quitármela. Sus manos se posaron sobre mi pecho hasta descender a mi abdomen.
El simple roce de sus dedos era suficiente para causar demasiados estragos en mí y en mí cuerpo.
Ella se acercó a mí. Se colocó de puntillas. Una de sus manos acarició mi cuello, acercó su rostro al hueco de mi cuello. Inevitablemente gemí al sentir sus labios besar mi piel.
Su mano libre se mantuvo contra mi abdomen. Sus labios se movieron hasta mi garganta, nuevamente ese sonido vibro en mi pecho. Sonreí satisfecho, sus besos descendieron por mis clavículas, acaricié su cabello.
—Oye esto me gusta— murmuré.
Ella levanto la mirada y me dio una sonrisa tierna. Dios, esta mujer iba a matarme un día de estos. Conforme sus besos descendían solo sentía como mi polla luchaba por salir se mi pantalón.
Sus dedos iban descendiendo conforme ella iba bajando hasta llegar a mi abdomen.
Por Dios. Estaba disfrutando demasiado esto. Acaricio mi abdomen con cuidado repasando sus dedos por las venas que resaltaban cerca de la V de mis caderas.
Finalmente termino hincándose frente a mí. Jugueteo con la hebilla de mi cinturón hasta que finalmente lo desabrocho, siguió con el botón de mi pantalón.
Nuevamente gemí al sentir su palma acariciar mi polla por encima de la tela del bóxer.
—No te imaginas como he imaginado este momento— murmuré con la voz cargada de excitación. Nuevamente ella me miró con una sonrisa en sus labios. No dijo nada, pero beso mi falo por encima de la tela.
Otro gemido.
Finalmente bajó mi bóxer junto con el pantalón. Tomo mi miembro erecto, si seguía así iba a dejarme sin garganta por tanto gemir.
Era demasiado adictiva y deliciosa la sensación de sus manos tocándome, no podía imaginar cómo sería cuando estuviera en su boca.
Beso el glande con ternura. Otro gemido.
—Nunca he hecho esto— murmuró.
Inmediatamente baje la mirada. Dios, esto no podía ir mejor.
—Ay bonita— murmuré. No me sorprendía demasiado eso, pero siendo sincero no había pasado por mi mente en este momento —¿Quieres que te enseñe?
Ella asintió mientras relamía sus labios.
—Pon una de tus palmas sobre mi muslo y con la otra vas a tomar el falo. Cualquier cosa que no te guste golpeas mi muslo— ella asintió.
—Abre la boca y vas a cubrir tus dientes con tus labios.
Asintió levemente mientras acataba mi indicación, sus dedos se cerraron alrededor de mi falo. No tuve que decírselo cuando comenzó a meterse mi falo en la boca. Gemí levemente al sentir la calidez de su boca.
—Relaja tu garganta, no pienses en eso, solo relaja tu garganta como si fueras a pasarte una pastilla.
Asintió levemente. Sus movimientos eran lentos. Recogí su cabello con una de mis manos y comencé a guiarla poco a poco, lentamente. Presiono su lengua contra mi falo, luego de eso comenzó a apresurar sus movimientos, podía sentir como su saliva mojaba mi polla.
Nuevamente gemí cuando ella comenzó a besar mi polla.
Sus tiernos ojos me observaron con lujuria y quise levantarla y follarla hasta que dejarla adolorida.
Nuevamente llevó mi polla a su boca, conforme pasaban los segundos comenzaba a tomarla con más rapidez, casi como toda una experta.
—Bonita— gemí—Dios, esto es increíble— murmuré—Pero levántate y gírate— le ordené. Ella asintió levemente, dejo un beso en mi glande y se levantó. Se giró colocando sus palmas contra el lavamanos. tire de sus jeans y sus bragas ayudándole a sacárselos, yo termine por sacarme la ropa.
Abrí sus piernas con mi rodilla, llevé una de mis palmas a su coño y la toque con lentitud sintiendo como mis dedos resbalaban con facilidad debido a su humedad.
—Eso es, buena chica. Me vuelve loco que te mojes tan rápido.
Tome mi polla y la coloque en su entrada mientras que con mi otra mano la tomaba del cuello. Gimió levemente y en ese momento me enteré en su interior de golpe. Soltó un chillido y me quedé quiero unos segundos. Me incline sobre ella y bese su cabello.
Sus paredes se contrajeron y solté un gemido, se sentía como si me masturbara. Besé su hombro y comencé a moverme.
Con cada embestida ella gemía. Sentía como se contraía alrededor de mi polla. Clave mis dedos en su cadera gemí levemente y seguí embistiéndola con fuerza.
—Adler.
Gimió. Maldición cada que me llamaba por mi nombre activaba algo dentro de mí. Nunca me había gustado tanto que alguien me llamara por mi nombre como cuando Chris lo hace.
—Eso es, bonita, sigue gimiendo mi nombre.
Salí de su interior escuchando una protesta de su parte. La giré y la besé. Ella envolvió sus brazos alrededor de mi cuello. La tome por las piernas y la levante. Ella soltó un chillido y la penetre nuevamente.
Gimió en mi boca y comencé a embestirla nuevamente.
Bese su mandíbula. Sus gemidos hacían eco en las paredes del baño.
Sentí como se contrajo nuevamente, sus uñas se clavaron en mi piel y jadeé levemente al sentir el placentero dolor de sus uñas clavándose en mi piel.
Su cuerpo se contrajo y se pegó a mi pecho, no paso mucho cuando sentí como mojo mi polla, gimió y se apretó contra mi cuerpo.
Dejo caer la cabeza hacía atrás, di unas cuantas emboscadas más hasta que finalmente me corrí en su interior. Ambos gemimos y tome su rostro para besarla.
—Me vuelves loco, Christine, en todos los sentidos.

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