En una noche fría y oscura, un pequeño fantasma se cuela por las ventanas abiertas de una casa grande a las afueras de la ciudad.

La casa huele a humedad, se nota que no ha sido habitada en mucho tiempo, perfecta para su misión, el fantasma prepara todo, cuelga algunas telarañas innecesarias por aquí y por allá, hace que la temperatura del lugar desciende varios grados y hace estallar el tablero de control para mantener la casa en penumbras.

Decide que su cuarto será el ático, como un fantasma tradicional, es cómodo, encuentra varias antigüedades, inclusive hay una cama, es como si alguien hubiera dormido ahí, el techo es una gran ventana por el que se ven las estrellas brillar, el fantasma piensa que es hermoso.

Espera pacientemente a que aparezca su víctima, ha estado practicando sus mejores trucos para este momento, y para su sorpresa de hecho no tiene que esperar mucho.

Un chico alto con una maleta en mano entra a la casa, intenta encender la luz, no funciona, si le molesta o no, no lo demuestra, da unos cuantos pasos y su cabeza pasa a través de una telaraña, solo sacude un poco la mano para quitarla, "Debo hacer más limpieza" dice en voz alta, pero sigue su camino.

Hace un frío inusual, más que en el exterior, la calefacción no funciona, pero su cara dice expresamente que está demasiado agotado para preocuparse por eso.

Recorre los pasillos con la sensación de que alguien lo observa, piensa que tal vez es su gatito, aunque no lo ve por ningún lado.

Sube las escaleras del ático y cae pesadamente en la cama, bota sus zapatos con ayuda de sus pies, es tan alto que sus pies sobresalen del colchón pero no es algo que le importe y por fin cierra los ojos cayendo en un pesado sueño del que no piensa despertar hasta el siguiente día.

El pequeño fantasma está confundido, hay un chico viviendo ahí, en el cuarto que escogió y además no se inmuta con ninguna de sus trampas aunque siendo sinceros tampoco fueron las mejores, así que piensa en algo más.

Causar pesadillas es de sus cosas favoritas, se acuesta a lado del humano, de todas formas ya había decidido dormir ahí, coloca una mano en la mejilla del alto y cierra los ojos para concentrarse en entrar en sus sueños.

Es un fantasma, es difícil para él sentir emociones, pero el sueño lo atrapa pronto, no tiene forma definida, es como entrar en un inmenso mar azul, algo en el pecho del fantasma de remueve, de repente el mar se agita y se vuelve oscuro, hay algo en esa oscuridad que no logra ver del todo pero le asusta, más que una persona parece un sentimiento que quiere acabar con todo, tristeza y soledad, eso es lo que se acerca.

Él ya no quiere estar ahí, quiere alejarse, quiere correr, pero la marea es fuerte, lo arrastra y sólo lo hunde más y más, ahora todo es negro no puede ver nada, la desesperación lo invade ¿Por qué no puede escapar?

¡Sal de ahí pequeño fantasma!

El fantasma abre los ojos abruptamente, su pecho sube y baja abruptamente, él tampoco necesita respirar, sin embargo el sueño fue tan real que aún siente la sensación de ahogarse.

Mira fijamente al humano a su lado, él sigue dormido con el ceño fruncido, ahora su curiosidad por él es mayor, y aunque él casi no puede sentir emociones siente algo parecido a la lástima por él.

Se acomoda boca arriba mirando a las estrellas, parece que su misión es más difícil de lo que pensaba.

Claro que el humano no temía a los monstruos del exterior, cuando los monstruos más aterradores vivían dentro de su cabeza.

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